domingo, 8 de mayo de 2011

Parashá 32 BeHar

Parashá 32 BeHar (Vaikrá 25: 1 – 26: 2)

Tema: “Servir con Alegría”.

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (25:1-18): El año sabático de descanso de la tierra. El año del iobel (jubileo). Leyes referentes a la honestidad en el comercio.

Segunda aliá (25:19-28): La bendición Divina en el año del iobel. La recuperación de las tierras.

Tercera aliá (25:29-38): Las leyes de las ciudades amuralladas. La ayuda al necesitado y leyes de préstamos.

Cuarta aliá (25:39 - 26:9): Las leyes de los esclavos de los judíos y de los gentiles. La recompensa por el cumplimiento de los preceptos.

Quinta aliá (26:10-46): El castigo por la desobediencia. La destrucción y el arrepentimiento.

Sexta aliá (27:1-15): Las leyes de las valuaciones caritativas de las personas. Valuaciones caritativas de los animales.

Séptima aliá (27:16-34): Valuaciones caritativas de las tierras. Leyes varias referentes a distintas obligaciones monetarias y donaciones.

Introducción:

Los primeros temas que encontramos en parashat Behar son los preceptos relacionados con el año séptimo - entre ellos la mitzvá de reposo de la tierra durante un año, en hebreo: la mitzvá de la shemitá - y los preceptos relacionados con el año número cincuenta, el año del iobel, después de siete ciclos de shemitot.

"Habló D'os a Moshé en el monte Sinai diciendo: Habla con los hijos de Israel y diles: Cuando vengan a la tierra que Yo les doy a ustedes, descansará la tierra un descanso para D'os" (25:1-2).

Inmediatamente al comenzar a leer la parashá encontramos un dato extraño en el texto, ya que rara vez la Torá nos dice dónde fueron dadas las mitzvot. Es por eso que Rashí (Rabí Shelomó Itzjaki, 1040 - 1105) nos trae en su comentario de la Torá, las palabras del Midrash Torat Cohanim, que haciéndose eco de este detalle pregunta:

"¿Qué relación especial tiene la mitzvá de la shemitá con el monte Sinai? ¡Todas las mitzvot fueron ordenadas en el Sinai!".

A lo que responde el Midrash:

"Así como en la shemitá fueron ordenados hasta sus más mínimos detalles en el Sinai, asimismo respecto de todas las mitzvot fueron ordenados hasta sus más mínimos detalles en el Sinai" (25:1).

El Rav Iosef Sorotzkin en su libro "Mégued Iosef" nos explica que existe una gran enseñanza relacionada con estos dos preceptos, es decir la shemitá y el iobel.

Nosotros vemos que en el año de la shemitá los campos de los ricos dejan de tener el estatus de propiedad privada para que los pobres puedan tomar todo lo que crezca en ellos en ese año, y también se borran las deudas que los pobres hayan contraído al pedir dinero prestado de los ricos. Por otro lado, en el año del iobel los campos vuelven a sus antiguos dueños - que necesitaron venderlos por la pobreza - y también los esclavos quedan libres en ese año.

No debemos pensar que esta clase de ideas "revolucionarias" fueron una exclusividad de la Torá. También entre los otros pueblos se han creado, en distintas épocas, movimientos basados en estos sublimes ideales. Pero aquí está la diferencia: así como estos grupos surgieron entre los distintos pueblos, ellos también desaparecieron, y solamente la mitzvá de la shemitá sigue existiendo para siempre en el seno del pueblo de Israel.

La pregunta es: ¿por qué desaparecieron? La razón para explicar su desaparición es que aquellos movimientos fueron creados a partir de determinadas ideas, pero con el correr del tiempo las personas que los formaban comenzaron a discrepar en lo referente a los caminos que debían adoptar para llegar a cumplir sus objetivos, y a veces tampoco se ponían de acuerdo en los ideales mismos, ya que lo que para uno estaba bien para el otro no. Es por eso que se perdieron en el olvido, puesto que algo que está expuesto a diferencias de opiniones y cambios, no puede tener perdurabilidad.

Pero no así ocurre con la Torá. En ella no existen sublimes "ideales" éticos, sino 613 mitzvot solamente, y por cuanto que las mitzvot no están expuestas a cambios o interpretaciones, nuestra Sagrada Torá es eterna e incambiable.

Y ahora podremos entender mejor las palabras del Midrash que citamos anteriormente:

"¿Qué relación especial tiene la mitzvá de la shemitá con el monte Sinai?… Así como en la shemitá fueron ordenados hasta sus más mínimos detalles en el Sinai, asimismo respecto de todas las mitzvot fueron ordenados hasta sus más mínimos detalles en el Sinai" (Torat Cohanim 25:1).

Al estudiar la mitzvá de la shemitá podríamos habernos confundido creyendo que ella no fue ordenada por D'os en el monte Sinai, sino que es simplemente un lindo ideal que también existe entre los pueblos. Pero al ver que los detalles de esta mitzvá son inmutables, queda demostrado que D'os los ordenó en el monte Sinai, y también enseñan sobre la eternidad y la Fuente Sagrada del resto de las mitzvot.

Y es por eso que la Torá quiso escribir específicamente que esta mitzvá fue ordenada en el monte Sinai por D'os, para que de ella podamos aprender que también las 612 mitzvot restantes fueron ordenadas en el monte Sinai junto con todos sus detalles.

Desarrollo:

"Servir con alegría"

Con la parashá de esta semana llegamos al final del Sefer Vaikrá. El "estilo" de Bejukotai marca de alguna manera una separación de las otras secciones de Vaikrá, y verdaderamente de toda la Torá. En lugar de la narrativa o de la escritura legal a la que nos hemos acostumbrado, la parashá Bejukotai contiene una extensiva "tojejá" - reprimenda. Aquí, se le pide al hombre que siga el camino de la Torá en ley y espíritu, y le es advertido de las consecuencias que traerá el abandono de la Torá y de D'os. Esta es una de las principales "tojejot" en la Torá; la otra está al final del Sefer Devarim.

El contexto de la tojejá al final del sefer Devarim - antes de que el pueblo entre a la tierra - parece natural y entendible: en la víspera de ese enorme evento, cuando el pueblo judío enfrentaba la responsabilidad y el desafío de su encuentro con los pueblos de la Tierra Prometida, la Torá impartió extensas advertencias para que sigan la orden de la Torá, y no se desvíen de la palabra de D'os. Por otro lado, la sección de tojejá aquí en Bejukotai no está puesta en un contexto apropiado, al estar en el medio de la Torá, cuando aún queda por ver los libros de Bamidvar y Devarim. Sin embargo, debemos recordar que los judíos originalmente no iban a deambular por el desierto durante cuarenta años; en verdad el decreto que declara que el viaje se extenderá no fue hasta después del episodio de los exploradores, el cual no ha ocurrido aún en la narrativa. En este momento en el texto, en la finalización de Vaikrá, los judíos deberían estar preparándose para entrar en la Tierra Sagrada. Entonces, la tojejá aquí es similar en su contexto a la tojejá que aparece al final del libro de Devarim.

A pesar de que ahora entendemos por qué estas secciones son enseñadas al pueblo en estos momentos en el desierto, nos queda una pregunta más: ¿por qué estas secciones fueron archivadas para la posteridad, especialmente cuando los judíos no entraron a la tierra como fue el plan original de D'os? El Rambán señala este tema en su comentario a Bejukotai:

"Y sepan que todas estas maldiciones se refieren a la destrucción del Primer Templo" (Rambán Bejukotai).

La fuente del Rambán está realmente en el Zohar:

"Esta dicho (tenemos una tradición) que las maldiciones en Torat Cohanim (Vaikrá) se refieren a la destrucción del Primer Templo, mientras que las maldiciones escritas en Mishné Torá (Devarim) se refieren al Segundo Templo. Las maldiciones en Vaikrá contienen garantías, y muestran el amor que D'os tiene por el hombre… Las maldiciones en Mishné Torá, no contienen esas garantías o palabras de consuelo [que un día la redención llegará]… y nadie supo como contestar esta pregunta" (Zohar Jadash Ki Tavó 59c - 60a).

Nuestra conclusión debe ser que, de acuerdo con el Rambán, existe un paralelo entre el plan original de D'os - de traer al pueblo a la tierra de Israel y la Primera Mancomunidad que surgió muchos años más tarde. Más aún, existe un paralelo entre el Segundo Templo y el segundo plan descripto en Devarim. A pesar del hecho de que estas secciones fueron relatadas en un específico contexto a una audiencia específica, ellas están escritas en la Torá porque contienen información que será vital para futuras generaciones.

Un número de secciones en el Talmud cuenta varias razones para la destrucción de los dos Templos y los exilios subsecuentes; claramente algo tan importante como el "Jurbán" puede tener múltiples causas. La enseñanza más famosa respecto de las destrucciones están registradas en el Talmud en Iomá 9a-b, basadas en la Tosefta en Menajot, la cual yo cito por razones de claridad:

"Rabí Iojanán Ben Tortá dijo: '¿Por qué fue Shiló destruida? Por la degradación de las cosas sagradas que había dentro de él. ¿Jerusalem, el Primer Templo por qué fue destruido? Por la idolatría, el libertinaje sexual y el derramamiento de sangre. Sin embargo, el último (más reciente de los Templos), nosotros lo conocimos: ellos eran estudiosos de Torá y eran cuidadosos con los diezmos. ¿Por qué fueron exiliados? Porque ellos amaban el dinero, y el hombre odiaba a su prójimo, lo que nos enseña que cuando el hombre odia a su prójimo es tan grave ante D'os como lo es la idolatría, el libertinaje sexual y el derramamiento de sangre" (Tosefta Menajot 13:4).

Las razones para el jurbán enumeradas por Rabí Iojanán ben Tortá han entrado dentro de la conciencia de la comunidad judía, hasta el punto que nosotros esperamos alguna referencia a estos pecados imputables en el texto Bíblico que puedan probar la teoría del Rambán.

Un análisis de la tojejá en Bejukotai revela una palabra, la cual es repetida una y otra vez, para describir el tipo de comportamiento que llevará a la destrucción:

"Si ustedes caminan detrás mío "bekeri" y no Me escuchan…" (26:21).

El término "Bekeri" es usado más de siete veces dentro de una pequeña extensión de texto en nuestra parashá (21,23,24,27,28,40,41), y nunca más es mencionado en toda la Torá. La palabra, en este contexto, significa "obstinación" o "indiferencia". La implicación es que todas estas terribles maldiciones resultarán si obviamos a D'os. La visión mundial que resulta de la actitud del obstinado o el indiferente es una visión en la que D'os deja de ser una parte integral de la vida del individuo. Este es el comienzo de un proceso que puede llevar a una conclusión mucho más peligrosa: cuando D'os es olvidado, el hombre deduce con su propio pensamiento que la vida no es más que una serie de coincidencias. Él cree que no hay una mano Divina guiando su existencia personal o los distintos hechos de la historia del mundo; la conclusión de tal visión es ateísmo. La Torá le adjudica esta forma de ver el mundo a Amalek:

"Recuerda lo que Amalek te ha hecho; cuando tu has dejado Egipto. Cuando ellos "aparecieron" (karejá) ante ustedes en el camino" (Devarim 25:17-18).

El término "karejá" deriva de la misma raíz que "kerí". Rashí explica el término karejá como "un término de coincidencia". El corto comentario de Rashí enseña que el poder espiritual de Amalek emana de un punto de vista de que todo es coincidencia, destino ciego sin sentido, y que no hay un significado más elevado o grandioso de la vida. Cuando los judíos cayeron en una perplejidad espiritual, ellos fueron susceptibles al ataque de Amalek. Cuando los judíos se comportaron como Amalek, el verdadero Amalek apareció. Los judíos en el desierto fracasaron en apreciar la Presencia Divina que los envolvía y los protegía, y se convirtieron en sus propios enemigos; ellos se convirtieron en Amalek. Es por eso que el verdadero Amalek apareció y los atacó. Su único recurso fue rezar a D'os, una expresión explícita de fe y reconocimiento de la existencia de un Ser Divino.

"¿Las manos de Moshé hacen la guerra?… Esto nos enseña que todo el tiempo que los judíos miraban hacia el cielo, y dirigían sus corazones hacia su Padre en los cielos, ellos eran victoriosos; si no ellos fracasaban [en la batalla]" (Mishná Rosh Hashaná 3:8).

Nosotros vemos que la Mishná puntualiza que no fue una intermediación mágica por parte de Moshé lo que trajo la victoria en la guerra contra Amalek, sino el rezo de las personas. El pueblo había fracasado en apreciar correctamente a D'os, ellos lo obviaron. La actitud opuesta, como se expresa en el rezo, enmendó la desavenencia entre ellos y D'os.

Ahora en la tojejá el pueblo es advertido de no llevar una vida basada en la filosofía de la coincidencia, porque este enfoque - el ver el mundo sin D'os - es el primer paso hacia un abandono de todos los valores. Esta idea está expresada en una Tosefta (Shavuot 3:6) que pregunta: "¿quién es el hombre más peligroso?" La Tosefta responde: el ateo, aún si es un hombre moral, es más peligroso porque no hay bases para su moralidad. En los ojos de la Tosefta, el ateo moral de hoy puede ser el asesino del mañana. Los judíos que no sintieron ninguna conexión con D'os, se encontraron rápidamente alejados de D'os hasta el punto que la idolatría, el libertinaje sexual y el derramamiento de sangre, no sólo que no eran ya tabú, sino que se habían convertido en una norma. La expresión del Talmud sobre este fenómeno es fascinante:

"El Templo fue destruido… porque no decían la bendición antes de estudiar Torá" (Nedarim 81a).

Esta fuente parece difícil de entender. Si los judíos de ese tiempo estaban activamente envueltos en el estudio de la Torá pero simplemente se olvidaron de decir las bendiciones apropiadas, ¿la consecuencia debe ser este terrible jurbán? El Talmud, usa esta conciso lenguaje para señalar una "secularización" de lo que debía ser sagrado: alguien que no dice una bendición antes de estudiar está haciendo una declaración sobre su aprendizaje. La Torá estudiada de esta manera es algo mundano: puede ser algo intelectualmente estimulante, pero no es parte de un diálogo con lo Divino. La persona que puede aprender y no siente el hálito de la Eternidad en su cara, un poco del cielo, de santidad, está perdiendo la esencia del aprendizaje. Sólo aquellos que han creado la ruptura en sus mentes entre ellos y el rol personal de D'os en sus vidas pueden olvidarse de decir una bendición antes de estudiar, y transformar un posible viaje con el D'os eterno en un ejercicio meramente intelectual.

Ahora podemos volver a mirar la enseñanza del Rambán y la tradición Talmúdica respecto de la destrucción del Primer Templo. La conexión entre la actitud de "obstinación" o "indiferencia" de "keri" y la total ruptura de la moralidad de la sociedad judía que llevó a la destrucción, se hace más clara. Sin embargo, la destrucción del Segundo Templo plantea un desafío aún más serio: nuestra tradición nos enseña que la causa de la destrucción fue "el odio gratuito" que prevalecía en ese tiempo. En la segunda tojejá, la Torá nos da una clara razón para las calamidades que han recaído sobre nosotros:

"Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán y te alcanzarán hasta destruirte, puesto que no has escuchado la Voz de tu D'os, para observar Sus preceptos y Sus leyes, las que Él te ha ordenado" (Devarim 28:45).

La Torá nos informa en términos claros e inequívocos, cuales son las deficiencias espirituales que causarán que la tojejá se haga realidad. ¿Cómo es que el fracaso en servir a D'os con alegría se relaciona con el odio gratuito, el cual se nos enseña que es la causa de la destrucción del segundo Templo? Yo escuché a Rabí Iojanán Zweig explicar la conexión, puntualizando a la única persona en el Tanaj descripta como alguien que tuvo la característica de "alegría y contentamiento de corazón":

"Entonces Hamán salió aquel día alegre y con un corazón contento" (Ester 5:9).

Qué extraño que Hamán, el más famoso de los descendientes de Amalek, sirve como un prototipo de comportamiento apropiado! El hecho es que Hamán tenía todo el derecho de estar feliz: la reina lo había invitado a una segunda fiesta privada, con el rey y la reina solamente. Él se vió a si mismo como un hombre exitoso. Indiscutiblemente no había un hombre más rico y poderoso en todo el reinado, y Hamán lo sabía.

"Cuando él llegó a su casa él llamó a sus amigos y a su mujer Zéresh, y Hamán les contó a ellos la gloria de sus riquezas…" (Ester 5:10).

Hamán tenía todo a su favor. Sin embargo, cuando vió a Mordejai, quien se había negado a prosternarse ante él, Hamán se llenó de enojo. Después de contar a sus seres queridos toda su buena fortuna, Hamán dijo:

"Pero todo eso no tiene sentido para mí cuando veo a Mordejai el judío sentado en la entrada del palacio del rey" (Ester 5:13).

Consideremos la situación de Hamán. Él es el hombre más poderoso de todo el imperio, después del Rey. Él es rico, tiene una mujer amorosa y que lo apoya, muchos hijos, incalculable riqueza. Él tiene un pequeño problema: está este judío que se niega a servirlo. Hamán planea descargar su venganza sobre Mordejai: no sólo Mordejai morirá, sino que toda su gran familia morirá con él. La mente enferma de Hamán pide un holocausto como la reacción a haber sido despreciado por un solo hombre. Pero el saber que Mordejai y todos los judíos pronto serán matados no fue suficiente para saciar la maldad dentro de Hamán - él necesitaba más. Su odio era tan consumidor que él mostró un remarcable descuido en su decisión de ejecutar a Mordejai. Aún una rápida mirada en el libro de las crónicas del rey hubiese hecho que Hamán se dé cuenta que tener a Mordejai como su blanco no era muy inteligente. Pero Hamán estaba enfurecido, él necesitaba vengarse y necesitaba hacerlo inmediatamente. Este enojo increíble causó la caída de Hamán. Él no pudo disfrutar de los regalos que se le habían dado porque estaba obstinado en su enojo y odio hacia Mordejai.

Es interesante notar que Hamán, un descendiente de Amalek, representa la filosofía amalekita. Hamán tiró la suerte, dejando las decisiones de vida o muerte a la "suerte", y luego se propuso controlar el destino de toda una nación. Su filosofía comienza cuando se ve al mundo sin un D'os, y llevó a Hamán a verse a sí mismo como una deidad. Desde esta perspectiva podemos entender su enojo hacia Mordejai - quien se negó a prosternarse ante él.

La repentina caída de Hamán fue anticipada por el odio que él albergaba en su corazón, un odio que consumía todo, que anuló a su "alegre y contento corazón". Podemos entonces concluir que hay, de hecho, una conexión entre un corazón alegre y el odio gratuito: uno puede desplazar al otro. Cuando tomamos una perspectiva más amplia, un interesante patrón surge:

Cuando los judíos actuaron como Amalek y obviaron a D'os, fueron exiliados, y pronto se encontraron a ellos mismos bajo el dedo de un déspota amalekita, como recibiendo un mensaje Divino: "si ustedes eligen a Amalek y su visión del mundo por sobre Mí, Yo les concederé su deseo". La justicia Divina fue exacta. Las personas que vieron la vida como una coincidencia se encontraron a si mismos enfrentados al representante líder de la coincidencia - Hamán, quien rápidamente tiró la suerte para determinar el momento apropiado para destruir a la nación judía. Así como sus ancestros antes que ellos, cuando los judíos finalmente retornaron a su Padre en los Cielos, admitiendo que se habían equivocado y aceptando completamente el dominio del Todopoderoso, el poder de Hamán sobre ellos se disipó. Los judíos fueron victoriosos. Como un regalo, D'os dejó a los judíos una lección increíble de cómo no comportarse cuando estén por entrar a la tierra de Israel y reconstruir el Templo. D'os reiteró en el libro de Ester, Su mensaje de que el hombre debe servir a D'os con alegría y apreciar todo el bien en su vida. De lo contrario, el hombre corre el riesgo de transformar su alegría en odio y de transformar el Templo en ruinas. Nuestro encuentro con Hamán fue el castigo por los pecados que llevaron a la destrucción del Primer Templo, y una advertencia para que tengamos claro el tipo de pecados que podrían destruir el Segundo Templo.

El paralelo mostrado por el Rambán está realmente acorde con la tradición Talmúdica. La lección es simple pero poderosa: La idolatría, el libertinaje sexual y el derramamiento de sangre tienen sus raíces en la falta de conciencia de que hay un D'os en nuestras vidas, y el odio gratuito es en su cima la falta de apreciación por lo que se nos ha dado. Esta es la lección que debemos aprender de Hamán. No repitamos su error. En lugar de eso retornemos a la enseñanza de Nuestros Sabios:

"¿Quién es rico? Aquel que es feliz con su parte" (Avot 4:1).

Esta es la felicidad que es la llave para servir a D'os; fue la falta de esta felicidad la que destruyó el Templo. Relacionarse con D'os con este tipo de actitud seguro que contribuirá a la reconstrucción del Templo.

Volvamos a la enseñanza de Rabí Iojanán Ben Tortá:

"Y que el Tercer Templo sea construido rápidamente en nuestros días… muchas naciones se juntarán y dirán: 'vamos, subamos a la Montaña de D'os, a la Casa del D'os de Iaacov… levántense subamos a Tzión, al Señor nuestro D'os'" (Tosefta Menajot 13:4).

Cuando dejemos de actuar como las naciones del mundo, y ellos comiencen a actuar como nosotros tendríamos que actuar, la historia alcanzará su punto más elevado, y un maravilloso nuevo día amanecerá. La presencia de D'os emanará de Tzión, y la guserá algo del pasado. El mundo se transformará en un lugar alegre, sin odio, y todos los pueblos servirán a D'os con alegría y felicidad del corazón. Que todos vivamos para ver y formar parte de esa alegría en ese día. Amén.

Conclusión:

De esta manera, “Sirviendole con Alegria” reflejaremos su Luz y su Nombre.

Continuando y complementando el pedido de la Torá del comienzo de la parashá pasada el cual dice:

"Santos serán pues Yo Soy Santo…" (Vaikrá 19:2), en esta parashá encontramos que D'os nos ordena: "Y cuidarán Mis preceptos y los harán; Yo soy Hashem.Y no profanarán Mi Sagrado Nombre, y seré Santificado en medio de los hijos de Israel; Yo soy Hashem que os santifica" (Vaikrá 22:31,32).

La intención de estos versículos es enseñarnos que sólo podremos lograr santificar realmente el Nombre de D'os a través del exacto cumplimiento de los preceptos.

El Rab Shimshón Refael Hirsch explica:

"El Santuario de D'os se encuentra dentro de cada judío, y tiene por objetivo conseguir que el Nombre de D'os resida dentro de cada uno.Si logramos hacer esto, el Nombre de Hashem se verá reflejado en nosotros".

La única manera que tenemos para lograr esto, es mediante el cumplimiento de los requisitos que están citados en la Torá, ya que sólo a través de ellos podremos conseguir que el Nombre de D'os resida en nuestro propio santuario interior.

Ese valor tan importante será considerado por nosotros como "santo", cuando coordinemos cada movimiento que hacemos en base a él. Si cumpliremos cada requisito que cita la Torá lograremos llegar a la finalidad, mas si no los cumplimos nos alejaremos de la meta y estaremos profanando el Nombre de D'os.

Esta idea ha sido manifestada en el versículo que dice: "Y verán todos los pueblos de la tierra que el Nombre de Hashem se refleja en ti" (Devarim 28:10).

Si viviésemos de la manera que la Torá nos pide, los demás pueblos verían una conducta especial en nosotros. Pero de momento que dejamos de lado el deseo de D'os, para preocuparnos por hacer solamente el nuestro, el Nombre de Hashem que está dentro de nosotros es profanado.

Esta es la equivocación de quienes piensan que alcanza con ser un buen judío en el sentimiento, aunque ese sentimiento no se vea reflejado en sus acciones.

Quien quiera ser judío nada más que en el sentimiento, técnicamente tendrá dificultades para santificar el Nombre de D'os, por el simple motivo de que nadie puede saber qué es lo que él siente, pero quien practica ese judaísmo que siente, manifiesta que lo hace por D'os, logrando así santificar Su Nombre.

Y esto es lo que ocurrió con Bilam cuando se propuso maldecir al pueblo de Israel diciendo: "Pues desde la cima de los montes lo veo y desde las colinas lo diviso; un pueblo que reside solitario y no es considerado entre los demás pueblos" (Bamidbar 23:9).

Rashí explica que la intención de Bilam al comienzo del versículo fue decir: "Yo observo su inicio y el comienzo de sus raíces, y los veo bien asentados y fuertes como los montes y las colinas, mediante sus patriarcas y matriarcas".Consecuentemente, ellos logran mantenerse apartados, sin asimilarse entre los demás pueblos.

Luego de esa primera impresión, Bilam agrega: "Que muera mi alma una muerte de justos, y que sea mi final como el de ellos" (versículo 10). Es decir que al ver que el pueblo judío era un pueblo especial, Bilam deseó morir como ellos.

Vemos que el pueblo judío mediante su conducta logró santificar el Nombre de D'os, hasta tal punto que alguien que los odiaba tanto como Bilam pudo llegar a ver la gran virtud del pueblo, y por eso tuvo admiración de ellos .Pero la equivocación de Bilam fue que pidió morir como un judío ejemplar - y no vivir como tal.

La grandeza de los judíos no reside solamente en el hecho de que durante toda la historia de nuestro pueblo entregaron su vida para morir como judíos fieles, sino que a pesar de todas las persecuciones lucharon por vivir cada instante según los preceptos de la Torá, a pesar de que el costo era, a veces, muy alto.

Uno de los desafíos más grandes que tenemos en nuestra generación es poder vivir aferrados a nuestras raíces, sin ser arrastrados por la fuerte corriente que nos rodea. Esta cualidad la encontramos en Abraham Avinu, como lo atestigua el versículo: "Y Abraham era anciano; entrado en años" (Bereshit 21:1).
Nuestros Sabios explican que la intención de la Torá al decir que Abraham había "entrado en años" es enseñarnos que cada día de su vida fue aprovechado al máximo, para llegar al objetivo final que quería alcanzar: vivir cada instante según el deseo de D'os, y de esta manera darle a Él satisfacción.

Si hemos decidido tomar la decisión correcta, podremos santificar el Nombre de D'os que está en nuestro corazón. Consecuentemente Su Nombre también será santificado a ojos de los demás pueblos y habremos logrado demostrar por qué somos el pueblo elegido.

Shabat Shalom.

Haftarat BeHar Yirmiyahu 16: 19 – 17: 14 (Sefaradim)

La haftará de esta semana ha sido extraída del libro del profeta Irmiahu, y en ella encontramos que el profeta describe dos categorías de personas, que utilizando un lenguaje moderno podríamos llamarlos: los "hombres de fe" y los "ateos":

"Así ha dicho D'os: Maldito es el hombre que confía en el hombre; pone a alguien de carne y hueso como ayuda para él, y de D'os se desvía su corazón. Será como un árbol en el desierto, no verá cuando venga lo bueno, y morará en la sequía del desierto, en una tierra salina, sin habitantes" (17:5-6)

Por un lado el profeta nos muestra la gravedad de los ideales del "ateo" y el futuro que le espera a él. Pero no debemos equivocarnos en el entendimiento de estos versículos. No es incorrecto buscar ayuda en el prójimo, pero si él "pone a alguien de carne y hueso como ayuda para él" y como consecuencia de esa actitud "de D'os se desvía su corazón", entonces él "será como un árbol en el desierto". Por apoyarse solamente en el poder que cree tener, aunque D'os lo quiera ayudar, este hombre "no verá cuando venga lo bueno" - pues lo bueno sin duda llegará, mas él no podrá obtener beneficio de ello, ya que no podrá ver, es decir, entender cómo funciona la benevolencia Divina.

Sin embargo, también se encuentra el "hombre de fe":

"Bendito es el hombre que confía en D'os; D'os será su protector. Será como un árbol plantado sobre el agua, en el curso de agua echará sus raíces y no sentirá cuando venga el calor; estarán sus hojas húmedas y en años de sequía no se preocupará, y no dejará de dar frutos" (17:7-8)

Por cuanto que él confía en D'os, Su Creador lo protegerá y éste sí podrá ver Su bendición.

La Mishná al final del tratado de Peá, al referirse a la importancia de la tzedaká (caridad), cita nuestro versículo y dice:

"…Todo el que no necesita tomar [de la caridad] y lo hace, no se irá de este mundo hasta que necesite de las personas. Mas todo el que necesita tomar y no lo hace, morirá en ancianidad habiendo mantenido a otros hombres con su dinero, y sobre él dice el versículo: 'Bendito es el hombre que confía en D'os; D'os será su protector' (Irmiahu 17:7)…" (Peá 8:9).

Es fácil entender que este pasuk (versículo) que trajo la Mishná, habla de la importancia que tiene el hecho de que el pobre confía en D'os albergando en su corazón la continua esperanza de que su Creador le enviará rápidamente su sustento, y que por no haber tomado de la tzedaká pública - a pesar de que podría haberlo hecho - D'os lo recompensará proveyéndolo de todas sus necesidades. Pero, dónde aprendió nuestra Mishná que él además, morirá después de largos y buenos años de vida, y que también él podrá ayudar económicamente a otros pobres?

Respondiendo a esta pregunta el Maharshá (Rabí Shemuel Eliézer Haleví Idels, 1555 - 1632) nos explica que en los versículos anteriores al nuestro dice el profeta: "Maldito es el hombre que confía en el hombre; pone a alguien de carne y hueso como ayuda para él, y de D'os se desvía su corazón", y ese pasuk está haciendo referencia a quien no debe tomar de la tzedaká y a pesar de eso lo hace. Es por eso que el Maharshá nos explica que nuestro versículo que dice: "Bendito es el hombre que confía en D'os, D'os será su protector", seguramente está refiriéndose a la persona que podría tomar de la tzedaká mas no lo hace.

Y ahora comprendemos todo, pues vemos que en el versículo siguiente, dice el pasuk respecto de esa persona que no desea tomar de la caridad: "Será como un árbol plantado sobre el agua" - pues tendrá abundancia de alimentos; "en el curso de agua echará sus raíces" - es decir que también tendrá suficiente sustento para alimentar a otros, "y no sentirá cuando venga el calor, estarán sus hojas húmedas y en años de sequía no se preocupará, y no dejará de dar frutos" - es decir que no fallecerá sin haber entrado en la ancianidad después de haber vivido maravillosos años de vida plena.

Pero la tzedaká no sólo le trae la bendición al individuo en particular. Nuestros Sabios en la Toseftá también nos enseñan acerca de la importancia de la tzedaká para el pueblo de Israel en su totalidad:

"Dijo Rabí Elazar Bar Iosí: e dónde aprendemos que la tzedaká y las buenas acciones traen una gran paz e interceden para bien entre Israel y su Padre celestial? Como está escrito: 'Pues así dijo D'os: No te acerques a la casa del deudo, ni vayas a lamentarlo, ni los consueles, pues ha finalizado Mi paz con este pueblo - palabra de D'os - la benevolencia y la misericordia' (Irmiahu 16:5). 'La benevolencia' - se refiere a las buenas acciones y 'la misericordia' se refiere a la tzedaká. De aquí aprendes que la caridad y las buenas acciones traen una gran paz e interceden para bien entre Israel y su Padre celestial" (Toseftá Peá 4:20).

Rabí Shemuel Avigdor de Karlín en su comentario "Minjat Bikurim" nos explica que D'os le dijo al profeta Irmiahu que no vaya a consolar a deudos, es decir que no haga buenas acciones con ellos, ya que D'os había hecho que concluya Su paz con Su pueblo porque ellos también dejaron de hacer la benevolencia y la misericordia. Pero si las personas del pueblo no hubieran interrumpido su benevolencia (buenas acciones) y su misericordia (tzedaká) entre ellos, Él no hubiera hecho esto, y hubiera habido paz entre Él y Su pueblo Israel.

Es por eso que no debemos abandonar este preciado precepto, ya que su cumplimiento nos trae una triple bendición para nuestra vidas: en el campo de lo material, en lo espiritual (ambas en este mundo) y también nos asegura un lugar en el mundo venidero.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Si con mis leyes os encaminaréis y Mis mandamientos cuidarán…" (Vaikrá 26:3).

En parashat Bejukotai vemos que la clave de la existencia del pueblo judío es el estudio de la Torá. El comentarista Rashí nos explica que la falta de estudio de Torá es la causa que provoca que las personas no cumplan las mitzvot, y que además no les guste que otros las cumplan.

Estas personas, con el correr del tiempo, pueden incluso llegar a negar la existencia de D-os, y como es sabido esta fue una de las causas principales de la destrucción del Templo.

El estudio de la Torá ha salvado al pueblo judío de la desaparición y es la causa principal por la cual Mashiaj llegará, si D'os quiere prontamente, para redimir al pueblo judío.

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