domingo, 1 de agosto de 2010

Parashá Re´e

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Resumen Parashá Re´e

"¡Mira!, Yo he puesto delante de ti hoy, la bendición y la maldición" (D’varim 11.27)

"El perezoso no arará por el frío del invierno, buscará cosecha y no encontrará" (Mishlé 20.4)

Shlomó, el rey, explicó en el libro de Mishlé (Proverbios) el proceso y funcionamiento de todas las buenas cualidades, de manera tal que el hombre pueda alejarse de los comportamientos negativos y acercarse a las conductas deseadas. Entre estas cualidades nos describe la presteza y la pereza, ya que la conducta perezosa es la causa y raíz de muchos males y tropiezos: hay perezosos con respecto a sus viviendas, perezosos con respecto a su cuerpo, perezosos con respecto a su alma y hay perezosos con respecto a la Torá, al cumplimiento de los preceptos y a las buenas obras.

La pereza en la vivienda es causa de muchos perjurios, ya que si por alguna eventualidad se rompe algo en casa de alguien, por ejemplo un daño en el cielo raso, si lo reparara inmediatamente lo podría hacer con un gasto mínimo, pero si deja pasar el tiempo y es negligente finalmente deberá gastar mucho dinero en esta reparación, ya que el daño de seguro aumentará. Shlomó previene a personas de un comportamiento perezoso de tal tipo, ya que esto puede traer consecuencias verdaderamente fatales como empobrecerlos, así él declara:

"A causa de la pereza se derrumba el techo" (Kohelet 10.18)

La pereza cuando se refiere al cuerpo también es algo perjudicial, ya que si la persona idealmente se esfuerza en todo lo referente a su salud, a su alimentación y su alegría por vivir de manera austera, siéndole suficiente la medida media para satisfacer sus necesidades, y no busca bienes superfluos, entonces podrá con facilidad alcanzar lo que desea; pero si incluso esto no procura satisfacer por una simple pereza con él mismo, entonces aunque desee complacerse con bienes materiales no obtendrá nada e incluso puede causarse daños y traer sobre si enfermedades. Como imagen de una realidad así, Shlomo declara:

"Cuando él desea y no hay nada, seguramente ha sido perezoso" (Mishlé 13.4)

Hay quien es perezoso a nivel anímico, en lo relativo al alma, es decir que no se esfuerza en el mejoramiento de sus cualidades y no piensa en corregir aquello que debe enderezar de su propia conducta, todo por una simple holgazanería de tipo anímico, personas tales de espíritus pesados, cuyo movimiento es lento. Esto se compara a las tierras de cultivo, así como hay tierras que son más fáciles de trabajar, también las hay que son duras y cuyo trabajo es muy dificultoso; pero a pesar de esto último el jornalero que la trabaja no debe abandonarla y pensar que mejorará automáticamente, sino que debe esforzarse en ella según sus fuerzas para que se pueda extraer de este suelo alguna producción, sobre esto declara Shlomo:

"Incluso el que solamente se debilita en su servicio (a Dios), termina siendo hermano del destructor" (Mishlé 18.9)

Así ocurre con las almas, hay personalidades más aptas para recibir doctrina con muy pocas amonestaciones y con poco esfuerzo; en cambio hay personalidades difíciles de ser conducidas y de dejarse llevar por el intelecto, cuya mansedumbre es un constante desafío, pero cuando se esfuerzan y tratan de corregir sus cualidades, su alma es como el campesino que con dificultad hace surcos en el pedregal, lentamente pueden atraer esta materia a su optimización, las buenas obras. Debido a esto describe Shlomo lo siguiente:

"Al lado del campo de un perezoso pasé, y al lado del la vid de un hombre carente de inteligencia" (Mishlé 24.30)

Ejemplifica aquí el rey sabio al deseo con un campo, ya que los deseos provienen de los derivados de la materia, y si no los conducimos como es apropiado y dejamos los deseos sueltos sin riendas, las consecuencias serás nefastas. Como abandonar un campo sin trabajarlo, así es el alma sin doctrina, como se declara:

"He aquí estaba todo lleno de espinas, su haz estaba cubierto de ortigas y el vallado de piedras había sido destruido" (Mishlé 24.31)

Existe además quien es perezoso en el estudio de la Torá y en el cumplimientos de los preceptos, si la persona no se preocupa del estudio de la sabiduría divina y no trata de guardar las leyes entregadas por Hashem, haciendo junto a esto buenas obras, cómo podrá construir en este mundo su vida futura, cómo ameritará del mundo por venir.

Así expresa aquí: "El perezoso no arará por el frío del invierno, buscará cosecha y no encontrará", es decir el perezoso no se esfuerza en un momento específico con el esfuerzo necesario de aquel preciso momento, y nuevamente ejemplifica al perezoso con alguien relacionado con el trabajo agrícola, con un labrador que debe arar en los meses del invierno, el tiempo del arado, y que en vez de trabajar holgazanea debido al frió que hace.

Este mundo es como el invierno, el frió apabulla como las dificultades entorpecen el cumplimiento debido, sin embargo es necesario sobreponerse a todas las dificultades de nuestra realidad en este mundo y esforzarnos en mantener nuestro temple espiritual, del mismo modo que el agricultor se sobrepone al frió del invierno y con sus manos apretadas coge el arado para abrir el pedregal. Solamente así, y solamente con estos esfuerzos podremos encontrar la cosecha en el momento que deba aparecer, así como el campesino encontrará su producción, así nosotros humanos encontraremos nuestro mundo venidero.

Lo que dice sobre el perezoso que "por el frió del invierno" se abstiene de arar, es una característica muy común de los faltos de presteza, que cualquier impedimento es un obstáculo mayor, y siempre tienen algún tipo de excusa a su conducta, como se declara:

"Dijo el perezoso: hay un león en el camino" (Mishlé 26.13)

Todos estos ejemplos son traídos por Shlomo para desaprobar las conductas holgazanas de los perezosos, para desprestigiarlos frente al público y evitar de este modo que se dejen llevar por comportamientos negativos. De tal manera crear dentro de las mentes y las expectativas humanas un sentimiento de presteza que defina sus obras y sus finalidades. En cambio alaba mucho el rey sabio a la imagen de la presteza que nos presenta la hormiga, y además describe metafóricamente algunos detalles que acompañan a su actuar:

"¡Ve donde la hormiga, tú, perezoso, ve su comportamiento y aprende!" (Mishlé 6.6)

Nos quiere enseñar que a pesar que la hormiga es uno de los más pequeños seres vivientes, de ella precisamente debe el ser humano aprender conceptos de sabiduría, y seguir sus conductas de presteza. La agilidad específica que la caracteriza es que ella junta en un momento determinado para poder almacenar y comer en momentos que no pueda juntar.

A pesar que la hormiga carece de rey, gobernador y conductor, es decir que no hay en ella actividades supuestamente programadas por el intelecto, sino que todo funciona en ellas por el instinto, incluso así de estos seres podemos instruirnos sobre la virtud de la presteza. Es decir Hashem puso delante nuestro algo en la naturaleza que nos retrae sobre nuestras propias acciones y el modo de corregirlas, así también en los planos anímicos y de mejoramiento de nuestras cualidades.

La cualidad de la presteza, extensamente apreciada por el rey sabio, como hemos visto, es uno de los principales factores que nos pueden hacer obtener el mundo por venir, mientras que la censurada pereza nos puede hacer peder todos los esfuerzos espirituales que hayamos conquistado.

A través de la virtud de la presteza podrá el hombre cumplir los preceptos y le llegará todo el bien y la bendición derivados de este cumplimiento, mientras que la pereza, madre de vicios, le llevará a la perdición y la maldición, la elección está en las manos del hombre.

Así nuestra parashá en su comienzo nos pone directamente frente a estos altos valores y nos entrega la posibilidad de la elección, nos hace partícipes de nuestro destino antes los extremos bíblicamente expresados: la bendición y la maldición.

Resumen de Haftarat Re´e

Ieshaiahu (Isaías) 54:11 - 55:5

Esta semana leeremos la tercera de las siete profecías de consuelo al pueblo de Israel y a la tierra de santidad, extraídas del libro del profeta Ieshaiahu.

"Empobrecida, agitada, desconsolada; he aquí que Yo asentaré con puj tus piedras, y haré tus fundaciones de sapirim". (54:11)

El profeta nos presenta aquí una turbia imagen de la ciudad sagrada. Jerusalem, se encuentra en un estado de empobrecimiento, como una mujer menesterosa cuyo corazón está convulsionado y agitado por todas las aflicciones que ha sufrido, por su destrucción y por el exilio de sus hijos. Pero la misericordia Divina jamás se alejará y D'os le asegura que reconstruirá las piedras de sus pisos con puj - una clase de piedra negra muy cara - además de fortalecer sus cimientos con sapirim - una clase de piedra rojiza, muy cara también.

Sin embargo, inmediatamente después de esta profecía, aparece otra que habla sobre la importancia del estudio de la Torá, como insinuándonos que el verdadero consuelo, necesariamente deberá estar acompañado de la dulzura de las palabras de nuestra Sagrada Torá.

"Oh! Todos los sedientos vayan al agua, así como quien carece de dinero; vayan, compren y coman; vayan, compren sin dinero y sin precio vino y leche" (55:1)

En esta segunda profecía, el profeta Ieshaiahu convoca a todos los sedientos a acercarse a las dulces aguas de la Torá, diciendo que puede ir incluso quien carezca de medios económicos para comprar agua, pues podrá obtener las dulces aguas de la Torá gratuitamente. Quienes realmente tengan apetito por la palabra de D'os, podrán acercarse a los profetas para escuchar sus palabras - que valen más que el vino y la leche - sin tener que pagar por esas enseñanzas que encierran la gran sabiduría de la Torá.

"¿Por qué pagarán dinero sin (recibir) pan y se esforzarán sin que sea para saciar; escúchenme a Mí, y coman lo bueno, y se deleitará con manjares vuestra alma" (55:2)

Ieshaiahu le pregunta al pueblo por qué es que ellos pagan dinero para concurrir a toda clase de cursos, charlas y mesas redondas, donde se estudian o debaten distintas materias que nada tienen que ver con el judaísmo, y que en definitiva no sacian al oyente, ni calman su apetito espiritual. Ellos tienen un alimento sabroso y nutritivo que verdaderamente sacia a la persona, colmando todas sus expectativas y necesidades espirituales: la Torá de Israel.

"Presten oído y vengan a Mí, escuchen y vivirá vuestra alma, y concertaré con ustedes un pacto eterno: las bondades de David, que son firmes" (55:3)

Si el pueblo de Israel se acercaría a la Sagrada Torá, entonces D'os concertaría con ellos un pacto de amor eterno. Él haría que retorne el reinado de la dinastía de David ininterrumpidamente, hasta la venida del Mashíaj (Mesías), y así le retribuiría al rey David por todas las buenas acciones que él había hecho respecto de D'os.

Rabí Iosef Jaim (1834 - 1909) en su libro "Adéret Eliahu" nos explica que generalmente los alimentos son digeridos completamente por el cuerpo después de seis horas, y para quien los compró pagando dinero por ellos, es de alguna manera, como si no hubiera comprado nada, pues después de algunas horas ese alimento ingerido desaparece por completo. Por eso, en el versículo anterior, el profeta Ieshaiahu les dijo: "¿Por qué pagarán dinero sin (recibir) pan", pues un alimento es algo efímero.

Pero alguien le podría preguntar al profeta: "¿Cómo es que tú dices que el pueblo gastó dinero sin recibir nada a cambio, si ellos en realidad sí recibieron pan?". Y es por eso que Ieshaiahu se adelantó y les dijo: "se esforzarán sin que sea para saciar", pues el profeta les explicaría que su intensión es decirles que ellos se esforzaron trabajando duramente para ganar dinero para comprar alimento que no trae una saciedad permanente, ya que ellos nunca podrán saciarse más que algunas horas solamente.

Pero esto no es así con el alimento espiritual, es decir, la Torá y las mitzvot, ya que ese alimento sí es eterno, y por eso el mejor consejo que Ieshaiahu puede darles en nombre de D'os es: "escúchenme a Mí, y coman lo bueno" - es decir la Torá - "y se deleitará con manjares vuestra alma" - en el mundo venidero. "Presten oído, y vengan a Mí, escuchen y vivirá vuestra alma" - una vida eterna. Entonces, como recompensa por esto "concertaré con ustedes un pacto eterno: las bondades de David, que son firmes", pues la futura redención final, no será parcial y temporaria al concluir en otra esclavitud, sino que será una libertad eterna.

Perla de la Parashá Re´e

"Vosotros sois hijos de D'os…" (Devarim 14:1).

Comentó Rabí Shelomó de Karlín:

El pecado más grande de todos, es cuando un judío se olvida de que es hijo del Rey.

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