domingo, 8 de agosto de 2010

Parashá Shof´tim

--------------------------------------------- Shabat Slijot

Resumen Parashá Shof´tim

En el hebreo que hablamos actualmente, solemos escuchar más de una vez una frase que así como tiene sus adeptos, también tiene sus detractores: "el objetivo santifica a los medios"... Pero en buen castizo, es posible ciertamente decir que el fin justifica los medios. Esta pregunta atraviesa muchas campos de pensamiento, morales, religiosos, sociales y por qué no decirlo también políticos.

Este cuestionamiento y la utilidad de sus consecuencias se presenta de forma muy intensa en las leyes de la Torá, entre los códigos que rigen la vida de aquellos que siguen las normas fijadas por el Creador del Mundo para la conducción de sus vidas, está eternamente presente el versículo que encontramos en la sección semanal llamada Shoftim, o sea "jueces":

"La justicia procurarás con la justicia, para que vivas y heredes la tierra" (Devarim 16.20)

Las palabras de este versículo son claras y simples, es necesario procurar la justicia actuando justamente, y no solo es una consigna de elevada moral sino que además el versículo hace depender de su cumplimiento la heredad de la tierra. Nos referiremos en este artículo a una forma que existe de justificar medios a través de finalidades que aparentemente son correctas, y veremos cual es el elevado y ético pensamiento que la Torá demanda de sus jueces, además se incorporará al concepto de justicia la idea de la relación mutua en pos de la conciliación de las ideas.

Este pasaje, que cierra un grupo de versículos cuyos contenidos son la esencia del sistema judicial de la Torá y la descripción precisa del juez hebreo, según como los dibujan las Escrituras. Es un versículo que simplemente es bastante comprensible, que demanda de un magistrado que ejerza su oficio con la justicia debida. No obstante, podemos preguntar el porqué se señala la demanda de aplicar legislación correcta con la repetición de la palabra "justicia" dos veces.

Ciertamente la profundización en la repetición del concepto en cuestión, nos revela los elementos que se encuentran en las raíces mismas del derecho hebreo y de su idea de la "justicia". Así fue como estudiaron nuestros maestros:

"Esta escrito (Vaikrá 19.15) "Con justicia juzgarás a tu prójimo" sin embargo se declara (en nuestra parashá) "la justicia procurarás con justicia". ¿A qué se refieren ambos pasajes? La respuesta es: el último se refiere a un litigio aparentemente deshonesto, mientras que el primero a un litigio genuino" (Sanhedrín 32b)

Delante nuestro, acotó Resh Lakish, tenemos dos versículos, que simplemente parecen hacer la misma demanda: juzgar con justicia. Como es sabido y como es parte del sistema de estudio de la Torá, esta no repite conceptos sin tener el objetivo de acentuar alguna idea de ello, por lo tanto en esencia la escritura de un segundo pasaje nos agrega una perspectiva distinta del concepto de justicia.

Y esto con una finalidad muy clara, para que no nos desentendamos de esta preclara idea, para que podamos construir nuestra vida según las normas que se desprenden de la justicia. El haber agregado por segunda vez una demanda de justicia, quiere enseñarnos que este concepto será definido dentro de una situación judicial diferente, de manera distinta a la definición aprendida en el primer versículo; o sea hay circunstancias en las cuales las situaciones judiciales deberán relacionarse con la justicia de manera especial.

Es decir, el primer versículo en el libro de Vaikrá, donde aparece la palabra justicia solamente una vez, hace referencia a una situación judicial regular; en aquellos litigios donde en la medida de los medios humanos y espirituales, los datos son más o menos conocidos por el juez. En estas instancias la posibilidad de llegar a conclusiones verdaderas está posibilitada por los propios datos, tal como se presentan delante del juez o los jueces.

Sin embargo, el versículo en nuestra parashá quiere presentar delante del juez una circunstancia en la cual este deberá sutilizar su sentido de la justicia. De tal modo en este pasaje se demanda del juez no solo la capacidad de estudiar datos y deducir conclusiones, sino además que la sutileza de la jurisprudencia sea un objetivo de su actuar magistral. Así explica el autor de Torá Temimá estas palabras:

"Que vuelva y sea detallista para encontrar la verdad clara. Es decir, que aumente en preguntas e investigaciones, siendo el sentido de la expresión litigio aparentemente deshonesto que el tribunal conoce que el demandante es deshonesto, o comprendieron que habían alegatos falaciosos en sus palabras – es decir en estos precisos casos el tribunal debe procurar preguntar e investigar exhaustivamente"

Es posible por ende, que se presente una situación legal, donde la justicia se incline, a causa de los muchos detalles de la ley procedural, a favor de alguno de los litigantes. No obstante, a pesar de la claridez de la situación externa, el juez intuye en el momento de los alegatos, que tiene delante de él un litigio aparentemente deshonesto. Una percepción profunda se estremece dentro de él... es posible que abogados muy expertos hayan logrado reunir de manera brillante los detalles de la ley a favor de un lado que no posee la razón. No obstate, esto es solo un impresión personal, no puede en forma clara comprobarla, pero por cuanto que ciertamente esta impresión está presente, demanda el concepto de justicia que se la tome en cuenta.

Si el juez que sospecha e intuye se protege detrás de los detalles de una ley establecida, si solamente se relacionan sus decisiones con respecto a las pruebas que se presentaron, sin relacionarse con las voces internas de su intuición, no será posible criticarlo, pues ha obrado según lo estipulado.

Por tal motivo, la Torá esperando un comportamiento diferente de parte del magistrado, ha pedido que en forma exhaustiva pregunte e investigue si así fuere necesario, sino lo hiciere caería en una especie de fin justificado por los medios, en este caso los medios son los procedimientos legales que parecen justificar un fin que puede no ser justo.

La justicia no solamente se define como un "comportarse bien", no es solamente "vivir de acuerdo a las leyes", desde una perspectiva formal. La justicia tiene como definición el acto correcto de acuerdo a la verdad absoluta.

Otra forma de explicar el hecho que la palabra justicia haya sido doblada en el versículo, podrá expandirnos el concepto mismo de justicia, así declaran los maestros en el tratado Sanhedrin (32b):

"La justicia procurarás con justicia" Una palabra "justicia" se refiere al momento del juicio y la otra palabra "justicia" al momento de un acuerdo entre las partes. ¿A qué se refiere? Dos barcos pasan por un rió, y uno alcanza al otro, si pasan los dos – los dos de hunden; si pasan uno detrás del otro – los dos pasan. Entonces, ¿Cómo se decide qué barco pasará primero? Si uno está cargado y el otro no, aquel que está cargado tiene la preferencia y pasará primero. Si uno está más cerca del puerto que el otro, aquel que está más cerca tiene la preferencia y pasará primero. Si ambos están en las mismas condiciones de carga y distancia – que hagan un acuerdo, aquel que pase primero pagará una indemnización al otro por el tiempo perdido."

Delante nuestro una expansión del concepto de justicia que abarca varios detalles novedosos. Desde una perspectiva objetiva, los datos precisos de una situación y de otra son aquellos que fijan la decisión lógica a tomar, en esto las leyes del entendimiento juegan un rol principal y el sentido de la justicia acompaña a la lógica humana tradicional. Pero en caso que las situaciones sean similares y ya no se pueda preferir un barco al otro, en nuestro ejemplo, nos enseña la Torá que también el acuerdo es una solución legal.

El aspecto legítimo de justicia que nos describe el concepto del acuerdo, no es solo una solución última, cuando no hay otra salida, sino que este acuerdo es la expresión misma de un aspecto de la justicia. Por esta razón, cuando la Torá repite la palabra justicia dos veces, una de estas repeticiones hace alusión a uno de los momentos en que es necesaria la justicia con toda su intensidad, también reflejada en el acuerdo. Procurar la justicia con justicia, es saber también llegar a acuerdos, conocer las igualdad del otro y objetivizar nuestra visión de lo social en la medida y las capacidades que tengamos.

Finalmente estas virtudes serán la base sobre la cual se construye una sociedad guiada por las leyes de la Torá, así al final nuestro versículo termina diciendo: "para que vivas y heredes la tierra". Esa tierra se hereda para aplicar los principios que hemos aprendido.

Resumen de Haftarat Shof´tim

Ieshaiahu (Isaías) 51:12 - 52:12

En la lectura de la haftará de esta semana leeremos la cuarta de las siete profecías de consuelo para el pueblo de Israel, extraídas del libro del profeta Ieshaiahu.

"Yo, Yo soy Quien os consuela. ¿Quién eres tú, que temes del ser humano que morirá y del hijo del hombre que se asemeja a la hierba?" (51:12)

"Yo soy el mismo, no cambié. Yo soy Quien os consuela, y deben saber que este consuelo es verdadero y duradero, pues proviene de Mí. Pero debo preguntarte a ti, pueblo de Israel: ¿Quién eres tú, que temes del ser humano que morirá y del hijo del hombre que se asemeja a la hierba? Tú eres quien ha cambiado. Ya no te reconozco. Cuando te saqué de la tierra de Egipto confiabas solamente en Mí y no temías de pueblo alguno, pero ahora tú temes del hombre, de un ser humano que su vida es tan efímera como la de un vegetal, que hoy está húmedo y con vida, pero mañana estará seco totalmente.

"Dos (desgracias) he aquí que te han ocurrido, ¿quién te consolará?, el robo y el quebrantamiento, el hambre y la espada, ¿con quién te consolarás? (51:19)

El profeta Ieshaiahu nos recuerda aquí los sufrimientos que padeció el pueblo de Israel, y le dice: "¿quién te consolará?", pues no quedó nadie que pueda consolar al pueblo, ya que todos se han levantado en su contra y él ha quedado solitario. Además, al final del versículo le dice: "¿con quién te consolarás?", porque no sólo que nadie puede venir a consolar a Israel, sino que ningún pueblo puede servir de consuelo para Israel, ya que ninguna otra nación ha sufrido las penurias que Israel vivió.

A pesar de que el profeta dice que dos cosas malas le han ocurrido al pueblo, vemos que en el versículo son recordadas cuatro cosas: "el robo y el quebrantamiento, el hambre y la espada". Los comentaristas nos explican que los conceptos "el hambre y la espada" son la explicación de "el robo y el quebrantamiento", pues el quebrantamiento fue la consecuencia del hambre, y el robo fue producido por la espada de los ejércitos que atacaron al pueblo.

Sin embargo, Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán", nos explica que en realidad el profeta está haciendo referencia a dos distintas clases de pecados.

El primer tipo de pecado viene como consecuencia de la riqueza, y tiene lugar cuando el hombre que acumula bienes se enaltece y se desvía en pos de lo vano y lo necio para satisfacer todos sus deseos. Y esta clase de pecado evidentemente no tiene relación con la gente pobre.

Pero hay otra clase de pecado que sí puede tener relación con el pobre, y tiene lugar cuando todos los pensamientos acerca de su situación lo llevan a pensar que la suerte en este mundo depende de los astros, olvidándose de que D'os dirige el mundo. Y por cuanto que esta clase de pensamientos son la base para la herejía, en consecuencia, él termina adorando algo que no es D'os.

Pero en una sola persona (o en un sólo pueblo) es ilógico que se encuentren estas dos clases de pecados, pues ellos son la consecuencia de dos situaciones distintas y opuestas.

Sin embargo, el pueblo de Israel en la época del Primer Templo de Jerusalem realmente cometió dos pecados que demuestran una contradicción: por un lado, ellos se desviaron del camino recto y mantuvieron relaciones sexuales con mujeres que les estaban prohibidas para satisfacer sus deseos - y como explicamos, este pecado tiene relación con los ricos - y por otra parte ellos transgredieron la prohibición de la idolatría - y este pecado tiene relación con los pobres - ¿y cómo puede ser que un pueblo (o una persona) tenga una conducta tan irracionalmente contradictoria?

Por eso, el profeta Ieshaiahu - en nombre de D'os - amonestó a los hijos de Israel diciéndoles: "Dos (desgracias) he aquí que te han ocurrido". Ieshaiahu les dijo a ellos que específicamente dos fueron las desgracias que les sobrevinieron, pues ellas fueron las consecuencias de sus dos clases de pecados.

Perla de la Parashá Shof´tim

"Jueces y Policías instituirás para ti en todas las entradas de tus ciudades…" (Devarim 16:18).

El lenguaje de este versículo es extraño ya que las palabras "para ti" aparentemente son innecesarias, pues la Torá podría haber dicho simplemente: "Jueces y Policías instituirás en todas las entradas de tus ciudades…". ¿Por qué la Torá enfatizó que los jueces y los policías que debemos instituir deben ser para nosotros?

De aquí podemos entender que la Torá quiere que cada uno de nosotros sea verdaderamente justo y que no tenga dos formas de "hacer justicia", una siendo permisivo con uno mismo, y otra siendo riguroso y exigiéndole a los demás. La Torá quiere que así como juzgamos a los demás también nos juzguemos a nosotros mismos.

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