lunes, 18 de enero de 2010

Parashá Bo

Resumen Parashá Bo

Después que Moshé advirtiera a Paró que al día siguiente una plaga de langostas destruiría las cosechas de Egipto, los cortesanos lo instaron a que permitiera la partida de los israelitas varones. Sin embargo, Moshé y Aharón insistieron en que se autorizara a salir también a las mujeres, los niños y los rebaños. Como resultado, fueron expulsados del recinto de Paró.

Al día siguiente, Moshé extendió su bastón y un viento del Este trajo a Egipto una plaga de langostas que devoraron la vegetación del país. Después de presenciar este desastre el faraón admitió su error y rogó a Moshé y a Aharón que rezaran por la eliminación de la plaga. Así lo hicieron y un fuerte viento retornó una vez más a su obstinada negativa.

Entonces Moshé produjo la plaga siguiente: una total oscuridad que envolvió la tierra de Egipto durante seis días. Durante tres de ellos los egipcios ni siquiera pudieron moverse. Sólo los israelitas tenían luz en sus viviendas. El caos resultante de esa pesadilla fue demasiado para el faraón, quien ofreció dejar que partieran los israelitas -hombres y niños- siempre que dejaran los rebaños como garantía de que regresarían.

Moshé rechazó esta condición y Paró le prohibió que apareciera de nuevo ante su presencia. Moshé replicó que habría una plaga final de efectos devastadores: ella le costaría la vida a todos los primogénitos egipcios. Moshé y Aharón partieron entonces por última vez.

D-s informó a Moshé que la redención estaba próxima y que de allí en adelante el año comenzaría en el mes de la liberación (Nisan). El décimo día de este mes cada jefe de familia debía apartar un cordero macho sin defectos, para mantenerlo hasta la noche del día decimocuarto, ocasión en la que debía ser sacrificado.

Parte de la sangre sería salpicada sobre el marco de la puerta de toda casa judía como señal de que sus habitantes eran israelitas. Esa noche, la carne del sacrificio debía ser comida, cuando estuvieran asadas, con pan sin leudar y hiervas amarga. Todo lo que quedara en la mañana debía ser quemado.

Más aún, era menester comer apresuradamente y los comensales debían estar preparados para iniciar un viaje. Aquella sería la noche en que HaShem eliminaría a todos los primogénitos de Egipto, con excepción de los que estaban en casas salpicadas con sangre de cordero.

Desde entonces esa festividad ha sido observada anualmente como Pésaj y es un permanente recordatorio de la liberación de Egipto. Durante siete días se comería pan ázimo y los días primero y séptimo de la festividad debían ser observados como una asamblea sagrada, con la prohibición de hacer cualquier trabajo. El sacrificio de las ofrendas de Pésaj debía ser observado en Canaán después de la conquista, y su significación debía ser explicada a las generaciones siguientes.

Exactamente a medianoche, D-s eliminó a todos los primogénitos egipcios, tanto hombres como animales. Paró y sus compatriotas se levantaron en mitad de la noche para lamentarse amargamente por las pérdidas de vidas. Pidió entonces a los israelitas que partieran, no ya como una orden real, sino con un dejo de sometimiento, tal como HaShem lo había anticipado.

Los israelitas partieron con tal apresuramiento, quela masa del pan con levadura no tuvo tiempo de leudar (desde entonces y para conmemorar este hecho, los judíos han estado comiendo pan ázimo o matzá, en Pésaj). Eran seiscientos mil hombres los que comenzaron el viaje y llevaron con ellos a sus esposas e hijos.

También transportaban una gran cantidad de oro y plata que los egipcios les habían entregado. Los judíos recibieron orden de llevar un Korbán Pésaj el catorce de Nisán de cada año. También se les ordenó que redimieran a sus hijos primogénitos varones en todas las generaciones futuras, y que usaran Tefilín (filactelias) "como señal en tu mano y como recordatorio entre tus ojos", para que no olvidaran la salvación de los judíos en Egipto.

(Extraído del libro "Lilmod ULelamed" de Edit. Yehuda)

Resumen de Haftarat Bo

Yirmiyahu (Jeremías) 46:13-28

La haftará de esta semana, es de alguna manera, la continuación temática de Haftarat Vaerá. En haftarat Vaerá habíamos visto la queja de D'os contra el Faraón de la época del profeta Iejezkel, por haber abandonado al pueblo de Israel en un momento en el cual debería haberlos ayudado, cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia atacó al reino de Israel. En esta profecía, Irmiahu preconiza para Egipto la destrucción, a manos del emperador babilonio.

Sin embargo para Israel el destino será mejor. D'os le asegura que jamás quedará desprotegido:

"Y tú, no temas Mi servidor, Iaacov, ni te horrorices Israel pues he aquí que Yo te salvaré desde lejos, y a tu descendencia desde las tierras de su apresamiento; y retornará Iaacov y estará tranquilo y pacífico, y no habrá atemorizador" (46:27)

El pueblo de Israel puede confiar en su Salvador. A pesar de que aparentemente se vea desprotegido, nuestro pueblo siempre será redimido desde las lejanas tierras de su apresamiento. Ese retorno no será efímero pues ellos se asentarán en su tierra sin temores, sin tener que estar pendientes de sus enemigos.

Los sabios de distintas épocas han entendido las palabras "pues he aquí que Yo te salvaré desde lejos" como haciendo referencia a otro aspecto de la redención, además del mero aspecto geográfico.

Rabí Alejsander Zusha Fridman en su libro "Maaianá Shel Torá" nos recuerda las palabras de Nuestros Sabios en el Talmud (Sanhedrín 98a) comentando el versículo: "El pequeño será numeroso y el joven será un pueblo poderoso, Yo soy D'os, en su tiempo la apresuraré" (Ieshaiahu -Isaías- 60:22):

"Dijo Rabí Alejsandri: 'Rabí Iehoshúa Ben Leví pregunta: Por un lado está escrito: "en su tiempo (vendrá la redención)", pero por otro lado también está escrito: "la apresuraré (a la redención)"! ¿Cómo estos conceptos se explican? Si tuvieren el mérito - "la apresuraré (a la redención)" y si no lo tuvieren - "en su tiempo (ella vendrá)"".

Si el pueblo de Israel hace teshuvá arrepintiéndose de sus malas acciones, entonces se adelantará la redención y vendrá antes del tiempo previsto, fijado de antemano. A eso se refieren las palabras "la apresuraré", pero si ellos no harán teshuvá, la redención sólo vendrá en el tiempo que D'os dispuso para ella. Y a eso se refieren las palabras "en su tiempo".

Es por eso que D'os les dice a los hijos de Israel a través de Su profeta que no deben temer, pues Él los redimirá incluso "desde lejos", es decir incluso si estuvieren alejados del judaísmo sin haberse arrepentido, Él los liberará, llegado el momento.

Por otro lado, nuestro autor nos recuerda que Rabí Leví Itzjak de Berdichov (1740 - 1810) ya había expresado una idea similar a ésta, él solía decir:

Señor del Universo: Redime a Tu pueblo mientras sean judíos, pues si no haces esto, te verás obligado a redimirlos incluso cuando sean como los goim (el resto de los pueblos)!

Perla de la Parashá Bo

"Dijo Moshé: Con nuestros jóvenes y nuestros ancianos iremos…" (Shemot 10:9).

Después de que Moshé Rabenu previno al Faraón de la plaga de las langostas que cubrirían toda la tierra de Egipto, los servidores del Faraón le pidieron a él que deje que los hijos de Israel vayan por tres días a servir a su D'os como le había pedido Moshé, porque ellos ya no podían soportar más todo el sufrimiento que les causaba mantener a los hijos de Israel en cautiverio.

En ese momento el Faraón había aceptado el consejo de sus servidores, pero le preguntó a Moshé: "¿Quiénes irán?", entonces Moshé le contestó que ellos irían también con sus jóvenes y sus ancianos, es decir que todo el pueblo en su conjunto irían a servir a D'os.

La pregunta es: ¿por qué Moshé nombró en primer lugar a los jóvenes y luego a los ancianos, si lo lógico hubiera sido que recuerde primero a los ancianos, que siempre fueron recordados antes que el resto del pueblo pues eran los más importantes?

Rabí Iosef Tzví Haleví contesta diciendo que esto viene a enseñarnos que principalmente la discusión entre Moshé y el Faraón se centraba en los jóvenes. El Faraón realmente estaba dispuesto a dejar que los ancianos vayan a servir a D'os, pero él quería que los jóvenes se quedasen en Egipto y así poder aprovechar su fuerza para seguir construyendo la tierra de Egipto, así como también para prevenir que Israel use la fuerza de ellos para combatir contra el pueblo egipcio.

Pero Moshé se preocupó principalmente por los jóvenes, y es por eso que primero le pidió al Faraón por ellos y luego por los ancianos. Moshé no quería que los jóvenes del pueblo de Israel se dejen llevar por toda la corrupción espiritual y física que imperaba en Egipto, pues ellos tenían que utilizar todo su vigor y todas sus fuerzas para construir el futuro del pueblo de Israel en el camino del servicio a D'os.

De aquí podemos aprender que no debemos dejar que nuestros jóvenes queden en manos de las malas influencias, desviándose del camino verdadero que los llevará a cumplir con sus funciones reales como parte de nuestro pueblo.

Por Rabí Moshé Itzjak Botbol

* * *

"Y habrás de narrar a tu hijo en aquel día diciendo: por causa de esto (las mitzvot) D'os ha hecho (milagros) para mí al salir yo de Egipto" (Shemot 12:8)

Respecto de la salida de Egipto encontramos que la Torá enfatiza que una de las funciones más importantes que los padres judíos poseen es la de educar a sus hijos enseñándoles la tradición judía.

Nuestros antepasados tuvieron el mérito de ser redimidos de la esclavitud egipcia gracias a que no quisieron cambiar los nombres que usaban, ni la lengua que hablaban, ni la clase de ropas que vestían - cosas que los diferenciaban claramente de sus vecinos egipcios. De esto debemos aprender que si nosotros también cumpliremos con nuestra responsabilidad como padres/eslabones del pueblo judío, transmitiendo nuestra cultura y tradición sin cambios, también seremos merecedores de ser redimidos nuevamente y para siempre mediante la llegada del Mashíaj.

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