lunes, 6 de junio de 2011

Parashá 36 Beha´aloteja

Parashá 36 Beha´aloteja (B´midbar 8: 1 – 12: 16)

Tema: “¿Quién nos daría de Comer carne?”.

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (8:1-14): El encendido de la Menorá (candelabro). La purificación y el acercamiento de los levitas.

Segunda aliá (8:15-26): La consagración de los levitas. El tiempo del servicio de los levitas.

Tercera aliá (9:1-14): La fiesta de Pésaj en el desierto. Las leyes del Pésaj Shení (el Pésaj pospuesto).

Cuarta aliá (9:15 - 10:10): El desplazamiento y el acampar de los hijos de Israel en el desierto. Las trompetas de Moshé.

Quinta aliá (10:11-34): La partida del Monte Sinai y la marcha del pueblo por el desierto. El pedido de Moshé a Jovav.

Sexta aliá (10:35 - 11:29): La queja del pueblo. La respuesta de D'os. Moshé reúne a los setenta ancianos.

Séptima aliá (11:30 - 12:16): Las codornices para el pueblo y la furia de D'os. El pecado de Miriam y Aharón. La lepra de Miriam y la espera del pueblo.

Introducción:

A pesar de que al comienzo de parashat Masé, al final de nuestro libro, figuran en detalle todos los lugares donde acamparon los hijos de Israel durante su estadía en el desierto "grande y terrible", en nuestra parashá encontramos el relato general de cómo fueron todos sus desplazamientos en su largo deambular. Tal vez no debería interesarnos demasiado cómo ellos viajaban, pero la verdad es que llama mucho la atención la repetición de ciertos detalles y la minuciosidad de los mismos. Veamos los versículos:

"Y de acuerdo al ascenso de la nube por encima de la Tienda, luego viajaban los hijos de Israel, y en el lugar donde reposaba allí la nube, allí acampaban los hijos de Israel. Acorde con la palabra de D'os viajaban los hijos de Israel y acorde con la palabra de D'os acampaban, todos los días que reposaba la nube sobre el Tabernáculo acampaban. Y si permanecía la nube sobre el Tabernáculo muchos días, cuidaban los hijos de Israel la observancia de D'os y no viajaban" (9:17-19).

"Y a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días; acorde con la palabra de D'os acampaban y acorde con la palabra de D'os viajaban. Y a veces estaba la nube desde la noche hasta la mañana y ascendía la nube por la mañana y viajaban; o día y noche, y ascendía la nube y viajaban. O dos días o un mes o un año, cuando permanecía la nube sobre el Tabernáculo reposando allí, acampaban los hijos de Israel y no viajaban, y cuando ascendía viajaban. De acuerdo con la palabra de D'os acampaban y de acuerdo con la palabra de D'os viajaban, la observancia de D'os cuidaron, de acuerdo con la palabra de D'os a través de Moshé" (9:20-23).

Para un mejor entendimiento del texto que hemos traducido, hemos remarcado con distintos colores algunas de las expresiones similares que aparecen repetidas en él.

Existen diversas opiniones entre los comentaristas de la Torá en lo que se refiere a la interpretación precisa de estos versículos. Por ejemplo, Rabí Abraham Ibn Ezra (1102 - 1167) sugiere que hasta el versículo 19 que finaliza con las palabras: "…cuidaban los hijos de Israel la observancia de D'os y no viajaban" la Torá relató en forma general lo que frecuentemente ocurría con ellos, mientras que a partir del versículo 20: "Y a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días…" se nos enseñan los detalles de sus travesías. (Tal vez él entendió esto pues la Torá remarca sólo dos veces el hecho de que los hijos de Israel cumplieron la observancia de D'os, la primera en el versículo 19: "cuidaban los hijos de Israel la observancia de D'os", y la segunda vez en el versículo 23: "la observancia de D'os cuidaron"; y esto denotaría de alguna manera que aquí tenemos dos conclusiones en el relato).

Pero la impresión que queda al estudiar la mayoría de los comentaristas - entre otros el Rambán (Rabí Moshé Ben Najmán, 1194 - 1270) y Rabí Jaim Ben Atar (1696 - 1743) en su "Or Hajaim" - es que esta aparente repetición en la Torá viene a enfatizar lo bien que se comportó el pueblo de Israel en el desierto al viajar o acampar exactamente como D'os lo deseaba.

Y este tema fue brillantemente expuesto por Rabí Ovadiá Seforno (1475 - 1550) en su comentario a la Torá, donde nos muestra que en realidad en el texto bíblico no hay repetición alguna, sino un detallado relato del cual tenemos mucho para aprender. Transcribiremos sus palabras:

"'Y de acuerdo al ascenso de la nube por encima de la Tienda, luego viajaban los hijos de Israel, y en el lugar donde reposaba allí la nube, allí acampaban los hijos de Israel. Acorde con la palabra de D'os viajaban los hijos de Israel y acorde con la palabra de D'os acampaban, todos los días que reposaba la nube sobre el Tabernáculo acampaban' (vers. 17-18): La Torá contó el mérito que tuvo Israel al encaminarse detrás de Él por el desierto. Primero, contó que ellos permanecían acampando en el lugar donde reposaba allí la nube a pesar de que era un lugar inhóspito y desolado.

'Y si permanecía la nube sobre el Tabernáculo muchos días, cuidaban los hijos de Israel la observancia de D'os…' (vers. 19): En segundo lugar contó que esperaban a la nube por mucho tiempo a pesar de que el lugar era muy malo '…y no viajaban' para buscar para ellos un lugar mejor para acampar.

'Y a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo pocos días…' (vers. 20): En tercer lugar contó que a veces ellos acampaban en un lugar que era agradable para ellos y para su ganado pero allí reposaba la nube pocos días y de todas maneras 'acorde con la palabra de D'os acampaban' - no porque amaban ese lugar, 'y acorde con la palabra de D'os viajaban' - a pesar de que partían de aquel buen lugar.

'Y a veces estaba la nube desde la noche hasta la mañana y ascendía la nube por la mañana y viajaban, o día y noche, y ascendía la nube y viajaban' (vers. 21): En cuarto lugar contó que a veces la nube reposaba sin que ellos sepan por cuánto tiempo, ocurriendo incluso que por una noche solamente acampaban, siendo éste un lapso insuficiente para acampar y también para prepararse para volver a partir, pero de todas formas la Torá contó que ellos no comenzaban a viajar por las noches.

'O dos días o un mes o un año, cuando permanecía la nube sobre el Tabernáculo reposando allí, acampaban los hijos de Israel y no viajaban, y cuando ascendía viajaban' (vers. 22): En quinto lugar contó que a pesar de que en algunas ocasiones ellos no tenían tiempo para ocuparse de sus cosas o de las necesidades de su ganado, y en otras ocasiones ya se habían ocupado de ellas, ellos apresuradamente tomaban todas sus pertenencias y viajaban.

'De acuerdo con la palabra de D'os acampaban' (vers. 23): A pesar de que había transcurrido un corto lapso de tiempo como para que pudieran preparar todas sus cosas; 'y de acuerdo con la palabra de D'os viajaban' al ascender la nube, a pesar de que ya había pasado mucho tiempo desde que acamparon y tenían todas sus cosas arregladas allí, 'la observancia de D'os cuidaron, de acuerdo con la palabra de D'os a través de Moshé'".

Mediante este bello comentario, Rabí Ovadiá Seforno nos enseña que los hijos de Israel no le cuestionaban nada a D'os, sino que solamente hacían lo que Él quería aunque eso les provocaba determinadas "molestias". Y ese fue su gran mérito, así como también lo expresó el profeta Irmiahu:

"Así dijo D'os: He recordado la benevolencia de tu juventud, el amor de tu compromiso, al encaminarte detrás de Mí por el desierto, por una tierra que no había sido sembrada" (Irmiahu 2:2).

Desarrollo:

En esta sección de la Torá se terminan de distribuir todas las funciones relevantes para comenzar el viaje por el desierto, un desierto "inmenso y terrible" (Cf. Devarim 8.15), representa por lo tanto esta sección una especie de descripción final de todo el orden del campamento. Las preparaciones previas, las cuales fueron descritas en las secciones anteriores, terminan de recibir su imagen completa en órdenes especiales como la fabricación de trompetas y los procedimientos específicos de sus toques para anunciar el momento de la marcha o del estacionamiento (CF. Bemidvar 10.1-8).

El gran periplo comienza, este viaje, no como era lo esperado, se alargará por cuarenta años, estos años se trasformarán en una fragua que templará al pueblo de Israel y lo construirá para la experiencia futura dentro de la Tierra de Israel. Esta fragua puso de manifiesto y expuso las características más profundas del pueblo, para bien y para mal, tal como podemos ya percibir en nuestra parashá; la definición de una personalidad espiritual necesita de un proceso de acondicionamiento para poder internalizar ideas y conductas, esto es así cuando nos referimos a un solo individuo, cuanto más si consideramos que estamos frente a un pueblo en los albores de su formación nacional y moral.

En un hecho particular ocurrido antes de comenzar la marcha, podemos comprender en alguna medida la profunda responsabilidad del líder del pueblo, en especial cuando este liderazgo contiene elementos trascendentales; una breve conversación entre Moshé y su suegro nos enseña estos sentimientos de responsabilidad, cuando Yitró desea volver a su casa, Moshé le declara:

"Viajaremos nosotros al lugar que dijo Hashem, ese lugar lo daré a ustedes, ven con nosotros y te beneficiaremos..." (Cf. Ibíd. 29).

Sin embargo Yitró contestó negativamente. El hombre a quien la salida de Egipto y el cruce por el Mar de las Cañas conmovieron su espíritu, este hombre que estos acontecimientos le hicieron abandonar su hogar, su estatus y su propio sacerdocio en Midian, para peregrinar al desierto y permanecer bajo la sombra de su yerno – este hombre quiere ahora volver a su hogar:

"No iré sino a mi tierra, solamente a mi patria me dirigiré" (Ibíd. 30)

Pero Moshé no es una persona que suela ceder con facilidad:

"No nos dejes, pues tú conoces nuestra estadía en el desierto, y has sido para nosotros como ojos..." (Ibíd. 31)

De las palabras de Moshé se percibe que su suegro era un personalidad vital en el campamento, esta necesidad queda ampliamente de manifiesto cuando leemos la palabras de Misdrash a este versículo, traídas por Rashí: "cada asunto que desaparezca de nuestros ojos, tú iluminarás nuestros ojos"; es decir si algún tema no es percibido como algo trascendente, Yitró podrá hacerlo resaltar como algo digno de tomarse en cuenta.

Sin embargo, este estatus del suegro de Moshé es ciertamente paradojal, dentro del marco en que estos términos fueron descritos varios cuestionamientos nos surgen: ¿Puede una persona llegar a un nivel tan elevado como para ser los ojos del pueblo y de Moshé mismo? Más aun si nos remitimos al momento en cuestión, la Presencia de Hashem estaba sobre el Tabernáculo, y el líder del pueblo, Moshé, envuelto en la influencia de la profecía que lo conduce, ¿Acaso necesita de otros ojos?

Los ojos trascendentes de Yitró al parecer son relevantes, así nuestro maestro Rabí Yosef Jayim comprendió estas ideas en su libro "Ben Ish Jay". Yitró tenía una virtuosa cualidad muy especial, que era necesaria que esté presente frente a los ojos de todo Israel, en forma mucho más evidente en los momentos de la marcha.

Esta cualidad, que los hombres del pueblo de aquella generación no poseían y que al parecer la fuerza de la profecía, con todos sus contenidos místicos, no podía emanar sobre el pueblo para que los ojos de ellos sean iluminados con esta cualidad; esta es la capacidad de poder enfrentarse a los extraños, que manifestó Yitro en el hecho mismo de peregrinar al desierto.

Por este motivo argumentó Moshé frente a él: nosotros te necesitamos, porque tú eres una ejemplo vivo capacidad para superar los obstáculos, y de la capacidad de enfrentarse con ellos, para el pueblo de Israel el periplo por el desierto es el único camino de vida; sin embrago, por el hecho que estamos sujetos a este peregrinaje por el desierto, causado por motivos que no siempre estuvieron bajo nuestro control, puede crear como consecuencia de las dificultades de esta marcha un a cierta amargura, o descontento general o incluso pensamientos de revolución, en otras palabras nuestras futuras dificultades son proclives a disuadir de la continuación del camino.

Por esto, el ejemplo de la vida del suegro de Moshé tiene la fuerza de servir como modelo, él es quien mejor puede tener el rol de ser los ojos del pueblo; en palabras actuales diríamos que él es quien debe ser escogido, "lo han señalado", para extraer ánimos durante las horas difíciles que puedan venir. Porque él vino al desierto por su propia voluntad, dejó tras de si su importante posición social, y vino solamente por el profundo reconocimiento de la verdad, sin considerar los obstáculos y sin prestar atención a las dificultades.

Si esta fue la breve conversación de Moshé con su suegro y si fueron estos los conceptos tan trascendentes que le fueron comunicados, entonces cabe preguntar el motivo de su negativa; a pesar que su vida era un ejemplo y modelo por qué prefirió volver a un lugar donde el pasado le esperaba amenazador.

La respuesta que encontramos en los comentaristas puede darnos tal vez una pista en la decisión de volver, Rashí trae cuando explica la respuesta de Yitró: "No iré sino a mi tierra, solamente a mi patria me dirigiré" que se refiere en esta respuesta doble a dos preocupaciones que tenía en mente, una eran sus propiedades que deseaba vender para poder luego regresar con Moshé y otra era su familia que quería también atraer a la fe de Israel y luego retornar.

Este hombre, discípulo de la sabiduría, tenía una conciencia social intensa y sabía que el orden de lo material es una grave condición para la elevación de tipo espiritual, por este motivo la primera decisión de abandonar todo fue ahora reafirmada de manera total en tratar de volver y desvincularse por completo de su pasado material, y por otro lado la responsabilidad de tratar de acercar a otros a la verdad que él mismo había palpado era un oriente en su conducta.

En su comentario a la Torá, sobre nuestra sección declara Kelí Yakar que desde el punto de vista lingüístico, el verbo utilizado por Yitró: "No iré sino" expresa en hebreo solamente la idea de mover los pies de manera tal que la persona se traslada de un lugar a otro, pero puede ser que mientras se traslade hasta el segundo lugar de todas maneras todavía su pensamiento está unido al primer lugar del cual procede; en cambio el verbo "viajar" que utiliza Moshé cuando le pide a su suegro que los acompañe se refiere no solamente a un traslado de tipo físico sino también a un cambio en el pensamiento, a un querer identificarse con el lugar y las finalidades del viaje.

Así encontramos que Hashem le dice a Abraham, nuestro patriarca, ""ándate de tu tierra" (Bereshit 12.1) porque aun estaba de alguna manera conectado a un pasado inmediato; mientras que después escuchamos que le dijo "yendo y viajando al sur" (Bereshit 12.9) porque en un principio fue pero después viajó al sur porque ya se había desconectado por completo de toda la casa paterna y había internalizado los conceptos trascendentales del sur.

La decisión de Yitró según como se desprende de los comentaristas en volver a su hogar, estaba conformada de una naturaleza dual, por un lado el simple hecho de ir no lo identificaba con el destino en tanto una cultura y una civilización diferente a la Torá que había estudiado, mientras por otro lado su intención real y profunda en volver a este lugar estaban basadas en los sentimientos de responsabilidad para con su familia, a quienes deseaba acercar: A pesar de la definición que Moshé mismo le había dado a su suegro al calificarlo como "ojos", estos sentimientos de responsabilidad pudieron más en su mente y decidió partir nuevamente para Midián.

Encontramos en el Tanaj un recuerdo de la familia de Yitró que al parecer puede enseñarnos que el cometido final de este hombre se cumplió, dice un versículo en el libro de los Jueces 1.16:

"Los hijos de Kini el suegro de Moshé subieron de la ciudad de los dátiles con los hijos de Yehudá".

Explica Rashí sobre el versículo: "La ciudad de los dátiles era Yerijó, que les fue dada a ellos una parte muy fructífera de Yerijó para que la consuman hasta que Israel construya en Templo... se la entregaron a los descendientes de Yitró por 440 años y los estudiosos que había entre ellos la dejaron (antes de la construcción del Templo) y fueron a reunirse con Otniel Ben Kenaz en el desierto de Yehudá que está en el sur para estudiar Torá".

Conclusión:

¿"Mi Yajilenu Basar"? ¿Quién nos daría de comer carne? (Bamidbar 11-4)

Está escrito en la Perashá "Y el Ereb Rab, que estaba dentro de él, desearon…" y dijeron: "¿quién nos dará de comer carne?"

Prestemos atención a un detalle: No está escrito que ellos dijeron: ´queremos carne´, sino solo que preguntaron: ´¿quién nos dará de comer…?´.

En otras palabras: ¿Acaso Hakadosh Baruj Hu podrá hacerlo?

Al leer esto, la exclamación surge espontáneamente: Necios! Si ustedes mismos vieron con sus propios ojos como D-os gobierna la Naturaleza y hace según Su voluntad.

A la orden del Todopoderoso, abandonaron la selva las bestias salvajes, en la plaga respectiva, las langostas se amontonaron, las ranas treparon, fueron protagonistas de innumerables milagros, y no solo en el pasado, recientemente, los milagros de la salida de Egipto y la partición del mar. Viajaron protegidos por la sombra de las nubes, una columna de fuego los precedía y les indicaba el camino, fueron alimentados por el Man, pan del cielo. ¡¿Hace falta algo más para dudar de las posibilidades del Creador?!

Pero el Ereb Rab aún vacilaba. "¿Podrá Él prepararnos fácilmente una mesa en el desierto?" "Es cierto que Hakadosh Baruj Hu nos baja el Man desde el cielo, ¡¿pero acaso Él también podrá darnos… carne?!

Esta pregunta suena tan desubicada y desafiante, tanto que no nos resulta extraño que Hakadosh Baruj Hu se halla enfurecido con el pueblo.

Para graficarlo mejor, tomemos ejemplos de la vida cotidiana (obviamente no nosotros, ¡de ninguna manera! Si nosotros somos intachables… pero a nuestro alrededor, nuestro entorno…)

Estamos en el Bet Hakneset… Puede ser lunes o jueves… Se lee la Torá. La gente se impacienta, la Tefilá se alarga. Uno se saca el Tefilín después de "Ashre", el compañero se contiene hasta "En Kelokenu"llegando casi al final de la Tefilá.

¿Qué pasó? ¿Qué sucede? Es tarde, hay que abrir el negocio. Podemos perder un cliente…

No nos detengamos en ellos, están apurados. ¿Pero quizás les quede medio minuto para una pequeña reflexión?

Si recién acaban de hacer Tefilá, y con sus propias bocas dijeron de D-os: "Responsable de todos los hechos, Patrón de todas las almas".

La vista, del Cielo: "Baruj Atá Hashem… Pokeaj Ivrim" (Haces ver a los ciegos), también sabiduría, le pedimos de regalo: "Otórganos de Ti mismo sabiduría, entendimiento y conocimiento". Y por qué no el sustento: "Bendícenos nuestro Padre, en todas nuestras labores".

En resumen: El cuerpo, y todas sus fuerzas, están en Sus manos. El alma - es de Él. La inteligencia - de parte Suya. El sustento - de Su mano extendida y amplia. Solo que nosotros debemos hacer un esfuerzo de nuestra parte, para recibir las bendiciónes de Hashem.

Si nosotros estamos plenos de este real conocimiento, preguntémonos: ¿Acaso D-os nos castigará si nos quedamos, tranquilamente, en el Bet Hakneset, hasta que termine la Tefilá? Seguro que no. Entonces, ¿Para qué esa celeridad y esa prisa? ¿Entonces Para qué? Hay en esto cierto aspecto del razonamiento del Ereb Rab, D-os libre.

Es cierto que D-os nos da salud, saciedad, vida, paz, pero… "¿Podrá Él prepararnos fácilmente una mesa en el desierto?" "¿Acaso, podrá proveer sustento a quien se quede en el Bet Hakneset hasta terminar la Tefilá? ¡¿O nosotros debemos ayudarlo a Él a activar el negocio?!

¿Con qué podemos comparar esto? Con ese barrendero pobre, que una mañana se levantó y le anunció a su esposa: "Felicidades, soñé que me transformé en un hombre rico, como Rothschild".

"¡Oh! ¡Bendito sea D-os!, exclamó la mujer, "al fin llegó el momento de cancelar la deuda del supermercado…"

"¿Cancelar? ¡Otra que cancelar! ¡Nadaremos en ríos de dinero! En realidad, yo seré más rico que Rothschild, ya que él no es más que Rothschild, pero yo además barro las calles… yo tengo otra entrada…".

Pensemos un momento: ¿Acaso quien se escapa del Bet Hakneset para conseguir otro cliente, para "ayudar al Creador a conseguir su sustento", no se compara a este necio?

Si te apoyas en Hashem, en tu salud, en tu vida, en tu sustento, como pretendes ayudarlo "en esos cinco minutos"…

Pero un momento: ¿Acaso esos cinco minutos, ciertamente, representan otro ingreso? Si también en ellos esperas del Creador que te envíe el cliente.

Shabat Shalom.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Habla a Aharón y dile a él: Cuando enciendas las luces… E hizo esto Aharón: hacia la cara de la Menorá él encendió las luces, así como D'os le había ordenado a Moshé" (Bamidvar 8:2-3).

En esta parashá la Torá nos relata que Aharón Hacohén encendió las velas de la Menorá así como D'os le había ordenado. Rashí comenta que la intención del versículo es enseñarnos que Aharón encendía la Menorá exactamente como había sido ordenado, es decir, sin hacer ningún cambio. Y esto puede indicarnos también, que cada vez que Aharón encendía las luces lo hacía con el mismo entusiasmo que sintió la primera vez que lo hizo.

De esto debemos aprender que al cumplir las mitzvot siempre tenemos que hacerlo con el mismo gran entusiasmo de “la primera vez”.

Por el Rav Yosef Meyer Medresh.

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