domingo, 12 de junio de 2011

Parashá 37 Sh´laj Leja

Parashá 37 Sh´laj Leja (B´midbar 13: 1 – 15: 41)

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (13:1-20): Moshé designa a los hombres que explorarán la tierra.

Segunda aliá (13:21 - 14:7): Los espías hacen un reconocimiento de la tierra de Israel. El relato de los espías y el llanto del pueblo. La reacción de Moshé y Aharón, y la respuesta de Iehoshúa y Kalev.

Tercera aliá (14:8-25): La reacción del pueblo y el enojo de D'os. Moshé reza por el pueblo. El perdón de D'os.

Cuarta aliá (14:26 - 15:7): El decreto Divino de deambular cuarenta años por el desierto. El duelo del pueblo de Israel. Algunas leyes referentes a los sacrificios.

Quinta aliá (15:8-16): Más leyes sobre los sacrificios.

Sexta aliá (15:17-26): La mitzvá de la separación de la jalá. El sacrificio de la comunidad por el pecado de la idolatría.

Séptima aliá (15:27-41): El sacrificio individual por el pecado de la idolatría. El relato del hombre que recolectaba madera en Shabat y su castigo. La mitzvá de los tzitzit.

Introducción:

En esta parashá nos encontramos con el famoso tema de los espías que fueron enviados por el pueblo de Israel para explorar la tierra de Quenaan, antes de entrar a ella para conquistarla. Realmente, es muy difícil comprender este episodio si lo analizáramos en profundidad ya que inmediatamente al comienzo de la parashá, la Torá nos hace una alusión sobre el nivel espiritual de esos hombres. Veamos los primeros versículos:

"Habló D'os a Moshé diciendo: Envía para ti hombres y que exploren la tierra de Quenaan - que Yo les doy a los hijos de Israel; un hombre, un hombre por cada tribu de sus ancestros enviarán, cada uno será jefe de ellos. Los envió Moshé desde el desierto de Parán por orden de D'os, todos eran personas, los jefes de los hijos de Israel eran" (13:1-3).

En su comentario de la Torá, Rashí (Rabí Shelomó Itzjaki, 1040 -1105) nos explica que las palabras: "todos eran personas", se refieren a que todos ellos eran personas importantes y hombres conocidos dentro de la comunidad, ya que la palabra "anashim" (personas, hombres) en este caso está utilizada como un adjetivo calificativo - ya que es obvio que ellos eran personas y no animales - y es por eso que dice Rashí que en ese momento, es decir cuando Moshé los envió, ellos no eran malvados.

Desarrollo:

Sin embargo, a pesar de su importancia y elevado nivel espiritual, ellos provocaron una gran equivocación en el pueblo después de su regreso, como vemos en los versículos siguientes:

"Y regresaron de explorar la tierra después de cuarenta días. Fueron y vinieron hacia Moshé y hacia Aharón y hacia toda la congregación de los hijos de Israel al desierto de Parán - a Kadesh - y les respondieron a ellos y a toda la congregación, y les mostraron del fruto de la tierra. Y le contaron a él y dijeron… Les hablaron mal de la tierra que exploraron, a los hijos de Israel, diciendo… Lloraron toda la congregación y elevaron su voz, y lloró el pueblo en esa noche. Se quejaron en contra de Moshé y en contra de Aharón todos los hijos de Israel, y les dijeron a ellos toda la congregación: Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o en este desierto; ojalá hubiéramos muerto. ¿Y por qué D'os nos trae a esta tierra para caer bajo la espada? ¡Nuestra mujeres y nuestros hijos serán cautivos! Es mejor para nosotros volver a Egipto. Dijeron uno al otro: elijamos un líder y volvamos a Egipto" (13:25-27, 32, 14:1-4).

Es muy difícil comprender cómo el mismo pueblo que fue duramente esclavizado en Egipto y fue rescatado de allí por D'os después de vivenciar todos los milagros que Él realizó en esa tierra, ahora decide sin pensarlo dos veces, volver al país de su esclavitud abandonando a Moshé, y lo que es mucho más grave, abandonando a D'os.

El castigo Divino no tardó en llegar: fue decretada sobre toda la generación la muerte en el desierto y el deambular por él durante cuarenta años, un año por cada día que los espías exploraron la tierra de Israel (cap.14 vers. 21 y ss.).

Nuestros Sabios en el Talmud nos muestran en varias oportunidades cuán difícil fue la prueba a la que estaban sometidos los hijos de Israel en aquella oportunidad. Por ejemplo, encontramos que Kalev e Iehoshúa necesitaron de la misericordia Divina para poder escaparse de la "atracción" del pecado que los otros diez espías cometerían:

"'Ascendieron por el sur y fue a Jebrón…' (13:22). ¡Tendría que haber estado escrito: "y fueron a Jebrón"!. Dijo Ravá: Esto enseña que Kalev se apartó del plan de los espías, y fue y se allegó hasta las tumbas de los patriarcas. Les dijo a ellos: ¡Padres míos, pidan misericordia por mí para que me salve del plan de los espías! [Pero] Iehoshúa [no tuvo necesidad de ir, pues] Moshé ya había pedido misericordia por él, como está escrito: 'y llamó Moshé a Oshea Bin Nun: Iehoshúa' (13:16). [Como diciendo:] ¡D'os te salve del plan de los espías! [ya que esta connotación está incluida en ese nombre]. Y a esto se refiere el versículo que dice: 'Y mi servidor Kalev, por cuanto que tuvo otro espíritu…' (14:27)" (Sotá 34b).

También encontramos que los mismos espías al salir hacia su misión ya estaban influenciados de alguna manera por el iétzer hará (instinto del mal):

"'Y regresaron de explorar la tierra… Fueron y vinieron…' (13:25-26). Dijo Rabí Iojanán en nombre de Rabí Shimón Ben Iojái: [Este versículo] relaciona la ida con la venida, [para enseñarte que] así como en su venida había un plan malvado, asimismo en su ida había un plan malvado [pues desde el comienzo pensaron hablar mal de la tierra de Israel]" (Sotá 35a).

Tal vez, podríamos consolarnos un poco al ver estas palabras de Nuestros Sabios, ya que el nisaión (la prueba) al que ellos estaban sometidos era muy duro. Pero después de reflexionar sobre el tema deberíamos llegar a la conclusión de que todo este episodio es incomprensible.

¿Cómo los jefes de las tribus primero, y el resto del pueblo después, pudieron llegar a cometer una equivocación de tal magnitud, después de que D'os les dió permiso para ir a reconocer la tierra y después de que el mismo Moshé Rabenu los eligió personalmente a ellos, basado en el hecho de que hasta ese momento ellos eran kesherim (buenas personas, aptos)? ¿Cómo puede ser que se equivocaron así?

El Rav Baruj Mozes explica que la respuesta a esta tremenda pregunta figura en el libro de Devarim, donde vemos que Moshé le relata a la nueva generación que entrará a la tierra de Israel, lo que ocurrió en el episodio de los espías:

"Se me acercaron todos ustedes y dijeron: Mandemos hombres delante nuestro y que exploren la tierra, y nos informen el camino por el cual ascenderemos y las ciudades a las que nos allegaremos" (Devarim -Deuteronomio- 1:22).

En su comentario a este último versículo, Rashí (basado en el midrash) nos hace notar la diferencia de lenguaje entre este acercamiento del pueblo para pedirle que envíe espías, y otro acercamiento del pueblo para pedirle que él sea el intermediario entre D'os y ellos. Dice Rashí:

"[En este acercamiento vinieron todos] mezclados, pero más adelante dice: 'Y se me acercaron todos los jefes de las tribus y los ancianos' (5:20). Aquel acercamiento fue correcto, los jóvenes respetaron a los ancianos dejándolos ir delante de ellos, y también los ancianos respetaron a los jefes dejándolos ir delante de ellos. Pero aquí 'Se me acercaron todos ustedes', todos mezclados, los jóvenes empujando a los ancianos y los ancianos empujando a los jefes".

No se entiende la intención de Nuestros Sabios en el midrash. ¿Es que ellos nos quieren enseñar que por cuanto que los hijos de Israel no se comportaron con educación respecto de la manera de acercarse, es que cayeron en ese pecado? No. Nuestros Sabios aquí nos están señalando un punto mucho más profundo.

No hay duda de que en la estructura del pueblo de Israel existe lugar para la democracia, es decir, en el campo de las reglas comerciales y de la urbanidad entre las personas, ya que en estos temas los Sabios de Israel no tienen más derecho a opinar que las otras personas del pueblo.

Pero respecto de la dirección y la conducción de la totalidad del puebde Israel, es obvio que sólo los Sabios de Israel tienen el permiso y están capacitados para guiarlos, pues la toma de decisiones a ese nivel, debe depender únicamente de la sabiduría y de la siatá dishmaiá (ayuda Divina) de quienes disponen de ellas; y las personas simples del pueblo carecen de ellas.

También debemos tener cuidado en analizar cada idea que se le ocurre a la persona. Debemos prestar atención de dónde proviene - si esa idea tiene una raíz pura o no. Y no siempre esto es algo claro, ya que en muchas ocasiones el iétzer hará puede disfrazarse de iétzer hatov (instinto del bien) haciéndonos creer que estamos haciendo una mitzvá cuando en realidad lo que hacemos es transgredir una prohibición, y generalmente las personas simples del pueblo no pueden distinguir entre una cosa y la otra.

Es por eso que cada idea debe ser revisada a fondo. Y en este punto fue que se abrió delante de ellos la posibilidad de la equivocación, ya que si los hombres simples (llamados por el midrash "ieladim" - "jóvenes, niños") que no tienen la sabiduría de los ancianos y de los jefes, los respetan a ellos, entonces existe la posibilidad de que los sabios examinen la cosa para ver de dónde viene esa idea averiguando si su raíz es pura o no, y ellos decidirán si aceptarla o alejarla.

Pero si los niños empujan a los sabios, entonces tenemos el indicio de que la cosa viene acompañada de excesiva euforia entremezclada con empujones, y no hay lugar para que los sabios estudien el tema debidamente.

Y precisamente esto fue lo que ocurrió con los espías. Desde el comienzo mismo de esta idea de explorar la tierra de Israel estaba entremezclado el iétzer hará en el asunto, y a través del cumplimiento de la misión, solamente tuvo lugar el desencadenamiento del pecado.

Es por eso que aquí no sólo hubo un problema de educación por parte de los hijos de Israel que querían que una delegación sea enviada, sino que hubo una carencia grave en su comportamiento básico y un error grosero en el camino hacia una elección inteligente. Quien se dirige por este camino, se encamina por la senda que seguro lo hará caer ante el iétzer hará, y es por eso que los hombres de la generación del desierto cayeron.

Por otro lado, respecto de la pregunta: ¿por qué los ancianos se dejaron llevar por el consejo de los jóvenes si ellos tendrían que haber visto de antemano el problema?, existen varias posibles respuestas y no es éste el momento de extenderse en ese tema, pero lo que queda claro por encima de todo es que también aquellos Sabios finalmente cayeron en ese pecado, y esto nos demuestra que cuando los sabios se dejan llevar por el consejo de los jóvenes ellos también caen.

Y a todo esto se refirió Rashí (quien citó las palabras de Nuestros Sabios del midrash) comentando el versículo del comienzo de nuestra parashá: "Envía para ti hombres" (13:2):

"[Dijo D'os: 'Hazlo] por tu cuenta, Yo no te lo ordeno, si quieres mándalos'. Por cuanto que 'Se me acercaron todos ustedes y dijeron: Mandemos hombres delante nuestro y que exploren la tierra, y nos informen el camino por el cual ascenderemos y las ciudades a las que nos allegaremos' (D’varim 1:22), Moshé lo consultó con D'os. Le dijo [D'os]: 'Yo les dije a ellos que la tierra era buena, como está escrito: 'Os haré ascender de la pobreza de Egipto a una tierra buena y amplia, a una tierra de la que fluye leche y miel' (Shemot 3:17); por sus vidas! les daré la posibilidad de equivocarse con el tema de los espías, para que no hereden la tierra'" (Midrash Tanjumá, 5).

Puede ser que a los jóvenes se les ocurran pensamientos infantiles pero todo tiempo que está el filtro de los ancianos del pueblo con su sabiduría, estos planes no se llevarán a cabo, mas si los niños empujan a los sabios entonces existe la posibilidad de equivocarse.

Conclusión:

El precepto de la Jalá y nuestros hijos

"Y habló Di-s a Moises diciendo: "Habla a los hijos de Israel y diles que, a su entrada a la tierra a la que Yo los traigo, será que cuando coman del pan de la tierra separarán una porción para Di-s. Con lo primero de su masa apartarán una fracción..." (Bamidbar/Números 15:17-20)

La Torá nos ordena que de cada masa de pan se separe una porción, comunmente conocida con el nombre de Jala, para ser entregada a los Kohanim (sacerdotes), de la misma forma en que se les dona una parte de la producción del campo.

Los kohanim son los siervos de Hashem, los que estudian y transmiten Su Torá de generación en generación. Los Bene Israel, al otorgarles una parte de sus frutos y producción, se sienten más unidos a ellos y tienen el merito de ganar paz y bendición para sus propios hogares y familias; todo en virtud de ese pequeño sustento que les proporcionan a los kohanim. Hoy día esto se traduce en el continuo apoyo que se debe ofrecer a los estudiosos de Torá, rabinos, centros de estudio de Torá o Yeshivot, etc.

La Torá se refiere a esa porción de masa como Jala y los judíos han dado en llamar así a sus panes sabáticos y de los días de fiesta, aludiendo a la porción que han separado de su masa.

¡Cuántos pensamientos y anhelos embargan el corazón de una madre cuando separa el trozo de jala al amasar su pan! ¡Cuántas bendiciones alberga su alma para sus hijos! Ser madre implica no dejar nunca de rezar. Que sus hijos sean fieles custodios de la ley Divina, que se consagren a la Torá y a las buenas acciones, que cumplan con alegría Sus preceptos, que sean personas bondadosas e inteligentes, que sean íntegros, que eleven el mundo con sus virtudes, etc.

Cierta vez una madre de Israel, como tantas otras, se encontraba preparando la masa de su pan. Tan pronto como se formó la masa, el momento justo para separar la jala, se dispuso a cumplir la Mitzva (Precepto) con todo su ser, pidiendo a Di-s en ese instante que su querido hijo amara el estudio, que absorbiera todas las enseñanzas de su Rab y tuviera las mejores aptitudes para aprender y para iluminar al mundo con Torá.

Su niño en tanto, un despierto muchachito de seis años, caminaba de regreso al hogar desde su jeder (escuela de Torá para niños), con su mochila a cuestas y vistiendo sus tzitzit y su kipa.

Era un 25 de diciembre y la ciudad estaba paralizada por la inactividad propia de esa fecha cristiana. Un grupo de muchachotes que vagaba sin rumbo por las calles, al ver al niño caminando tranquilamente con su valijita escolar, comenzaron a burlarse de él: "Ja, ja, ja! ¡Un día feriado y tienes que ir a la escuela! ¡Ja, ja!". Y así continuaron mofándose de él hasta que, en el momento en que el niño pasó cerca de ellos, les contestó con calma y firmeza a la vez:

"Sí, pero ustedes HOY no aprendieron nada!!".

¡Menuda lección para todos nosotros! No hay duda de que Di-s responde a los íntimos y sinceros anhelos de una madre virtuosa. El Rab Tzadok Hakohen escribe que "los niños son la abierta manifestación de los deseos ocultos de sus padres" (Likutey Maamarim 4).

Aquel niño de nuestra historia demostró con sus palabras que el valor que le daba al tiempo guardaba una intima relación con lo que había aprendido. Y no existe en el mundo un mejor seguro para el aprendizaje que el valor que uno le atribuye al conocimiento. Para crecer y elevarse se necesita de la propia voluntad del niño, pero una madre puede contribuir enormemente a crearla.

Shabat Shalom.

Haftarat Sh´laj Leja Zejariá 2:14 – 4:7 (Sefaradim)

"Y envió Iehoshúa Bin Nun desde Shitim dos hombres espías - en secreto - diciendo: 'Vayan, vean la tierra e Ierijó'. Fueron y llegaron hasta la casa de una mujer que vendía alimentos que su nombre era Rajav, y pernoctaron allí" (2:1).

En la haftará de esta semana, encontramos un relato bastante parecido al tema de la parashá, ya que vemos que Iehoshúa - el conductor del pueblo de Israel después de la muerte de Moshé Rabenu - envió espías para que inspeccionen la tierra de Israel antes de su conquista, así como lo había hecho en su momento el mismo Moshé.

Sin embargo, el Malbim (Rabí Meir Levush Ben Iejiel Mijal, 1809 - 1879) nos hace notar que aquí el texto nos aclara que esta vez los hombres fueron enviados "en secreto" y sólo Iehoshúa sabía sobre el asunto, a diferencia de como había ocurrido con los otros espías, que cuando ellos fueron hacia su misión todo el pueblo sabía lo que estaba ocurriendo. Tal vez esa diferencia fue la que provocó que la misión de la época de Moshé fracasó y esta tuvo éxito.

Rajav - la mujer que los hospedó - sabía que ellos eran espías de los hijos de Israel y hasta expuso su propia vida para protegerlos, escondiéndolos, para que el rey de Ierijó no los descubra. Ella sabía que D'os había prometido la tierra de Quenaan a los hijos de Israel y por eso, antes de que los hombres se vayan de la ciudad, ella les hizo un pedido:

"Y ahora júrenme por favor a mí por D'os, pues hice con ustedes benevolencia, que harán también ustedes con la casa de mi padre benevolencia, y me daréis una señal verdadera: Dejarán con vida a mi padre y a mi madre, y a mis hermanos y a mis hermanas y todo lo que ellos tienen, y salvarán nuestras almas de la muerte. Le dijeron a ella los hombres: Nuestra alma estará en lugar de ellos para morir si no revelaréis esta señal, y será que cuando D'os nos entregue la tierra haremos contigo benevolencia y verdad" (2:12-14).

Rajav les pidió que cuando los hijos de Israel invadan la ciudad mantengan con vida a toda su familia y ellos le aseguraron que incluso expondrían sus propias vidas, en caso de ser necesario, para cumplir con su voluntad. Lo único que le dijeron es que ellos le darían una señal para que los soldados de Israel los reconozcan al conquistar la ciudad, y ni Rajav ni su familia debían revelarla a nadie para que de esa manera puedan reconocerlos fácilmente.

Sin embargo, llaman nuestra atención las palabras de Rajav, que les dijo: "Y ahora júrenme por favor a mí por D'os, pues hice con ustedes benevolencia, que harán también ustedes con la casa de mi padre benevolencia, y me daréis una señal verdadera".

Para entender la profunda intencionalidad de las últimas palabras de este versículo, el gaón Rabí Eliahu de Vilna (1720 - 1798) nos explica en el libro "Divré Eliahu" que esto se asemeja a un comerciante que viajaba por su camino y por algún motivo le terminó faltando una suma determinada de dinero que él necesitaba para llegar a su casa.

Él escuchó que en esa ciudad vivía una persona muy rica y benefactora, y se encaminó hacia su casa para pedirle un préstamo de dinero. Después de ser recibido por aquel filántropo, este comerciante le contó lo que le había sucedido y el adinerado se comprometió a prestarle la suma que necesitaba para que pueda regresar a su hogar. Después de que el comerciante retornó a su hogar le envió por correo a aquel benefactor el importe que éste le había prestado.

Después de mucho tiempo ocurrió que aquel benefactor que le había prestado el dinero al comerciante fue a la ciudad donde éste vivía, y también se encontró en una situación donde necesitó dinero. Él fue hasta la casa del comerciante al que él le había prestado dinero una vez, y después de que el comerciante lo vió, se apresuró a prestarle el dinero y a ayudarlo en todo lo que necesitaba.

Si nos preguntáramos si el comerciante le retribuyó a aquel filántropo como verdaderamente correspondía después de que éste le había prestado dinero una vez, contestaríamos en forma negativa. Nosotros diríamos que el comerciante todavía no hizo con el hombre adinerado una buena acción acorde con la buena acción del otro, pues el hombre rico cuando le prestó el dinero no tenía con el comerciante ninguna obligación ni ningún compromiso ético que lo obligaba a prestarle dinero a un hombre que no conocía, y es por eso que lo que hizo ese filántropo se debe considerar un "jésed gamur" (benevolencia absoluta).

Pero por el lado del comerciante, diríamos que sólo le devolvió el favor a ese benefactor al prestarle dinero, ya que tenía la obligación ética y moral de hacerlo. Pero si ocurriera que el nieto del benefactor viniera a la ciudad del comerciante y éste hiciera el bien con él, así como lo hizo su abuelo con él, entonces estaríamos hablando de una acción parecida en su magnitud a la de su abuelo, ya que para el comerciante el nieto del benefactor era un desconocido que nunca le hizo ningún favor y de todos modos éste no se abstuvo de prestarle dinero.

Y a esto se refirió Rajav cuando le dijo a los espías: "Y ahora júrenme por favor a mí por D'os, pues hice con ustedes benevolencia". Ella les quiso decir que por cuanto que hizo con ellos benevolencia sin que ellos hubieran hecho algo por ella con anterioridad, su acción debe considerarse como una benevolencia absoluta. Y por eso les pidió que le retribuyeran de una manera parecida al decirles: "y harán también ustedes con la casa de mi padre benevolencia y me daréis una señal verdadera", pues por cuanto que su familia no hizo con los espías ninguna bondad, si ellos harán el bien con su familia, su acción será similar a la benevolencia que hizo Rajav con los espías, y también el acto de ellos será considerado una benevolencia absoluta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Y hablaron mal de la tierra que exploraron…" (13:32)

En esta parashá vemos que los "merraglim" (espías) que había enviado Moshé para explorar la tierra de Israel, a su regreso, hablaron mal de ella. Todo el pueblo creyó en sus palabras y se lamentaron - pues creyeron que si entrarían a la tierra para conquistarla morirían en el intento.

El castigo que recibió el pueblo fue que deberían deambular por el desierto durante cuarenta años para que mueran todos los hombres de esa generación en el desierto, antes de que sus hijos puedan entrar a la tierra prometida.

Todo esto ocurrió sólo por haber hablado lashón hará de piedras y arboles. Con más razón si uno habla lashón hará sobre personas…

Por el Rav Yosef Meyer Medresh.

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