sábado, 22 de enero de 2011

Parasha Mishpatim

Mishpatím/ Las Ordenanzas Divinas que Regulan la Conducta entre un Judío y su Semejante Judío.

La parshát Mishpatím contiene, como su nombre indica, las leyes dadas por Di- s que regulan la conducta entre el hombre y su semejante y la vida de la comunidad.*


Los Benei Israel fueron instruidos en algunos de los mishpatím mientras ellos acamparon en Mará. Fueron enseñados mishpatím adicionales después de matán Torá mientras todavía estaban parados congregados al pie de Har Sinaí.1

La reina nunca abandonaba su palacio para salir a pasear a menos que hub jera previamente ordenado a una fuertemente armada custodia marchar frente a ella. Otra tropa armada tenía que seguirla en la retaguardia. Sólo entonces ella se distendía, segura en el conocimiento de que ningún intruso sería capaz de abordarla de ninguna direcc¡on.

Similarmente, los Diez Mandamientos fueron precedidos y seguidos por los mishpatím2 siendo que los mishpatím son básicos para la supervivencia de la civilización humana.3 Nuestros Sabios declaran (Avot 1:18), “El mundo se sustenta en virtud de tres pilares justicia, verdad, y paz.

A las naciones, Hashem entregó sólo Siete Leyes básicas conocidas como las Leyes de Noaj. A K’lal Israel, por otra parte, El reveló miles sobre miles de halajot que tratan de todos los detalles concernientes a demandas, daños, y disputas.4 ¿Por qué son K’lal Israel escogidos para que deban estudiar y cumplir todos los numerosos detalles de los mishpatim, mientras éstos nunca fueron revelados a las naciones?

El doctor estaba haciendo su ronda diaria por el hospital, acompañado por su asistente. Inclinándose sobre un paciente y examinándolo , dio instrucciones a su personal, “¡La dieta de este paciente no debe ser restringida. Déjenlo tener todo lo que demande!” El continuó su ruta y, después de haber chequeado a otro paciente, redujo de su registro una larga lista de alimentos. “Todos estos bajo ninguna circunstancia pueden ser dados a este hombre,” él ordenó. “¡El tiene permitido sólo un número limitado de comidas!” Su asistente pareció confuso. “El paciente cuya dieta usted restringió parece estar menos enfermo que el otro a quien usted no restringió en absoluto,” comentó.

“Precisamente,” explicó el facultativo. “El primer hombre, desafortunadamente, era un caso incurable. El no se recuperara aún con una dieta especial. ¿Por qué entonces debería yo darle una? Pero este último tiene esperanza de supervivencia.¡Yo por consiguiente haré todo lo que esté en mi poder para curarlo !“5


De tal modo K’lal Israel, quienes son capaces de alcanzar las más altas alturas espirituales, son dados muchas detalladas halajot para regular cada paso de sus vidas. Hashem, sin embargo, no entregaría éstas a las naciones.

Hashem ordenó a Moshé, “Enseña los mishpatím a K’lal Israel en una manera similar a alguien quien pone una mesa. ¡Arréglalas en un claro y lúcido estilo!”6

Moshé se afanó a si mismo al extremo para presentar las halajot con un sistema claro. Como recompensa, la Torá une su nombre a los mishpatím, enunciando (Shemot 21:1), “Y éstos son los mishpatím los cuales vos pondréis delante de ellos.”7

Hashem ordenó a Moshé advertir a los Benei Israel que toda disputa entre ellos o toda demanda que un Judío pudiera tener en contra de otro debería ser resuelta por la Ley de la Torá en una corte Judía (Beit Din), y no ante un tribunal gentil.8

Está prohibido para un Judío ir a una corte de ley no - Judía para una decisión. Esto se aplica incluso si las leyes pertinentes a ese caso fueran idénticas con la ley de la Torá. Un Judío que consulta a una corte de ley gentil de tal modo niega a Hashem y pierde su parte en el olam habá, porque él socava la autoridad de la Torá.9

Las Leyes del Esclavo Judío Que es Vendido por el Beit Din (tribunal judío)

La m itzvá concerniente al esclavo Judío fue escogida para ser la primera de la parshát Mishpatím. Los Benei Israel fueron liberados de Egipto a fin de tornarse sirvientes de Hashem. Un Judío, quien es el sirviente de Hashem, debe por consiguiente tratar a su esclavo con consideración.10 Todo amo Judío debe liberar a su esclavo Judío no más tarde de seis años después del comienzo de su servidumbre.”

Nuestra parshá trata sobre el ladrón que es incapaz de reintegrar aquéllo que él robó. El ladrón es vendido por el Beit Din a fin de reembolsar a la víctima de su crimen con el dinero de la venta. (Las leyes de un esclavo que se ha vendido a sí mismo son tratadas en Vaikrá 25:39)12 El Beit Din sólo tiene permitido vender un ladrón a un Judío o a un guer tzedek, pero no a un gentil. Está prohibido venderlo en un remate público donde esclavos son vendidos, sino más bien, él debe ser vendido en una manera digna.13

A pesar de que la Torá se refiere al ladrón como un “esclavo,” su amo no está permitido de emplear el término “esclavo” como una expresión de desprecio. Debe considerarlo como su hermano.14 De hecho, de acuerdo con la ley de la Torá, el amo debe conceder a su esclavo Judío tales excelentes condiciones que puede parecer al empleador que él no adquirió un esclavo para sí mismo, ¡sino más bien un amo!15 Es evidente de la Torá que la posición “del esclavo” es más que tolerable, porque al fin de los seis años de servicio, él puede manifestar (Shemot 21:5), “Yo amo a mi dueño...yo no quiero salir libre.”

Algunas de las leyes de la Torá concernientes al esclavo Judío son:

Está prohibido darle tareas inferiores para hacer tales como lavar los pies de su amo o poner los zapatos a su amo, aún si estas mismas tareas fueran voluntariamente realizadas por un hijo para su padre o por un estudiante para su maestro.

El amo debe compartir con su esclavo todo tipo de comida que tenga. Si come pan blanco, él no puede alimentar al esclavo con pan negro. Si bebe vino, no puede dar a su esclavo agua. Si duerme sobre una buena cama, no puede dejar a su esclavo dormir sobre paja. 17

Si el amo tuviera sólo una buena hogaza de pan o una copa de buen vino, debe dársela a su esclavo. Si hay sólo una almohada, el amo debe dársela a su esclavo y dormir él mismo sobre el suelo.18

Si el esclavo tenía una cierta profesión antes de entrar a su servicio, está prohibido solicitarle hacer cualquier otro tipo de labor distinta que aquélla a la cual él está acostumbrado.19

El servicio de un esclavo Judío nunca excede seis años desde la fecha que fue vendido. Luego de seis años, él automáticamente se marcha libre. Si, durante su período de servicio, el esclavo cayó enfermo y su amo incurrió en grandes gastos por su causa, él no obstante no debe nada a su amo cuando parte.20

Si él entra al servicio mientras es casado, es el deber del amo sustentar asimismo a su esposa e hijos.21

Si el esclavo es soltero, su amo no puede darle una sirvienta canaanita con quien vivir a fin de adquirir nuevos esclavos como resultado de su unión.22

Si está casado cuando entra al servicio, el amo está permitido a darle a él una sirvienta canaanita, con el objeto de criar los esclavos para sí mismo.

La Torá provee para un ladrón que no puede hacer restitución en el más maravilloso estilo. Antes que encerrarlo tras los muros de prisión y exponer a su familia a un destino de vergúenza e inanición, Hashem ubica al ladrón en el círculo de una familia Judía. Su amo no sólo cuida de las necesidades del esclavo sino también de aquéllas de su esposa e hijos. Para hacer a él consciente de cúan bajo se ha hundido, no obstante, el amo tiene permitido darle una sierva canaanita, cuyos hijos permanecen en posesión del amo. Este es un tipo de matrimonio prohibido a un Judío libre. El debería hacer al ladrón consciente de su auto-infligida degradación y darle un incentivo para elevarse él mismo para que el séptimo año lo libere no sólo de sus ataduras fisícas, sino lo encuentre también como un hombre espiritualmente libre, listo para reingresar a la sociedad como un Judío maduro.23

El Esclavo Que se Ofrece Voluntariamente a Permanecer al Servicio de su Amo

Si, después de seis años de servicio, el esclavo manifiesta (Shemot 2 1:5), “Yo amo a mi amo, a mi esposa, y a mis hijos, Yo no saldré libre,” entonces su amo lo lleva al Beit Din. Si él reitera su negativa a partir en la presencia de los Jueces,24 el amo lo lleva a la puerta de su casa (o a la casa de algún otro). El esclavo debe pararse junto a la puerta mientras su amo perfora un agujero a través de su oreja derecha con un punzón o algún otro tipo de instrumento como una señal de que él permanece esclavizado hasta el comienzo del próximo año de Iovel.25 (Todo quincuagésimo año es un año de Joyel.) Sólo entonces él saldrá libre.

¿Cuál es la razón para realizar la ceremonia junto a la puerta?

Hashem dice, “Durante la Plaga de la Muerte del Primogénito, los Benei Israel en Egipto colocaron sangre sobre sus jambas y dinteles. Yo los exceptué a ellos en el mérito de aquella mitzvá a fin de que vivieran para volverse Mis sirvientes. ¡Un Judío que después de eso se ofrece voluntariamente para convertirse en un esclavo de un amo humano debería ser designado como tal ante una jamba de puerta!” Además, la puerta que conduce a la calle fue escogida como el sitio para este acto para que los transeúntes lo reprendieran, diciendo, “¿Por qué deseáis ser un esclavo si la ley de la Torá os concedió a vos libertad?”26

Es por una razón similar que, de todos sus órganos, es el oído el que debe ser atravesado. Hashem dice, “Que la oreja sea perforada, porque ella escuchó en Har Sinai, ‘Vos no robaréis,’ ¡ y a pesar de ello el ignoró el Mandamiento y cometió un robo!”27

Todas las palabras de la Torá son veraces no sólo de acuerdo con su significado simple, pero en un nivel más profundo, también. Los pesukim concernientes al esclavo hebreo constituyen un guía para la vida de un Judío:

Hashem, hablando acerca del pueblo Judío a quien El adquirió como sirviente, dice,

“Seis años él servirá,” la vida activa del hombre en este mundo promedio sesenta años,

y en el séptimo, él saldrá libre.” Después de setenta años, él parte de este mundo. Entonces se vuelve libre de la obligación de cumplir las mitzvot.

“Si él llegó por sí mismo,” si pasó su vida sin Torá y mitzvot,

“él saldrá por sí mismo,” abandonará este mundo sin su mérito.

“Si él es casado,” si, no obstante, él se ocupó a sí mismo con Torá (la cual es calificada como la esposa del hombre),

“entonces su esposa saldrá con él,” la Torá lo acompañará a él incluso después de la muerte. Está dicho que después que un hombre muere, ni oro, ni plata, ni perlas lo acompañan, sino sólo Torá y mitzvot.

“Si su amo le ha dado a él una esposa y ella alumbra hijos,” si él se volvió grande y educó discípulos ( quienes son considerados como hijos), mas sus motivos en aprender y enseñar Torá fueron impuros,

“la esposa y los hijos serán de su amo, y él saldrá por sí mismo,” entonces él abandonará este mundo sin méritos.

“Pero si el esclavo dijera, ‘Yo amo a mi amo, a mi esposa, y a mis hijos,”’ Yo me ocupo a mí mismo con Torá por amor a Hashem y educo discípulos por amor al Cielo, y,

“Yo no saldré libre,” él por tanto nunca perderá la Torá que adquirió. Incluso después de la muerte, él irá fortaleciéndose en el olam habá.

“Y su amo lo llevará a él próximo a Elokim,” él merecerá percibir a la shejiná ,y

“El lo llevará a la puerta,” él accederá a la entrada de los tzadikím,

“o a la jamba de la puerta,” incluso en el Gan Edén, él se mudará de la jamba de la puerta de una Ieshivá a la próxima,

“y lo servirá a El por siempre,” al tiempo de tejiat hametim (resurrección de los muertos).”28

Las Leyes de la Sirvienta Hebrea

Si un hombre se volvió pobre y vendió sus posesiones, sus campos, y su casa, pero aún no puede hacer frente a sus obligaciones financieras, él puede entonces vender en esclavitud a una hija quien sea menor de doce años de edad.29 Esta niña se convierte en criada en una casa de familia Judía. (Una mujer, sin embargo, no es vendida por el Beit Bin por robo.) Al señor de la casa o a su hijo les fue dada una mitzvá especial por la Torá de casarla. La Torá de este modo provee para ambos el padre empobrecido y la hija. Si el señor de la casa se casa con ella, el dinero que pagó por su adquisición entonces constituye el dinero de kidushin (matrimonio).30

Si ni el señor de la casa ni su hijo quieren desposaría, ellos deben cooperar para asegurar que ella sea prontamente redimida accediendo a deducir del precio de su libertad el tiempo que ella ya sirvió.31 Si el padre que la había vendido se vuelve adinerado, él debe redimirla.32

Todas las leyes relativas al tratamiento considerado que un amo debe acordar a un esclavo hebreo se aplican igualmente a una sirvienta hebrea. Además, el amo no debería enviarla a hacer diligencias a la plaza del mercado como un hombre, sino debería preferentemente dejarla ser una asistente de la madre en la casa.33

Ella sale libre tanto si muestra síntomas de haber madurado físicamente, como si su amo muere o si seis años de servicio han pasado, o si llega el año de Iovel. (Las leyes de una posible prolongación del servicio perforando la oreja no se aplican a una niña.)34


Castigo por Asesinato

Asesinato no intencional

Si una persona asesinó a alguien por error, no habiendo tenido intenciones previas de causarle daño, debe huir a uno de los aré miklat. Estas son Ciudades de Refugio especiales reservadas para este propósito (como será explicado en parshát Masei).

Cuando Moshé solicitó de Hashem,”Revélame a mi Tus modos de conducir los asuntos del mundo,” Hashem le mandó subir a la cima de la montaña.

Moshé vio a un hombre en el valle debajo. El se inclinaba sobre un manantial para tomar un sorbo de agua. Mientras hacía eso, su billetera cayó fuera de su bolsilo, y él abandonó el manantial, ignorante de que la había perdido.

Un tiempo después, Moshé observó a otro hombre aproximarse al manantial. Cuando él notó la cartera sobre el suelo, la tomó y partió. Pronto después, el propietario regresó para buscar su cartera perdida. Advirtiendo a un segundo extraño quien había llegado al manantial para beber, él lo sospechó de ser el ladrón y gritó, “¡Regrésame mi cartera!” El otro, quien estaba siendo acusado falsamente, respondió verazmen te, “¡Yo no sé de ninguna cartera!” El propietario pensó que estaba siendo engañado, extrajo un cuchillo, y, en un arrebato de furia pasional, ases inó al extraño.

Moshé, quien observó la escena sobre la cima de la colina, exclamó, “¡Explícame Tus modos, Oh Hashem! ¿Cómo puedes Tú permitir que un hombre inocente sea muerto?”

“Yo te revelaré a ti Mi Plan Celestial,” Hashem le respondió. “En verdad, el portador de la billetera la había robado de algún otro. Cuando él la dejó atrás en el manantial, el verdadero propietario la encontró y recibió su propiedad devuelta. La tercer persona que vino al pozo era un asesino. El había matado al padre del hombre que estaba buscando la billetera (la cual él había robado). Yo confronté a los dos en el manantial para que el hijo pudiera vengar la sangre de su padre asesinado. “*

Hashem de tal modo permitió a Moshé dar un vistazo dentro de la absoluta Justicia de Sus modos.35

Asesinato Premeditado

Un hombre que deliberadamente asesina a otro en la presencia de testigos y luego de haber sido advertido acerca de la prohibición de la Torá de asesinato, es sujeto al castigo capital por el Beit Din.36

Si alguien merece castigo capital, él debe incluso ser arrastrado fuera del mizbéaj para morir. Asiéndose sobre el altar no protege a un asesino. Aún si él fuera un kohén a punto de realizar la avodá, él es llevado ante el Beit Din para juicio para ser ejecutado.37

Un ejemplo de alguien que fue arrastrado fuera del altar de acuerdo con la ley de la Torá fue el general del Rey David, Ioav:

Cuando el Rey Shlomó ascendió al trono, el general Ioav temió por su vida. El había apoyado al hermanastro de Shlomó Adoniahu quien había intentado tomar el trono, y sabía que Shlomó por consiguiente lo consideraría a él un traidor.

Ioav huyó al Ohel Moed y se agarró de los cuernos del mizbéaj, erróneamente pensando que él así estaría a salvo. El Rey Shlomó le envió a su asesor Benaiahu ben Iehoiada. El ordenó a Ioav, “Así dice el rey, ‘¡Salid!”’ Ioav reh usó, respondiendo, “¡Yo moriré aquí!” Cuando el Rey Shlomó escuchó la réplica de Ioav, él ordenó, “Dejádlo morir en el altar, así como él dijo. ¡Matádlo y enterrádlo!” De tal modo, Ioav fue muerto en el mizbéaj.38

El Castigo por Golpear y Maldecir a los Padres

Un muchacho por sobre los trece años de edad o una niña por sobre los doce años, que da un golpe a uno de sus padres infligiendo una herida la cual causa que aparezca sangre, está sujeto al castigo capital, siempre que el niño fuera advertido y dos testigos observaran el acto.39

Herir deliberadamente a sus padres es el colmo de ingratitud hacia aquéllos quienes lo trajeron a él a este mundo y le hicieron tanta bondad.40

Un muchacho por sobre los trece años de edad, y una niña, por sobre doce, que maldicen a uno de los padres con uno de los Nombres de Hashem está sujeto al castigo capital si él/ella fue advertido y la maldición pronunciada en la presencia de dos testigos. Esta ley se aplica incluso si los padres ya fallecieron.41

Compensación por Varios Tipos de Daños

Si una persona, por asestar un golpe a otra, le causó daño en una o varias de las cinco siguientes formas, debe hacer restitución:

1. nezek - causando daño físico

2. tzaar- causando dolor

3. ripui- causando gastos médicos

4. shevet- causando ausencia del trabajo

5. boshet- causando humillación .42

Nosotros explicaremos ahora en más amplio detalle los precedentes tipos de daños:

1. nezek: Si el agresor causó a la víctima perder, o lesionar un ojo, diente, mano, pie o cualquier otro miembro u órgano, el Beit Din calcula por cuánto el valor de este hombre se disminuiría por causa del impedimento si él fuera a ser vendido como esclavo. El asaltante debe pagar la suma que el Beit Din calculó como valor del miembro. (El valor de miembros u órganos no puede ser estandarizado dado que su importancia varía de acuerdo con la ocupación del hombre. Alguien que se gana la vida por medio de labor manual y pierde una mano recibe una compensación más grande que la de un intelectual que pierde una mano.)43

2. tzaar: Además de compensar a la víctima por el daño que sufrió por la pérdida o lesión de un miembro, él es requerido de pagarle por todo dolor físico causado por el accidente. La suma de retribución depende de la severidad del dolor.44

3. ripui: El atacante es responsable de los honorarios médicos y otras expensas médicas resultantes de su golpe.

La Torá expresa (Shemot 2 1:19), “y él pagará los honorarios del facultativo,” de lo cual nosotros podemos deducir la regla de que es permisible para un Judío ocuparse de curar a los enfermos.45

Cuando R. Ishmael y R. Akibá caminaban juntos en las calles de Ierushalaim, ellos fueron abordados por un hombre enfermo que los interrogó, “Mis maestros, por favor aconsejádme, ¿cómo seré curado?”

Ellos le dieron instrucciones acerca de las medicinas apropiadas para tomar.

Entonces él los interrogó, “¿Quién me causó volverme enfermo?”

“El Creador ellos replicaron.

“Si es así,” él arguyó, “vosotros no deberíais entremeteros en Sus asuntos. Dado que El me enfermó, ¿por qué vosotros transgredís Su voluntad intentando curarme?”

Ellos le explicaron la respuesta formulando una pregunta.

“¿Cuál es vuestra profesión?” demandaron de él.

“Soy un granjero,” él replicó.

¿Quién hizo crecer a las uvas en vuestro viñedo?” ellos preguntaron adicionalmen te.

“El Creador fue su réplica.

“¿Por qué entonces vos podáis y aráis y trabajáis el viñedo, entrometiéndoos en Sus asuntos?” ellos inquirieron.

“El viñedo no producirá,” él respondió, “¡a menos que yo libre la tierra de piedras, fertilice, y la a re!”

Ellos entonces opusieron, “¡Ahora vos seguramente comprendéis la estupidez de vuestra pregunta! El hombre reacciona en la misma manera como las plantas del campo; al igual que una planta sólo se desarrollará apropiadamente si ella es nutrida y regada, así el cuerpo humano puede florecer sólo si es provisto con las nutrientes y medicinas apropiados. “46

4. shevet: Si el agresor causó a la víctima una pérdida financiera por impedirle ir a trabajar, él debe pagar por ello.

5. boshet: Aún si un hombre insultó a otro verbalmente o asestó un golpe el cual no causó daño real sino meramente lo humilló, la cuestión es traída ante el Beit Din. Los Jueces estiman el monto de la compensación financiera que es debida a la víctima por la vergúenza que sufrió. El atacante debe pagar la suma determinada por el Beit Din.47

Hashem luego explicó a Moshé las detalladas holajot de hacer restitución por haber causado daño poniendo un obstáculo o trampa sobre propiedad pública, por haber causado un fuego, y por un propietario cuyo animal causó daño. El Beit Din está a cargo de calcular la cantidad que la parte culpable tiene que pagar, de acuerdo con las reglas expuestas en parshát Mishpatím.

Reembolso de Propiedad Robada y Prohibición de Engaño

Si dos testigos observan una cosa robada entre las posesiones de un hombre o en su propiedad, el ladrón debe retornar al propietario la misma cosa, y en adición el efectivo equivalente de su valor. Si el objeto robado ya no es recuperable, él debe reembolsar en efectivo doble del valor del objeto robado.48 Esta ley se aplica sólo a uno que actuó furtivamente. Sin embargo, quien roba a plena luz del día necesita devolver sólo el objeto robado, mas no el efectivo equivalente. El ganav es considerado más culpable, porque actuando secretamente él demostró que teme sólo a las personas, pero no al todo vidente Ojo del Todopoderoso.49

Por un buey o un cordero robado la Torá demanda un reembolso más grande: Si alguien robó un buey, lo sacrificó y vendió, él debe devolver cinco bueyes. A cambio de un cordero robado, el ladrón debe pagar cuatro corderos.50*

¿Por qué el reembolso por una oveja robada es cuádruple, mientras la Torá demanda por un buey robado un reembolso de cinco bueyes?

1. El buey es el más valioso de los dos animales dado que realiza labor para su amo, mientras la oveja no lo hace.

2. Hashem con esto nos enseña a nosotros que El está interesado en el honor de todo ser humano, aún aquél de un ladrón. Al robar la oveja el ladrón tuvo que degradarse a si mismo, porque él la llevó sobre sus hombros. Un buey, sin embargo, es fácilmente conducido fuera. Hashem toma su vergúenza en consideración y disminuye su reintegro.51

La Torá considera un ladrón no sólo a uno que roba propiedad, sino también a alguien que actúa de una manera engañosa hacia otros,52

Incluidos en esta categoría están:


Quien insiste en que otro coma con él, mientras en su corazón no desea tenerlo como huésped.

Quien ofrece presentes a otro sabiendo de antemano que el otro no los aceptará.

Un vendedor que es deshonesto respecto de sus pesos y medidas.

Un vendedor que mezcla mercancías de alta calidad con mercaderías más pobres, engañando al comprador.53

La Torá considera a uno que actúa fraudulentamente como un ladrón; un tal ejemplo es Abshalóm, el hijo del Rey David.

Abshalóm, el hijo de David, se rebeló en contra de su padre, buscando establecerse a si mismo como rey. El solía levan tarse temprano y pararse junto a la entrada del Beit Din. Cuando alguien entraba para ser juzgado por el Rey David, Abshalóm lo comprometía a él en conversación, preguntando, “¿De qué ciudad venís vos?” El hombre contestaba, y entonces Abshalóm astutamente le decía, “Vuestros alegatos son justos, no obstante nadie en la corte de ley del rey os escuchará.¡Si sólo yo fuera hecho Juez de la tierra, aseguraría justicia para todos!” Cuando quiera que alguien se aproximaba a Abshalóm para hacerle una reverencia, el príncipe extendía su brazo, acercaba al hombre, y lo besaba. Así, Abshalóm robó los corazones de los hombres de Israel.54

La Mitzvá para el Beit Din de Matar a cualquiera por practicar Brujería

El Beit Din es ordenado ejecutar a una persona que practica hechicería en Eretz Israel. A pesar de que la Torá expresa la advertencia respecto a las mujeres que se ocupan en hechicería, diciendo, “Vosotros no permitiréis a una bruja vivir” (Shemot 22:17), ambos hombres y mujeres a la par debían ser ejecutados. La razón por la que la Torá específicamente citó a las mujeres es porque la hechicería era más comúnmente practicada por mujeres.55*

Un maligno recolector de impuestos Judío murió en el mismo día que un talmid jajam (sabio de la Torá). Sus ataúdes estaban siendo llevados al cementerio al mismo tiempo, el ataúd del recolector de impuestos detrás de aquél del talmid jajam. En el medio de la procesión, ladrones atacaron en el camino. Todos aquéllos acampañando los ataúdes huyeron. Sólo un estudiante no dejó el ataúd de su rebe. Permaneció con él toda la noche hasta la mañana siguiente. Al día siguiente, las personas que habían abandonado los ataúdes retornaron, pero ellas cometieron un error, los parientes del recolector de impuestos siguieron al ataúd del talmid jajam, mientras todas las personas importantes de la ciudad acompañaron al ataúd del malvado recolector de impuestos. El estudiante protestó, pero nadie prestó atención a sus palabras. El talmid jajam fue enterrado en el sepulcro de la familia del recolector de impuestos, mientras el recolector de impuestos fue enterrado con gran honor, elogiado por todos los importantes de la ciudad. El estudiante estaba angustiado de dolor El no podía comprender por qué un rashá debió haber sido otorgado tal honor, mientras su rebe fue enterrado de manera deshonrosa.56

Aquella noche, su rebe se le apareció en un sueño. El le dijo, “Yo te mostraré a ti el gran honor conferido a mí en Gan Edén (paraíso) y el sufrimiento del malvado recolector de impuestos en Guebinom (infierno).” El estudiante previó cómo el vil recolector de impuestos yacía sobre el suelo mientras la bisagra de la puerta del Guehinom rotaba en su oído. Su rebe le explicó a él, “Durante mi vida, yo una vez escuché cómo un talmid jajam era insultado, y no protesté. Fui entonces castigado en olam hazé (este mundo) siendo otorgado un entierro deshonroso. Una vez durante su vida, el malvado recolector de impuestos hizo una buena acción. El preparó una comida para un noble quien luego faltó a la cita. Subsecuentemente, él distribuyó el alimento entre los pobres. Por esta buena única acción, él fue recompensado en olam hazé (este mundo) siendo enterrado en medio de gran honor. Ahora él tiene que sufrir en Guehinom.”


“¿Hasta cuándo la bisagra de la puerta del Guehinom continuará dando vueltas en su oído?” el estudiante preguntó.

“Hasta que Shimón ben Shataj lo releve y tome su lugar,” su maestro respondió.

Sobresaltado, el estudiante interrogó, “¿Por qué debería el gran R. Shimón ben Shataj, la cabeza del Sanhedrín, ser así castigado?”

“R. Shimón ben Shataj escuchó acerca de las malvadas acciones de las ochenta hechiceras que están escondidas en las cuevas de Ashkelón,” replicó su rebe, “mas él falló en aniquilarías. Si quieres hacer una bondad, vé y recuerda a R. Shimón ben Shataj, “Antes de que vos os con virtiérais en nasí del Sanhedrín, prometisteis solemnemente a Hashem que al ser elevado a esta alta posición, mataríais a todas las hechiceras de la tierra. ¡Vos fallásteis en guardar vuestra promesa y por consiguiente seréis castigado con el Guehinom!”’

“¿Cómo debería creer R. Shimón ben Shataj que esto me fue realmente revelado a mi en un sueño?”

“Si él os solicitara una señal, colocad vuestra mano derecha sobre vuestro ojo. El globo ocular entonces abandonará su cuenca, y después ¡retornará!”

El estudiante se despertó. Tan pronto como fue de mañana, él se apresuró hacia R. Shimón ben Shataj y narró su sueño. Cuando quiso mostrar la señal, no obstante, R. Shimón ben Shataj le impidió a él, “¡Jas veshalom que yo no os crea a vos!” él exclamó. “Yo sé que vos sóis un tzadik capaz de realizar milagros. Más aún, yo estoy seguro de que este sueño os fue revelado por el Cielo, porque nadie sabe acerca de la promesa solemne que yo había hecho en mi corazón pero nunca llevé a mis labios. ¡Descansad seguro de que yo haré todo lo que está en mi poder para exterminar a las hechiceras!”

Al próximo día lluvioso, R. Shimón ben Shataj citó a ochenta de sus estudiantes, colocó en la mano de cada uno una jarra dentro de la cual él había colocado un nuevo impermeable, y les dio instrucciones, “Poned las jarras sobre vuestras cabezas y seguidme hasta la entrada de las cuevas de Ashkelón. Permaneced afuera de las cuevas, y cuando yo silbe una vez, pon éos vuestros impermeables. Cuando vosotros me escuchéis silbar otra vez, venid corriendo a mí. Cada uno de vosotros deberá entonces rápidamente agarrar a una hechicera y cargarla a ella al lugar el cual yo os diré. ¡Vosotros no necesitáis estar temerosos de cargar a las hechiceras, porque todos los magos tienen poder sólo cuando sus pies tocan el suelo!”

Los estudiantes siguieron a R. Shimón ben Shataj a la vecindad de las cuevas de Ashkelón. Por si mismo, R. Shimón ben Shataj arribó a la cueva donde él sabía que las hechiceras estaban escondiéndose. El golpeó a la entrada y dio voces, “¡Levantáos,levantáos, y abrid la puerta para mí! ¡Un colega vuestro ha arribado!”

“¿Cómo pudisteis vos venir aquí en un día lluvioso como éste?” las hechiceras vocearon de vuelta.

“Ningún problema para un gran mago como lo soy yo!” R. Shimón ben Shataj replicó. “¡Yo caminé por magia entre las gotas de lluvia y no me mojé!”

Todavía desconfiadas, las hechiceras inquirieron, “¿Por qué habéis vos venido aquí?”

R. Shimón ben Shataj replicó, “Yo vine tanto para aprender como para enseñar ¡Primero mostradme a mí vuestros trucos, y luego yo rea lizaré maravillas para vosotras!”

Las hechiceras entonces abrieron la puerta para R. Shimón ben Shataj y practicaron su brujería frente a él. Una de las hechiceras pronunció una fórmula mágica, y hogazas de pan aparecieron en la cueva. Otra hizo volar botellas de vino dentro de la cueva. Dos hechiceras más emplearon sus trucos mágicos, y he aquí, cuencas llenas de carne asada y toda clase de platos apetitosos fueron depositados sobre la mesa.

Después de haber de tal modo probado su destreza en brujería, ellas demandaron, “¡Ahora mostradnos vuestros actos!”

“Como vosotras véis,” dijo R. Shimón ben Shataj, “la lluvia está cayendo copiosamente en chorros. No obstante, con dos sonidos de silbidos, puedo al instante invocar ochenta muchachos en secos atuendos.”

“Si vos sóis capaz de hacer esto,” exclamaron las hechiceras, “¡nosotras admitiremos que vos sóis un mago superior!”

Cuando R. Shimón ben Shataj silbó, sus estudiantes, quienes habían estado escondiéndose en derredor de la cueva, comprendieron la señal. Ellos bajaron las jarras de sus hombros y vistieron los sacos que había dentro de ellas. Tan pronto como ellos lo oyeron a él silbar otra vez, entraron corriendo. Cada uno agarró a una hechicera, la puso sobre su hombro, y la cargó a las horcas que habían sido preparadas con anticipación. Así, todas las ochenta hechiceras fueron colgadas.57


La triste secuela de esta historia fue que los parientes de las hechiceras prometieron solemnemente tomar venganza sobre R. Shimón ben Shataj. Ellos contrataron falsos testigos para testificar que el hijo de R. Shimón ben Shataj había asesinado a una persona que había sido encontrada muerta en un campo.

Los Jueces sentenciaron a su hijo a muerte.

Mientras él estaba siendo guiado fuera al lugar de ejecución, él exclamó, volviéndose a los testigos, “¡Si yo soy culpable, que mi muerte no sea mi expiación; mas si yo soy inocente, que mi muerte expíe por mí, y que los testigos sean castigados por su culpa!” Los testigos empalidecieron y confesaron, “¡Nuestro testimonio fue un complot ideado a fin de tomar venganza sobre

R. Shimón ben Shataj!”

R. Shimón ben Shataj quiso salvar a su hijo de la muerte, pero su hijo, volviéndose a los Jueces, gritó, “¡Cumplíd la sentencia sobre mi antes que transgredir la ley de la Torá que establece que los testigos no pueden revocar su testimonio!”

R. Shimón ben Shataj se refrenó a sí mismo y ordenó que su hijo fuera ejecutado.58

La Prohibición en contra de Afligir a una Viuda o a un Huérfano

Hashem advirtió tanto al Beit Din como a todo individuo cuidarse de afligir a una viuda o a un huérfano aún de la manera más sutil.59

Hashem dice, “Una esposa agraviada puede quejarse a su marido, y un hijo oprimido usualmente llama a su padre por ayuda. Dado que una viuda y un huérfano no tienen a nadie para defenderlos a ellos, se quejan a Mí. Yo tomaré revancha por cada uno de sus clamores.60 Mi furia será encendida, y como resultado de Mi enojo, ninguna lluvia caerá. Ustedes serán castigados por la espada, la pestilencia, el exilio, y las bestias salvajes. Sus esposas se tornarán viudas de por vida. Ellas no podrán volver a casarse dado que sus esposos habrán desaparecido pero sus muertes nunca serán comprobadas; sus hijos, por esta razón, nunca podrán heredar los bienes de sus padres.”61

Hashem desea que nosotros cultivemos dentro nuestro las cualidades características de bondad y compasión. El por consiguiente nos prohibió a nosotros dar un tratamiento inferior a viudas y huérfanos a causa de su posición de debilidad.62

Ierushaiaim fue destruida solamente cuando el Beit Din pervirtió el juicio de viudas y huérfanos.63

La prohibición en contra de oprimir a huérfanos y viudas, de acuerdo con una opinión de nuestros Sabios, está establecida en la Torá para servir como un ejemplo para la regla general de que está prohibido tornar ventaja de cualquier persona que está desvalida.64

Cuando los dos talmidei jajamím, R. Shimón ben Gamliel y R.

Ishmael, eran conducidos a la muerte por los romanos, R. Shimón dijo a su colega, “¡Yo estoy muy afligido porque no sé por que pecado merezco morir!”

“¿Sucedió alguna vez,” R. Ishmael interrogó, “que alguien vino a vos para ser juzgado o para consultaros una pregunta de halajá y vos lo hicisteis esperar hasta haber finalizado vuestra bebida o habé ros puesto vuestros zapatos o vuestra vestidura? Si es asi, vos transgredisteis la prohibición de la Torá de (Shemot 22:21), vos los afligís a ellos (aún al grado más sutil), Mi furia arderá. os mataré a vos con la espada.”’

Vos me habéis consolado. mi rebe,” respondió R. Shimón.65

No Maldecir a un Juez a pesar de Desacordar con su Decisión

En adicion a la prohibición de maldecir a cualquier Judío, Hashem nos dio un mandamiento especial prohibiendo maldecir a los daianím (Jueces) de un Beit Din.66 La prohibición consiste en maldecirlos usando el Nombre de Hashem.67

Un hombre’ que tenía un caso en la corte fue absuelto por el Juez. Cuando abandonó la corte, estaba lleno de alabanzas para el Juez, prociumando a todos qué hombre maravilloso él era.

Otra vez, tuvo un segundo pleito el cual fue presidido por el misma Juez. Esta vez, fue pronunciado culpable. “¡Este Juez es un perfecto idiota!” declaró mientras abandonaba la sala del tribunal. 68

Está prohibido maldecir a un juez, a un rey, o al jefe del San hedrín.69

Un Esbozo de Algunas Leyes Aplicables a Jueces, Testigos, y Demandados

Está prohibido a un Juez escuchar los argumentos de un litigante sí el otro está ausente. Ambos deben estar presentes al mismo tiempo 70

El Beit Din no puede aceptar el testimonio de un rashá (malvado). Nuestros Sabios presentan una lista de personas que son inadecuadas para actuar como testigos, entre ellas una persona que permite a su ganado pastar en los campos de otras personas y un jugador profesional.71

El veredicto final es pronunciado de acuerdo con el voto mayoritario de los Jueces.72

Un no Judío preguntó a R. Iehoshúa ben Korjá, “¿Vuestra Torá no os comanda seguir a la mayoría? Nosotros los idólatras excedemos en número por mucho a los Judíos. ¿No estáis vosotros entonces obligados a uníros a nosotros?”

“¿Tenéis vos algún hijo?” inquirió R. Iehoshúa.

“Tengo,” respondió el gentil. “Vos tocáis un punto sensible,

recordándome de mis problemas.”

“¿Por qué?” preguntó R. Iehoshúa.

“Nunca disfrutamos de una sola comida juntos en paz, replicó el gentil. “Cuandoquiera que nos sentamos a comer, un hijo manifiesta que su dios debe ser bendecido, mientras el otro alego que reverencio es debida a su deidad. Para el tiempo en que lo comido terminó, todos están lastimados de la peleo. Uno tiene marcas azules sobre su frente y el mentón del otro está destrozado.”

“¿Por qué no hacéis la paz entre ellos,” preguntó R. Iehoshúa,

“y decidís qué dios debe ser adorado?”

“Yo soy impotente en la materia,” admitió el gentil.

“Vos véis,” afirmó R. Iehoshúa, “ que no sois una mayoría porque desacordáis entre vosotros mismos acerca de cuál señor debe ser adorado. “‘*


A fin de asegurar que los votos no se dividieran en dos fracciones iguales, el número de Jueces designados para el Beit Din siempre tenía que ser impar.73

A fin de concluir un veredicto culpable para castigo capital, un voto de mayoría no es suficiente. Debe haber una mayoría de al menos dos votos.

Para absolución, sin embargo, mayoría por un voto es suficiente.75

A un Juez no le está permitido basar su opinión en aquélla de un Juez mayor, o una mayoría de Jueces, razonando, “Su conclusión fue ciertamente correcta.” Se demanda de todo Juez que él clarífíque el caso en su propia mente y decida verazmente, aún si su conclusión fuera la opuesta de la opinión de la mayoría. Si es luego vencido en la votación, no será tenido responsable por los resultados.76

La Advertencia de no Hacer Falsas Declaraciones

“¡Midebar sheker tirjak- manténte lejos de una mentira!”

Este mandamiento está dirigido a todo Judío. Le advierte evitar envolverse a si mismo en cualquier mentira o fraude, porque “El Sello de Hashem es la Verdad.”77

Es una advertencia general para un Juez evitar todo lo que pudiera distorsionar la veracidad del juicio. Algunas de sus implicancias son:

1. Un Juez que se dio cuenta que erró no debiera intentar buscar prueba para sustanciar su anterior falsa declaración a fin de evitar admitir su equivocación.

2. Si un Juez o un testigo es consciente de que uno de sus colegas es deshonesto, debería rehusar manejar el caso con él, aún si es llevado a cabo de acuerdo con la halajá.78
Si el Juez está bajo la impresión de que los testigos están mintiendo, a pesar de que está imposibilitado para probarlo, debería retirarse del pleito antes que concluir el veredicto. No dejemos que diga, “No es mi responsabilidad - los testigos tendrán la culpa.”79

3. Si uno de los litigantes se presenta en la corte vestido elegantemente y el otro en ropas raídas, debería ser ordenado que ambos vistieran el mismo tipo de ropa en la corte a fin de no distorsionar la objetividad del Juez.80

El Beit Din No Debe Matar a Alguien que es Inocente

El Beit Din está advertido:

“¡Venaki vetzadík al taharog- no motes al libre de culpa y recto!”

En la práctica esto significa:

1. Si el Beit Din había declarado que alguien debía ser sentenciado a muerte, y subsecuentemente alguien sugirió nuevos argumentos.a su favor, o aún si él mismo sugirió un nuevo argumento en su defensa, el caso es reabierto - incluso si ya estaba siendo conducido al lugar de la ejecución.81 El caso será revisado tantas veces como argumentos sustanciales sean sacados a colación.

Sin embargo, si una persona fue absuelta en el tribunal, su caso no es reabierto, aún si nuevas pruebas de su culpabilidad fueran encontradas 82

2. Está prohibido ejecutar sentencia basado en evidencia circunstancial, aún si la evidencia es clara más allá de duda. Fallos de Torá pueden ser administrados sólo sobre la base de la evidencia de dos testigos quienes observaron la cuestión directamente.83

R. Shimón ben Shataj reía tó, “Un a vez advertí a un hombre que perseguía a otro. Los seguí y entré a una ruino un momento después de que ellos hubieron arribado allí. Cuando entré, vi a un hombre yaciendo muerto sobre el suelo. El otro estaba de pie junto a él, sosteniendo en su mano un cuchillo con manchas de sangre del cual sangre fresca todavía chorreaba.

“¡Rashá!” me dirigí a él. “Yo sé que sois el asesino del hombre yaciente aquí. No obstante estoy imposibilitado de condenáros porque no hay dos testigos que realmente observaron el asesinato. ¡Quiera El ante Quien todas las cuestiones ocultas son reveladas vengar a la víctima!”

R. Shimón ben Shataj no había abandonado todavía la ruina cuando el asesino pereció. Una culebra se deslizó fuera de un agujero y lo picó a él fatalmente.84

Hashem asegura a los Jueces que ellos no necesitan temer que una persona culpable escape a la justicia en un caso donde castigo no fue administrado por falta de testigos u otras razones que están más allá de su control. “Porque,” dice Hashem, “‘Yo no absolveré al malvado’ (Shemot 23:7). Yo poseo muchos mensajeros para acarrear la muerte a una persona si lo merece.”85

Cuatro Clases de Castigo Capital

A pesar de que nosotros no poseemos un Beit Din hoy en día, los malvados no obstante son castigados desde lo Alto. Uno que merece sekilá cae hacia abajo desde un lugar alto o es muerto por bestias; uno que merece serefá muere en un fuego o de la picadura de una culebra; uno que merece hereg es ejecutado por el gobierno o asesinado por gángsters; uno que merece jenek se ahoga o es estrangulado.86

El Beit Din administraba cuatro clases de castigo capital impuesto por la Torá:

sekilá- lapidación: La persona culpable era empujada abajo desde el techo de un edificio de dos pisos por los testigos. Si sobrevivía a la caída, ellos le arrojaban una gran roca. Si aún esto no la mataba (una señal de que estaba destinada a sufrir más), todo K’lol Israel la lapidaba.

serefá- quema: Esta sentencia de muerte también, como todos los tipos de castigos capitales ordenados por la Torá, era llevado a cabo de la manera más misericordiosa 87 un delgado flujo de plomo caliente al rojo era obligado a bajar la garganta del criminal, y él moría rápidamente.

hereg- muerte por la espada: El hombre culpable era decapitado con la espada, y moría inmediatamente.

jenek- estrangulación: El era estrangulado por el Beit Din.

Los castigos son listados en orden descendente de severidad, sekilá siendo considerado el más duro.88


Está Prohibido Aceptar Todo Tipo de Soborno

La Torá advierte al Juez, “¡Veshojad al tikaj- no aceptéis un soborno!”

Está prohibido para el Juez aceptar un regalo de uno de los litigantes. El debe rehúsar, aún sí el regalo fue dado con el entendimiento que él debería juzgar verazmente y aún si él tiene la firme intención de juzgar el caso correctamente a pesar del regalo.89 Soborno, en adición a regalos tangibles, incluye todo tipo de favor o palabras bondadosas las cuales el Juez recibió de una de las partes.90

Nuestros Sabios fueron extremadamente cautelosos de no convertírse en Jueces en un caso de la corte en que sospechaban que podían ser parcialízados. Esto es ilustrado por los siguientes ejemplos:

Cuando el Sabio Shmuel cruzaba el puente de un río, fue dado una mano de ayuda por un transeúnte: Shmuel inquirió acerca del bienestar del hombre, y el hombre le informó que estaba en su camino al Beít Din por un pleito. “Yo no soy permitido ser vuestro Juez,” Shmuel decidió inmediatamente, porque me ayudásteis. 91

R. Ishmael ben losé empleó a un arrendatario quien solía traerle una canasto de frutas de su (de R. Ishmael) huerto todos los Viernes. Una vez le obsequió a él la canasta un Jueves.

“¿Por qué me trajisteis vos las frutas hoy?” inquirió R. Ish m ael.

“Tengo un pleito mañana,” explicó el arrendatario.

R. Ishmael no aceptaría la canasta de frutas de él mas no obstante rehusó a actuar como un Juez en el caso, diciendo, “no soy adecuado poro ser vuestro Juez.” El des ignó a un talmid jajam diferente para manejar el caso. R. Ishmael estaba por casualidad caminando pasando el Beit Din durante los procesos del día siguiente. El acertó a oír los argumentos que su arrendatario presentó y pensó para si mismo, “¡El debería argúir diferente a fin de ganar el caso!” Súbitamente, se dio cuenta de que en su mente favorecía a su arrendatario por sobre el otro litigante y estaba interesado en que su arrendatario gana ra. “¡Malditos sean aquéllos quienes aceptan soborno!” exclamó. “Yo nunca tomé la canasta de frutas de mi arrendatario. Aún si yo la hubiera tomado, era fruta que me pertenecía. No obstante, el soborno sugerido influenció mis pensamientos en su favor. Si alguien acepta real soborno y luego ejecuta sentencia, ¡cuán mucho más distorsionada será su sentencia!92

La naturaleza del soborno es que causa al Juez identificarse a sí mismo con el dador.93*

Quien acepta soborno será castigado con uno de lo siguiente: El perderá su claridad de conocimiento de Torá, declarando que lo impuro es puro y viceversa, o bien se volverá indigente al grado de tener que rogar por limosna, o bien él perderá su vista.94

La Prohibición en contra de Mezclar Leche y Carne

Hashem ordenó a K’lal Israel (Shemot 23:19), “No cocinaréis a un cabrito en la leche de su madre.” Estas palabras son reiteradas en tres lugares diferentes en la Torá, indicando tres diferentes prohibiciones de la Torá en la materia:

Está prohibido comer una mezcla cocida de carne y leche.

Uno no puede derivar ningún beneficio de tal mezcla.

Los dos no pueden ser cocidos juntos.95

Moshé dijo a Hashem, “¡Yo estoy asombrado! Tú me diste instrucciones de escribir en la Torá, ‘No cocinéis un cabrito en la leche de su madre.’ ¡Aún así Tú oralmente me explicaste que ello también prohibía comer a los dos juntos! Dáme permiso para escribir en la Torá, ‘¡No comáis una mezcla de carne y leche!”’ Hashem respondió, “¡Escribe como Yo te ordené a ti; no cambies Mis palabras!”

Moshé discutió, “¿No es posible que en el curso de su largo exilio, los Benei Israel puedan olvidar la Explicación Oral de la Torá?”


Hashem respondió, “¡Yo he celebrado un pacto con ellos el cual garantiza que la Torá Oral no será nunca olvidada por sus descendientes! “96

La razón por la cual Hashem no permitió a Moshé incorporar la Explicación Oral dentro del Texto Escrito de la Torá fue que El previó que algunas de las naciones alegarían en tiempos futuros que eran la nación elegida de Hashem, las verdaderas poseedoras de la Torá. Ellas, no obstante, no podrían nunca fingir que sabían la Torá íntegra, porque la Ley Oral las eludiría. Puesto que ella había sido transmitida por palabra de boca desde el tiempo de Moshé, de una generación a la próxima, pero no consignada por escrito, permaneció la exclusiva posesión de K’lal Israel.97

A pesar de que los Benei Israel no entendieron el precepto de no mezclar carne y leche (el cual es un jok), ellos todos lo aceptaron en perfecta fe sin formular ninguna pregunta. Hashem escogió dar Sus mandamientos a la Generación del Desierto porque ellos eran la más recta de las generaciones.98

Hashem Predice a Moshé que un Angel Los Guiará a Ellos

Hashem reveló a Moshé que los Benei Israel pecarían en el futuro. (El se refirió al futuro incidente del eguel, el Becerro de Oro.)99 Por consiguiente, Su shejiná no continuaría guiando a los Benei Israel. En lugar de ello, El enviaría un ángel al frente del Campo.

“Si vosotros fuérais dignos,” Hashem dijo, “Yo Mismo os guiaria, mas a causa de vuestro (futuro) pecado, Yo os enviaré a Mi mensajero, el ángel Matatrón quien porta Mi Nombre.100 ¡Cuidáos de rebelaros en su contra, porque él sólo es un mensajero y no tiene poder para perdonar vuestros pecados como Yo lo haría!”101

Después del pecado del eguel, Hashem quiso cumplir Sus palabras y envió un ángel al frente de ellos. Moshé, sin embargo, protestó, diciendo, “¡A menos que Tú nos guíes personalmente a nosotros, nosotros no partiremos de aquí!” En el mérito de la grandeza de Moshé, Hashem consintió. Mientras Moshé vivió, Hashem Mismo condujo al Campo de los Benei Israel.102

Más tarde, Hashem envió al mismo ángel a quien Moshé había rehusado aceptar para asistir a Iehoshúa en la conquista de Eretz Israel. Iehoshúa voluntariamente lo aceptó. La posición espiritual de Iehoshúa era muy inferior a aquélla de Moshé y por consiguiente él aceptó alegremente ser guiado por un ángel.103

Hashem también predijo a Moshé que cuando los Benei Israel entraran a la Tierra, los habitantes de Canaán estarían tan asustados que no se atreverían a pararse erguidos delante de ellos. El prometió a Moshé asistirlo en vencer a los poderosos Reyes Emorítas Sijón y Og enviando una tzirá (una clase de avispas) al frente de los Benei Israel la cual cegaría los ojos de sus enemigos e inyectaría un veneno mortal dentro de sus cuerpos. Permaneciendo sobre el lado oriental del Jordán, la tzirá también arrojaría a chorros su veneno a las naciones en Eretz Can aán.104

Más Eventos que Tuvieron Lugar Antes de Matán Torá (Entrega de la Torá)

Al fin de parshát Mishpatím, la Torá narra eventos que realmente tuvieron lugar durante los días precedentes a matán Torá.105

En el cuarto día de la semana antes de matán Torá, Hashem mandó que Moshé, Aharón, los dos hijos de Aharón Nadav y Avihú, y los Setenta Ancianos deberían ascender la montaña para prosternarse ellos mismos ante la shejiná. (Hashem no incluyó a los hijos de Aharón Elazar e Itamar en este mandamiento porque El previó que aquéllos ascendiendo la montaña se tornarían merecedores de muerte, y El no quería que todos los hijos de Aharón murieran.106) Hashem dijo a Moshé que cada uno seria permitido de ascender no más allá de su límite fijado.107

Cuando los Ancianos escucharon el mandamiento de Hashem, se quejaron. Resintieron ser rehusados del permiso para entrar al compartimiento más íntimo de Hashem como Moshé. Pero Hashem les respondió, “Cuando Yo dije en Egipto, ‘íd y hablad al Faraón,’ sólo Moshé y Aharón obedecieron y entraron al palacio real. Vosotros permanecisteis atrás. Dado que ellos entraron al palacio del rey humano, también serán concedidos entrada al Rey de Reyes.” No obstante, Aharón no fue permitido de ascender a la cumbre de la montaña por respeto a los Ancianos.108

En aquel día, Moshé retornó al pueblo y explicó el mandamiento de Hashem que ellos deberían permanecer dentro de sus límites y separarse de sus esposas. El también los instruyó en las mitzvot que habían sido comandadas en Mará las cuales eran las leyes de Shabat, de honrar a los padres, y los mishpatím (Leyes Civiles Divinamente comandadas).109 Al escuchar sus enseñanzas, el pueblo exclamó, “¡Naasé - todo lo que Hashem ha hablado, nosotros haremos!”

Aquel día, Moshé también apuntó la Torá desde Bereshit hasta matán Torá.110

El quinto día de la semana precedente a matán Torá, fue un día lleno de acontecimientos. Moshé se levantó temprano para construir un mizbéaj al píe de la montaña y erigir doce monumentos para las Doce Tribus de Israel. El mandó al pueblo a sumergirse ellos mismos en una mikvá.111 Sobre el mizbéaj que El había erigido, los primogénitos ofrendaron sacrificios a Hashem. Un ángel dividió la sangre de los korbanot en dos precisas mitades iguales. Moshé salpicó al pueblo con la mitad reservada para este propósito, diciendo, “Por esto vosotros entráis en un pacto con Hashem. Si vosotros guardáis Su pacto, vuestras vidas serán protegidas.” La otra mitad de la sangre fue salpicada sobre el mizbéaj para expiar por los pecados de los Benei Israel.112

Luego él les leyó la narración de la Torá desde Bereshit hasta matán Torá que había registrado de acuerdo con el dictado de Hashem 113

El pueblo escuchó y unánimemente exclamó, ‘NAASE VENISHMA- NOSOTROS HAREMOS Y ESCUCHAREMOS.

Nosotros cumpliremos y obedeceremos todos los Mandamientos de la Torá a pesar de que no los hemos aún escuchado,114 ambos los mandamientos positivos y los negativos.”115

Una Voz Celestial apareció y proclamó, “¿Quién reveló a Mis hijos el secreto de pronunciar naasé antes de nishmá, una expresión que es lenguaje de ángeles?”116

Seicientos mil ángeles entonces descendieron del Cielo y adornaron a cada Judío con dos coronas, una por naasé y una por nishmá.117 Estas eran coronas de gloria espirituales las cuales emahaban de los rayos de la shejiná.118 Fueron conferidas a los Benei Israel como señal de distinción. Por su absoluta celeridad para aceptar la Torá, ellos habían alcanzado el nivel espiritual más encumbrado al cual los seres humanos son capaces, aquél de Adám antes de pecar. Hashem ordenó al Angel de la Muerte, “¡A pesar de que a vos se os ha otorgado poder sobre todas las otras naciones, no toquéis a este pueblo! Ellos son Mi porción.” Los Benei Israel hubieran vivido para siempre si no por su subsecuente pecado del Becerro de Oro, y ellos no habrían sido exiliados entre las naciones.120

A pesar de que los Benei Israel habían proclamado su disposición a aceptar la Torá, el Todopoderoso no estaba satisfecho.

“¿Quiénes son vuestros garantes que vosotros guardaréis vuestro compromiso?” El preguntó a ellos.

“El cielo y la tierra serán nuestros garantes,” K’lal Israel respondió.

“Ellos no pueden responder por vosotros,” dijo Hashem, porque en el futuro se volverán nulos y Yo haré un nuevo cielo.”

“Si es así, permite a nuestros ancestros ser nuestros garantes,” K’lal Israel persistió.

“Vuestros ancestros ellos mismos están necesitados de garantes,” respondió Hashem. “Ellos cometieron errores. Abraham pecó al preguntar (Bereshit 15:8), “¿Cómo sabré yo que la heredaré (la Tierra)?”; Itzjak, cuando él amó a Esav; Iaakov, cuestionando Mis modos cuando losef desapareció.”

“¡Entonces deja que nuestros profetas garanticen por nosotros!” sugirieron los Benei Israel.

“Vuestros profetas (los líderes de la generación), en situaciones criticas, no siempre os defendieron sino algunas veces huyeron,” respondió Hashem. (Por ejemplo, el Juez Elímelej se mudó a Moab durante la hambruna en Eretz Israel, como está registrado en Meguilat Ruth). Finalmente, K‘lal Israel sugirieron, “Deja que nuestros hijos garanticen que nosotros guardaremos la Torá.”

Hashem se satisfizo. “Ellos son buenos garantes,” El dijo. “¡Yo os daré a vosotros la Torá con la condición de que vosotros ofrézcais a vuestros hijos como prenda que vosotros la cumpliréis!”

Sí los Judíos fallan en guardar la Torá, sus garantes- sus hijos­son castigados. Por consiguiente, sí una persona quiere asegurar que sus hijos vivan, que les de a ellos una educación de Torái 121*

Moshé, Aharón, Nadav, Avíhú, y los Setenta Ancianos luego ascendieron al Har Sinaí, cada uno a su posición designada, como Hashem había mandado. Ellos fueron concedidos una visión del kisé hacabod, percibiendo que Hashem se regocijaba junto con K‘Ial Israel ante su redención de Egipto.122

Los Ancianos, Nadav, y Avihú, deleitaron sus ojos con la gloriosa visión de la shejiná. Ellos derivaron disfrute (espiritual) de ella, disfrute comparable a alguien que se deleita con comida y bebida. Fallaron en abordar a la shejiná con el temor reverente y respeto apropiados.123 Fueron por lo tanto sujetos a la pena de muerte. Dado que Hashem no quiso echar a perder el júbilo de matán Torá, El pospuso su castigo para una ocasión más tardía. Los Setenta Ancianos fueron castigados cuando el pueblo se quejó en el lugar Taverá (parshát Behaaloteja, Bamidbar 11). Nadav y Avihú fueron castigados en el día de la Inauguración del Mishkán, el primero de Nisán. 124

Moshé, por otro lado, nunca deleitó sus ojos con los rayos de la shejiná. Cuando Hashem se le había presentado en el arbusto espinoso, él había escondido su rostro. El fue por lo tanto recompensado más tarde teniendo los rayos de la shejiná radiando desde su rostro.125

Moshé asciende al Cielo para Recibir las Lujot (Tablas)

Después que los Benei Israel hubieron escuchado todos los Diez Mandamientos, Hashem mandó a Moshé ascender la montaña a fin de recibir las lujot (tablas) sobre las cuales, los Diez Mandamientos (los cuales contienen la esencia de todas las 613 mitzuot de la Torá126) estaban grabados.

Moshé dio instrucciones que en su ausencia, el pueblo debería obedecer a Aharón, a los Ancianos, y a Jur, el hijo de Miriam, a quien él había designado para estar a cargo.127 El dijo a los Benei Israel que retornaría luego de cuarenta días y les imploró a ellos, “¡Por favor decid tefilot (rezos) a favor mio y ayunad por mi! Yo estoy por entrar al Campo de ángeles y ascender a la morada de los seres de fuego celestiales de Hashem. ¡Rogad a Hashem por misericordia para que yo pueda retornar en paz!”

El cuerpo entero de Moshé estaba temblando y estremeciéndose.128

El siete de Siván, Moshé llevó a su discípulo Iehoshúa, y ellos comenzaron a ascender juntos la montaña. Iehoshúa armó su tienda al pie de la montaña y no abandonó el lugar por cuarenta días mientras esperaba a su maestro retornar. Por un milagro especial, el man cayó para él alli a fin de sustentarlo.129

Moshé ascendió a la cumbre de la montaña y fue cubierto por la Nube por seis días. Este fue un período preparatorio para purificar su cuerpo para que pudiera volverse como uno de los ángeles. Luego fue permitido ascender al Cielo, enrando a los alrededores de la shejiná (divinidad).130

Moshé penetró la oscuridad de la Nube y fue admitido al Campo Celestial. Temeroso por su vida, Moshé estaba recitando el capítulo de Tehilím que protege a una persona de dañinos poderes (Tehílím 91 ), “Ioshev beseter elión - El quien mora en el secreto lugar del más Alto... Vos no os asustaréis de terror por la noche, ni de la flecha que vuela de día.”131

Cuando Moshé llegó al Cielo, los ángeles se quejaron a Hashem.

“Señor del Universo,” ellos gritaron, “¿qué está haciendo este terrestre entre nosotros?”

“El vino a recibir la Torá,” Hashem respondió.

“¿Debe la preciosa Torá la cual fue ocultada por Ti por 974 generaciones antes de la Creación ser ahora entregada a mortales?” los ángeles protestaron. “¿Quién es el hombre para merecer este don?”

“Contéstales a ellos,” Hashem ordenó a Moshé.

“Me temo que me quemarán con el fuego de sus bocas,” dijo Moshé.

“¡Pegate a Mi kisé hacabod, y luego respóndeles a ellos!” Hashem le ordenó.

Moshé se volvió a los ángeles, y argumentó, “Dice en la Torá, ‘Yo soy Hashem, vuestro Di- s, quien os sacó a vosotros de Egipto de la casa de esclavitud’ (Shemot 20). ¿Estuvisteis vosotros en Egipto? ¿Fuisteis vosotros esclavizados por el Faraón? Dice, ‘¡Vosotros no tendréis otros dioses!’ ¿Vivís vosotros entre naciones idólatras? La Torá manda, ‘¡Recuerda el día de Shabat para santificarlo!’ ¿Trabajáis vosotros, que debáis estar necesitados de un descanso en Shabat? La Torá dice, ‘¡Vosotros no pronunciaréis el Nombre de Hashem en vano!’ ¿Conducís vosotros acuerdos de negocios que deberíais tener que jurar? ‘¡Honrad a vuestros padre y madre!’ ¿Tenéis vosotros padres? La Torá prohibe asesinato. ¿Hay derramamiento de sangre en el Cielo? Dice, ‘¡Vosotros no cometeréis adulterio!’ ¿Estáis vosotros casados y necesitados de esta advertencia? Establece, ‘¡Vosotros no robaréis!’ ¿Hay plata para vosotros para robar en el Cielo? La Torá manda no codiciar la propiedad de otro. ¿Hay casas, campos, o viñedos entre vosotros que deberíais necesitar esta advertencia? Vosotros no poseéis un ietzer hará, como lo tienen los seres humanos. ¿Cómo pueden entonces las prohibiciones de la Torá aplicarse a vosotros?”132

Los ángeles concedieron la verdad del argumento de Moshé. Todos ellos se convirtieron en amigos de Moshé. Antes de que él partiera, cada ángel le reveló a él su secreto particular, una fórmula curativa que fue deducida de los Nombres Sagrados de Hashem en las parshíot de la Torá. En aquel tiempo, el Angel de la Muerte reveló a Moshé el secreto de que una plaga puede ser detenida quemando ketoret (incienso).133

Moshé permaneció en el Cielo por cuarenta días, y estudió Torá. (Detalles adicionales concernientes al estudio de Torá de Moshé en el Cielo son narrados en parshát Ki Tisá, en el capítulo “Después de cuarenta días en el Cielo, Moshé recibe Dos Lujot de Zafiro. “)

Mientras Moshé estaba ausente, el pueblo erigió el Becerro de Oro. Los ángeles en el Cielo estaban felices porque pensaron, “¡Ahora que ellos han pecado, la Torá nos será devuelta!”134

Moshé retornó al Campo el diecisiete de Tamuz 135 y encontró que el pueblo había hecho un eguel. Los detalles de este incidente son narrados en parshát Ki Tisá.

Fuente: El Midrash Dice – Libro de Shemot – Editorial Bnei Sholem – Páginas 183 a 213

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