sábado, 15 de enero de 2011

Parasha Itro

Itró se Convierte

Un hombre estaba parado sobre un tejado y se inclinó hacia abajo. Perdió su equilibrio, se precipitó al suelo y sufrió fracturas y desgarros severos. Afortunadamente, sin embargo, sobrevivió. El fue trasladado con prontitud a la sala de emergencia del hospital más cercan o, y un número de facultativos se reunieron para atender sus heridas.

El especialista de corazón y pulmones lo examinó y prescribió medicación. Un cirujano radiografió sus miembros, los operó y les puso yesos. Un especialista del cerebro ordenó ejecutar pruebas para detectar posible daño cerebral. El dermatólogo vendó sus lesiones y prescribió ungúen tos. Un médico oculista fue llamado para examinar sus ojos y prescribir lentes para mejorar su visión. Después de recibir varios tratamientos para cada una de sus numerosas dolencias, el paciente eventualmente se recuperó completamente.1

Una persona que simultáneamente sufre de un número de dolencias diferentes debe ser tratada por cada una individualmente. No existe una cura general para ella. A pesar de que esto es verdad en el mundo físico, existe una medicina única que es capaz de curar todas las enfermedades espirituales, sin excepción. Aún si una persona cometió muchos diferentes pecados, existe un único antibiótico que los curará instantáneamente a todos ellos-ESCUCHAR LA PALABRA DE HASHEM. De tal modo, el profeta Irmeiahu2 advirtió a su generación, “¡ESCUCHAD la palabra de Hashem, Casa de Iaakov! Aún si vuestra alma está infestada con muchos tipos de pecados. ESCUCHAD,Y VOSOTROS VIVIREIS!”

A pesar de que todas las naciones habían oído el atronador estruendo de la partición del 1am Suf3 y habían inquirido acerca de su significado, y no obstante que todas ellas conocían de la victoria de K’lal Israel sobre Amalek, ellas dejaron de atender al mensaje.

Hubo sólo un hombre que verdaderamente escuchó y aprendió el significado de los trascendentales eventos. Comprendiendo que Hashem es omnipotente, dedujo que era su deber moral servirle a El. Este hombre fue el suegro de Moshé, Itró.4

Itró vivía en Midián, un país que era aliado de Amalek y enemigo del pueblo Judío. El originariamente se preparó para unírse a Amalek en su lucha contra K’lal Israel. Sin embargo, cuando escuchó de la milagrosa victoria de K’lal Israel y del mandamiento de Hashem que Amalek fuera exterminado por haberlos atacado, inmediatamente hizo teshuvá.5

Sin demora Itró tomó a la esposa de Moshé, Iziporá y sus dos hijos (quienes no habían tomado parte en ietziat Mitzraím (éxodo de Egipto), porque Moshé los había devuelto a la casa de Itró), y viajó al interior del desierto al Campamento de los Benei Israel. Su intención era convertirse en guer y unirse a los Benei Israel en el desierto, aún sí esto significaba sacrificar su honor y comodidad en cuestiones mundanas.6

Al tiempo que Itró se aproximó al Campamento de los Benei Israel escribió una carta a Moshé, en la cual enunciaba, “Vuestro suegro itró ha arribado. Por favor, salid a recibirme. Sin embargo, si vos no queréis salir por consideración a mi, entonces venid por consideración a vuestra esposa Tziporá; y si no por ella, entonces por consideración a sus dos hijos.”7

Itró adjuntó la carta a una flecha y la disparó al interior de las Nubes de Gloria.8 A pesar de que las Nubes usualmente rechazaban cualquier misíl,admitieron esta carta en honor de Moshé.9

Hashem ordenó a Moshé, “¡Sal al encuentro de tu suegro! Yo soy el que decide cuándo es apropiado aceptar a un converso, y Yo te digo que Itró vino aquí solamente leshem shamaim (en nombre de Di-s). ¡Por consiguiente, ofrécele amistad y no lo rechaces!”10

El tono de la sentencia de Hashem revela que Moshé vacilaba en salir y recibir a su suegroTenía que ser convencido por Hashem, porque Itró había sido un sacerdote de ídolos la totalidad de su vida. Moshé no tenía manera de saber si Itró era sincero acerca de convertírse en un Judío y sí él respetaría su decisión. Sólo Hashem, Quien sondea los pensamientos de la persona, podía asegurar a Moshé que Itró permanecería leal al Judaísmo. El por lo tanto ordenó a Moshé honrar a Itró.11

Moshé, Aharón, y los Setenta Ancianos abandonaron las Nubes de Gloría para salir y dar la bienvenida a Itró. ¿Quién podía presenciar esta distinguida procesión y no ser compelido a seguirla? La nación entera se unió a Moshé, Aharón y los Ancianos. Itró,el primer guer tzedek, fue conferido de este modo con una bienvenida real. Incluso la shejiná se presentó en su recepción.

Moshé se inclinó ante su suegro y lo besó.12

De la manera respetuosa en que Moshé trató a su suegro, nosotros aprendemos que es apropiado para una persona honrar a sus suegros.13

Moshé condujo a Itró directamente al Beít Hamidrash, donde entusíastamente le describió los detalles de ietziat Mitzraim (éxodo de Egipto), keríat 1am Suf (Mar Rojo), y la milagrosa guerra contra Amalek. De tal modo esperaba atraer a su suegro a la senda de la Torá.14

Moshé narró a Itró, “Hashem nos dio el Pan Celestial, man, el cual puede saber similar al pan, carne o pescado - incluye todos los sabores deliciosos en el mundo. Nosotros poseemos el Manantial de Miriam, cuyo líquido sabe tal como vino añejo o nuevo, como leche o miel - se torna cualquier bebida gustosa que existe. Nosotros estamos en nuestro camino a Eretz Israel, y ¡hemos sido prometidos por Hashem las más grandiosas recompensas - la Tierra, olam habá (mundo por venir), la monarquía Davídica, tejiat hametim (la futura resurrección de los muertos) y un nuevo mundo de allí en adelante. kehuná y leviá!”15

Cuando Itró escuchó la detallada narrativa de los grandiosos milagros que Hashem había realizado para K’lal Israel, inmediatamente implementó su decisión de convertírse al Judaísmo. Tomó un filoso cuchillo, se realizó la milá sobre sí mismo y reconoció a Hashem como el único Soberano.16 No obstante, en su corazón, Itró sintió pena de los egipcios quienes se habían ahogado en el Iam Suf.17

“¡Baruj Hashem, alabado sea Di-s,” Itró proclamó, “Quien os rescató a vosotros de Egipto, una nación terrible, y de las manos del Faraón, un rey cruel, y Quien os liberó de la esclavitud Egipcia! Es verdaderamente milagroso que una nación de 600.000 hombres pudiera cruzar las fronteras Egipcias, las cuales están tan estrechamente selladas que ni un solo esclavo ha podido nunca escapar.18

“Yo estudié toda religión en el mundo y las rechacé a ellas todas por ser falsas, y alcancé el entendimiento de que Hashem es el verdadero Dí-s.19 Ahora comprendo con aún más gran claridad que Hashem trasciende todos los otros poderes, puesto que en la Plaga de la Muerte del Primogénito El destruyó todas las deidades Egipcias.20 Además, Su grandiosidad es evidente del hecho de que El hirvió a los Egipcios en la precisa olla que usaron para hervir a otros. Puesto que ellos intentaron destruir bebés judíos ahogándolos, El ahogó a los Egipcios a su vez.”21

Itró estaba de lo más impresionado por el modo de castigar de Hashem midá - kenegued - midá, el cual imposibilita la posibilidad de azar y prueba que las vidas de los hombres son efectivamente moldeadas por la Divina Providencia.22

Cuando Itró, el ex- sacerdote quien había investigado todo culto en el mundo, exclamó, “Ahora yo sé que Hashem es más grande que todos los otros poderes,” él realizó el más grandioso kidush Hashem posible. Las naciones del mundo escucharon acerca de ello y abandonaron sus ídolos, con lo cual reconocieron la gravedad de servir a una imagen.23

El mismo Itró quien por muchos años había sacrificado a los dioses de las naciones ahora ofrendó korbanot a Hashem.24 Luego se sentó a cenar con Aharón y los Ancianos. Moshé, sin embargo, no se unió a ellos, sino permaneció parado para servir la comida.25

Un milagro especial ocurrió en honor de Itró- una porción de man cayó para él durante su comida.26 Esto claramente demostró que Itró se había tornado parte del pueblo Judío.27

Itró Aconseja la Designación de Jueces*

Durante su estadía en el Campamento de los Benei Israel, Itró debió haber observado cómo su diaria rutina difería de aquélla de otras naciones “civilizadas.” Los Benei Israel en el desierto no estaban comprometidos en labranza, industria o comercio, puesto que el man que caía en la mañana proveía suficiente alimento por el día entero. Tampoco las actividades de manejo de la casa y cocina eran necesarias, porque el man caía listo para comer y las Nubes de Gloria limpiaban y planchaban sus vestimentas.28 Su ocupación de todo el día era el estudio de Torá y el cumplimiento de mitzvot.

Multitud de personas se apiñaban en derredor de Moshé, Aharón y los Setenta Ancianos para escuchar sus enseñanzas. Ellos harían numerosas preguntas sobre cuestiones halájicas, conforme buscaban entender mejor las mitzvot relativas al hombre y su Creador y al hombre y su semejante.

A Itró le pareció extraño que Moshé se sentara mientras el pueblo a su derredor estaba de píe. Pensó que Moshé desairaba a K’lal Israel haciéndolos estar de pie en su honor.29

“¿Por qué os sentáis como un rey,” le preguntó a Moshé, “mientras el pueblo que viene a escuchar tu juicio está de pie?”30

Moshé explicó a su suegro, “Ellos vienen a mí a fin de estudiar Torá, y por consiguiente permanecen parados dado que es apropiado para el discipulo pararse ante su maestro de Torá. Yo les explico los detalles de las leyes Divinas - halajá, y Midrashím.”31

Itró explicó, “¡Lo que tú haces no está bien!” (Puesto que Itró era un hombre refinado, evitaba la expresión directa “mal,” y dijo a Moshé solamente que su modo de tratar la situación era “no bueno. “32) Itró aconsejó, ''La carga sobre ti, Aharón, y los Setenta Ancianos es demasiado grande para sobrellevar. Del gran esfuerzo, ustedes todos se marchitarán como una hoja se marchita sobre un árbol.33¡Permitidme por tanto daros consejo a seguir siempre que Hashem esté de acuerdo!34 Continúa con la función de intermediario entre el pueblo y Hashem, instruye al pueblo en palabras de Torá, y enséñales a ellos cómo orar y realizar bondad.35 No obstante, no tomes sobre ti y atribuyas a Aharón y los Ancianos la entera responsabilidad de responder preguntas de halajá. En lugar de ello, designa Jueces sobre el pueblo. Los Jueces decidirán todas las cuestiones menores y te traerán sólo los problemas más importantes.

Estos Jueces deben estar libres de cualquier otro tipo de ocupación para que estén disponibles para el pueblo en todo momento.”36

Itró afirmó que un hombre debe poseer las siguientes características a fin de calificar como un Juez Judío:

Ish jail - Debe ser bien versado en Torá,37 y debiera ser adinerado (de forma tal que no necesite halagar a nadie y no deba dar preferencia a un litigante sobre otro).38 Debe ser una personalidad dinámica que inspire a otros a hacer lo que es correcto.39

Iré elokim - Debe poseer temor del Cielo para que juzgue verazmente.40

Ish emet - Debe ser un hombre confiable a cuya palabra el pueblo se atenga.41

Sonei betza - Debe detestar el dinero. No debería atribuir ninguna importancia a su propio dinero y ciertamente ninguna a aquél de otras personas.*42 El de tal modo no tendrá tendencia a aceptar sobornos.43

Itró dijo a Moshé, “Selecciona Jueces con las cualidades que te he descripto. Usa el ruaj hakodesh que descansa sobre ti (para que no seas engañado acerca de su verdadero carácter).44 Designa Jueces quienes estarán cada uno a cargo de mil personas, de cien, de cincuenta, y de diez.”

Para 600.000 personas habrían

600 Jueces a cargo de mil

6.000 Jueces a cargo de cien

12.000 a cargo de cincuenta

y 60.000 a cargo de díez.

Itró propuso designar en suma 78.600 Jueces.45

“Si tú implementas mi plan, entonces la halajá será ciertamente decidida como ella debiera ser.”46

Moshé escuchó el buen consejo de su suegro. Relativo a él, Shlomó enunció (Mishlé 12:15), “Quien acepta consejo es sabio.”47

¿Por qué Moshé no había nunca designado Jueces antes que Itró lo aconsejara? ¿Por qué nunca había pensado acerca de esta aparentemente simple solución él mismo?

En verdad, Moshé había recibido un mandamiento de Hashem de designar Jueces. Subsecuentemente, sin embargo, le fue ocultado a fin de que Itró tuviera el mérito de tener esta parshá registrada en su nombre.48

Originalmente, el nombre de Itró era “Iete,” pero más tarde la letra Vau le fue añadida a su nombre, volviéndolo Itró, tanto como un signo de su haberse convertido un Judío como para denotar que la parshá de designar Jueces fue añadida a la Torá en su nombre.49

En numerosas instancias, la Torá añade una letra al nombre de una persona como una señal por haber adquirido grandeza. Inversamente, una letra es omitida del nombre de alguien si falla en mantener su estatus espiritual. Por ejemplo, una letra fue añadida a los nombres de Abram y Sarai, cambiándolos a AbrQham y Sará, cuando ellos alcanzaron más grandes alturas espirituales. Similarmente, al discípulo de Moshé, Hoshea le fue dada una letra adicional para preceder su nombre, convirtiéndolo en Iehoshúa. Por el contrario, Efrón, quien vendió a Abraham la Cueva de Majpelá, tuvo su nombre reducido en una letra (la letra Vav) cuando falló de cumplir su promesa de entregar a Abraham la cueva como un presente y , de hecho, incluso robó dinero de Abraham mientras el último estaba pesando la plata. Similarmente, al amigo de Amnón ben David, Iehonadav le fue puesto un nuevo nombre Ionadav (con la letra Hei omitida) después de haber dado a su amigo mal consejo (Shmuel 2:13).50

En realidad, Itró poseía un total de siete nombres:

leter- su nombre original mientras era un no - Judío.

Itró - el nuevo nombre que asumió cuando se convirtió en guer porque una parshá fue añadida a la Torá en su nombre.

Jovav - porque amó la Tora.

Jever - porque se volvió compañero de Hashem.

Reuel - denotando que se volvió querido por Hashem y un amigo de K‘Ial Israel.51

Putiel - significando que abandonó su adoración de ídolos.52

Kení - tanto a causa de que él fue un partidario acérrimo de Hashem (kanai/ un fanático) como porque adquirió (kaná) Torá.53

Por casi un año,54 Itró vivió en el Campamento de los Benei Israel, mientras ellos permanecieron al pie de Har Sinai. Pero cuando se prepararon para viajar a Eretz Israel, Itró rehusó acompañarlos más lejos, diciendo a Moshé, “Permíteme retornar a mi país a fin de difundir la verdad allí, y traer personas bajo las alas de la shejiná. 55

Moshé por lo tanto despidió a su suegro con gran honor y abundantes regalos.56

(Detalles adicionales relativos a las razones para la partida de Itró del Campamento de los Ben el Israel pueden ser hallados en parshát Behaalotja bajo el título “Itró Parte del Campamento en el Desierto. “)

Preparativos para Matán (entrega de la) Torá

En Rosh Jodesh Siván* (que en aquel año, 2448, cayó en el primer día de la semana),57 los Benei Israel arribaron al desierto de Joreb.

A este desierto le fueron dados cinco nombres adicionales por la Torá: Sinaí, Tzin, Kadesh, Kedemot, y Parán, todos los cuales aluden al grandioso evento de matón Torá que iba a tener lugar en esa región.

Sinaí: El sené / arbusto espinoso en el cual Hashem se había revelado El Mismo a Moshé estaba situado sobre una montaña en este desierto y daba su nombre (sené - Sinaí) a ambos de ellos. La letra lud fue añadida a sené, convirtiéndolo en Sinaí, a causa de los Diez Mandamientos que iban a ser dados allí.59

Además, el nombre Sinaí da a entender que desde matón Torá, las naciones han abrigado aversión (siná) contra los Judíos quienes fueron distinguidos como el Pueblo Elegido de Hashem como resultado de aquel imponente evento.60

Tzin: Este nombre denota que en este lugar, los Ben el Israel recibieron los Mandamientos Divinos (Tzin relacionado con nítztavú /fueron ordenados).

Kadesh: Este implica que los Benei Israel fueron santificados allí.


Kedemot: Esta es una alusión a la Torá la cual, a pesar de haber existido aún previamente a la Creación, fue revelada a la humanidad en este desierto en un periodo más tarde (kedem / la Torá que existió desde tiempos antiguos.)

Parán: después de matán Torá los Benei Israel fueron bendecidos con numerosos hijos (parú / multiplicaron), el desierto fue designado por este nombre, también.61

¿Por qué fue que Hashem no presentó a Su pueblo la Torá tan pronto como ellos abandonaron Egipto? ¿Por qué El esperó siete semanas entre íetzíat Mítzraím y matán Torá?

En el medio del año escolar, un joven muchacho cayó enfermo y fue obligado a permanecer en su hogar. El tuvo que yacer en cama por muchas semanas. Cuando finalmente le fue permitido levan tarse, se sentía fatigado y lucía pálido.

Un día después, el teléfono sonó en la casa del muchacho. Era el director de la Ieshivá local quien dijo al padre, “Yo escuché que vuestro hijo ya no está enfermo. ¡Es tiempo para él de regresar al colegio!”

“¡Imposible!” protestó el padre. “El muchacho no está listo para eso. Permítale permanecer en casa por dos o tres meses para convalecer y volver a ganar su fuerza por medio de una nutritiva dieta. ¡Luego él será capaz de asistir a la escuela!”62

Similarmente, Hashem no consideró a los Benei Israel aptos para recibir la Torá inmediatamente después de su partida de Egipto. El dijo, “Ellos aún sufren de los efectos posteriores del trabajo esclavizado Egipcio. Dejemos que permanezcan en el desierto por unos pocos meses, coman del man y de las codornices, y beban el agua del Manantial. Cuando se hayan recuperado, Yo les entregaré la Torá.”

Una razón adicional esta ilustrada por esta parábola:

Un príncipe que estaba buscando una esposa, oyó acerca de una muchacha de noble familia quien poseía las cualidades deseables para con vertirse en reina. A fin de hacerla complaciente al matrimonio, decidió presentarse él mismo colmándola de regalos. Sólo después de ello buscaría el consentimiento de sus padres al matrimonio.


Cuando él oía que ella salía a la panadería, ordenaba que una gran torta rellena decrema le fuera dada en su nombre. Cuando ella visitaba el departamento de una tienda, él solicitaba que le fuera entregado un elegante traje pagado por el príncipe; en el restauran té, ella recibió un ganso relleno; en el almacén de licores, buen vino; y en la bombonería, una caja de confituras en un paquete envuelto para regalo. Cuando el príncipe más tarde solicitó su mano, ella no hizo ninguna objeción.63

Así, Hashem, antes de entregar la Torá al pueblo Judío, se hizo El Mismo conocido a ellos manifestando Su gran bondad - El los condujo a través del 1am Suf sobre tierra seca; El los salvó de Amalek; El les dio el man que contenía los sabores más suculentos en el mundo; el Manantial, cuyo líquido sabia como las mejores bebidas, y las codornices. Sólo subsecuentemente El les preguntó si ellos deseaban aceptar Su Torá, y no rehusaron.

Además de eso, cuando los Benei Israel abandonaron Egipto, mucha rivalidad y contienda era hallada entre el pueblo. Ellos abandonaron la ciudad de Sucot teniendo discusiones, y cuando acamparon en su próximo destino, Etam, la discordia aún prevalecía. Hashem no podía otorgar Su Torá a personas que no estaban en paz entre sí.

Finalmente, al arribar en el desierto de Sinaí, ellos pusieron fin a todas las disputas y se unieron. Dijo Hashem, “¡La Torá de Paz les puede ser ahora entregada puesto que han aprendido a vivir en armonía entre si!”64 Cuando entraron al desierto de Sinaí también hicieron teshuvá por su pecado anterior de haber descuidado el estudio de Torá en el lugar Masa Umerívá.65

En el día de su arribo a la montaña, que fue el segundo día de la semana,* Hashem nose dirigió al pueblo porque ellos estaban aún débiles del viaje. Ellos descansaron en el lado este de la montaña.66

En el tercer día de aquella semana, Hashem convocó a Moshé a la cima de la montaña y le dio las siguientes instrucciones relativas al método de preparar a los Benei Israel para matán Torá: “Habla a las mujeres aún antes que a los hombres; dírígete a ellas dulcemente y dáles los principios generales. Los hombres, por el contrarío, deben ser enseñados de una manera severa y deben estar bien versados en todos los intrincados detalles de las halajot. 67

¿Por qué Hashem ordenó que las instrucciones concernientes a matán Torá fueran dadas primero a las mujeres y sólo después de ello a los hombres?

Existen varias razones:

1. Así como las mujeres se vuelven obligadas a observar mitzvot a los doce años de edad, un año antes de que los hombres lo estén, así a ellas les fueron dadas las mitzvot primero en matán Torá.

2. Si las mujeres fueran de tal modo distinguidas, ellas ejercerían el más grande esfuerzo para proveer a sus hijos de una educación de Torá.

3. Hashem dijo, “Cuando Yo di la primera mitzvá a Adám y no a Javá, ella en consecuencia pecó. Ahora a todas las mujeres les será dirigida la palabra primero para que no crean que sus transgresiones de las mitzvot son menos serías que aquéllas de los hombres. “68

4. Serles dirigida la palabra primero fue también un honor especial para las mujeres. Les fue concedido porque los Benei Israel fueron redimidos de Egipto en el mérito de las rectas mujeres.69

Las palabras de introducción que Hashem mandó a Moshé transmitir a K‘lal Israel antes de matán Torá fueron como sigue:

“Vosotros personalmente presenciásteis cómo Yo castigué a los Egipcios porque ellos os esclavizaron. Vosotros no escuchásteis acerca de las Diez Plagas y acerca de ietziat Mitzraim de mensajeros o derivásteis vuestro conocimiento de aquellos eventos de un registro escrito o por una tradición oral. Vosotros personalmente experimentásteis cómo Yo intervine en vuestro favor. A pesar de que los Egipcios eran merecedores de muerte por su derramamiento de sangre, adoración de ídolos, e inmoralidad aún antes de vuestro arribo en 1a tierra, Yo no los castigué por sus pecados hasta que ellos os hicieron el mal. Vosotros fuisteis testigos de cómo Yo os transporté a Ramsés en un muy corto tiempo una vez que el tiempo de la redención hubo llegado. Cuando los Egipcios más tarde os persiguieron, Yo os escudé de sus misiles con las Nubes de Gloria, protegiéndoos en una manera similar a aquélla de un águila protegiendo a su cría. Toda otra ave transporta a sus pichones entre sus patas por miedo de un ataque de un pájaro más grande. El águila, no obstante, no teme a ningún otro pájaro; sólo es temeroso de las flechas del hombre. Por lo tanto, transporta a sus pichones sobre su espalda, prefiriendo ser atravesado por misiles antes que exponer a sus crías. Yo actué similarmente protegiéndoos de las armas Egipcias por medio de Mi Nube. Ahora también, vosotros continuáis viajando a través del desierto escudados por Nubes de Gloria.70

La razón por la que Yo os he traído a Har Sin al es para que Me sirváis.71 Si vosotros guardáis Mi pacto, observando la mitzvá de Shabat la cual Yo os comandé en Mará, y si vosotros mismos os distinguís realizando brit milá y anulando todos los pensamientos de adoración de ídolos de vuestros corazones, estáis listos para recibir Mi Torá y volvéros Mi Pueblo Elegido.72 Vosotros solos seréis queridos por Mí. A pesar de que toda la tierra es Mía, Yo os apreciaré solamente a vosotros de entre todas las naciones.73 ¡Vosotros seréis para Mí un Reino de kohaním y una Nación Santa!

¡Relata estas palabras a los Ben el Israel exactamente como Yo te las conté a ti!”

¿Por qué Hashem calificó a los Ben Israel UNA NACION DE KOHANIM?

Cuando nuestro pueblo recibió la Torá, ellos eran tan grandes que eran dignos de participar de los korbanot igual que los kohaním. No obstante, este privilegio fue más tarde denegado cuando pecaron con el Becerro de Oro.74

¿Qué objetivo esperaba Hashem que los Judíos alcanzaran cuando El los llamó UNA NACION SANTA?

El deseaba que permanecieran apartados de las naciones del mundo y de sus prácticas repulsívas.*75

Hashem predijo a Moshé, “Yo Me presentaré a ti en una densa Nube y todo el pueblo escuchará cuando Yo te hable, para que ellos todos crean en ti y en los profetas que te sucederán por todo el tiempo después.”76

(Las palabras de Hashem implicaban que en Har Sinai, todo K’lal Israel escucharían cómo Hashem se dirigía a Moshé. Esto los convencería a ellos de la verdad, que Moshé era verdaderamente el mensajero de Hashem.)

En aquel mismo día, Moshé también recibió el mandamiento de fijar límites para el pueblo al pie de la montaña.77

Moshé retornó a los Benei Israel al anochecer y transmitió las palabras de Hashem a los Ancianos en la presencia del pueblo integro. Subsecuentemente, él les describió el gran castigo por transgredir las m itzvot y la recompensa por cumplirlas.78

Todo K’lal Israel estaban deseosos de aceptar la Torá y contestaron, “Naasé - todo lo que Hashem dijo, nosotros haremos.”

A pesar de que el pueblo accedió a permanecer dentro de los límites fijados para ellos al pie de Har Sinaí, no estaban enteramente satisfechos con el mensaje que Moshé había confiado. Ellos deseaban escuchar a Hashem Mismo y no meramente ser dados prueba del hecho que Moshé era Su mensajero. “¡Quien aprende algo de un mensajero no es lo mismo al que lo escucha del Rey!” exclamaron. “Nosotros queremos ver a Hashem y escuchar las palabras de Su boca.”79 En aquel tiempo, no eran conscientes del impacto aterrador que la revelación de la shejiná tendría sobre ellos. Más tarde lamentaron su pedido original y solicitaron a Moshé continuar hablándoles en lugar de Hashem.

En la temprana mañana del cuarto día de la semana, Moshé retornó al Cielo para informar a Hashem de su réplica.80 (En verdad, Hashem no tenía la necesidad de escuchar la respuesta de Moshé. Moshé demostró por su conducta que es correcto para un mensajero llevar una respuesta a alguien quien encargó tal respuesta.81) El confió en que mientras el pueblo había accedido a permanecer al pie de la montaña, ellos habían expresado su deseo de ser dirigidos la palabra directamente por El.82 Hashem respondió a Moshé, “Yo concederé su petición. Yo Mismo descenderé sobre Har Sinaí a la vista de la totalidad de K’lal Israel. 83

En aquel día, Moshé fue solicitado de instruir al pueblo a prepararse ellos mismos para matán Torá separándose de sus esposas, tevilá (inmersión), y lavando sus vestimentas. Estas purificaciones debían durar dos días, y en el tercer día, Hashem les entregaría la Torá.84

A pesar de que Hashem había designado sólo dos días de purificación, Moshé entendió Su verdadera intención - que era correcto añadir un tercer día como una precaución especial.85 El por consiguiente ordenó al pueblo prepararse para matán Torá durante un período de tres días. Al retornar al pueblo al anochecer del cuarto día de la semana, él les ordenó a ellos. “Preparáos vosotros mismos hoy y también en el quinto y sexto día, porque en Shabat, la Torá os será entregada.

Hashem concordó con la decisión de Moshé.86

Después de haber pronunciado la palabra naasé (nosotros haremos) y purificarse ellos mismos por tres días, los Benei Israel parecían ángeles. Ellos alcanzaron nuevamente el nivel de Adám antes de que él pecara y estuvieron listos para recibir la Torá.87

Antes de matán Torá, Hashem curó todos los defectos físicos de K’lal Israel.

Un hombre rico quería casar a su hijo pero no le gustaba el salón de casamientos de su vecindad. Algunos de sus equipamientos estaban rotos, las cortinas lucían antiguas, el empapelado estaba descolorido, y el techo no estaba intacto. “Este salón no es apropiado para una magna boda como será la de mi hijo,” pensó. “Por otro lado, tener un salón enteramente nuevo construido causará que la boda se demore por un largo tiempo.

Yo no tengo elección, por lo tanto, mas que reparar el antiguo salón y amoblarlo de nuevo.” El convocó a un contratista quien trajo un equipo de carpinteros y pintores. Ellos pintaron el techo, pegaron nuevo empapelado, cambiaron las cortinas, y repararon todo lo que estaba roto. El día de la boda, el salón lucía glorioso- ¡nadie hubiera creído que ese era el mismo viejo salón! 88

Así, Hashem examinó a los Benei Israel quienes partieron de Egipto y los encontró imperfectos. Algunos de ellos eran rengos, ciegos, o impedidos de otro modo. Dijo Hashem, “¿Cómo puedo Yo entregar Mi perfecta Torá a una nación que es imperfecta? Con todo, en lugar de esperar a que la próxima generación crezca y demorar matán Torá, ¡Yo curaré a este pueblo!”

Hashem entonces curó a todos sus ciegos, un hecho el cual es derivado del pasuk respecto a matán Torá, “el pueblo íntegro vio” (Shemot 20:18). El curó a aquéllos que eran sordos, como está enunciado que todos contestaron “todo lo que Hashem diga nosotros haremos y oiremos” (ibid. 24:7). Todos aquéllos quienes eran rengos fueron también curados, como está enunciado, (ibid. 19:17), “y ellos estaban parados al pie de la montaña.” Asimismo Hashem los curó de toda otra incapacidad.89

Todos ellos tenían que estar en posesión de todas sus facultades para una perfecta aceptación de la Torá, porque si algunos de ellos no hubieran visto u oído a la shejiná, su experiencia de matán Torá hubiera sido incompleta.90

Cuando Hashem seleccionó la montaña sobre la cual la Torá iba a ser entregada, una discusión estalló entre las montañas. Cada una insistía, “L.a Torá será entregada sobre mi.” Har Tabor vino saltando desde Beit Eilam y Har Carmel desde Aspamia, clamando, “¡Soy yo la que Hashem quiere!” Hashem, no obstante, las rechazó a ellas todas, diciendo, “¿Montañas, por qué vosotras discutís? Sóis todas defectuosas. Idolos fueron erigidos sobre la cima de cada una de vosotras. Har Sinaí es bajo y por consiguiente nunca sirvió como un lugar de adoración de ídolos. Por lo tanto, es digno de recibir a la shejiná.”

Hashem consecuentemente descendió sobre Har Sinai.*91

Matán Torá/La Entrega de la Torá

Por veintiséis generaciones, desde la creación de Adám, Hashem había esperado transmitir a la humanidad la preciosa Torá la cual había precedido la creación del universo.92 Finalmente, El encontró un pueblo dispuesto a aceptarla. El grandioso momento de su Revelación fue aguardado ansiosamente por el universo integro puesto que con ello se llevaría a cabo el objetivo espiritual de la Creación.93

Era Shabat de mañana, el seis de Siván, de 2448.94 Har Sinai estaba estremecido de excitación ante el trascendental evento a punto de tener lugar sobre él. Todas las montañas estaban en un estado de agitación junto con él hasta que Hashem les hizo recobrar la calma.95

Los Benel Israel estaban aún durmiendo porque la noche de verano había sido corta. Ellos fueron despertados por truenos y relámpagos sobre Har Sin al y por Moshé llamándolos, “¡El jatán (novio) está esperando que la Halá (novia) arribe a la jupá!” Moshé llevó al pueblo al Har Sin al como quien conduce a la kalá a la boda.*96

El pueblo Judío que estaba reunido al pie de Har Sinal, hombres y mujeres separadamente, fueron unidos por todas las millones de almas no nacidas aún de sus descendientes y por las almas de todos los guerim quienes aceptarían la Torá en generaciones futuras.97

Cuando Hashem descendió sobre Har Sinal en un estallido de fuego, rodeado por una multitud de 22000 ángeles, la tierra se estremeció, y hubo tronar y relampagueo.98 Los Benel Israel oyeron el sonido de un shoJar tomándose continuamente más fuerte, creciendo en intensidad hasta que alcanzó el más grande volumen que las personas podían soportar con posibilidad. El fuego de Har Sinal se elevó hasta los mismos cielos, y la montaña humeó como una caldera.99 El pueblo tembló de miedo.

Luego Hashem tomó Har Sinaí y lo suspendió sobre el pueblo, indicando a ellos, “¡Si vosotros aceptáis la Torá, bien, pero si no, seréis sepultados bajo esta montaña!” Hashem de este modo forzó al pueblo a aceptar la Torá, a pesar de que ellos la habían aceptado previamente.100

¿Por qué debía haber sido una segunda, aceptación forzada de la Torá necesaria? Una de las respuestas es que los Benei Israel habían sólo tomado sobre si mismos el cumplir la Torá shebijtav, la Torá Escrita. Su aceptación, no obstante, no había incluido la Torá shebaal pé, todos los numerosos detalles orales que Hashem comunicaría a Moshé para transmitir a los Benei Israel. Hashem los forzó a aceptar también la Torá shebaal pé.101

Una espesa Nube envolvió la montaña. Hashem inclinó los cielos hasta que ellos alcanzaron Har Sinal y Su kisé haca bod (trono celestial) descendió sobre la montaña.102

Es sorprendente el que la Torá no fuera entregada en medio de brillantes y deslumbrantes luces pero si en el medio de una montaña oscurecida por oscuras nubes. La razón para ello puede ser entendida con la siguiente parábola:

Preparándose para la boda de su hijo, el rey decoró el palio nupcial con cortinas negras. “¡Esto no es lo que es usualmente hecho para la boda de un hijo!” los miembros de la casa real se quejaron. “¡La costumbre es colgar cortinas blancas!”

“Existe una razón para mi acción,” explicó el rey. “Los astrólogos predijeron que este matrimonio se disolverá en cuarenta días.¡No quiero que el pueblo piense que yo no era consciente de esto por anticipado!”103

Similarmente, Hashem no se reveló a Sí Mismo a K’lal Israel en medio de brillantes luces. Más bien, El se presentó en oscuridad y fuego desde que El previó que cuarenta días después de matán Tará, ellos harían el Becerro de Oro.

En ocasión de matán Torá, los Benei Israel no sólo escucharon la Voz de Hashem sino realmente vieron las ondas sonoras como ellas emergieron de la boca de Hashem. Las visualizaron como una ardiente sustancia. Cada Mandamiento que partió de la boca de Hashem viajó alrededor del Campamento íntegro y luego regresó a todo Judío individualmente, preguntándole, “¿Aceptas sobre ti mismo este Mandamiento con todas las halajot pertinentes a él?” Todo Judío respondió, “Si,” después de cada Mandamiento. Finalmente, la ardiente sustancia que ellos vieron, se grabó ella misma sobre las lujot.104

A pesar de que los Benei Israel habían solicitado ver la Gloria de Hashem y escuchar Su Voz, sus almas partieron de sus cuerpos cuando realmente experimentaron la Revelación.’05 La Voz de Hashem resplandeció con tal fuerza que quebró árboles de cedro, hizo estremecer montañas, causó que las ciervas dieran a luz del shock, y descortezó dejando pelados bosques enteros.106

Las naciones que presenciaron la conmoción pero no sabían su causa llegaron a Bilám quien era famoso por su sabiduría y lo interrogaron, “¿Está Hashem a punto de traer otro mabul sobre la tierra?”

“No,” Bilám tranquilizó a las naciones, “el mundo está en actividad porque Hashem está entregando la Torá a Su pueblo.”107



Los Benei Israel no experimentaron el impacto total de la Voz Divina. Más bien, cada individuo la percibió de acuerdo con su inimitable capacidad para experimentar la shejiná.108 No obstante, ellos murieron después de cada Mandamiento109 dado que su nivel de profecía realmente excedió sus poderes de percepción.110

Quien percibe conceptos que trascienden su comprensión es dañado y puede incluso perecer como resultado.”’

Cuatro personas ahondaron en los profundos significados secretos de la Torá:

Ben Azai, luego de contemplar a la shejiná, murio.

Ben Zoma se volvió loco.

Elisha ben Avuiá se volvió un apikoros. El fue luego llamado “Ajer.”

R. Akibá emergió indemne.112 Cuando él arribó al punto que marcaba el límite de su comprensión, se refrenó a si mismo y no contempló más allá de él.113

La Torá misma suplicó a Hashem restituir vida a los Beneí Israel, argumentando, “¿Cómo puede el universo estar feliz al recibir la Torá si tus hijos mueren en el proceso? ¿Es una causa para regocijarse si el rey que casó a su hija al mismo tiempo mata a los miembros de su casa?”114

Hashem entonces salpicó el Rocío del Renacimiento sobre los Benei Israel. Este fue el mismo Rocio con el cual El resucitará a los muertos en tiempos futuros.”5 Los Benei Israel, no obstante, todavía se sintieron débiles del shock que ellos habían experimentado. Hashem por consiguiente llenó el aire con la fragancia de especias, y ellos se recuperaron.”6 No obstante, su temor de la Voz de Hashem fue tan grande que apresuradamente huyeron al fin del Campamento, una distancia de doce mil (aproximadamente 1450 m.). Los ángeles de Hashem tuvieron que transportarlos de regreso a sus posiciones anteriores al píe del Har Sinai para escuchar el próximo Mandamiento.17 Después de los dos primeros Mandamientos, los Benei israel estaban tan asustados qúe rogaron a Moshé transmitir el resto de los Mandamientos preferentemente a escuchár la Voz de Hashem otra vez.

A pesar de que Hashem había sabido de antemano que los Benei Israel no serian capaces de sobrevivir al escuchar Su Voz, El no obstante concedió su pedido original de escucharlo a El. El no quería que K’lal Israel alegara en el futuro, “¡Si sólo El nos hubiera concedido una Revelación directa, nosotros nunca hubiéramos servido ídolos. 118

Los Diez Mandamientos

Hashem quería dar el Primero de los Díez Mandamientos. En aquel momento, Moshé estaba sobre la cima de la montaña. Hashem le ordenó descender.

El presidente deseaba promulgar una nueva ley. El quería que la nación íntegra se diera cuenta de que esta innovación era su propia idea y no la sugerencia de su secretario de estado. Por consiguiente envió a aquel oficial de vacaciones y luego publicó la ley en su ausencia. De tal modo todos comprendieron claramente que el secretario de estado no era de ningún modo responsable por el nuevo decreto.119

El razonamiento de Hashem fue similar. “Si Moshé permanece en la cima,” El dijo, “el pueblo puede no estar seguro de que ellos realmente escucharon los Diez Mandamientos de Mí. Podrían pensar que fue la voz de Moshé. Que él por lo tanto descienda primero, y luego Yo pronunciaré los Diez Mandamientos. Hashem por consiguiente ordenó a Moshé, “Baja y advierte al pueblo que ellos no deben apíñarse más allá del límite fijado para ellos al pie de la montaña, a pesar de su anhelo de yerme a Mí. Todo el que toque Har Sinai morirá. Después de la partida de la shejiná. una vez más serán autorizados a ascender la montaña.”

“Ya les he transmitido esta advertencia,” replicó Moshé.

“No obstante, adviérteles una segunda vez. ¡Ahora es el tiempo cuando la advertencia se aplica!” Hashem le dijo.’20 “Después de haberles advertido, tú, Aharón, y los hijos primogénitos que realizan la avodá pueden ascender a la montaña, y cada uno puede asumir su posición designada. EI pueblo debe permanecer al pie de la montaña; los primogénitos pueden ascender más alto, Aharón aún más alto, y tú a la misma cima!”121 Tan pronto como Moshé hubo descendido, Hashem comenzó a hablar, diciendo, “Yo soy Hashem, Vuestro Di-s


Hashem primero pronunció todos los Diez Mandamientos simultáneamente. Esta era una proeza la cual está más allá de capacidad humana.122 El propósito de este milagro fue demostrar claramente que los Diez Mandamientos vinieron directamente de El. Ningún ser humano, demonio o ángel hubiera podido realizar tal milagro. 123

Después de ello, El repitió cada Mandamiento separadamente.

Tan pronto como Hashem exclamó, “ANOJI,” “Yo soy” la Creación fue silenciada. Los pájaros no gorjearon ni volaron en el cielo; los bueyes no mugieron; los ángeles no dijeron shirá; el océano no se agitó. El universo entero estaba quieto mientras la voz de Hashem estalló. 124 Esto sirvió como una demostración irrefutable de la certeza de que nada existe además de El.125

Cada uno de los Diez Mandamientos fue dirigido a K’lal Israel en la forma singular. Así, ningún Judío podría excusarse él mismo, diciendo, “Es suficiente si otro cumple la Torá.” Cada Judío debe sentir una obligación personal de guardar la Torá de Hashem, desde que ella le fue dirigida directamente a él. 126

Los Díez Mandamientos contienen en conjunto 620 letras, de tal modo simbolizando que los Díez Mandamientos son la esencia de la Torá. Puesto que la Torá contiene 613 mitzvot, y los jajamím instituyeron siete mitzvot adicionales, produce un total de 620 mitzvot. 127

Además de escuchar los Diez Mandamientos básicos, Benei Israel también previeron la minada de detalles incluidos, todos los Midrashím vinculados a cada Mandamiento, toda halajá, kal vajómer y guezerá shabá contenidos en ese respecto.128

El Primer Mandamiento: Creer en la Existencia y Providencia de Hashem

“Yo soy Hashem, vuestro Di-s, Quien os sacó a vosotros fuera de la tierra de Egipto de la casa del Faraón donde vosotros fuisteis esclavos.” 129

“Yo soy tanto Hashem, un Di-s misericordioso para aquéllos que me obedecen a Mi, como elokeja, un Di-s punitivo para uno que rehúsa escucharme a Mi.”130

La obligación impuesta por el Primer Mandamiento es creer en la existencia de un Creador omnipotente; saber que El ejerce continua Providencia sobre el universo, que El es la Fuerza que dícta todas las leyes naturales, y que El sustenta y provee para todas las criaturas, de la más diminuta a la más grande.131

Esta mitzvá no está limitada a tiempos específicos (como la mayoría de las mitzvot); más bien, la conciencia de la existencia y poder de Hashem deben constantemente preocupar al Judío.132

¿Por qué escogió Hashem describirse a Si Mismo como el “Di-s que sacó a los Benei Israel fuera de Egipto?”

Gangsters habían sorprendido a una mujer noble en su paseo y estaban a punto de secuestraría. El rey se enteró de lo ocurrido e intervino. Si no hubiera inmediatamente enviado sus tropas para rescatarla, lo peor podía haber pasado. Cuando él más tarde le propuso casamiento, ella preguntó, “¿Qué regalo me estáis vos ofreciendo?”

El rey respondió, “¿El preciso hecho de que yo os salvé de secuestradores no inclinaría suficientemente vuestro corazón hacia mí?”

Símilarmente, Hashem se presentó a Si Mismo a los Benei Israel en Har Sinai como el Di- s que los había redimido a ellos, con ello recordándoles su especial obligación hacia El. (El no empleó la descripción, “Di- s, Señor del Universo,” dado que aquel término general no obligaría en si mismo a ¡(‘Ial Israel a guardar la Torá.)133

El Segundo Mandamiento: No Servir ídolos

“¡No tendréis otros dioses!”

El término “otros dioses” no implica, jas veshalom, que existen otros dioses además de Hashem. La Torá se refiere a los ídolos como ‘dioses” dado que aquella terminología es empleada por sus adoradores ( a pesar de que en realidad ellas son imágenes impotentes). La palabra “otros” no se refiere a la relación entre Hashem y los ídolos, sino más bien a los ídolos en relación uno con el otro. Dado que los adoradores de ídolos continuamente cambian sus deidades, rechazando las antiguas y volviéndose a otras diferentes en su lugar, el término “otros” dioses significa dioses los cuales son frecuentemente intercambiados por otros por sus adoradores.134

Este Mandamiento implica que está prohibido creer en cualquier poder además de Hashem, adorar ídolos, o inclinarse a ellos. Nuestros jajamím prohibieron inclinarse ante un ídolo aún sin intención de adorarlo. Tampoco está permitido tener un ídolo en posesión de uno aún si uno no lo adora. Este Mandamiento también incluye la prohibición de hacer una estatua de un ser humano o de cualquier criatura u objeto en el universo.135

Cuando los jajamim estaban en Roma, fueron preguntados por filósofos gentiles, “Si Hashem no quiere ídolos, ¿por qué El no los elimina?”

“Si los adoradores de ídolos sirvieran sólo a objetos inútiles, vuestro punto podría ser válido,” los Sabios replicaron. “Sin embargo, ellos también sirven al sol, la luna, y las estrellas. ¿Debería El diezmar el universo a causa de los tontos?”

“Que El entonces destruya sólo aquéllos objetos de adoración que no tienen valo” argumentaron los filósofos.

Los Sabios replicaron, “Si El hiciera eso, El prestaría apoyo a los adoradores de ídolos.¡Ellos alegarían que los ídolos sobrevivientes poseen poder Divino!”136

Un filósofo hizo a R. Gamliel la siguiente pregunta, “Vuestra Torá afirma que Di-s es partidario acérrimo frente a frente de los adoradores de ídolos. ¿Por qué no es El fanático contra los ídolos en sí mismos?”

R. Gamliel replicó, “Si el hijo del rey fuera a llamar a un perro por el nombre de su padre, y cuandoquiera él tomara un juramento, fuera a jurar, ‘por la vida de mi padre, el perro, ¿contra quién el rey estaría enojado - su hijo o el perro?”

El filósofo protestó, “Vos erráis en comparar ídolos con meros perros.Yo estoy convencido de que los ídolos poseen algún poder. Hubo una vez un fuego en nuestra ciudad, y todas las casas fueron quemadas a excepción del templo de idolatría.”

“Yo os explicaré la razón,” replicó R. Gamliel. “Digamos nosotros que un país instituyera una rebelión contra su rey; ¿contra quién el rey libraría guerra, contra los vivos o contra los muertos? Vos debéis admitir que el rey combatiría a los vivos, dejando en paz a los muertos.¡La razón porque Hashem no destruyó vuestro templo de idolatría fue porque vuestros ídolos están muertos!” 137


K’lal Israel escucharon los primeros Dos Mandamientos directamente de la boca de Hashem. El resto les fue transmitido a ellos por Moshé porque no fueron capaces de soportar la intensidad de la Voz de Hashem.*138

El Tercer Mandamiento: No pronunciar el Nombre de Hashem en Vano

Está prohibido emplear mal el Nombre de Hashem mencionándolo en conjunción con un juramento innecesario o falso.139

Hashem dice, “No empleéis mal Mi Santo Nombre. Recordad que Abraham apeló a este mismo Nombre y fue salvado de la caldera ardiente. Moshé apeló a él, y el 1am Suf fue partido en doce partes; Iehoshúa lo llamó, y fue asistido; loná lo llamó en el interior del pescado y fue salvado. El Nombre de Hashem es invocado por los enfermos y enfermizos, y ellos son curados; por los transidos de dolor, y ellos son consolados.¡Cuidáos de ser descuidados en mencionar el Nombre de Hashem, porque uno que pronuncia el Nombre de Hashem en vano no saldrá impune!”140

Un figurativo “mal empleo del nombre de Hashem” seria exhibir una apariencia falaz de rectitud mientras en realidad se actúa inicuamente.

En Erev Shabat, un extraño llegó a la aldea. El traía consigo una cartera llena de dinero y se preguntaba dónde debería dejarla hasta después de Shabat. Entrando al Beit Hakneset, advirtió a un hombre en talit y tefilín.

“Mi dinero estará a salvo con alguien que observa las mítzvot,” pensó el extraño. El solicitó al hombre guardar su dinero hasta después de Shabat.

Cuando Shabat finalizó, el extraño golpeó a la casa del otro hombre y pidió su dinero.

“¿Qué dinero?¡Yo no sé a qué os referís vos!” fue la ruda réplica. El visitante abandonó la casa en un estado de profunda depresión. No tenía ninguna prueba de que había depositado dinero con el otro hombre y clamó a Hashem, “¡Mira, yo he sido robado! ¡La única razón por la que yo confié en él fue porque lo vi observar Tus mitzvot!”

Durante la noche, el profeta Eliahu se reveló él mismo al hombre dañado y lo consoló, diciendo, “Hashem ha escuchado tu tefilá. Ve a la casa de aquel otro hombre mañana. El no estará en su hogar, pero tú puedes pedir a su esposa tu billetera. Si ella demanda una señal, díle, ‘¡Devolvédmela a mi, porque como señal yo puedo citar el hecho que vos y vuestro esposo comisteis jametz durante la primera noche de Pesaj y puerco en la noche de Iom Kipur!”’

El hombre hizo como fue mandado. La siguiente mañana, golpeó a la puerta de la casa del hombre deshonesto, presentó la señal que le había sido revelada, y la esposa inmediatamente le tendió su billetera.

Al regresar su marido, sin embargo, ella le contó lo que había tenido lugar, y ellos fueron ambos desagradablemente sorprendidos.

“¡Este hombre pronto esparcirá la historia!” el marido exclamó airadamente. “¡Ya no tiene sentido fingir que somos observantes de las mitzvot!”

El castigo de aquéllos quienes “emplean mal el Nombre de Hashem” y se envuelven a sí mismos en talit y tefilín mientras transgreden las Leyes de Hashem es eventual revelación y público conocimiento de sus delitos.141

El Cuarto Mandamiento: Observar el Shabat

Este Mandamiento incluye la prohibición en contra de realizar cualquiera de las treinta y nueve Labores principales prohibidas en Shabat.*142

Además de esto, el Shabat debe ser distinguido por nuestro hacer una berajá cuando el Shabat comienza y a su conclusión. Esto nosotros lo cumplimos haciendo kidush y havdalá. Shabat debe ser singularizado con deliciosos alimentos especiales y por el usar vestimentas especiales.143

Una persona es reembolsada por todas las expensas en las cuales incurre en honor del Shabat. A pesar de que el ingreso de toda persona es determinado en Rosh Hashaná para el año entero, las cantidades gastadas en honor de Shabat, Iom Tov, Rosh Jodesh, y para cuotas pagadas para el aprendizaje de la Torá de sus hijos no están incluidas en esta cantidad fija. Si gasta más, Hashem la compensará con más; si escatima, Hashem en consecuencia le devolverá menos144

El día de Shabat debe ser un tiempo para ocupaciones espirituales, Torá, y tefilá. Una persona no debe pensar acerca de la labor incompleta de la semana sino más bien apartar su mente de sus ocupaciones mundanas. 145

Quienquiera que descansa en el séptimo día testifica que Hashem creó el mundo en seis días. 146

El Quinto Mandamiento: Honrar a los Padres

“¡Honra a vuestro padre y a vuestra madre!”

Esta mitzvá obliga a uno a atender a las necesidades de sus padres, ocuparse de que ellos tengan comida, bebida, y vestimenta. (El no está, sin embargo, obligado a gastar de su propio dinero, para esto los padres deben proveer el dinero.) El debe acompañarlos cuando salen y atender todos sus requerimientos. Debe dirigirse a ellos de una manera cortés. 147

Incluidos en esta mitzvá están los mandamientos de honrar a un hermano mayor y a la segunda/o esposa/o del padre o la madre.148

Existen tres socios en la creación de una persona: Hashem, su padre, y su madre. Si las personas honran a sus padres, Hashem dice, “Yo lo considero como si Yo moré en su medio y ellos me honraron a Mi.” Si una persona causa a sus padres irritación, Hashem dice, “¡Es bueno que Yo no moro en su medio, porque si Yo hubiera estado entre ellos, me hubieran provocado a Mi también!“149

R. Eliezer fue preguntado, “¿A qué grado está una persona obligada a honrar a su padre y a su madre?”

El replicó, “La respuesta puede ser derivada del caso de un no - Judío de nombre Damá ben Netina quien vivía en la ciudad de Ashkelón. Una vez los jajamím llegaron a él porque oyeron que tenía gemas para vender, y necesitaban una piedra preciosa para el efod. A pesar de que le ofrecieron un alto precio, él estaba dispuesto a renunciar al dinero antes que despertar a su durmiente padre, bajo cuya almohada descansaba la llave al cofre de diamantes. Como recompensa, Hashem causó que una vaca roja naciera en su establo al año siguiente la cual calificaba como una pará adumá (Vaquilla Roja) para el Beít Hamíkdash. Cuando los jajamím vinieron a pagarle por ella, él les dijo, ‘A pesar de que yo sé que vosotros pagaréis cualquier precio que yo demande, sólo tomaré la suma que perdí el año pasado a causa de haber honrado a mi padre.”’

“Si ésta fue la conducta de un no - Judío quien no estaba comandado de observar esta mitzvá,” añadió R. Jan iná, “¡cuánto más es esperado de un Judío a quien le fue dada la mítzvá de honrar a sus padres!”

Rab Dimi relató, “Una vez, el preceden temen te mencionado Dama ben Netina estaba sentado con una túnica bordada en oro entre los nobles de Roma cuando su madre llegó y apiló insultos y humillaciones sobre él. Ella desgarró su vestidura de sobre él, le pegó en su cabeza, y lo escupió. El, sin embargo, no la pondría a ella en vergúenza.150

R. Abhú citó a su hijo Avimi como el ejemplo de quien cumplía apropiadamente la mitzvá de honrar a los padres. Avimi tenía cinco hijos adultos. No obstante, cuando su padre, R. Abhú, golpeaba a la puerta, él no permitiría a ninguno de sus hijos abrir. El mismo siempre corría a la puerta para cumplir con la mitzvá de honrar a su padre. Una vez, su padre pidió por un sorbo de agua. Cuando Avimí regresó con el agua, su padre se había adormecido. El esperó al lado de su padre en posición encorvada, sosteniendo el agua, hasta que su padre despertó. Mientras esperaba a que su padre desertara, fue iluminado con el entendimiento de un mizmor de Tehilím (Capítulo 79) el cual no había comprendido previamente. Fue de tal modo recompensado por la mitzvá que él cumplió. 151

La recompensa por honrar a los padres es longevidad en olam habá.Si bien la principal recompensa por la mitzvá está reservada para el mundo venidero, es una de las mitzvot de las cuales una persona también recibe beneficio en este mundo.152

Cuando los reyes de las naciones oyeron el Primer Mandamiento de Hashem, no fueron impresionados. Arguyeron, ‘¿Qué soberano desea ser negado? Hashem, al igual que cualquier otro rey, comanda que El sea reconocido.”

Cuando escucharon acerca del Segundo Mandamiento, similarmente observaron, “¿Existe algún soberano que tolerará a otra autoridad? Hashem, al igual que todos los reyes, quiere ser adorado El solo. ¡Ese es el por qué El decretó que nadie sirva otros dioses!”

Tampoco fueron conmovidos por el Tercer Mandamiento, comentando, “¿Qué rey querría que sus súbditos juraran falsamente en su nombre? Tampoco Hashem lo quiere.”

Acerca del Shabat dijeron, “¡Desde luego, todos los reyes gustan que su día especial sea celebrado!”

Pero cuando escucharon acerca de la mitzvá de honrar a los padres, todos los reyes se levantaron de sus tronos y alabaron a Hashem, admitiendo, “Si alguien en nuestros círculos es elevado a un noble rango, inmediatamente niega a sus padres. Hashem actúa diferentemente. ¡El ordenó que todos honren a sus padres!” 153

Los reyes entonces entendieron retroactivamente que todas las mitzvot de Hashem no fueron dadas, como originalmente imaginaron, a fin de honrar a Hashem. Las mitzvot fueron presentadas para el beneficio de los seres humanos154

El Sexto Mandamiento: No Matar

“¡No mataréis!”

Uno que vierte sangre mutua a la shejiná.155

El emperador ordenó que estatuas de sí mismo fueran


erigidas en su recientemente conquistada provincia y que monedas llevando su imagen debían ser acuñadas. El populacho demostró su desprecio por el nuevo conquistador derribando las estatuas representándolo y destruyendo las monedas que llevaban su grabado.

Similarmente, cuando uno mata a un ser humano quien fue creado a imagen de Hashem, es como si él hubiera dañado a Hashem Mismo.156

El castigo Celestial para un asesino es que será asesinado por algún otro. (Bereshit 9:6)158

Es una forma de asesinato avergonzar a otro ser humano (causando a la sangre irse de su rostro).157

El Séptimo Mandamiento: No Cometer Adulterio

“¡No cometeréis adulterio!”

Hashem castiga la transgresión de adulterio lo más severamente, porque El es paciente en el caso de cualquier pecado excepto aquél de inmoralidad. 159

Nuestros Sabios enseñaron en el nombre de R. Janiná, “Una persona adúltera transgrede todos los Diez Mandamientos.”

Algunas personas se preocuparon por esta sentencia y abordaron a R. Jan iná por clarificación. Ellas dijeron, “Nosotros estamos de acuerdo en que un adúltero y una adúltera son culpables de haber violado los siguientes nueve Mandamientos:

‘Yo soy vuestro Di- s,’ dado que una adúltera niega a Di-s.

‘No tendréis otros dioses’- Su acto es asemejado a la idolatría. Así como ella abandonó a su marido por otro hombre, así es expuesta a abandonar al Todopoderoso y servir ídolos.

‘No juraréis en vano en el Nombre de Hashem’- porque el adúltero seguramente jurará que él es inocente.

‘Honra a vuestro padre’- dado que la adúltera dará a luz a un niño que no conocerá a su verdadero padre y por consiguiente no podrá honrarlo.


‘No mataréis’- porque todo adúltero está determinado a matar o ser muerto, si fuera capturado en su acto.

‘No cometeréis adulterio.’

‘No robaréis’- él roba la esposa de otro hombre.

‘No prestaréis falso testimonio,’ dado que la adúltera testificará a su marido, “Yo estoy embarazada de ti.”

‘No codiciaréis,’ porque él codicia lo que pertenece al marido de esta mujer.

“Nosotros de tal modo vemos cómo una persona adúltera transgrede nueve Mandamientos. No entendemos, sin embargo, en qué modo desatiende el Mandamiento, ‘Recuerda el día de Shabat para santificarlo.”

R. Janiná replicó, “Tomad el caso de un no - cohen que comete adulterio con la esposa de un cohen. El niño será luego pretendido como un Kohén. El entonces realizará ¡a avodá en el Beít Hamikdash incluso en Shabat. Por ejemplo, arreglará la madera en el mizbéaj y encenderá su fuego, lo cual está sólo permitido a un cohén. Dado que él es un intruso, sin embargo, por medio de ello desecra el Shabat.”160

Nuestros Sabios incluyeron en esta prohibición a uno que se lleva la parnasá (medios de vida) de otro Judío abriendo un negocio competitivo en una vecindad que solía ser el dominio del otro. Nuestros Sabios así explican el pasuk (Iejézkel 18:6), “... y él no deshonró a la esposa de su semejante.” Esto está dicho en alabanza de alguien quien no privó a otro de parnasá comprometiéndose en el mismo oficio. 161

El Octavo Mandamiento: No secuestrar a un Judío

“¡No robaréis!”

La prohibición de robar en los Diez Mandamientos se refiere a robar seres humanos.(Hurto de propiedad está prohibido por el pasuk en Vaikrá 19:11)162

Alguien que rapta a un Judío y lo vende o lo utiliza como esclavo está sujeto al castigo capital por el Beit Din. 163

El Noveno Mandamiento: No Prestar Falso Testimonio

“No prestaréis falso testimonio en contra de vuestro semejante!”

Prestar falso testimonio conduce a la destrucción de la civilización. Causa a las víctimas ser castigadas por crímenes los cuales nunca cometieron. También permite a las personas robar, asesinar, y oprimir a otros y luego escapar al castigo por falso testimonio. Uno que testífica falsamente de tal modo trae destrucción al mundo. También niega la Providencia del Creador.’64

El Décimo Mandamiento: No Intentar Traer dentro de la Posesión de Uno lo Que Pertenece a Otro

''¡No codiciaréis la casa de vuestro semejante, ni a su esposa, ni a sus sirvientes, ni cualquier cosa que pertenezca a vuestro semejante (y, como resultado, idearéis planes para obtenerlo)”

Está prohibido hacer cualquier intento para obtener algo que pertenece a otro porque uno mismo desea poseerlo. Esta prohibición incluye convencer a alguien para vendéros una cosa la cual no desea vender pero que vos le presionáis a vender. Esto está prohibido aún si le pagáis en un pago total. Tampoco está permitido desear aún en el corazón de uno las posesiones que pertenecen a otro (Devarím 5:18). 165

El mal rasgo de desear las posesiones de otras personas causa a una persona volverse un criminal, porque en su ansía de obtener el objeto de su deseo, está expuesto a tornarse violento si le es negado. Puede estar preparado incluso a asesinar al propietario del objeto que ansia.

Esto está claramente ilustrado por el caso del Rey Ajav quien deseaba el viñedo de Navot.

Un hombre de nombre Navot poseía un viñedo situado junto al palacio del Rey Ajav. El rey lo deseaba y ofreció pagarle por él o darle uno mejor a cambio. Navot, no obstante, respondió de una manera desafiante, “¡Jas Veshalom que yo te entregue la herencia de mis padres!” El rey fue profundamente perturbado ante el rechazo. Su inescrupulosa esposa Izevel (quien no era de origen Judío sino una hija del rey de Tzidón) arregló que falsos testigos testificaran que Navot había maldecido a ambos Hashem y el rey. Navot fue lapidado, e Izevel dijo a Ajav, “¡Levan táos y tomad el viñedo que Navot no quiso dáros!”

Después de esta acción, Hashem envió al profeta Eliahu a profetizar a Ajav, “Así dice Hashem, ‘¿Has tú matado y también tomado posesión? En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Navot, ellos lamerán también tu sangre. Tu casa sera eliminada de K’lal Israel.”’ Relativo a Izevel quien incitó a Ajav a sus acciones malignas, Hashem dijo, “Los perros comerán a Izevel junto a la pared de Izreel. 166

Mientras los primeros cinco Mandamientos mencionan el Nombre de Hashem, él es omitido de los últimos cinco. Hashem dijo, “Que Mi Nombre no sea asociado con asesinos, adúlteros, ladrones, falsos testigos, y personas codiciosas. “167

Más Mitzvot que los Benei Israel fueron Dados después de los Diez Mandamientos

Después de los primeros dos Mandamientos, los Benei Israel ya no querían escuchar la Voz de Hashem. Ellos solicitaron que Moshé continuara hablándoles. Hashem por tanto envió a los dos ángeles Mijael y Gabriel para traer a Moshé a la cima de la montaña. Ellos lo tomaron de su mano y. contra su voluntad, lo acercaron a la montaña dentro de la espesura de la Nube.’68 A Moshé le fue dada la habilidad de penetrar la oscuridad, la Nube, y la espesa Nube. Fue permitido entrar al más íntimo compartimiento en el Cielo al cual ni aún los ángeles tienen acceso. Mereció esto por su extrema modestia, porque la shejiná descansa sobre uno que es humilde.169

Hashem magnificó la voz de Moshé para que alcanzara a todo K’lal Israel.170 Moshé, en su gran sabiduría, calmó al asustado pueblo.

“¡No temáis!” les dijo a ellos, “¡Hashem ha aparecido sólo para eleváros, y en orden de que Su temor esté sobre vosotros para que no pequéis!”171

Moshé transmitió al pueblo los últimos ocho Mandamientos. Luego Hashem le ordenó a Moshé decir a los Benei Israel, “Vosotros personalmente presenciásteis que Yo os hablé desde el Cielo. Vosotros no recibisteis un reporte de otros relativo a él. Si una persona escucha algo de otros, ello puede dejar lugar a dudas en su mente. Sin embargo, vosotros todos visteis matán Torá con vuestros propios ojos.”’*172

En aquel día, Hashem transmitió las halajot de que ninguna piedra cortada por hierro puede ser usada para el mizbéaj y que está prohibido ascender el mizbéaj sobre escalones (Ver próximo capítulo). 173

En el día de matán Torá, le fueron también dados a los Benei Israel los mishpatím (Leyes Civiles Divinas), los cuales son incorporados en parshá Mishpatím.174

La Mitzvá de no Construir un Altar de Piedras Tocadas por Hierro, y la Mitzvá de que Escalones no Pueden Conducir arriba al Altar

Hashem ordenó a Moshé, “Las piedras usadas para construir el mizbéaj no pueden ser cortadas por hierro.¡Ustedes por consiguiente no pueden cortarlas a medida con un cincel o martillo!”

La razón de esta mitzvá es el transmitir la conciencia que el propósito del mizbéaj es el traer paz, bendición y larga vida a los Benei Israel. Por consiguiente, ningún instrumento que puede ser utilizado con propósitos destructivos, y ciertamente que puede acortar la duración de la vida de un ser humano, puede ser traído en contacto con él. A causa de este mandamiento los Judíos llegan a considerar al mizbéaj favorablemente, como un medio de obtener perdón y bendición; porque los pensamientos y opiniones de un hombre están influenciados por las acciones que él toma o evíta.175

Las piedras para el mizbéaj fueron traídas de las profundidades de la tierra o del mar, donde ellas no podían haber sido tocadas por hierro. 176

Hashem ordenó que una rampa, antes que escalones, condujeran arriba al mizbéaj, porque escalones causarían al kohen ensanchar su paso en una manera inmodesta. Aún al ascender la rampa, el kohen tenía que caminar despaciosamente, empleando pequeños pasos para evitar toda postura cercana a la inmodestia. El ascendía al mizbéaj de una manera digna, a fin de dar respeto apropiado al Mishkán y al Beit Hamikdash.177

La Torá además enuncia que seria irrespetuoso para las piedras del mizbéaj si el kohen ascendiera de una manera inmodesta. Esto nos enseña una lección importante. Si Hashem insiste que respeto le sea dado aún a insensibles piedras, ¡cuán mucho más sensibles debemos ser al honor de nuestro semejante, quien fue creado en Su imagen!178

Fuente: El Midrash Dice – Libro de Shemot – Editorial Bnei Sholem – Páginas 149 a 182

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