sábado, 25 de diciembre de 2010

Parasha Vaera

Moshé acusadoramente preguntó a Hashem por qué el sufrimiento de los Ben e: Israel se había intensificado aún más desde su arribo. “¿Se ha convertido Tu Atributo de Misericordia en Atributo de Justicia?” se quejó1.

''No, tú estás equivocado,” Hashem lo reprendió. “Yo soy Hashem. Aún cuando Mis acciones parezcan duras, emanan de sentimientos de Misericordia2. Tú no te pareces a los ancestros. Ellos nunca se quejaron a pesar de que Yo Me les presenté sólo con el Nombre de Shadai, y nunca les revelé Mi Nombre Hashem que es el Nombre por el cual Yo soy conocido cuando cumplo Mis Promesas3. Los patriarcas nunca presenciaron el cumplimiento de Mis promesas a ellos, y aún así no se quejaron.

Yo le aseguré a Abraham que él heredaría la totalidad de Eretz Israel, mas cuando él tuvo que salir y comprar un lugar para sepultar a su esposa Sará, no pronunció queja.

Yo prometí a Itzjak, ‘Mora en esta tierra y Yo estaré contigo,’ (Bereshit 26:3). A pesar de ello cuando él necesitó agua potable, los pastores de Guerar disputaron su derecho al pozo. No obstante no expresó una sola queja.


Yo dije a Iaacov, ‘La tierra sobre la que tú yaces Yo te la daré a ti y a tu simiente’ (Bereshit 28:13), mas cuando él quiso erigir su tienda, tuvo que comprar un campo por cíen kesitá; no obstante, no tuvo segundos pensamientos y no me cuestionó a Mi como tú lo hiciste.

Incluso los Benei Israel permanecieron leales a Mi. No se revelaron bajo el yugo Egipcio sino que aceptaron Mi voluntad sin quejas, emulando a sus ancestros. Por consiguiente, son dignos de ser redimidos con motivo del pacto que Yo celebré con sus patriarcas.4

Vé y proclama que Yo indudablemente los redimiré a ellos, y díles,

Vehotzetí- Yo los conduciré a ustedes fuera de la esclavitud Egipcia.

vehitzaltí- Yo los libraré a ustedes de cualquier tipo de servicio aún del trabajo más sencillo.

vega’altí- Yo los redímíré a ustedes sin rescate, a pesar de que un prisionero sólo es usualmente liberado cuando un rescate es pagado.

velakajtí- Yo los tomaré a ustedes como Mi pueblo entregándoles Mi Torá. Este es el propósito por el cual están siendo liberados.5

Las cuatro formas de liberación listadas precedentemente les son concedidas a ustedes como una compensación por cuatro leyes que el Faraón decretó en contra vuestra:

penosísima labor esclavizada

arrojar a los recién nacidos al Nilo

masacrar niños para el baño del rey

rehusar paja necesaria para hacer ladrillos.”6

Nosotros bebemos cuatro copas de vino en la noche de Pesaj para agradecer a Hashem por cada uno de los precedentemente mencionados tipos de libertad.7

Hashem concluyó Sus palabras prometiendo,


“Vehevetí- Yo los llevaré a ustedes a la Tierra que juré dar a sus antepasados como herencia.”

Moshé retornó a los campamentos de labor y proclamó el mensaje de libertad de Hashem a los Benei Israel. El anunció que ellos deberían abandonar la idolatría Egipcia y consagrarse a si mismos al Servicio de Hashem porque estaban a punto de ser redímidos.9 Pero los Judíos estaban tan duramente oprimidos que no prestaron atención a su mensaje10, protestando, “¿Puede un esclavo servir a dos amos simultáneamente? ¡ Nosotros estamos esclavizados por el Faraón y tememos transgredir sus leyes!” Ellos también estaban ganados por la idolatría Egipcia y encontraban difícil renunciar a las prácticas a las que se habían acostumbrado.11

Hashem ordenó a Moshé, “¡Ahora vé al Faraón y ordénale que deje ir a los Benei Israel!”

“¿Cómo puedo hacer eso?” Moshé protestó. Cuando les revelé a los Benei Israel sobre la próxima redención, no escucharon a pesar de que estas noticias albergaban regocijo para ellos . ¡Si así fue, Earaón ciertamente no escuchará noticias que son desagradables para él!12 ¡Yo no soy orador, mi habla está obstruida!” A causa de la renuencía de Moshé, Hashem envió a Aharón para acompañarlo y explicar las palabras de Moshé al Faraón.13 (A pesar de que Hashem ya le había revelado previamente a Moshé que Aharón se le uniría El se había sólo referido entonces a la actuación de Aharón como intérprete para los Benei Israel. Ahora El ordenó que Aharón asistiera a Moshé también cuando hablara al Faraón.)14

Hashem dio instrucciones a Moshé y Aharón de ser pacientes al guiar a los Benei Israel y de tratar al Faraón respetuosamente. “A pesar de que ustedes van a afligiría”, Hashem dijo, “dénle todo el honor debido porque él es un rey.”15

Moshé y Aharón Realizan Señales Milagrosas

Hashem ordenó a Moshé y Aharón comandar al Faraón dejar ir a los Benei Israel. El predijo, “Yo endureceré el corazón del Faraón y luego multiplicaré Mis señales y maravillas en Egipto.”

Esto no significaba que el Faraón seria incapaz de arrepentirse porque Hashem estaba endureciendo su corazón. Las palabras del Todopoderoso implicaban, “Yo le daré una oportunidad de hacer teshuvá por la duración de las primeras cinco Plagas. Sólo si él después de eso persiste en su iniquidad Yo detendré de él Mi Mano Auxiliante que está lista para asistir a aquéllos que hacen teshuvá.16

Moshé y Aharón se presentaron en el palacio. Al verlos , el Faraón montó en cólera. Volviéndose a los guardias, gritó, “¿No he dado yo órdenes explicitas de no admitir más a estas personas?” Los guardias estaban confundidos. “Nosotros no sabemos cómo ellos pudieron haber entrado,” contestaron. “Todas las puertas del palacio están sumamente vigiladas.”17

El Faraón se había jurado a sí mismo,”¡Cuando este Ben­Amram venga aquí la próxima, lo apuñalaré, lo colgaré, lo quemaré encontraré algún tipo de muerte que lo acabe!” Pero tan pronto como Moshé entró, el Faraón se volvió tan mudo como una estaca y no se atrevió a tocarlo.18

Moshé y Aharón transmitieron el mensaje de Hashem al Faraon. Cuando el rey solicitó una señal, Aharón, en presencia de la corte Egipcia entera arrojó su bastón al suelo, y él fue transformado en una serpiente. El Faraón comenzó a reír. “¿Son éstas las maravillas de vuestro Di-s? se mofó. “¡Las personas usualmente intentan vender mercadería en un lugar donde se necesita, no en un lugar donde existe abundancia de ella! Nosotros los Egipcios somos los más famosos hechiceros en el mundo y ¡vosotros creísteis que podríais enseñarnos a nosotros magia! ¡Este truco es tan fácil para nosotros que hasta mí esposa sabe cómo realizarlo! El hizo señas a su esposa- quien en realidad era tan experta en brujería como todos los otros magos Egipcios combinados20 y le dijo , “¿Véis a estos Judíos que han venido aquí para burlarse de nosotros?”21 El dio a su esposa un bastón, ordenándole convertirlo en una serpiente. Ella lo hizo. El Faraón se burló, “¡Aún los niños Egipcios son capaces de realizar esta suerte!” Ordenó que algunos niños de cuatro o cinco años fueran traídos y les entregó varas. Todos pudieron convertir los palos en culebras.*22

El patio completo se llenó con retorcidas culebras. Los dos renombrados magos Egipcios, Iujani y Mamré, ridiculizaron a Moshé diciendo, “¿Intentásteis vos vender paja en Ofaraim, una ciudad superabundante en paja?¿Realmente creísteis que nosotros seriamos impresionados con vuestra magia en este país el cual originó el arte de magia negra?”

Moshé contestó, “Ese es precisamente el por qué Hashem me envió a mi aquí. Si alguien tiene buenas verduras para vender, las lleva a un mercado donde los compradores son expertos y las apreciarán. “23

Las palabras de Moshé implicaban, “Eventualmente vosotros quienes sóis expertos en magia deberéis testificar la verdad, que nuestras maravillas no tienen sus orígenes en magia. Son fenómenos sobrenaturales los cuales pueden sólo ser logrados por el poder de Hashem “24

La serpiente de Aharón abrió su boca de par en par y devoró a todas las otras culebras que estaban deslizándose por el suelo.

“Este truco es tan viejo como Adám,” se mofó el consejero Bilám. “Todo el mundo sabe que una culebra puede tragar a otra.25 Que Aharón nos muestre si él sabe cómo hacer que un bastón trague a todos los otros bastones. ¡Si él es capaz de eso, nosotros sabremos que no es un hechicero común sino que es socorrido por la fuerza de Hashem!”

Un milagro ocurrió y la serpiente de Aharón se volvió nuevamente un bastón y devoró a todos los otros bastones. A pesar de ello, no era perceptible que recién había devorado docenas de varas porque permaneció tan delgado como antes. El Faraón tembló. “¿Qué si él ahora ordena a su bastón tragarse tanto a mí como a mi trono?” pensó.26

No obstante, como Hashem había predicho, el Faraón endureció su corazón y rehusó dejar libres a los Benei Israel.


La Primera Plaga: / Sangre

Hashem dijo a Moshé, “El Faraón rehúsa dejar ir al pueblo. Adviértele a él que a menos que Me escuche, Yo le causaré una plaga devastadora a él y a su pueblo. Baja al Nilo temprano en la mañana para encontrar al Faraón y adviértelo a él allí. El finge ser un dios y por consiguiente va al Nilo a cumplir sus funciones corporales en secreto.”27

Cuatro reyes alegaron falsamente ser divinos, y todos ellos fueron humillados por Hashem.28

Jirám, rey de Tzur, se proclamó a sí mismo un dios. En medio del mar, erigió un maravilloso palacio para sí mismo que alcanzaba siete pisos de altura a imitación de los Siete Cielos. Iluminó su palacio con luces que se asemejaban a aquéllas de los planetas e imitó los sonidos de truenos y relámpagos usando fricción generada por piedras preciosas.

Hashem dio instrucción al profeta Iejézkel, “Vé a Jirám, rey de Tzur, y repróchalo, diciendo, “¿Por qué eres presuntuoso? ¡Tú sólo eres humano!”

“Señor del Universo,” contestó Iejézkel, “¿cómo puedo presenta rme ante él? ¡El sabe cómo estar suspendido en el aire!” Hashem trajo un viento que llevó a Iejézkel arriba hasta lo de Jirám. Cuando Jirám vio al profeta, tembló.

“¿Cómo líe gásteis vos aquí?” preguntó a Iejézkel.

El profeta respondió, “Hashem me comandó a mi deciros ‘¿Por qué te consideras espléndido tú mismo?¡Sólo eres h u mano!

“Yo pude haber nacido de una mujer, pero soy inmortal,” respondió Jirám. “Al igual que Di- s tiene dominio sobre las profundidades del mar, así está mi palacio en las profundidades del mar. Al igual que Di- s está sobre los Siete Cielos, así estoy yo. Ved a cuántos reyes he sobrevivido durante mi vida; veintiún reyes de la dinastía de David fueron sepultados y también veintiún reyes del reino de Israel, y cincuenta profetas y diez kohanim. Vos véis, por consiguiente, que soy divino.” (Jirám se refería a todos los reyes que rigieron hasta la destrucción del Beit Hamikdash. El vivió un muy largo tiempo- casi 1200 años.) Iejézkel lo reprochó y dijo, “¡Existieron personas más grandes que vos que no se volvieron vanidosas!”


El orgullo de Jirám se originaba en el hecho de que él había asistido al Rey Shlomo en construir el Beit Hamikdash enviándole árboles de cedro.

Hashem finalmente castigó a Jirám enviando al emperador Nevujadnetzar (Nabucodonosor) quien lo venció, abusó de su madre, y lo expulsó de su encumbrada posición.

Todos los días, Nevujadnetzar cercenaba una capa de carne de Jirám del ancho de dos dedos, la sumergía en vinagre y la devoraba.29

Nevujadnetzar también fingió ser divino. Exclamó, “¡Ascenderé al Cielo en una nube!”

Hashem replicó, “¡Tú serás arrojado al interior de las más hondas profundidades!”

Hashem lo desterró al desierto donde el ex- emperador tuvo que sustentarse a sí mismo con hierbas, como las bestias. Las bestias lo consideraron uno de su propia clase. Incluso después de que Nevujadnetzar muriera, fue sujeto a la más grande vergúenza y humillación puesto que los Babilonios no creyeron a su hijo Evil Merodaj que su padre estaba realmente muerto hasta que él arrastró el cadáver de su padre fuera de la sepultura, atado con cadenas de hierro, y lo mostró al pueblo.30

Otro rey que se volvió arrogante y pensó que era divino fue el Rey Ioash. Ioash, rey de Iehudá, permaneció oculto en el Kodesh Hakodashím (Sanctasanctórum) por seis años para escapar de la ira de Ataliahu, madre del rey Ajaziahu, quien quería destruir la progenie real de Jehudá. Cuando Ataliahu fue muerta, y él pudo abandonar su lugar de escondite y establecerse a sí mismo como el soberano, los príncipes de Iehudá lo ensalzaron , diciendo, “¡Vos debéis ser divino! El kohén gadol entra al kodesh hakodashím sólo una vez al año, y la nación entera ora para que él sea permitido partir en paz; no obstante, vos emergisteis del kodesh hakodashim ileso después de seis años.” Ellos se postraron a sí mismos ante el rey y Ioash en su corazón creyó lo que habían dicho. Hashem por consiguiente hizo que el ejército de Aram lo atacara al fin del año, y ellos derrotaron a Ioash, dejándolo muy enfermo. Después de eso, sus propios sirvientes conspiraron en su contra , y lo mataron, sin darle siquiera el honor de sepultarlo en las tumbas de los reyes.31


El Faraón Egipcio también alegó falsamente que él se había creado a si mismo y que él era el creador del río Nilo. Hashem por consiguiente lo humilló, enviando a Moshé a revelarle quién es el verdadero Di~s.32

Hashem ordenó a Moshé, “Vé al río temprano en la mañana para probar al Faraón que él no es divino. Lleva contigo el bastón que fue convertido en una serpiente porque él lo reconocerá, recordará los milagros ejecutados con él, y se atemorizará.33 Dile, “Hashem, Di- s de los Hebreos, me ha enviado a comandaros, ‘Deja ir a Mi pueblo para que ellos puedan servirme en el desierto. Mas si tú rehúsas escuchar, sabe que con este bastón en mi mano Yo golpearé al agua en el río, y ella se volverá sangre.¡A través de esto tú sabrás que YO SOY HASHEM!”’

La estrategia de Hashem en castigar al Faraón fue enteramente diferente de la contienda armada conducida por seres humanos. Si un hombre desea derrotar a su enemigo, él prepara su ataque con la más grande reserva a fin de tomar a la otra persona por sorpresa. Hashem por el contrario, envió a Moshé anteriormente a la primera Plaga para dar una advertencia explícita al Earaón. De esto es evidente que Hashem esperaba que él hiciera teshuvá y la plaga por consiguiente fuera innecesaria.34

Moshé encontró al Faraón temprano en la mañana junto al Nilo y lo censuró , diciendo, “Vos alegáis divinidad. ¿Qué, entonces, estáis vos haciendo aquí ahora? ¿Cumple también un dios funciones humanas?”

“¿Quién dijo que yo soy divino?” El Faraón le preguntó a él.

“¿No les decís eso a los Egipcios?”

“¿Y quiénes son los Egipcios? Esos tontos, no son seres humanos, ¡son asnos! ¿Importa lo que yo les digo a ellos?” el Faraón se mofó.35

Moshé repitió las palabras de Hashem al Faraón, advirtiéndole a él que el Nilo se volvería sangre, mas el Faraón hizo caso omiso de la advertencia.

Hashem por consiguiente ordenó a Moshé, “¡Extiende tu mano y golpea al río!”

Moshé objetó, “¿Es correcto que yo golpee al Nilo? Alguien que bebió de un pozo no debería después arrojar piedras dentro de él. Al ser puesto en el Nilo cuando fui bebé, las aguas del río no hundieron la canasta sino en lugar de ello me protegieron. ¿Debería yo ahora golpear a esa misma agua?”36


Hashem desafió a Moshé intencionalmente, esperando que él respondiera como lo hizo. De la respuesta de Moshé nosotros somos requeridos aprender el alcance de nuestra obligación en demostrar gratitud. Debiéramos razonar que si nosotros debemos ser agradecidos a cualquiera quien nos hizo una bondad, cuán más grande debe ser nuestra gratitud a Hashem Mismo Quien es la causa de todos los beneficios que una persona recibe y Quien siempre se propone hacernos bondad a nosotros.37

Moshé advirtió al Faraón por un período de más de tres semanas,* pero el Faraón no hizo caso.

Luego, los Egícios despertaron una mañana encontrando al Nilo fulgurando con un inusual color rojo. La espantosa noticia pronto se esparció. El líquido que llenaba el río, lucía, sabía, y olía como sangre.38 Todos los peces en el río habían muerto, y el río hedía. (La plaga acarreada a Egipto fue, de una forma, aún más severa que el mabul durante el cual los peces permanecieron con vida)39 Los Egipcios comenzaron a buscar diferentes fuentes de agua, diciendo, “Debe haber agua subterránea que esté limpia. Moshé pudo golpear sólo al agua que es perceptible al ojo.”40

Ellos cavaron pozos alrededor del río, mas incluso el agua subterránea se había tornado sangre. Egipto pareció estar saturado con sangre. Sangre chorreaba de los pilares del palacio del Faraón; sangre goteaba de madera y piedras; sangre fluía de sus ídolos. Las frutas ya no producían jugo de fruta, porque cuando los Egipcios exprimían una fruta , sangre se escurría fuera. Incluso la salíva que salía de sus bocas se volvía sangre.41

Existía sólo una fuente de clara, pura agua potable - el agua de la tierra de Goshen. Los Benei Israel tenían tanta agua como ellos querían. Los Egipcios corrían a Goshen para obtener un poco de aquel precioso liquido, pero tan pronto como ellos intentaban tomar un sorbo de agua, ella se convertía en sangre. Aún si un Egipcio compartía una jarra de agua con un Judío, el Judío bebía agua mientras que el liquido que corría por la garganta del Egipcio era sangre. Pronto, sin embargo, los Egipcios descubrieron que si pagaban dinero por el agua, ella permanecía agua. Fueron a Goshen trayendo oro y plata y así enriquecieron a los Benei Israel 42

En las profundidades de sus corazones, los Egipcios sabían por qué Hashem los había afligido con esta plaga. Ellos adoraban al Nilo. El Di- s de los Judíos les estaba demostrando que el río no era, de hecho, divino43. Por añadidura, la vista de la sangre recordó a los Egipcios la inocente sangre Judía que habían derramado.44 Además, Hashem los estaba castigando por medio del Nilo porque los Egipcios habían intentado impedir a las mujeres Judías sumergírse a sí mismas en el río para estar puras para sus maridos.45

El Faraón citó a sus magos y los interrogó. “¿Sabéis vosotros convertir agua en sangre?”

“Nosotros lo sabemos,” ellos replicaron.

Los hechiceros egipcios convirtieron agua en sangre con magia. Viendo esto, el Faraón decidió ignorar la plaga lo mismo que él había ignorado la señal del bastón que había devorado a los otros bastones.46

Esta primera plaga no dañó personalmente al Faraón por tres razones:

1. Hashem era paciente con él en su sufrimiento a causa de que Moshé había sido nutrido y criado en su casa.

2. Hashem esperaba que él aún hiciera teshuvá.

3. Hashem causó que el Faraón se tornara eminente a los ojos de los Egipcios para que su subsecuente caída pareciera tanto más drástica .47

La Plaga de la Sangre duró siete días y fue acompañada por una Plaga de Pestilencia secundaria que mató a muchos Egipcios. Todas las Plagas subsiguientes fueron también acompañadas por la adicional Plaga de Pestilencia48

Cuando los siete días de la Plaga finalizaron, Hashem ordenó a Moshé advertir al Faraón acerca de la próxima plaga, diciendo, “Di al Faraón, ‘Si tú rehúsas despedir a los Benel Israel, Yo afligiré todas tus fronteras con ranas. ¡El río pululará con ranas, y ellas entrarán en tus casas y alcobas, en tus camas y en las casas de tus sirvientes, en tu pueblo y en tus hornos y tus artesas de amasar!”’

Moshé advirtió al Faraón por tres semanas acerca de la Plaga de las Ranas, mas el Faraón no hizo caso de la advertencia.


La Segunda Plaga: / Ranas

La segunda Plaga fue traída por mediación de Aharón y no por Moshé puesto que ella nuevamente ocasionaba afligir al río, y no era correcto para Moshé afligir al río que había protegido su canasta.50

Hashem ordenó a Moshé, “Di a Aharón, ‘Extiende tu mano con tu bastón de forma tal que todas las corrientes, ríos y estanques de Egipto produzcan ranas.

Tan pronto como Aharón extendió su mano, los Egipcios quedaron pasmados al contemplar una horrible vista. Fuera del río brincó una horrible rana de excesivo tamaño que comenzó a marchar bajando el camino principal hacía el palacio del Faraón.51

Hashem dio a los Egipcios una última oportunidad de arrepentírse antes de que ellos fueran invadidos por ranas adicionales. 52

Los Egipcios llevaron armas y estacas con las cuales pretendían matar a la monstruosa rana. En lugar de caer muerta, ella abrió su boca de par en par y escupió legiones de ranas bebés.53 Dejó salir un silbido estridente, y ante esta señal, ejércitos de ranas salieron brincando fuera del río54, acompañadas por otros reptiles de mar con colosales bocas y dientes. Ellos formaron una procesión y marcharon bajando el camino principal, aparentemente con un propósito definido en mente. El horror de los Egipcios puede ser bien imaginado cuando el ejército de ranas se encaminó directamente hacia el palacio del rey. Hashem hizo que la plaga visitase primero al Faraón ya que el Faraón se había tornado arrogante cuando vio que él personalmente no había sufrido de la Plaga de la Sangre. Hashem por consiguiente dijo, “Tú serás el primero en ser afectado por la Plaga de las Ranas.”55

Las ranas corrieron atravesando las entradas del palacio, subieron los escalones, y entraron al cuarto privado del Faraón. El Faraón estaba en cama cuando las ranas saltaron dentro de sus cobertores, se arrastraron bajo su ropa blanca, y mordiéndolo a él, se entremetieron dentro de su cuerpo. Después del Faraón, la totalidad de los otros nobles de la corte Egipcia fue infestada y luego la gente común.56

Las ranas llenaron las casas Egipcias, saltando sobre mesas y sillas y dentro de las camas de los Egipcios y mordiéndolos.57 La más grande y gorda de las ranas se asentó en el palacio del Faraón 58

Las ranas no perecieron incluso después de que se hubieron deslizado dentro de los cuerpos de los Egipcios. Continuaron haciendo un ruido ensordecedor en los estómagos de todos, gritando, “¿Cuánto tiempo tendremos que permanecer aquí?” Otro coro de ranas en las paredes del estómago croó de nuevo, “Hasta que Moshé, hijo de Amram, venga y rece para que nosotras seamos puestas en libertad.”59

La Plaga de las Ranas cubrió la tierra entera. Las ranas brincaron dentro de los campos y devoraron el producido del cultivo.

incidentalmente, las ranas solucionaron una vieja disputa entre Egipto y las tierras vecinas concerniente a las demarcaciones precisas del país. Los Egipcios reclamaban ciertas tiras de tierra que los kushím sostenían formaban parte de su territorio. La plaga claramente definió las fronteras Egipcias porque dondequiera que las ranas se asentaron era incuestionablemente territorio Egipcio 60

¿Cómo fue posible que las ranas entraran en las casas de piedra y mármol incluso después de que los Egipcios cerraran con llave sus puertas y ventanas? Este fue uno de los milagros de Hashem Quien cambió las leyes de la naturaleza, dando a una sustancia blanda el poder de penetrar una más dura. Tan pronto como las ranas gritaron, Nosotras somos mensajeras de Hashem Quien creó el mundo, el mármol y las piedras inmediatamente se separaron, permitiendo a las ranas penetrarlos.61

En el curso de la historia, Hashem frecuentemente realizó para nuestro pueblo el milagro de permitir a una sustancia más flexible atravesar una más dura. Algunos ejemplos son:

Cuando los Benei Israel comenzaron la conquista de Eretz Canaán, los canaanim se escondieron en cuevas cuyas entradas obstruyeron con rocas. Hashem envió avispas al frente de los Benei Israel que tenían la milagrosa habilidad de penetrar las rocas e inyectar veneno dentro de los ojos de los canaanim.

Combatiendo contra el gigante Goliat, David le arrojó una piedra. Aquella piedra tras pasó la armadura de hierro del gigante y se hundió en su frente, y Goliat cayó muerto.

El gusano - shamir fue utilizado por los Benei Israel para partir los diamantes y rocas necesarios en la construcción del Mishkán y del Beit Hamikdash.62


Toda vez que una mujer Egipcia calentaba su horno a fin de hornear pan, las ranas brincarían dentro de la masa y la mordisquearían. La mujer por consiguiente la ponía apresuradamente dentro del horno. Las ranas, a pesar de ello, se asían a la masa, permitiendo ser ellas mismas horneadas junto a ella. Atemperaban el calor de tal modo que ningún pan nunca fue bien horneado.63

Cuando el emperador Nevujadnetzar erigió una estatua en su honor y ordenó a sus súbditos prosternarse a sí mismos ante ella, Jananió, Mishael, y Azarió se rehusaron. Ellos razonaron, “Nosotros debemos tomar una lección de las ranas en Egipto. Ellas brincaron dentro de los hornos, sacrificando sus vidas por kidush Hashem. Si las ranas estuvieron listas para sacrificar sus vidas por Hashem, nosotros debemos ciertamente estar preparados para hacer lo mismo.''64*

Los Egipcios sufrieron severamente de la Plaga de las Ranas. Ni un solo Egipcio pudo evadir la plaga de las ranas; tan pronto como él llenaba una taza para tomar un trago, la encontraba llena de odiosas ranas.65 A pesar de ello, consideraron al croar que continuaba aún después de que ellas entraran a los estómagos Egipcios peor que sus acciones destructivas.66 No había absolutamente ningún modo de deshacerse de las ranas pues si un Egipcio intentaba matar una con una vara o piedra, seis nuevas ranas brotaban en su lugar, y así tuvieron que abandonar todo intento de destruirlas.67

Hashem estaba castigando a los Egipcios midá- kenegued­midá. Los Egipcios solían torturar a sus infortunadas victimas Judías ordenándoles recolectar todo tipo de aborrecibles animales rastreros e insectos (los que no necesitaban excepto por el placer sádico de hacer miserables las vidas de los Benei Israel); Hashem por tanto produjo a cambio ranas repulsivas que los nausearon.68

Faraón llamó a sus magos y les preguntó si también eran capaces de producir ranas.

“Ciertamente,” ellos respondieron y trajeron a la vista ranas adicionales, (mas quedaron perplejos cuando llegó el tiempo de deshacerse de las existentes). El Faraón no tuvo más alternativa que llamar a Moshé y Aharón. “Implorad a Hashem que El quite las ranas de mi y de mi pueblo,” él rogó “y yo dejaré ir a los Benei Israel.”

“Ahora yo os probaré a vos que esta Plaga es un milagro Divino y no una ocurrencia natural,”69 Moshé anunció al Faraón. “Fijad el momento cuando esta Plaga debería finalizar,, y yo resaré a Hashem que le ponga fin en el tiempo que vos desígnéis.”

“Mañana,” dijo el Faraón.

“Será como vos decís,” proclamó Moshé, “para que vos sepáis que NO EXISTE NADIE COMO HASHEM, nuestro Di- s.”

Moshé clamó al Todopoderoso. Al preciso día siguiente, las ranas en las casas, patios, y campos perecieron, mas hubo una excepción: Todas las ranas que habían voluntariamente brincado dentro de los hornos permanecieron vivas y les fue permitido a retornar al río. Hashem de este modo demostró que quienquiera se sacrifica a sí mismo por Hashem nunca sufrirá una pérdida.70

Las ranas muertas no desaparecieron sino fueron dejadas yaciendo sobre todo Egipto. Los Egipcios tuvieron que palearías juntas. Puesto que había tantas de ellas, cada Egipcio recolectó al menos cuatro pilas de ranas. Las ranas muertas eran aún más repugnantes que las vivientes.71 Emitían un hedor nauseabundo que penetró la tierra entera. Los Egipcios fueron de este modo devueltos midá- kenegued- midó por haber golpeado a los Judíos sin piedad hasta que un fétido olor emanó de sus bocas.72

La Plaga de las Ranas afligió sólo a los Egipcios mas exceptuó a los Benei Israel. De hecho, sí un Judío y un Egipcio caminaban por el camino al mismo tiempo, la rana huía del Judío y saltaba sobre el Egipcio.73

Tan pronto como la Plaga finalizó, el Faraón nuevamente endureció su corazón. Esto es típico de todos los reshaím que no hacen jamás teshuvá sincera sino sólo hacen promesas bajo compulsión, rescindiéndolas tan pronto como sienten alivio.74

La Tercera Plaga: / Piojos

La tercera Plaga no fue precedida por una advertencia ya que el Faraón babia ignorado las advertencias precedentes a las dos últimas Plagas.75

Hashem comandó a Moshé, “¡Ordena a Aharón extender su bastón y golpear el polvo de Egipto para que pueda tornarse piojos!” El mandato de dar origen a esta Plaga fue una vez más dirigido a Aharón y no a Moshé puesto que sería impropio de Moshé golpear el polvo que había ocultado el cuerpo del Egipcio a quien él mató.76

Cuando Aharón golpeó el polvo, piojos aparecieron e infestaron a los Egipcios y sus animales. Picaron sus cuerpos como agujas,77 y también llenaron los campos y se asentaron sobre las cosechas.

¿Por qué fueron los Egipcios atribulados con esta Plaga? El Todopoderoso los castigó de esta manera por haber ordenado que los Judíos barrieran el polvo de las calles y los bazares del mercado. Midá- kenegued- midá, todo el polvo de Egipto fue convertido en piojos. Aún si cavaban debajo de la profundidad de un amo (aprox. 50 cm.) dentro del suelo, no podían encontrar tierra sino sólo piojos. Tan pronto como esta Plaga comenzó, los Benei Israel fueron libertados de labor esclavizada ya que no había ninguna tierra despejada disponible para construir.79

El Faraón citó a sus magos para producir piojos también, pero esta vez fallaron. A pesar de que habían sabido cómo convertir un bastón en una culebra y agua en sangre y cómo producir ranas, no tuvieron éxito en crear piojos con magia. “Nosotros somos incapaces de producir piojos,” admitieron al Faraón. “La magia no tiene poder sobre un objeto más pequeño que un grano de cebada. Nosotros estamos obligados a admitir que esta plaga resulta del Dedo de Di~s.”80

De la Plaga de los Piojos ellos pudieron comprender retroactivamente que ambas Plagas anteriores también habían sido maravillas Divinas. Los magos por consiguiente se retiraron y de allí en más ya no intentaron imitar las maravillas de Moshé.81

Cuán grandes fueron nuestros ancestros, puesto que Hashem les reveló a ellos eventos que ocurrirían muchas centurias más tarde. De hecho, El les reveló a ellos el futuro íntegro hasta el fin del tiempo. Nuestro ancestro Iaacov proféticamente previó las Diez Plagas. El ordenó a Iosef sacar su cuerpo fuera de Egipto puesto que le fue revelado a él que la Plaga de los Piojos infestaría en el futuro a Egipto, y no quería que su cuerpo sufriera por ello.

La Cuarta Plaga: / Bestias Salvajes

(Las primeras nueve Plagas pueden ser divididas en grupos de tres. Las primeras dos Plagas de cada grupo fueron precedidas por una advertencia mientras que la última llegó sin anuncio. La cuarta Plaga fue por consiguiente precedida por una advertencia).83

Hashem ordenó a Moshé levantarse temprano a la mañana, encontrar al Faraón junto al Nilo, y advertirle dejar partir a los Benei Israel.

“Díle,” Hashem dio instrucciones a Moshé, “‘Si tú no dejas ir a Mi pueblo, Yo enviaré una mezcla de bestias salvajes, serpientes, y escorpiones sobre tu tierra. Ellos llenarán las casas de Egipto y también la tierra. Yo distinguiré la tierra de Goshen donde Mí pueblo mora no permitiendo a las bestias entrar a ella. Tú comprenderás entonces claramente que a pesar de que Mi shejiná (divinidad) reside en el Cielo, ¡YO SOY HASHEM QUIEN EJERCE SU PROVIDENCIA EN MEDIO DE LA TIERRA! “‘84

Hashem instruyó a Moshé encontrar al Faraón más temprano que lo usual en la mañana porque El estaba enterado de las intenciones del Faraón. Los pensamientos secretos del Faraón eran:

Este Ben Amram viene a encontrarme todas las mañanas. Hoy yo me daré prisa y partiré antes de que él arribe. Hashem por consiguiente ordenó a Moshé encontrar al Faraón más temprano de lo usual.85

El Faraón no prestó atención a la advertencia de Moshé la cual él transmitió repetidamente por tres semanas. Las Bestias Salvajes por lo tanto afluyeron al interior de Egipto. Consistían de leones, osos, culebras, escorpiones, ratones, comadrejas, aves de rapiña, e insectos. Las bestias rugieron y atropellaron sobre todo y mordieron personas; las moscas y mosquitos pulularon dentro de sus ojos y oídos. Las bestias primero invadieron el palacio del Faraón y sólo luego todas las otras casas Egipcias.86

Los Egipcios se encerraron a sí mismos con llave en sus casas, asegurando las puertas con todas las cerraduras y cerrojos que poseían. Luego tremendos monstruos marinos con brazos de diez amot (aprox. 5 m.) de largo emergieron del océano. Subieron a la parte superior de los tejados, extendieron sus largos brazos, atacaron tenazmente todas las cerraduras, y abrieron puertas y ventanas. Las bestias salvajes en seguida entraron a todo cuarto de las casas Egipcias y se prepararon para pasar allí la noche. ¡Y terror sobre terror! Los animales domésticos de repente ya no fueron mansos. Los bueyes y burros rebuznaron salvajemente, descubriendo sus dientes y mordiendo a los Egipcios hasta la muerte.87

¿Por qué Hashem infestó a Egipto con Bestias Salvajes?

Después de la Plaga de los Piojos, cuando los Egipcios se dieron cuenta de que los Benei Israel ya no construirían ciudades para ellos, idearon una nueva forma de barbaridad para atormentarlos. Ordenaron a los Judíos atrapar bestias salvajes para ellos en la esperanza de que fueran muertos en el proceso.

Moshé clamó a Hashem. “¿Cómo pueden atrapar leones sin ser devorados por ellos?”

Hashem lo tranquilizó. “¡No temas! Sal a los campos, vuélvete a las bestias, y exclama, ‘Así dice Hashem: Mañana vosotros os juntaréis, invadiréis Egipto y lo destruiréis.¡Esta tarea había sido destinada para vosotros desde que fuisteis creados! “‘88

Otra razón por la cual los Egipcios fueron afligidos con la Plaga de las Bestias Salvajes fue que afligieron a los Benei Israel ordenándoles vigilar sus hijos. Ellos solían obligar a un Judío a cargar cuatro niños Egipcios al mismo tiempo, dos sobre sus hombros y dos en sus brazos.

Cuando la Plaga de las Bestias Salvajes comenzó y un Judío caminaba hacia el mercado, respirando con dificultad y gimiendo bajo el peso de los niños Egipcios, un león llegó y arrebató uno, un oso cargó a otro sobre sus hombros, el lobo se llevó un tercero, y la pantera arrebató un cuarto. El Egipcio más tarde preguntaba al Judío, “¿Dónde están mis hijos?”

“No sé,” el Judío respondía. “Cuando yo fui de compras, llevando cuatro niños, un oso llegó y tomó uno sobre sus hombros, un león asió uno, un lobo arrebató uno y una pantera a otro. Yo no los he visto a ellos desde entonces.”89

Hashem, sin embargo, no permitió a las bestias invadir la tierra de Goshen donde los Benei Israel vivían.

El Faraón convocó a Moshé y Aharón. “Vosotros podéis sacrificar para vuestro Di-s en esta tierra, pero yo no puedo dejaros ir al interior del desierto,” les dijo a ellos.

Nosotros no podemos hacer eso,” Moshé replicó. “Nuestros sacrificios son las ovejas que los Egipcios adoran. Ellos ciertamente no nos permitirán a nosotros sacrificar sus dioses delante de sus mismos ojos sin lapidarnos. Déjanos viajar un recorrido de tres días al interior del desierto y sacrificar a Hashem nuestro Di-s como El nos comande a nosotros.”

El Faraón replicó, “¡íd y sacrificad para vuestro Di-s, pero no os vayáis muy lejos!¡ Implorad a Hashem tenerme misericordia y quitar las Bestias Salvajes!”

Moshé dijo, “¡Yo imploraré para Hashem en vuestro favor, mas no nos engañéis a nosotros respecto del cumplimiento de vuestra promesa!”

Moshé abandonó al Faraón y rezó a Hashem traer fin a la Plaga. La tefilá de Moshé fue aceptada por Hashem, y las Bestias Salvajes fueron removidas. Ellas no perecieron como las ranas lo habían hecho para que los Egipcios no derivaran beneficio usando sus pieles para cuero o su carne para alimento. En vez de ello, desaparecieron sin dejar rastro.90

Mas el Earaón nuevamente endureció su corazón y no permitió partir a los Benei Israel.

La Quinta Plaga: /Pestilencia

Hashem ordenó a Moshé advertir al Faraón que a menos que él pusiera en libertad a los Judíos, densa Pestilencia seria impuesta sobre Egipto al preciso día siguiente. Hashem fijó el comienzo de la Plaga para el día siguiente para impedir a los Egipcios alegar que ésta era una dolencia natural antes que un milagro. Además, el anuncio de que la Plaga ocurriría un día más tarde daba al Faraón tiempo para arrepentirse.91

El Faraón ignoró la advertencia. Al día siguiente, una densa Pestilencia afligió a los animales Egipcios, y ellos todos perecieron. No sólo los animales murieron, sino los jinetes perecieron también junto con sus caballos, los pastores con sus ovejas, los conductores de burros junto con sus burros, y los conductores de camellos con sus camellos.92

La pestilencia, no obstante, exceptuó a todos los animales pertenecientes a los Benel Israel así como también a aquéllos que eran propiedad común de un Judío y un Egipcio. Todo Egipcio que se había apoderado del animal de un Judío y fraudulentamente alegaba que era suyo, era ahora refutado. Puesto que el animal no pereció ,el Egipcio tuvo que admitir que le pertenecía a un Judío y era obligado a devolverlo.93 No sólo los animales de los l3enei Israel no fueron dañados, sino, de hecho, éste fue un tiempo de bienestar para los Benei Israel durante el cual no sufrieron pérdidas financieras o ansiedad.94

¿Por qué Hashem trajo la Plaga de Pestilencia? Los Egipcios habían forzado a los Judíos a volverse pastores y conductores de burros en parajes desiertos y montañas distantes para impedirles a ellos multiplicarse. Como castigo, todos sus animales perecieron.95

La Sexta Plaga: / Forúnculos

Las primeras tres Plagas, Sangre, Ranas, y Piojos (las cuales fueron plagas elevándose desde lo bajo) habían sido causadas por Aharón.

Tres Plagas (originándose del cielo) fueron causadas por Moshé: Granizo, Langostas, y Oscuridad.

Tres Plagas fueron causadas por Hashem mismo: Bestias Salvajes, Pestilencia y Destrucción de los Primogénitos.

La Plaga de los Forúnculos fue causada por una sociedad de todos los tres- Hashem, Moshé, y Aharón.96

Hashem ordenó a Moshé y Aharón que cada uno de ellos debía tomar dos puñados de hollín de una caldera. Aharón debía entregar sus dos puñados de hollín a Moshé, y luego Moshé debía lanzar todo el hollín arriba al cielo. Hashem lo convirtió en Forúnculos leprosos los cuales descendieron sobre los Egipcios y sus animales.97

Moshé y Aharón recogieron el hollín en presencia del Faraón, y Moshé lo lanzó arriba hacia el cielo.

El acto de acarrear Forúnculos a los Egipcios incluyó tres milagros:

1. A pesar de que normalmente una persona es incapaz de lanzar una flecha más lejos de cien amot, (aprox. 50 m.) el hollín echado al aire por Moshé alcanzó el kisé hacabod (trono celestial) mismo (a pesar de que el hollín es una sustancia ingrávida y usualmente no volaría muy lejos).

2. La mano de Moshé milagrosamente sostuvo cuatro puñados de hollín (dos de los cuales él había recogido con sus ambas manos y dos que le fueron entregados a él por Aharón).

3. Esta cantidad de hollín ordinariamente sería suficiente para cubrir sólo un área de cuatro amot (aprox. 2 m.), pero cuando Moshé la echó al aire se dispersó sobre la tierra entera de Egipto.98

Esta plaga fue efectuada de una manera espectacular por la acción común de Hashem, Moshé y Aharón ya que era la más perjudicial de todas las Diez Plagas, acarreando sufrimiento fisico sobre cada particular egipcio (y no meramente dañando sus posesiones) .99

La Plaga de los Forúnculos fue diferente de todo mal que los Egipcios hubieran experimentado jamás. Sus síntomas se parecían a aquellos de la lepra, pero su dolencia no podía ser definida como una particular clase de lepra puesto que, de hecho, incluía una combinación de veinticuatro tipos diferentes de lepra. Las ampollas que cubrían sus cuerpos eran húmedas en el interior y secas sobre la superficie. Era imposible aliviar el dolor. Cualquier ungúento que suavizara la costra seca exterior irritaba la capa húmeda interna, y toda medicación que aliviara la humedad exudada irritaba la parte seca.100

Los magos del Faraón fueron afligidos tan severamente con los forúnculos que fueron incapaces de pararse sobre sus pies cuando Moshé y Aharón entraron al palacio. Ellos fueron de este modo castigados por sugerir que los recién nacidos Judíos fueran arrojados al interior del Nilo con el propósito de exterminar a Moshé y por haber pronunciado la sentencia de muerte sobre Moshé cuando, como un niño, él tomó la corona del Faraón.101 Los magos no se recobraron de los forúnculos incluso después de que la Plaga acabara, y permanecieron enfermos hasta que murieron.102

La Plaga de los Forúnculos sobrevino a los Egipcios para castigarlos midá- kenegued midá por uno de sus crímenes contra los Judíos. Habían compelido los Benei Israel a preparar sus baños de agua calentando o enfriando el agua. Ahora ellos ya no podían bañarse, porque, infestados de forúnculos, no podían tolerar contacto con tanto agua caliente :orno fría.103 Por medio de esta plaga, los Egipcios fueron tambien devueltos por haber inexorablemente conducido a los Benei Israel a ejecutar trabajo, sin permitir nunca a un Judío siquiera un solo momento de descanso para interrumpir y rascarse a si mismo si él sentía el impulso. ¡Ahora les fue dado a ellos el sentir en sus propios cuerpos cómo era ser irritado sin poder aliviar la picazón!104

En tanto que los Egipcios no habían sido grandemente perturbados por las Plagas anteriores, consideraron los forúnculos intolerables y gritaron, “¡Esta es una horrible Plaga!”105

El Faraón citó a Moshé y Aharón, rogándoles terminar la Plaga. Mas una vez que los Forúnculos desaparecieron, el Faraón no guardó sus promesas. Hashem endureció su corazón para castigarlo por haberse rehusado a hacer teshuvá durante las primeras cinco Plagas.106

Se tomó cada vez más difícil para el Faraón arrepentirse, pero él no obstante aún retenía la libertad de elección para obedecer a Hashem si él solamente fuera a hacer un esfuerzo sincero.

La Séptima Plaga: / Granizo

Hashem ordenó a Moshé, “¡Levántate muy temprano para presentarte en el palacio del Faraón, y advertirle a él acerca de la Plaga del Granizo!” Hashem sabía que el Faraón, en esta mañana particular, planeaba ocultarse él mismo de Moshé. Por esta razón, El ordenó a Moshé presentarse en el palacio más tempranamente que lo usual, incluso antes de que el Faraón saliera al Nilo. 108

“Dile, ‘Así dice Hashem, el Di-s de los Hebreos, ‘Deja ir a Mi pueblo para que ellos puedan servirme. Porque esta vez Yo envíaré todas Mis plagas sobre ti para que tú sepas que NO EXISTE NADIE COMO YO SOBRE LA TIERRA. Yo podía fácilmente haberlos borrado a todos ustedes en la Plaga de Pestilencia, pero Yo confiné aquella plaga a los animales, manteniéndolos a ustedes con vida; para mostrarles Mi poderío de modo tal que Mí Nombre sea proclamado por todo el mundo!”’109

Hashem anunció que mediante la Plaga de las Piedras de Granizo, Su grandiosidad sería reconocida por los Egipcios. Al ver las piedras de granizo que eran una combinación de fuego y agua la cual claramente negaba la ley natural, tendrían que admitir que el cosmos estaba gobemado por la Divina Providencia y no por ley natural.110


Hashem dio instrucciones a Moshé de decir al Faraón. “Puesto que tú aún pisoteas a Mí pueblo y rehúsas dejarlos ir. Yo haré caer un copioso Granizo a esta hora mañana, Granizo cuya semejanza jamás fue vista, ni en Egipto ni en ninguna otra parte en el mundo. ¡Ahora ingresen su ganado y todo cuanto ustedes tengan en los campos porque todo lo que no sea ingresado será golpeado por el Granizo y perecerá!”

La advertencia de Hashem es reveladora de Su gran compasión aún por los malvados y sus pertenencias. Hashem tuvo lástima de los Egipcios y sus animales. El por consiguiente los exhortó a ingresar a sus animales a fin de que fueran eximidos del Granizo.”111

Moshé transmitió las palabras de Hashem al Faraón. El hizo una muesca en el cuadrante solar del Faraón para indicar la hora exacta en que la Plaga comenzaría al día siguiente.112 El Earaón, no obstante, exclamó, “¿Por qué deberíamos nosotros escuchar ahora a este Ben- Amram más que en todas las ocasiones previas?” El dejó sus animales en el campo y así hicieron la mayoría de los Egipcios113 a excepción de unos pocos que eran temerosos de Di-s, tales como el consejero del Faraón lov. 114

Los malvados pueden ser comparados al tempestuoso mar. La primer ola declara, “Yo arrollaré hasta la orilla e inundaré el mundo.” Mas tan pronto como alcanza la arena, se rompe. La ola que le sigue nuevamente anuncia,”Yo voy a inundar al mundo,” mas ella también rompe en la orilla. Cada ola hace la misma proclamación. Nunca toma lección de la anterior.

Así el Faraón era vanidoso y por lo tanto sufrió, pero Amalek falló de aprender de él. Amalek fue también castigado por su arrogancia. Con todo Sijón, Qq, Balak, y todos los opresores del pueblo Judío no aprendieron de la caída de sus predecesores. 115

Esta Plaga comenzó como una mera lluvia pues Hashem esperaba que los Egipcios hicieran teshuvá.116 Eventualmente la lluvia fue convertida en una tempestad. Truenos estallaron, rayos golpearon, y la tierra se estremeció. Luego colosales piedras de granizo llovieron desde el Cielo, compuestas por bloques de hielo y de fuego, mas el fuego no consumía al hielo, ni el hielo extinguía al fuego.117

Dos clanes estaban envueltos en una contienda familiar de toda la vida que era transmitida de una generación a la próxima. Ellas tomarían toda oportunidad de dañar y hacer perjuicio la una a la otra. Un día un poderoso rey sitió el país, amenazando tomar posesión de la tierra íntegra. El soberano del amenazado país hizo un breve anuncio acerca de la planeada invasión del enemigo. Los dos clanes oponentes inmediatamente abandonaron su disputa personal y se unieron para echar al común peligro exterior.

Similarmente, a pesar de que fuego y agua por naturaleza son elementos hostiles el uno al otro, cuando el Todopoderoso los convocó para hacer guerra contra los Egipcios, inmediatamente unieron fuerzas.118

Hashem castigó a los Egipcios con Granizo compuesto por fuego a fin de castigarlos de una manera similar a los reshaím en Guehinam (infierno) quienes deben padecer los tormentos del fuego.119

El ruidoso estallido de las piedras de granizo cayendo bamboleó la tierra. Quienquiera que estaba en los campos, hombre o bestia a la par, fue golpeado, congelado por el hielo y quemado por el fuego. El espanto de los Egipcios era abrumador.¡Se apresuraron a retornar sus animales a los establos, pero era demasiado tarde! Las piedras de granizo se amontonaron frente a ellos, formando una sólida pared de hielo y fuego, la cual no pudieron atravesar. Viendo que no había chance de llevar sus animales a los establos, con vida los Egipcios los sacrificaron para que al menos se beneficiaran de su carne. Colocaron los animales sacrificados sobre sus hombros, pero grandes aves de rapiña bajaron volando del cielo y devoraron todos los animales muertos.120

El granizo quebró árboles enteros y destruyó las cosechas incluso hasta el origen, hasta las más profundas raíces en el suelo. Todo producido fue destruido a excepción del trigo y el espelto los que Hashem quería eximir para que las langostas pudieran devorarlos.121

Algunos Egipcios corrieron a la tierra de Goshen para escapar del Granizo, pero las piedras de granizo cayeron sobre ellos allí también sin tocar nunca a un Judío. 122

El Faraón estaba atónito ante la maravillosa unificación de fuego y agua 123 y espantado ante el estrago que el Granizo había forjado. El envió por Moshé y Aharón y confesó, “Yo he pecado esta vez. Hashem es justo porque El nos advirtió a nosotros anteriormente ingresar a las personas y animales para que fuéramos salvados, y yo y mi pueblo somos malvados por no haber atendido a Su advertencia y causado que sangre inocente fuera derramada.124


¡Implorad a Hashem que la Plaga finalice. Yo os dejaré ir a todos vosotros!”

Moshé le respondió, “Yo oraré por vos, mas no puedo orar aquí en la ciudad que está llena de ídolos. Yo abandonaré la ciudad y rezaré fuera a la intemperie. Yo no creo en realidad vuestras palabras porque sé que vos no teméis verdaderamente a Di-s y cambiaréis más tarde vuestra opinión. ¡Yo no obstante finalizaré la Plaga mediante mis plegarias a fin de que vos reconozcáis la grandeza de Hashem!”125

Moshé abandonó la ciudad y extendió sus manos en súplica. Tan pronto como él alzó sus manos, antes de que pronunciara una palabra de tefilá , el Granizo cesó.126 Incluso las piedras de granizo que estaban en su camino abajo hacia el suelo no continuaron cayendo sino permanecieron suspendidas en el aire. Permanecieron allí cuarenta y un años, finalmente lloviendo hacia abajo en el tiempo de Iehoshúa.127

¿En qué ocasión sucedió esto?

Cuando cinco reyes Emoritas se reunieron contra los Benei Israel, Hashem prometió a Iehoshúa “No temas, porque Yo los he entregado en tu mano.” Iehoshúa atacó a los enemigos, tomándolos por sorpresa. Hashem los golpeó con confusión, y los Benei Israel los persiguieron. Cuando las tropas enemigas estaban en el descenso a Beit Jaran, Hashem abatió grandes piedras de granizo y ellos murieron.128

El trueno también llegó a un súbito alto tan pronto como Moshé se preparó para orar. El estallido inconcluso del tronar reanudó su sonido en el tiempo de lehoram.

En los días de Iehoram ben Ajav (quien era un rashá -malvado-), el rey de Aram sitió a los Benei Israel. La comida en Eretz Israel era escasa, y en el sexto año del sitio, la hambruna había alcanzado su máximo. Los Benei Israel cocinaban y comían a sus propios hijos, como predicho en el Reproche. El Rey Iehoram envió un mensajero al profeta Elishá (a quien él culpaba por la desgracia), con la intención de ejecutar al profeta. Elishá, sin embargo, estaba enterado de sus intenciones y se cuidaba a sí mismo. El profetizó, “Mañana a esta hora una medida de harina será vendida por un shekel, y dos medidas de cebada por un shekel (un precio muy bajo).” Cuando el mensajero oyó las palabras del profeta, él las ridiculizo. El fue maldecido por Elishá.

En aquel tiempo había cuatro leprosos fuera de los portones de la ciudad (quienes habían sido apartados de acuerdo con la ley de la Torá concerniente al leproso). Ellos dijeron, “¿Por qué deberíamos nosotros esperar aquí para morir? ¡Vayamos al campamento de Aram; si nos dejan vivir, bien, y sino, dejemos que ellos nos maten!” Cuando entraron al campamento de Aram, se encontraron con una vista inesperada. El campamento había sido desertado precipitadamente; y las pertenencias de los enemigos dejadas atrás. Hashem los había amenazado con el atronador retumbar de caballerías y carruajes, causando sobre ellos aquel mismísimo tronar el cual había sido reservado para aquel propósito desde el tiempo del Faraón. Ellos creyeron que un vasto ejército salía en su contra y todos huyeron. La plata, oro, y la vasta cantidad de comida del campamento de Aram cayó en las manos de los Benei Israel, y la profecía de Elishá fue literalmente cumplida. 129

Algunas de las piedras de granizo están aún suspendidas en el cielo y lloverán en el futuro durante el periodo de Gog y Magog.130

El Midrash nos enseña a nosotros que Hashem había preparado una cierta cantidad de castigo para el Faraón. A causa de la tefilá de Moshé, El retuvo parte del castigo, reservándolo para los reshaím quienes oprimirian a K’lal Israel en generaciones futuras.131

Del hecho de que el Granizo cesase en el exacto momento que Moshé se aprestó a orar a Hashem, nosotros discernimos la grandeza de un tzadik. El tzadik tiene el poder de decretar y Hashem cumple su voluntad inmediatamente.132

Nosotros encontramos ejemplos adicionales de tzadikím cuyas palabras fueron inmediatamente cumplidas por el Cielo.

En el tiempo de Joní Hameaguel, Eretz Israel sufría de tres años sucesivos de hambruna. A pesar de todas las plegarias y ruegos al Todopoderoso, no cayó ninguna lluvia. Una delegación de estudiantes de Joní Ham aquel fue al tzadik solicitando, “Oro por lluvia”.

“Den ingreso a todos los hornos que están en los patios para que ellos no sean arruinados por la lluvia,” él ordenó. Joní oró, pero ninguna lluvia descendió. El trazó un círculo, se paró en el medio (imitando al profeta Jabakuk quien se había parado en un círculo y dicho, “¡Yo no me moveré de aquí, Hashem, hasta que Tú contestes mi tefilá!”), y oró, “Señor del Universo, Tus hijos se han vuelto a mí porque yo soy como un ben- bait (un miembro de la casa) Tuyo. ¡Yo juro por Tu gran Nombre que no me moveré de aquí hasta que Tú tengas misericordia sobre Tus hijos!”

Lluvia comenzó a gotear poco a poco.

“Rabí,” los estudiantes le imploraron a él, “esta lluvia no es suficiente; aparentemente sólo una mínima cantidad cayó, suficiente para absolveros de vuestro juramento ( que vos no saldríais de este círculo a menos que lloviera).¡No permitáis que nosotros muramos de la hambruna!”

Joní dijo a Hashem, “¡Esto no es por lo que yo pedí- quiero lluvia suficiente para llenar todas las cisternas y pozos!” Un diluvio de lluvia destructiva se derramó con cada gota tan grande como un barril.

“Rabí,” los estudiantes clamaron, “¡esta lluvia destruirá el mundo! ¡No nos permitáis morir!”

“Esto no es por lo que yo pedí,” Joní dijo a Hashem.” ¡Yo quiero una lluvia de bondad y bendición!”

Entonces una lluvia bienaventurada comenzó a caer Todos los Judíos debieron abandonar la ciudad de Jerusalem y buscar resguardo bajo la cima del har habait (la cual estaba protegida). Los estudiantes de Joní le rogaron, “¡Rabí, al igual que vos rezásteis para traer lluvia, así rezad ahora que ella cese!”

El replicó, “Yo sé por tradición que no es correcto rezar para que una bendición se marche. Pero no obstante, traedme un buey sobre el cual colocar mis manos y recitar el vidui.”

El colocó ambas manos sobre el buey y rezó, “Señor del Universo, Tu pueblo Israel a quien Tú sacaste fuera de Egipto no puede soportar ni demasiada bondad ni demasiado castigo. Cuando Tú estabas enojado con ellos, ellos no podían aceptarlo, y ahora que Tú los estás colmando con abundancia de bendición, no pueden soportarlo tampoco. ¡Sea Tu voluntad que la lluvia cese y el mundo encuentre alivio!”

Inmediatamente, un viento comenzó a soplar, las nubes se dispersaron, y el sol apareció. Cuando la gente salió a los campos, ellos encontraron que hongos habían brotado en la lluvia. R. Shimón ben Shátaj, el nasí (presidente del Sanhedrín), envió un mensaje a Joní, diciendo, “Si vos no fuérais Joní, yo os desterraría a causa de la manera imperiosa de hablar que usásteis hacia el Todopoderoso. Mas qué haré yo, vos rogáis a Hashem como un hijo que suplica ante su padre, y El cumple vuestro deseo. “133

Si aún Joní, uno de los descendientes de Moshé fue capaz con su tefilá de cambiar las leyes de la naturaleza, cuánto más fue Moshé mismo.

R. Janiná ben Dosá viajaba por el camino, sosteniendo en su mano un recipiente de sal cuando comenzó a llover. Dijo R. Jan iná, “Todos están felices (porque la lluvia irrigará los campos) pero Janiná está triste (porque la sal se disolverá).” La lluvia paró inmediatamente. Cuando arribó a casa, él oró, “Señor del Universo, ¿debe todo el mundo estar triste y Janiná feliz?” La lluvia comenzó a caer una vez más.135

Los modelos de rectitud de nuestros grandes Sabios fueron tales que Hashem inmediatamente cumplió sus deseos.

¿Por qué Hashem finalizó esta Plaga más rápidamente que las anteriores, contestando la tefilá de Moshé aún antes de que él comenzara a orar? El Faraón había comenzado a encomiar a Hashem, diciendo, “Hashem es justo.” Ya que Hashem no quiere las alabanzas de un rashá , El inmediatamente eliminó la Plaga a fin de impedir al Faraón continuar loándolo a El.136

Fuente: El Midrash Dice – Libro de Shemot – Editorial Bnei Sholem – Páginas 47 a 73

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