domingo, 4 de julio de 2010

Parashá Matot – Mase´i

Resumen Parashá Matot – Mase´i

Las parashiot Matot-Masé junto con la primera parashá del libro Devarim, es decir parashat Devarim, siempre suelen recaer en los sábados intermedios entre el ayuno del diecisiete de Tamuz, que recordamos el pecado del becerro de oro que llevó a la ruptura de las primeras tablas, y el ayuno del nueve de Av, cuando se recuerda la destrucción de los Templos.

Estas fechas encierran un período denominado "Ben Hametzarim", es decir: "entre dos penurias", siguiendo lo declarado en el versículo: "Todos sus perseguidores la han atrapado entre dos penurias" (Ejá 1.3), que representa dentro de la visión de mundo del judaísmo un período de tiempo de mucha dificultad porque las tragedias históricas del pueblo judío se han concentrado precisamente en estas fechas, y por lo tanto las secciones de la Torá que se leen en ellas presentan un significado trascendental para entender el contexto de la historia de Israel.

Desde un punto de vista halájico, incluyendo también un vistazo sobre la sección Devarim, podemos resumir que la parashá Matot contiene el precepto de anular los votos o promesas que una mujer casada ha hecho y el precepto de no profanar las palabras declaradas por una persona y la necesidad de cumplirlas; mientras por otro lado los preceptos de la sección Masé pueden agruparse en temas como las ciudades de refugio, no asesinar a sospechosos que deben o están siendo juzgado, y las reglas referentes a la forma de juzgar a los sospechosos de asesinato, en especial la prohibición de cambiar las penas de muerte por rescates de tipo monetario.

La sección Devarim contiene también prescripciones varias sobre la aplicación de los juicios sobre el pueblo, así se nos advierte de no tomar como juez a una persona que no sea experto en las leyes de la Torá, aunque si lo sea en otras sabidurías, y la advertencia general de no temer aplicar justicia según las leyes de la Torá y no amedrentarse delante de ningún hombre aunque sea fuerte físicamente.

Todos los preceptos que se incluyen en estas secciones de la Torá, se pueden dividir en tres grupos que expresan la completitud de la conducta humana, cuando esta conducta es reflejo de las ideas trascendentales de lo espiritual, así algunas se incluyen en (a) la completitud del alma, otras en (b) la completitud del cuerpo y otras en (c) la completitud de los bienes materiales.

Estos tres grupos se distinguen en el conocido versículo: "amarás al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus bienes"; de tal modo "con todo tu corazón" se refiere a la vida física del cuerpo, "con toda tu alma" expresa las realidades espirituales del comportamiento humano y "con todos tus bienes" como se entiende simplemente nos compromete a servir a Hashem con todo lo material que poseamos. Bajo estos aspectos analizaremos las secciones de la Torá de nuestra semana para resaltar los puntos espirituales que conforman nuestra realidad cotidiana.

Explica el autor de Shné Lujot Habrit (Segunda parte, pag. 76b), también conocido como Shlá Hakadosh, que estas secciones de la Torá que se leen entre los dos ayunos antes mencionados, expresan en sus contenidos las tres dimensiones de los grupos anteriores, así Matot contiene en si una relación con el alma, Masé con el cuerpo y Devarim con los bienes materiales. En nuestro artículo explicaremos los dos primeros que se relacionan con las secciones que se leerán en este shabat.

Matot habla del alma. Así vemos que las promesas que la persona está obligada a cumplir, o que pueden ser anuladas por autoridades expertas en estos temas, se refieren directamente al alma, ya que la capacidad de hablar es una fuerza intelectual que poseemos los seres humanos que procede del alma.

La expresión del habla externa, es decir el lenguaje, es un aspecto que proviene de un lenguaje interno más profundo, esto es lo que distingue a una persona de otro ser vivo y se denomina al ser humano por este motivo el "hablante"; en el resto de los seres vivo existen posibilidades de comunicación e incluso bastante complejas, sin embargo es solo una posibilidad externa que expresa en la mayoría de los animales un sentido instintivo de grupo, mantenimiento, reproducción, etc.

Mientras que entre los seres que llamamos "hablantes" estos mismos mensajes están llenos de contenidos profundos, allí vemos lo humano en esencia, es decir en la comunicación como instrumento del pensamiento, así cuando el texto del libro Bereshit dice que el hombre, cuando Hashem le insufló su espíritu, se transformó en un alma viviente, el traductor arameo vierte "alma viviente" por "un espíritu que habla"; es decir hay una identificación fundamental de lo esencialmente humano con la capacidad de hablar . Por este motivo es de suma importancia que la persona no profane lo que dijo y que cumpla con cuidado y precisión todo lo que ha dicho:

"No profanará su palabra, según todo lo que saque de su boca hará" (Bemidvar 30.3)

Sabemos según las enseñanzas de los maestros de la Torá que la forma física del ser humano representa una imagen de realidades superiores espirituales, así cada miembro de nuestro cuerpo tiene un significado y finalidad espiritual; de tal modo la boca ha sido creada para alabar al Creador, para expresar su sabiduría y comunicarnos con Él por medio de las plegarias, como se declara:

"La alabanza de Hashem hablará mi boca, y bendecirá cada hombre su sagrado Nombre para siempre" (Tehilim 145.21)

Masé habla del cuerpo. El cuerpo es el estuche del alma y fue hecho también a imagen del Creador, por lo tanto cuando alguien asesina a una persona de Israel, del mismo modo que él hizo así se le hará, ya que separó el alma del cuerpo y siendo que el hombre ha sido creado a imagen del Creador, es como si hubiera separado en el mundo superior la vida del alma del cuerpo espiritual, de tal modo para el asesinado no hay descanso porque tal separación ha ocurrido antes de tiempo.

El descanso de un alma que ha sido separada de su cuerpo solo se encontrará cuando el asesino, después de arrepentirse reciba su expiación por medio de las penas capitales que fijó para el caso la Torá.

Hay varios otros caminos por medio de los cuales un alma que ha sido separada de su cuerpo antes de tiempo encuentra reposo, entre los conceptos que sobre este punto nos enseña la Torá en esta parashá está el hecho que si alguien mata a otra persona sin intención, debe retirarse a una ciudad de refugio, donde deberá permanecer debido a que los parientes del muerto podrían buscarlo para vengarse de él, por este motivo, la Torá le permitió al asesino sin intención permanecer en esta ciudad donde estará protegido de la inminente venganza, porque los parientes del muerto no tienen permiso de ingresar a ella.

Según las diversas leyes que este tema presenta, una de las posibilidades que el alma del muerto encuentre descanso ocurre cuando el Kohén Gadol que haya en aquellos días fallece, en tal caso el refugiado en la ciudad puede ya salir de ella libremente, debido a que la muerte del Kohén ha hecho reposar y ha traído a un nuevo equilibrio, el cual se había roto por el hecho luctuoso de una muerte imprevista.

La relación entre el Kohén y esta muerta se establece, según como nos han enseñado los maestros, debido a que las relaciones sociales dentro del pueblo y las múltiples situaciones que concretan las realidades humanas dependen del nivel espiritual de aquellos que dirigen los destinos de Israel, siendo el Kohén Gadol el representante de la espiritualidad dentro del pueblo de Israel, un hecho luctuoso como este asesinato es consecuencia de una descenso en su nivel espiritual, por lo tanto indirectamente es responsable, así su fallecimiento ordenará nuevamente aquello que se desestabilizó.

El Shlá Hakadosh declara además que la lectura de estas secciones y los contenidos de sus temas son precisamente los apropiados para el período histórico que contemplan, pues Israel no pudieron superar los pecados que llevan a la destrucción de estas tres dimensiones, el alma, el cuerpo y lo bienes materiales, y así expresa el maestro:

"Estas tres cosas sacaron a Israel de su tierra, y causaron la muerte de muchos y los que sobrevivieron fueron dispersos en muchos y crueles exilios. Un gran pecado pecó Yerushaliam en estas tres dimensiones: el alma, el cuerpo y los bienes materiales, como lo declaran nuestros maestros: el primer Templo fue destruido por tres pecados, por idolatría, por prostitución y por asesinato. Y desde la destrucción de este primer Templo no lograron corregir estos pecados tampoco durante el segundo Templo... He aquí el pecado de idolatría depende del alma, de manera tal de no pensar que existe ninguna otra divinidad sino Hashem, la prostitución depende del cuerpo porque no existe ningún pecado que el hombre haga que sienta que está presente todo su cuerpo como este; y el asesinato en gran cantidad de casos es consecuencia de la envidia y codicia de los bienes del otro".

Como bien lo dejan ver estas palabras la posibilidad de corregir estas tres dimensiones es un empuje a la reconstrucción de nuestro Templo y a la llegada de la completitud de nuestra realidad.

Resumen de Haftarat Matot – Mase´i

Irmiahu 2:4-28, 3:4, 4:1-2 (sefaraditas)

Esta semana leeremos la segunda de las tres haftarot de desgracia que son leídas entre el ayuno del 17 de Tamuz y el 9 de Av, y en ella encontramos nuevamente duras palabras de reprimenda que el profeta Irmiahu le transmite al pueblo de Israel en nombre de D'os.

"Escuchen la palabra de D'os, Casa de Iaacov, y todas las familias de la Casa de Israel. Así ha dicho D'os: ¿Qué iniquidad han encontrado en Mí vuestros padres, que se han alejado de Mí, yéndose detrás de lo vano, vanalizándose?" (2:4-5).

Al comienzo mismo de la haftará vemos cuál es el motivo de esta reprimenda de Irmiahu. El pueblo de Israel se encaminó "detrás de lo vano", es decir, detrás de la idolatría imperante en aquellas épocas, "vanalizándose", es decir que como consecuencia de esa desviación ellos mismos se convirtieron en seres vanos; vacíos de contenido alguno. Sin embargo, algunos versículos más adelante, el profeta vuelve a explicar cuál fue el pecado del pueblo de Israel:

"Pues dos males hizo Mi pueblo: a Mí me han abandonado - manantial de aguas fluyentes - para excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua" (2:13).

En realidad, parecería ser que no ha sido un solo pecado el que provocó esta reprimenda de D'os, sino que los pecados fueron dos. Sin embargo, vemos que Irmiahu recuerda un pecado solamente, y éste incluso, no es un pecado específico, como por ejemplo la idolatría, sino que es más bien un pecado general: el haberse alejado de D'os. Pero, ¿cuál es el segundo pecado que cometieron los hijos de Israel?

Para responder a esta pregunta, Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán" nos recuerda lo que dice la Torá al final de parashat Kedoshim: "Y seréis consagrados para Mí pues Santo Soy Yo, D'os, y los he separado a ustedes de los pueblos para que sean para Mí" (Vaikrá -Levítico- 20:26).

La diferencia entre el pueblo de Israel y los demás pueblos del mundo radica en que todos los pueblos que habitan sobre la tierra están influenciados por los astros celestiales, pero esto no ocurre con el pueblo de Israel. Por cuanto que D'os tiene influencia directamente sobre ellos enviándoles Su abundancia de bendición mediante Sus emisarios, ellos no necesitan de los astros en absoluto, o en otras palabras: ellos se encuentran por encima de las estrellas.

A partir de este importante principio - dice nuestro autor - podremos comprender mejor lo que ocurrió en el episodio de la torre de Babel así como en el episodio del diluvio - ya que este relato está íntimamente relacionado con el de la Torre de Babel y fue de alguna manera la causa que provocó que aquellos idólatras de la torre de Babel hayan pretendido cerrar las fuentes de los cielos adorando a los ídolos.

Todos sabemos que las aguas del diluvio borraron toda existencia sobre la faz de la tierra. Explicando cómo fue que D'os provocó que caiga el diluvio, dicen Nuestros Sabios en el Talmud:

"…Por cuanto que ellos cambiaron sus acciones, D'os cambió el orden de la creación y tomó dos estrellas de la constelación 'Kimá', y trajo un diluvio sobre la tierra" (Rosh Hashaná 11b).

El Talmud también nos enseña cuál fue el pecado que ellos cometieron para que D'os haya decidido castigarlos de esa forma:

"Estudiaron Nuestros Maestros: La generación del diluvio se enorgulleció por toda la bondad que les dispensó el Santo - bendito es Él…" (Sanhedrín 108a).

Para castigar a la generación del diluvio, D'os envió tanta abundancia de bendición a los hombres, que los astros celestiales - intermediarios entre D'os y los pueblos - no pudieron soportar toda esa bendición, y por decirlo de alguna manera, se desmoronó una parte del cielo.

Al decir que "D'os cambió el orden de la creación y tomó dos estrellas de la constelación 'Kimá', y trajo un diluvio sobre la tierra", Nuestros Sabios quisieron explicar que por la calidad de la abundancia de la bendición Divina, esas dos estrellas se apartaron del lugar en el cual habían sido dispuestas, y como consecuencia de eso, todos murieron bajo las aguas.

Más tarde, la gente de la torre de Babel quiso evitar que este fenómeno ocurra nuevamente, y por eso le dijeron a D'os que se aparte de ellos, ya que no deseaban conocer Su camino:

"Dijeron: ¡Vamos! Construyamos para nosotros una ciudad y una torre [es decir, un ídolo], que su cúspide llegue hasta el cielo [es decir, que la cúspide y la causa de todo - D'os - se quede en los cielos, lejos de nosotros], y nos haremos de fama, para que no nos dispersemos por toda la tierra" (11:4).

Puesto que D'os no se encuentra en un lugar donde hay idolatría, ellos pretendieron provocar que D'os se aleje del mundo mediante la adoración de un ídolo. Ellos pensaban que de esa manera los astros se comportarían normalmente y nunca más a las personas les llegaría algo malo de ellos.

Pero D'os arruinó sus planes confundiendo sus lenguas, y específicamente, por cuanto que ellos desearon que D'os se quede arriba, en los cielos, como una clara respuesta a su desafío, nos dice la Torá que D'os dijo: "Descendamos y confundamos allí su idioma para que no entienda nadie el idioma de su prójimo. Los dispersó D'os de allí sobre la faz de toda la tierra y dejaron de construir la ciudad" (11:7-8).

Ahora, volviendo a nuestra haftará, podremos entender mejor qué es lo que le quiso decir el profeta Irmiahu en nombre de D'os al pueblo de Israel:

"Pues dos males hizo Mi pueblo: a Mí me han abandonado - manantial de aguas fluyentes - para excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua" (2:13).

Por cuanto que el pueblo de Israel quería que D'os haga reposar Su espíritu sobre ellos, ellos comenzaron a adorar a los ídolos, ya que ellos pensaban que de esta forma podrían hacer descender hasta ellos la bendición de los astros.

Mas el profeta Irmiahu les dijo que se equivocaron y los reprendió a ellos por los dos pecados que cometieron - "Pues dos males hizo Mi pueblo"; el primero: "a Mí Me han abandonado - manantial de aguas fluyentes", es decir, que ellos no buscaron realmente la verdadera abundancia de la bendición Divina mediante el camino del cumplimiento de Su voluntad; y el segundo: que buscaron "excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua", es decir que además se desviaron en pos de las fuerzas de la idolatría, fuerzas que por sí mismas no contienen ni retienen la bendición, y este error fue el mismo que cometieron las personas en la época del diluvio.

Perla de la Parashá Matot – Mase´i

"Habló Moshé a los jefes de las tribus de los hijos de Israel diciendo: Esta es la cosa que ordenó D'os: Cuando un hombre formule un voto a D'os o haga un juramento… que no profane su palabra, como todo lo que sale de su boca deberá hacer" (Bamidvar 30:2-3).

Al comienzo de esta parashá, la Torá se refiere a las leyes de los votos y los juramentos mediante los cuales la persona se puede auto-prohibir formalmente algo que la Torá no le prohibió hacer, o puede auto-obligarse a hacer formalmente algo que la Torá no le obligó realizar.

La persona tiene el poder de convertir mediante su voto algo mundano en algo de santidad, porque cuando la persona cuida su boca, esa boca se convierte en un elemento de santidad. Así como en el Templo los utensilios de santidad tenían el poder de santificar las ofrendas que eran dispuestas en ellos, así también las palabras que salen de la boca de la persona que es cuidadosa en no profanar su habla, tienen el poder de santificar algo mundano.

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"Habló Moshé a los jefes de las tribus de los hijos de Israel diciendo: Esta es la cosa que ordenó D'os: Cuando un hombre formule un voto a D'os o haga un juramento… que no profane su palabra, como todo lo que sale de su boca deberá hacer" (Bamidvar 30:2-3).

Al comienzo de esta parashá, la Torá se refiere a las leyes de los votos y los juramentos mediante los cuales la persona se puede auto-prohibir formalmente algo que la Torá no le prohibió hacer, o puede auto-obligarse a hacer formalmente algo que la Torá no le obligó realizar.

La persona tiene el poder de convertir mediante su voto algo mundano en algo de santidad, porque cuando la persona cuida su boca, esa boca se convierte en un elemento de santidad. Así como en el Templo los utensilios de santidad tenían el poder de santificar las ofrendas que eran dispuestas en ellos, así también las palabras que salen de la boca de la persona que es cuidadosa en no profanar su habla, tienen el poder de santificar algo mundano.


Jazak Jazak.......

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