sábado, 17 de julio de 2010

Parashá Va´etjanan

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Resumen Parashá Va´etjanan

Continuando con su crítica al pueblo, Moshé le recordó cómo rogó a Hashem Su autorización para cruzar el río Iardén (Jordán). Sin embargo, su pedido fue denegado. En cambio, se le acordó que viera la Tierra Prometida desde la cúspide del monte Pisgá, en tanto Iehoshua era designado para hacerse cargo del liderato en Eretz Israel.

Moshé instó al pueblo a observar escrupulosamente las leyes de D-s. De este modo ellos serían reconocidos por otros pueblos como una gran nación y predominarían a pesar de ser poco numerosos. Además, serían auxiliados por el recuerdo de su experiencia al pie del monte Jorev, donde habían escuchado la voz de D-s proclamando los Diez mandamientos. el Señor no se había aparecido bajo ninguna forma ni figura, y esto debería recordarle al pueblo la prohibición de hacer ídolos de cualquier tipo. En caso de que los hijos de Israel desoyesen esta advertencia en el futuro, serían exiliados y dispersados entre las naciones. Sin embargo, y aún si tal cosa ocurriese, su sincero arrepentimiento los haría ganarse la gracia y el perdón divinos.

Moshé declaró, después, a las tres ciudades de Bétzer, Ramot y Golán, al este del Iardén, como arei miklat (ciudade de refugio) para todo aquél que matase a alguien por accidente.

Moisés repitió, entonces, los Diez Mandamientos, la base del pacto de D-s con Israel. el pueblo congregado ante el monte Sinaí se sintió aterrado por los prodigios que había visto y solicitó a Moshé que le hablara en lugar de Hashem.

Moisés formuló, entonces, el Sh´má (el credo judío principal), que afirma la unidad y unicidad de D-s, al que todos deben amar, y Cuyos mandamientos deben ser transmitidos a las generaciones siguientes.

Sus leyes deben ser recordadas permanentemente por medio de un signo colocado en la mano y en la frente (los t´filín o filactelias), e inscripciones colocadas en las jambas de las puertas (mezuzá) de cada casa.

Moshé previno al pueblo que no olvidase al Señor ni siquiera cuando ya estuviese radicado en la Tierra Prometida y lograse un alto grado de prosperidad. Deberían evitar cualquier forma de idolatría, porque ella conduciría, inevitablemente, hacia su destrucción. Las futuras generaciones deberían ser instruídas enlos mandamientos de D-s e informadas de Sus actos prodigiosos cuando liberó a sus ancestros de Egipto. Moshé les previno, además, acerca de los casamientos con paganos, porque ellos conducirían al abandono de Hashem. Israel es un pueblo santo al que D-s demostró Su amor librándolo de la esclavitud, y es su deber corresponderLe por medio de la observancia de Sus preceptos.

¿Cuál es el Secreto?

Vaetjanan el Hashe vaet hai lemor (en aquel tiempo yo le implore a Hazme)

En una de las tantas comunidades de Eretz Israel, vive una numerosa familia, que llama la atención de todos, porque sus hijos se destacan entre todos los niños, ya sea en la escuela o fuera de ella.


Todos ellos son buenísimos, cada uno y uno, de una forma fuera de lo común, a tal punto, que en la comunidad, cuando hablan de un chico muy bueno, ya saben que se están refiriendo a uno de esta familia.


No solo son excelentes estudiantes y se destacan por su concentración y entrega en la Tefilá, sino que además el Irat Shamaim se ve en sus rostros, quienes los conocen, son testigos del trato respetuoso y humilde que tienen con todas las personas.

Tanto se destacaba esta familia por sus cualidades, y tanto se hablaba de ellos, que llegó a oídos de unos Jajamim que vivían en Bene Berak


Uno de ellos, interesado en saber más detalles, se puso en contacto con el Rab de la comunidad, a quien le preguntó hasta que punto eran ciertos los comentarios que habían llegado a ellos.
Este les contestó que si querían conocer cuales eran los meritos de esta familia, les aconsejaba viajar hasta allí, para comprobarlo con sus propios ojos, si así lo hacían él mismo los esperaría en el Bet Hakneset a las 4 de la mañana


Conociendo a este Jajam, quien siempre que hablaba lo hacía con fundamento, decidieron hacer el viaje que develaría el misterio…

Hicieron los arreglos necesarios, y de acuerdo a lo acordado con el Rab, se encontraron con él faltando cinco minutos para las cuatro de la mañana. Lo siguieron por las escaleras hasta llegar al piso superior, y se acomodaron en el palco de damas, desde donde se podía observar todo lo que pasaba en el sector de los caballeros.


Exactamente a las cuatro de la mañana, se abre la puerta y entra el padre de la familia al lugar.

Era este un abrej que dedicaba todo el día al estudio de la Torá.

Sin imaginarse que lo estaban observando, abrió la puerta del cuarto de limpieza, sacó la escoba y el trapeador… los baldes, trapos, etc.… se remangó, llenó el balde con agua de la canilla, le agregó los productos de limpieza… y se dispuso a comenzar con su diaria tarea de limpiar los pisos.
Limpiaba a conciencia, sin descuidar ningún rincón… ninguna pelusa era pasada por alto… ninguna telaraña se le resistía… comenzó con el pasillo, y siguió con el Bet Hakneset.

- Esta visión nos iluminó los ojos, no podíamos creer lo que veíamos…- Contó luego uno de los presentes
Más aun, luego que el Rab les explicara que esto mismo lo hacía todas las noches. Esta persona asistía al primer minian, pero venia unas horas antes para limpiar, y lo hacia minuciosamente en cada lugar y cada rincón, y quienes llegaban por la mañana a la Tefilá encontraban todo impecable, sin saber quien había hecho semejante trabajo.

- Cuantas veces entramos al Bet Hakneset y lo encontramos no tan limpio, y no le damos importancia, ni siquiera nos fijamos…, por eso una persona que muestra interés por limpiar la casa de Hashem como si fuera la propia, Hashem considera que esta es su casa, y la de sus hijos- reflexionó otro de los asistentes a la reunión.
Pero esto no fue todo…

Apenas terminó de limpiar los pisos, siguió con las bibliotecas, los estantes, hasta llegar a los Sidurim… a esta altura ya caían lágrimas de sus ojos.


Después de recitar una cuantas estrofas de Tehilim, comenzó a hacer una conmovedora Tefilá a Hashem con sus palabras.


-Por favor, Papá de los Cielos!, por favor Papá, ayuda a Jaimke, que se le cure pronto el resfrío, que siempre conserve el interés por el estudio de la Torá, que no tenga ningún impedimento, que se siente y estudie con alegría…, dale fuerza a Moishi, que crezca sano y con fuerza, que el estudio de la Torá le sea fácil y dulce, ayuda a Shloimi a dominar su temperamento, tu sabes como él se esfuerza… y Iehuda… ahh! Iehuda, que siempre conserve su alegría, con la que nos contagia a todos- Y así siguió nombrando a cada hijo y cada hija, pidiendo por cada uno a Hakadosh Baruj Hu con la Tefilá que salía de su corazón.

Era muy emocionante escucharlo. Durante cuarenta minutos le pidió a Hashem que le diera a sus hijos alegría para estudiar Torá, quienes estaban parados allí, escuchaban conmovidos como este padre recordaba y nombraba a cada uno de sus hijos.
Los Rabanim que escuchaban los ruegos de este padre, no podían contener la emoción, y no les quedó ninguna duda de cual era el mérito de esta familia.

Leemos al Rab Nissin Iaguen: Cuan importante es que cada Iehudí dedique cada día unos cuantos minutos para hablar con Hakadosh Baruj Hu. No hacer Tefilá, sino hablar con El, como si estuviéramos hablando con un amigo… Nosotros no tenemos idea, no nos podemos imaginar cuanto Hakadosh Baruj Hu está esperando una palabra nuestra. Tenemos que aprender a hablar con Hashem: "Papá, te necesito", no tener vergüenza, porque El es nuestro papá… El Papá Piadoso.

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Esta es la historia de una persona que siempre se esforzaba por cumplir la Halajá de hacer Tefilá con minian.


Nunca en su vida se había perdido de hacer una Tefilá con minian.

Un día sucedió, que se recostó para hacer un breve descanso, e inexplicablemente, se quedó dormido… cuando se despertó, al mirar la hora y comprobar que eran las dos de la madrugada, de un solo salto, en segundos, estuvo en la calle, no había hecho Arbit


Paró un taxi, y le pidió que lo llevara rápidamente, sin pérdida de tiempo, hasta el Kotel, con la esperanza de encontrar allí un minian… Pero no había nadie… ¿Qué hacer?

En Eretz Israel, hay muchos Bate Kenesiot, llamados Shtiblaj, donde acude mucha gente y se forma un Minian tras otro hasta altas horas de la noche.


Sin perder tiempo, se dirigió a uno de ellos, llamado Sijron Moishe, pensando que quizás allí encontraría un minian.


Al entrar, miró ansioso hacia todos lados, pero la única persona que quedaba era el señor de la limpieza. Aunque ya sabía cual sería la respuesta le preguntó de todas formas: - ¿No hay minian ahora?


-Y… no, ya es tarde, a esta hora no hay nadie.

Desesperado corrió hacia la calle, con la idea de parar a quienes pasaran para pedirles que entraran a completar minian… pero no había nadie, a esa hora estaban todos durmiendo…
Pensaba y pensaba… ¿Qué podía hacer?...


Parado en el medio de la calle, con el corazón oprimido, rogaba a Hashem que lo ayudara…
Mientras estaba absorto en sus pensamientos, pasó un taxi frente a sus ojos. ¡¡Se le ocurrió una idea!! Corrió al teléfono más cercano, tomó una guía telefónica, y buscó una agencia de taxis…


-Agencia de Taxis, buenas noches…


-Buenas noches, necesito que me envíe nueve taxis a esta dirección…, pero tenga en cuenta que todos los conductores deben ser judíos.


Le dio la dirección del Bet Hakneset, y una vez confirmada la reserva, se dirigió hacia allí a esperar que llegaran.

Pronto, comenzaron a llegar uno tras otro, los nueve taxis, sus conductores preguntaron por los pasajeros…el Iehudi los invitó a pasar al interior del Bet Hakneset, una vez allí comenzó a explicarles el motivo de su llamado, tratando de convencerlos de lo importante que era para él cumplir con la Mitzvá de hacer Tefilá con Minian, nunca en su vida se había perdido esa mitzvá, y ahora, había surgido un contratiempo, se había quedado dormido… pero él estaba dispuesto a pagar lo que fuera necesario para remediar esta situación, les explicó fervorosamente como se abren las puertas del Cielo cuando se unen diez hombres para orar al Creador, y como sus ruegos llegan directamente al Trono Celestial…


Concluyendo, les dijo: -Pongan en funcionamiento sus relojes… Yo les voy a abonar lo que marquen los relojes…


-Mire que le va a salir muy caro.


-No importa, ya les dije que estoy dispuesto a pagarlo.- Los taxistas se encogieron de hombros, si él estaba dispuesto a pagarles, no veían motivo alguno para negarse.

Entraron al Bet Hakneset, y comenzaron con la Tefilá, la fuerza y la emoción que ponía esta persona en cada palabra, sumadas a la explicación que les había transmitido con tanta convicción, y con tanto ímpetu, terminaron por conmover a los taxistas.

Finalizó la Tefilá con mucha emoción, agradeciendo a Hakadosh Baruj Hu, todas las bondades que le prodigaba.


Cumpliendo con su compromiso, se acercó a uno de los taxistas para pagarle su deuda, pero este se negó a recibir el pago, con sus palabras había llegado a su corazón, y con su actitud lo había conmovido, solo un Tzadik podía sacrificarse tanto por una Mitzvá.


Este taxista se encargó de convencer a cada uno de sus compañeros, haciéndoles ver que no podían cobrarle a una persona de tal categoría, tan especial… Y así, con cada uno y uno, finalmente ninguno de ellos aceptó recibir el pago…

Dijeron nuestros Jajamim: Moshe hizo 515 Tefilot, el mismo valor numérico de la palabra Vaetjanan (implorar), para que Hakadosh Baruj Hu le conteste…
Imagínense ustedes: 515 Tefilot - no nuestras Tefilot - Tefilot de Moshe Rabenu - ¿Y para qué? Para que Hashem le permita entrar a la tierra de Israel.

El Gaon de Vilna escribe en su libro Aderet Eliahu: Moshe Rabenu hizo 515 Tefilot diferentes, cada una era distinta a la otra, con otra emoción, otro ruego, otro sentimiento…


De todas las Tefilot que hacemos en nuestra vida, ninguna debe ser igual a la otra, no deber ser algo mecánico y monótono, sino que es necesario que se diga con emoción renovada, y cuando de nuestra boca salen las palabras con la intención del corazón, baja abundancia del Shamaim, los Portones se abren y ayudan a la persona a pensar pensamientos correctos en la Tefilá.


Aprendamos de Moshe, que hizo Tefilá una y otra vez, sin perder la esperanza.

Rab Iehuda Ades nos dio un buen consejo, que puede sernos provechoso para nuestra Tefilá:
Dice la Halajá, que cuando uno hace Tefilá, debe poner en su mente que está frente a Hashem. ¿Cómo podemos realmente sentirlo, ya que no lo vemos? Recordemos algún jesed (favor) que nos haya hecho, y podremos sentir, entonces, que verdaderamente estamos frente a El.

Sedienta esta mi Alma:El esfuerzo de estudiar Tora

Extraído de Sedienta está mi alma de Ti

El Talmud, en el tratado Nidá (folio 30b) afirma: "Cuando el bebé está en el seno materno un ángel le inculca y enseña toda la Torá", el Gaón Eliahu z"l de Vilna explica: "Antes de nacer el mismo ángel golpea los labios del pequeño y provoca una amnesia total que deriva en un olvido de todo lo estudiado" [4]. Un aparente contrasentido, pero, como afirma el Rab Iehudá Leib Jasman z"l: "Existe una necesidad de dicha acción corporal en el seno maternal donde todo es espiritual, intelectualmente es muy difícil de entenderlo por eso era necesario el olvido, insertar la contraparte que redefine el concepto de acción; el estudio de la Torá no alcanza como finalidad, todo lo que uno estudia es para aplicarlo, como dice el rezo: "Padre, pon en nuestro corazón entendimiento para comprender y discernir, para percibir, aprender y enseñar, para cuidar, practicar y cumplir todas las enseñanzas implícitas en Tu Torá con amor".

"Cumplir" es el símbolo paradigmático de la acción que proviene de la energía transmitida por la madre, ella estaba en potencia… pero allí estaba, y por eso esa necesidad de enseñarla en dicho lugar, el alma podía haber sido instruida antes de ser ubicada en el vientre materno, pero se hubiese ocurrido eso le faltaría algo... esa energía".

Sobre la bendición mencionada anteriormente el Rab Moshé Alshij z"l explica: "todas las almas presenciaron el trascendental acontecimiento de la entrega de la Torá en el monte del Sinái [5], cada persona captó al Creador con su intelecto, por lo tanto la sensación fue individual, así también su "porción" de Torá recibida posee esa individualidad.

En ese hecho donde se marca una diferencia intelectual entre cada integrante del pueblo ¡todos percibieron ese trascendental episodio! Pues todo fue un "regalo" del Eterno", y esa misma explicación es aplicable a lo dicho por el Talmud, en el tratado Meguilá (folio 6b): "Te esforzaste, encontraste", el término "encontraste" hace alusión a un hecho casual, aunque exista un esfuerzo, una entrega total por parte del ser humano, pero hay que saber que todo es "un obsequio" del Todopoderoso [6]. Así también respecto del bebé, su estudio en este mundo está incluido en el parámetro del "encontraste", como explica el Gaón Eliahu z"l de Vilna: "recuperó lo sabido", pero… ¿por qué así?

La esencia de todo consiste en saber que "todo es un regalo", recuperar lo olvidado; sin una base, aunque sea mínima, sería imposible comprender la Sabiduría Divina pues nuestro intelecto no está preparado para esa tarea, pero sin el "te esforzaste" sería imposible llegar al "encontraste", sin la acción de estudiar es imposible que el Creador abra la mente de la persona y ésta pueda recordar lo sabido.

Y a este concepto se puede añadir lo que explica el Rab Shlomó Volve Shlit"a [7]: "Existen dos elementos que definen cada acto de la vida: La construcción y el florecimiento. El primero constituye la dedicación, el esfuerzo. El segundo "un regalo" del Creador". Uno sin el otro no puede existir, pues aunque alguien concrete el "te esforzaste" necesita de la anuencia del Cielo para que ello ocurra, necesita el "encontraste" producto de la sabiduría Divina.

Y por eso el Midrash mencionado anteriormente (Tanjumá Ekev 6) afirma: "Todo el que estudia Torá y no cumple con lo escrito en ella, mejor hubiese sido que nunca viese la luz del mundo", allí, en el vientre materno, hacia lo mismo que en este mundo: estudiar sin concretar en la práctica ¿para qué salir? Este mundo encierra la demostración del potencial que la persona posee, es el lugar donde surge el: "te esforzarse", para plasmar el: "...cuidarás y las harás...". Y esa constituye la esencia de la máxima citada por el Pirkei Avot (6:4): "Éste es el camino para el estudio de la Torá: Pan con sal comerá y agua racionada beberás, y sobre el suelo dormirás, y vivirás una vida con sufrimientos y en la Torá te esforzarás".

El Rab Iehudá Leib z"l de Gur, el Sfat Emet, declara: "La ración justa es el requisito para adquirir la Torá, quien estudia verdaderamente no debe preocuparse ni ocuparse ni siquiera por sus necesidades mínimas", pues como exhorta el Talmud, en el tratado Berajot (folio 33b): "Todo (proviene del) cielo salvo el temor al Cielo"; y asimismo el Rab Itzjak Meir z"l, el Jidushei Harim, contaba de su santo maestro el Rab Iaacob Itzjak z"l de la cuidad de Pshisja, conocido como el Iehudí HaKadosh, quien cuando tenía hambre comía todo lo que le presentaba sin saber lo que consumía, todo lo hacía con un fin: al llegar el momento del estudio o del rezo todo su pensamiento estaría dedicado a dichos preceptos, esa convicción de que nada existe fuera de lo escrito en el libro que está frente a sus ojos, todo el mundo es como una gran ruina que no trasciende a su interés.

4-Así dicho acto se explica por qué los bebes poseen una "fisura" del labio o la nariz, es allí donde golpea el ángel, y si la persona preguntase: Para los gentiles ¿existe la misma enseñanza en el vientre materno? ¡Si ellos no están obligados al estudio de la Torá! se puede responder de dos maneras: Por un lado ¡Sí! Ellos están obligados deben cumplir con los siete Preceptos universales, por lo tanto es necesario que un ángel también les enseñe. O se podría contestar por otro sendero totalmente opuesto: ellos fueron creados así intencionalmente, para que no exista una notoria diferencia corporal pues si fuese así desaparecería el libre albedrío, ¿quién dudaría de su función? Pero la pregunta más sorprendente es... ¿para qué y qué beneficio existió en enseñar toda la Torá para que luego sea olvidada? ¡Que no se enseñe nada!...

5- Como afirma el Midrash (Shemot Rabá 28:6).


6- El versículo dice: "…Y tú ordenarás a los hijos de Israel que traigan aceite de oliva puro…" (Shemot 27:20), el Rab Iehudá Leib z"l de Gur, el Sfat Emet, expresa: "Por intermedio del la orden del Creador es posible cumplir los Mandamientos Divinos, incluso que la realidad demuestra un hecho distinto, que es el judío quien permite que los Mandamientos existan, ello constituye un error por parte del observador, en realidad la existencia del judío se debe a que él cumple con los Mandamientos Divinos".

Como comentan sobre un judío que no cumplía ningún precepto y se jactaba de ello y preguntaba sarcásticamente: "Si es verdad que ningún judío puede vivir si es que no cumple algún precepto… ¿cómo puede ser que yo esté vivo?" El Rab de su cuidad le contestó: "Verdaderamente estás cumpliendo con un precepto… ¡Tienes hecho el Brit Milá -la circuncisión-!" El irreverente respondió: "Yo no deseé ese precepto, ¡no quiero tener nada que ver con él!". El Rab le preguntó: "¿Me vendes el pago en el mundo venidero por ese precepto?".

"¡Seguro que sí! ¿para qué lo quiero?". En ese preciso instante el descreído murió, era ese precepto quien lo mantenía vivo. El Rab Itzjak Meir z"l, el Jidushei Harim, dice: "las bendiciones que pronunciamos diariamente encierran ese mismo concepto, decimos: "Bendito eres Tú, Señor, Rey del universo que nos has santificado con Tus Mandamientos y nos has ordenado lo concerniente al precepto…", por intermedio de la fuerza dada por la orden Divina nosotros podemos cumplir con Su Voluntad".


7-En su obra Zeriá UBiniam BeJinuj.

Resumen de Haftarat Va´etjanan

El midrash recuerda que hay siete clases de consuelo, y compara al exilio del pueblo de Israel entre los pueblos del mundo, con un rey que fue tomado prisionero junto con sus hijos, sus yernos y todo su pueblo, quedando la reina sola por muchos años. Después de algún tiempo le informaron a la reina que ellos retornarían, y de esta manera, la reina obtuvo consuelo de su sufrimiento.

¿Quién es la reina? La reina es Jerusalem que será notificada prontamente - con la ayuda de Elohim - de que la Divinidad será "liberada", así como también el pueblo de Israel, y esto representa siete consuelos: el retorno de los hijos, las hijas, las nueras, los yernos, sus hermanos, sus hermanas, y finalmente el retorno del rey, es decir del Rey de Reyes.

Este shabat es conocido como el shabat najamú ("consuelen"), puesto que con esta palabra comienza la haftará de nuestra semana:

"Consuelen, consuelen a Mi pueblo! ha dicho vuestro Elohim. Hablen al corazón de Jerusalem y díganle a ella que se ha completado su tiempo (de exilio), que ha sido perdonado su pecado…" (40:1-2)

Aquí el profeta Ieshaiahu le dice al pueblo de Israel que Elohim ha ordenado a todos los profetas que consuelen al pueblo de Israel y lo reconforten, así como también a la ciudad de Jerusalem.

Y esto es lo que quiso expresarnos el profeta Ieshaiahu al decir: "¡Consuelen, consuelen a Mi pueblo!". Él quiso decirnos que nosotros deberíamos consolarnos incluso sólo con la noticia de que Elohim le ha ordenado a él que venga a consolarnos, para que sepamos que nunca más volveremos a ver a los que se ríen de nuestra situación actual, que contradice nuestra esperanza.

Perla de la Parashá Va´etjanan

"No agreguen a lo que Yo les ordeno a ustedes y tampoco sustraigan de eso…" (Devarim 4:2).

Este versículo está dicho respecto de las personas que quieren adaptar la Torá a su idea de vida y no están dispuestos a adaptar su vida a la idea de la Torá.

Y así decía Rabí Israel Meir Hacohen, el Jafetz Jaim:

Estas personas, incluso si su intención es buena, se asemejan a alguien que toma mercadería de la tienda y la tira al río. Todos los que observan a ese hombre piensan que se volvió loco, y yo todavía estoy en duda si está loco o no. Pero una cosa tengo clara y es que ese hombre que está tirando la mercadería al río no es el dueño del negocio y la mercadería no es suya.

Asimismo, quien renuncia incluso a una sola palabra de la Torá - o a una sola letra de ella - está atestiguando mediante su acción que la "mercadería" no le pertenece.

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