domingo, 25 de septiembre de 2011

Parashá 53 Ha´azinu

Parashá 53 Ha´azinu (D´varim 32: 1 – 52)

Tema: “”

Primera aliá (32:1-6), segunda aliá (32:7-12), tercera aliá (32:13-18), cuarta aliá (32:19-28), quinta aliá (32:29-39), sexta aliá (32:40-43): La poesía de reprimenda de Moshé Rabenu.

Séptima aliá (32:44 - 52): La advertencia de Moshé sobre las palabras de la poesía. A Moshé Rabenu le es ordenado morir.

Introducción:

Esta semana nos encontramos con una parashá un poco distinta de lo acostumbrado ya que en ella figura la "shirat haazinu" - una poesía de reprimenda de Moshé hacia el pueblo de Israel.

Mediante las fuertes palabras de esta shirá, nuestro maestro Moshé quiso acercar hacia el corazón y el cerebro de los hijos de Israel, toda clase de enseñanzas que a ellos les serían de gran utilidad para comprender la profundidad que encierra toda la creación de D'os, y también para que ellos sepan cómo comportarse en el futuro.

Muchas veces, las personas pueden llegar a pensar que algo no es significativo para ellos simplemente porque eso está alejado de la realidad que los envuelve. Pero otras veces, inentendiblemente, nosotros vemos cómo las personas dejan incluso hasta su propia vida (o la de su familia), para tratar de alcanzar algo que para ellos es casi una ilusión y una fantasía, por la gran desesperación que tienen por esa cosa.

Esto se ve frecuentemente cuando se habla sobre el dinero, pues en ese campo la fantasía y la desesperación de la mayoría de las personas casi no tienen límites, sin embargo, curiosamente, en el campo de lo espiritual las personas pierden su paciencia mucho más rápido. Veamos ahora lo que nuestra Sagrada Torá tiene para decirnos al respecto:

"Presten oídos cielos y hablaré,escucha tierra los dichos de mi boca"(32:1)

Con estas palabras de convocatoria comienza Moshé su alocución al pueblo de Israel. Toda la creación de D'os debía estar presente mientras él intentaría inculcar algunas buenas ideas en ellos. Realmente estas palabras introductorias son muy bonitas y el estilo poético muy conmovedor.

Es más, encontramos que no sólo Moshé comenzó a hablar con el pueblo acompañado de estos "testigos", sino que también el profeta Isaías comenzó su libro utilizando términos similares. Sin embargo, al leer las palabras del profeta Ieshaiahu nos damos cuenta de una pequeña diferencia, ya que Ieshaiahu invirtió las palabras de su antecesor Moshé al decir:

"Escuchen cielos y presta oídos tierrapues D'os ha hablado"(Isaías 1:2).

¿A qué se debe este cambio?

Muchos de los comentaristas de la Torá intentaron ofrecer una respuesta, pero en esta oportunidad expondremos delante de ustedes, estimados lectores, una bonita interpretación que ha sido ofrecida por Rabí Iosef Bejor Shor (1140 - 1190) en sus explicaciones de la Torá.

Dice nuestro autor que la diferencia entre estos dos versículos está basada en el lugar geográfico en el cual se encontraba cada uno de los dos profetas: Moshé e Ieshaiahu. El verbo lehaazín (que traducimos como: "prestar oídos") denota la idea de escuchar algo que se está diciendo desde un lugar lejano, y por lo tanto el oyente debe esforzarse para escuchar claramente el contenido del mensaje (como alguien que necesita colocar su mano sobre su oreja para concentrar mejor los sonidos). Pero el verbo lishmoa (que traducimos como: "escuchar"), denota la acción simple de oír lo que se está diciendo, sin ningún esfuerzo especial por parte del oyente.

Moshé Rabenu le dijo a los cielos: "presten oídos", pues en ese momento él estaba hablando desde la tierra, y los cielos se encontraban lejanos a él. Sin embargo, cuando le habló a la tierra no necesitó utilizar este verbo, y alcanzó con que le diga a ella: "escucha", pues ella estaba cercana a él.

Pero el profeta Ieshaiahu no estaba profetizando por sí mismo, sino que él estaba hablando en nombre de D'os, que Su Divinidad reside en los cielos, y es por eso que a los cielos les dijo: "escuchen", porque estaban cerca de él, mas a la tierra - que estaba lejos - necesitó decirle: "presta oídos".

Dice el Bejor Shor que de aquí nosotros podemos aprender una importante norma de buena conducta, pues quien escucha algo de alguien que está lejano a él, no debe contentarse simplemente con escuchar, sino que a causa de su distanciamiento, él tendrá que esforzarse para escuchar bien y claro el mensaje.

Y esto también nos sirve a nosotros respecto de lo que hablábamos al comienzo, pues a pesar de que a muchas personas les pueda resultar extraña y lejana a su entendimiento y a su forma de pensar toda la rica herencia que tiene guardado para ellos el judaísmo, precisamente por esa razón es que ellos deben "prestar oídos" y hacer el más grande de los esfuerzos para entender claramente el mensaje que ellos deben y necesitan recibir, pues nadie que está alejado podrá percibir nítidamente el contenido de nuestra Sagrada Torá si no pone todo de sí para hacerlo.

Desarrollo:

Entre todos los preceptos que Moshé Rabenu ordena al pueblo de Israel antes de entrar a la tierra, encontramos el siguiente:

"Cuando vengas a la tierra que D'os te da, abstiénete de aprender para hacer como las abominaciones de aquellos pueblos" (Devarim 18:9). Este versículo es como una introducción a los versículos subsiguientes, donde Moshé les prohibe tener brujos o hacer otro tipo de brujería para saber el futuro.

Realmente, llama la atención este precepto, ya que cada uno de los pueblos que estaba asentado en la tierra de Israel tenía muchas costumbres contrarias a la Torá, y las costumbres entre un pueblo y otro eran distintas. Entonces, ¿por qué motivo la Torá hace hincapié en el tema de los brujos?

La respuesta se encuentra más adelante en el versículo que dice: "íntegros seréis con vuestro D'os" (Devarim 18:13).

Rashí explica lo que significa ser íntegro con D'os de la siguiente manera: "Compórtate con Él con integridad; ten fe en Él y no indagues el futuro, sino que todo lo que venga sobre ti acéptalo con integridad; entonces estarás con Él".

La enseñanza de Rashí es que la persona no debe intentar averiguar su futuro a través de la brujería u otros métodos, sino que debe dejar que cada cosa llegue a su tiempo para recibirla como D'os se la manda. Y esta no era una costumbre común entre aquellos pueblos, ya que toda la intención que estos tenían al querer saber el futuro era cambiarlo y mejorarlo según sus propios intereses.

En varias oportunidades la Torá nos ordena que no asimilemos costumbres de pueblos ajenos, pero en esta mitzvá hace más hincapié ya que esta costumbre provoca que la persona llegue a hacer idolatría.

Mediante este precepto, la Torá intentó inculcar al pueblo judío la mejor filosofía de vida. Los judíos nos distinguimos de los demás pueblos en muchos aspectos, y uno de ellos es en la manera de recibir los hechos que nos ocurren en la vida. El judío sabe que todo hecho que D'os le envía es para bien, a pesar de que en el momento no pueda verlo.

Esta fe es transmitida de generación en generación, de padre a hijo. De esta manera, el pueblo judío puede cumplir el precepto anteriormente recordado, ya que al aceptar el presente que D'os le envía sabiendo que todo es para bien, no tiene necesidad de cambiar el futuro a través de la idolatría.

Pero a los demás pueblos, que no tienen la fe que tiene el judío, les cuesta aceptar los problemas que D'os les envía, y por este motivo buscan saber el futuro, para tratar de mejorarlo según su parecer.

Es sabido que los preceptos de la Torá, no sólo benefician en el mundo venidero a quienes los cumplen, sino también en este mundo. Los preceptos fueron entregados también para beneficiar y aumentar los placeres de la persona durante sus años de vida. Y este precepto es un excelente ejemplo de lo antedicho, ya que quien recibe todo lo que le ocurre convencido realmente de que todo es para bien, aunque la situación que le toca vivir sea muy difícil, podrá superarla, depositando toda su fe en las manos de D'os.

En nuestra generación vemos que los psicólogos y psiquiatras están colmados de trabajo, y es difícil entender cuál es el motivo por el que tanta gente precisa de un apoyo psicológico. En las generaciones anteriores la vida era mucho más sacrificada, los medios eran muy precarios y no se gozaba de todo el avance tecnológico que tenemos hoy en día. Y a pesar de eso, se vivía sin tantos problemas psicológicos.

¿A qué se debe tal incremento en el número de personas que requieren ayuda de esta índole?

Obviamente, los factores que llevan a las personas a esta situación son muchos y cada caso es totalmente distinto del otro. Pero lo que sí podemos afirmar, es que todos los casos tienen una raíz en común y esta raíz es la falta de fe en D'os.

Desde que nacemos vemos cómo toda la sociedad relaciona cada hecho que ocurre con algún factor casual. Por ejemplo, si llovió varios días seguidos y hubieron inundaciones, enseguida escuchamos: "tantos días de lluvia nos provocaron esta desgracia". Es decir que el mensaje es limitado, ya que realmente se debería decir: "Es verdad que la lluvia provocó la inundación, pero la lluvia la mandó D'os, y sólo Él sabe por qué la inundación tuvo que ocurrir justo en este lugar".

Cuando la persona limita su análisis a un factor casual que puede divisar, sin detenerse a examinar más profundamente acerca del motivo real que causó aquella situación - es decir, que hay un Ser Superior que la envió - sin darse cuenta estará provocando que en su corazón aparezcan preguntas como: "¿Por qué?" o "¿Por qué a mí?", que aparentemente no tienen respuesta y le traen conflictos.

Conclusión:

Día a día, esos interrogantes van aumentando y es así que la persona comienza a sentir cada vez más angustia y decepción de la vida por todos los hechos que le ocurren. Y al no entender el motivo termina enfermándose por eso.

Cuando la persona comienza a tener estos sentimientos, todo el bienestar que tiene a su lado, no lo ayuda, ya que ese bienestar sólo lo puede aliviar por algunos instantes, pero no logra sacar de su corazón los grandes problemas que lo aquejan...

Pero la Torá nos enseña que la única manera de poder vivir superando los problemas es sabiendo que hay un D'os que los envía, y entendiendo que cada hecho que ocurre tiene una razón y una intención por parte del Creador. De esta manera, al volcar toda nuestra fe en D'os, sin pedir saber los motivos de los acontecimientos, obtenemos una mayor tranquilidad tanto física como mental.

Tenemos que entender que el principal factor que contribuyó a que las fuerzas psicológicas de las personas de nuestra generación decayeran, es que la transmisión de los valores espirituales que siempre nos acompañaron no ha sido hecha adecuadamente.

Y este fue el mensaje que Moshé quiso transmitir al pueblo de Israel:

"No sean como los demás pueblos, que buscan saber los motivos de los hechos en distintos factores casuales y arbitrarios, y por eso quieren saber el futuro. Debéis aceptar el presente que D'os les envía con fe y alegría, pues esa es la mejor técnica y la más verdadera para vivir un buen presente, y un mejor futuro".

Shabat Shalom.

Haftarat 53 Ha´azinu Sh’muel Bet (Samuel 2) 22: 1 – 51 (Sefaradim)

En los años que la parashat Haazinu es leída en el shabat entre Iom Kipur y Sucot esta haftará es leída.

Sin embargo, si se lee parashat Haazinu entre Rosh HaShaná y Iom Kipur, entonces, después de leerse parashat Haazinu es leída la haftará correspondiente al shabat shuvá (véase parashat Vaiélej).

"Habló David a D'os las palabras de esta canción en el día que D'os lo salvó de la mano de todos sus adversarios y de la mano de Shaúl" (22:1).

La sección del libro de Sh’muel que leemos en esta haftará es conocida como la "shirat David" - el cántico de David. Esta sección ha sido elegida para ser leída en la haftará de parashat Haazinu ya que también en la parashá encontramos un cántico, el cántico de Moshé.

Este capítulo del libro de Sh’muel tiene la particularidad de ser uno de los pocos capítulos de las escrituras que es recordado dos veces, una vez aquí en el capítulo 22 del libro de Sh’muel II, y la segunda vez en el libro de Salmos capítulo 18, con pequeñas diferencias que Nuestros Sabios ya enumeraron en el Tratado de Soferim capítulo 18 (este Tratado no forma parte de la Mishná y el Talmud, sino que es uno de los llamados "Tratados menores").

"Dijo: D'os es mi roca, mi salvación y quién me libera" (22:2) La opinión de los comentaristas Rashí y Radak es que el rey David compuso este cántico a D'os al final de sus días, después de todas las tribulaciones y dificultades de las que D'os lo salvó.

Sin embargo, la opinión de Rab Itzjak Abarbanel en su comentario sobre Sh’muel es que el rey David originalmente compuso este cántico cuando era joven al estar rodeado de problemas y desgracias. Él lo escribió como un salmo general que relatara todo lo que posiblemente podría llegar a ocurrir en su vida, y al final de sus días él también lo introdujo en el libro de Salmos, no como una canción de victoria sino como un recordatorio de sus sentimientos personales, como un regalo para el pueblo de Israel, para que ellos lo usen como una plegaria y un consuelo en tiempos difíciles.

Aquel que busca meditar en soledad, aquel que busca un encuentro privado con su Creador, aquel que busca desahogar su alma angustiada en un rezo ferviente, encontrará en esta haftará las palabras precisas mediante las cuales podrá expresar las profundidades de sus sentimientos.

"D'os de mi fortaleza en quien me protejo, Mi escudo y la fuerza de mi salvación, Quien me eleva y mi escapatoria, mi Salvador: de la violencia me has salvado" (22:3)

El Ralbag explica que de este cántico del Rey David mediante el cual David le agradeció en general a D'os por todo lo que el Creador había hecho por él, a pesar de que David ya le había agradecido por cada cosa en particular, debemos aprender que cuando los demás hacen buenas obras con nosotros, es nuestra obligación moral agradecerles en general por todo lo que recibimos, además de agradecerles por cada cosa en particular.

Y con mucha más razón - agrega el Ralbag - si el Creador del Universo es quien hace bondades con nosotros, pues la acción de agradecerle tiene un beneficio increíble respecto de nuestra fe, ya que al hacerlo nos concientizaremos que todas las bendiciones provienen únicamente de Él.

Shabat Shalom.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"…Pregúntale a tu padre y te contará, a tus ancianos y te dirán" (Devarim 32:7).

En el pueblo judío el respeto, el honor y la obediencia que se les debe a los padres y ancianos es muy grande, pues ellos, al haber estudiado más Torá que nosotros, tienen más entendimiento que nosotros para comprender lo que verdaderamente ocurre y tomar las decisiones correctas.

Una vez le preguntaron al Rabino en Jefe de Jerusalem del siglo pasado, Rabí Iosef Jaim Zonenfeld (1849 - 1932), ¿por qué cuando él tomaba una decisión determinada - de hacer algo o de no hacerlo, de permitir algo o de prohibirlo - nunca tomaba en consideración las opiniones de las otras personas simples del pueblo que eran más "tibias" y más "diplomáticas" en sus decisiones?

Contestó el Rav:

Salgan conmigo a la calle y les mostraré: Por ambos costados de la calle van caminando las personas, pero por el medio de la calle van los caballos y los burros.

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