domingo, 14 de agosto de 2011

Parashá 46 Ekev

Parashá 46 Ekev…... “Consecuencia”.

Parashá 46 Ekev…... “Consecuencia”.

Resumen: Nuestra parashá habla sobre los siguientes temas.

Primera aliá (7:12 - 8:10): La recompensa y el castigo por el cumplimiento o no de la Torá. Leyes de Idolatría. El propósito del sufrimiento humano. La bendición de la Tierra de Israel.

Segunda aliá (8:11 - 9:3): La cualidad de la humildad. La prohibición de la idolatría.

Tercera aliá (9:4-29): El verdadero Hacedor de las cosas. El recuerdo del pecado del becerro de oro.

Cuarta aliá (10:1-11): Moshé recuerda cómo recibió las Tablas de piedra. Moshé recuerda el comienzo de los desplazamientos por el desierto.

Quinta aliá (10:12 - 11:9): El temor y la veneración a Elohim.

Sexta aliá (11:10-21): La superioridad de la Tierra de Israel. Moshé les advierte sobre el cumplimiento de las mitzvot (preceptos).

Séptima aliá (11:22-25): Las futuras conquistas.

Desarrollo:

"Si tal vez dijeres en tu corazón: Son más numerosos estos pueblos que yo! ¿Cómo podré heredarlos? No temas de ellos! Recuerda lo que ha hecho Elohim al Faraón y a todo Egipto. Los grandes milagros que vieron tus ojos, y las señales y las maravillas, y la mano fuerte y el brazo tendido mediante los cuales te ha sacado Elohim; así hará Elohim a todos los pueblos que tú temes de ellos. Y también a la tzirá enviará Elohim sobre ellos, hasta destruir a los que queden y los que se oculten delante de ti" (7:17-20).

En estos versículos, la Torá nos relata cómo Elohim hará para que los hijos de Israel conquisten la tierra de Israel, y nos informa que así como Elohim hizo grandes milagros para sacar al pueblo de Israel de la tierra de Egipto, así también hará cuando el pueblo se disponga a conquistar la tierra de Israel.

Además, Elohim enviará a la "tzirá" - una especie de abeja o avispa venenosa - para que ella termine de destruir a todos los enemigos del pueblo de Israel.

Hace algunos meses, cuando leímos parashá Mishpatim, allí estaba escrito: "Mi temor enviaré delante de ti y confundiré a todos los pueblos que irás contra ellos, y entregaré a todos tus enemigos, que huirán de ante ti. Y enviaré a la tzirá delante tuyo y expulsará al (pueblo) jiví, al (pueblo) quenaaní y al (pueblo) jití, de ante ti" (Shemot 23:27-28).

Allí, en esos versículos, Elohim no le dijo al pueblo que en la época de la conquista de la tierra de Israel, enviaría grandes plagas sobre los pueblos que la habitaren en ese momento, así como lo había hecho en la salida de Egipto. Elohim solamente les dijo que enviará a la tzirá para que los ayude, y se entiende de esos versículos que para conquistar la tierra de Israel y para expulsar a todos los pueblos de la tierra, realmente alcanzaría solamente con la tzirá.

Entonces, ¿por qué en nuestra parashá Elohim les aseguró que además de enviar la tzirá también obraría grandes milagros como hizo en Egipto para conquistar la tierra de Israel?

Esta pregunta fue respondida por el Rav Itzjak Haleví en sus explicaciones a la Torá. Él nos explica que existen dos clases de milagros: los milagros perceptibles y los milagros ocultos - que son los milagros que el hombre no puede percibir en el momento que son realizados por el Creador.

La diferencia entre estas dos clases de milagros radica en el hecho de que cuando los milagros son perceptibles, y todos los hombres para los cuales esos milagros son efectuados pueden verlos en el mismo momento que son realizados, ellos no sienten miedo alguno de sus enemigos, pues todos ellos ven esos milagros, y saben que Elohim es Quien está luchando por ellos.

Pero esto no es así cuando Elohim realiza milagros ocultos, pues al no haber nadie del pueblo que perciba esos milagros en el momento en que ellos son realizados, ellos sí sienten mucho miedo de sus enemigos, pues nadie sabe si Elohim hará por ellos un milagro o no. Y realmente la tzirá pertenecía a la clase de los milagros ocultos, pues nadie que la veía pensaba que a través de ella Elohim hacía milagros para el pueblo de Israel.

Por eso nos enseñó la Torá en nuestra parashá, que Moshé le dijo al pueblo: "No temas de ellos", pues además del milagro oculto de la tzirá, Elohim también hará por los hijos de Israel milagros perceptibles - milagros que ellos mismos podrán ver con sus propios ojos - así como "ha hecho Elohim al Faraón y a todo Egipto" al realizar "los grandes milagros que vieron tus ojos, y las señales y las maravillas, y la mano fuerte y el brazo tendido mediante los cuales te ha sacado Elohim". Y al igual que hizo en Egipto, "así hará Elohim" también ahora "a todos los pueblos que tú temes de ellos".

Pero respecto de "los que queden y los que se oculten delante de ti", es decir, contra los enemigos que tú no podrás ver - y por lo tanto no temerás de ellos - "a la tzirá enviará Elohim sobre ellos" hasta destruirlos, pues contra ellos no hay necesidad de obrar milagros perceptibles, ya que de todas maneras, tú no temerás de ellos.

Por otro lado en la parashá de esta semana, una de las ideas más importantes del judaísmo es descripta: el concepto de la recompensa y el castigo. El término castigo puede ser un término inapropiado, la palabra "consecuencias" puede ser una descripción más apta de esta dinámica espiritual. Esta no es la primera vez, ni la única vez que esta idea es mencionada, pero la idea es explicada más profundamente aquí que en otras parashiot.

Una atención particular es dada al futuro ingreso del pueblo a la tierra, en donde ellos deberán seguir la palabra Divina con aún más cuidado para no correr el riesgo del exilio. El contexto de las instrucciones es clarificado en el siguiente versículo:

"Escucha Israel; tu cruzarás hoy el Jordán, para poseer naciones más grandes y poderosas que ustedes, grandes ciudades fortificadas hasta los cielos" (9:1).

Parece como si "hoy" es el día en que entrarán a la tierra, y uno de los más grandiosos sueños y aspiraciones de los hijos de Israel se hará realidad. Algunas fuentes indican que el versículo no debe ser entendido literalmente como que "hoy" la conquista tendrá lugar, sino que el término es usado de manera metafórica. Sea como sea, la conquista era inminente y las preparaciones finales debían comenzar. Es por eso que Moshé advierte al pueblo sobre los peligros que acarrea el desviarse del camino de Elohim; en ese momento, en el límite, en el lado este del Jordán, este mensaje es más conmovedor que nunca.

Este contexto, el momento particular en la historia judía capturados en estos versículos a la entrada de Israel, nos darán una visión de otros temas de la parashá.

En la parashá de la semana pasada, el primer capítulo del Shemá fue enseñado. La parashá de esta semana contiene el segundo capítulo: "vehaiá im shamoa".

Superficialmente, las dos secciones son bastante parecidas, con muchos temas que presenta la primer sección y se repiten en la otra. El amor de Elohim y el cuidado en cumplir con las mitzvot, son dos de las enseñanzas básicas que son repetidas. La Mishná acentúa la diferencia fundamental entre las dos, y enseña que el tomar conciencia y reconocer la diferencia entre ellas es parte del cumplimiento de los mandamientos, hecho por medio de la recitación de las dos secciones respectivamente.

Rab Iehoshúa ben Korjá dijo: ¿Por qué la sección de "escucha" fue puesta antes de la de "y será que"? Para que uno primero acepte sobre sí mismo el yugo del Reino de los Cielos y luego tome sobre sí mismo el yugo de los mandamientos (Berajot 13a).

La Mishná enseña que el propósito principal de la primer parte del Shemá es la aceptación del "Yugo del Cielo", mientras que en el segundo capítulo - "vehaiá" - es la aceptación de los mandamientos. La tradición nos ha familiarizado con esta distinción, pero una lectura sencilla del texto no nos hace llegar necesariamente al mismo entendimiento: el primer capítulo también habla de los mandamientos, mientras que el segundo capítulo también habla de nuestra relación con Elohim.

Por supuesto, es la fórmula simple "Escucha Israel, Elohim es nuestro Elohim, Elohim es Uno", la cual resuena con la convicción de monoteísmo pero el resto de la sección parece similar al segundo capítulo.

Este segundo capítulo detalla las consecuencias de la adhesión a los mandamientos, y alternativamente, el resultado de la rebelión.

"Y será que, si seguirán Mis mandamientos que Yo les ordeno hoy, amar a Elohim, y servirlo, con todo sus corazones, y con todas sus almas, Yo les daré lluvias en su tierra en el momento apropiado,… comerán y se saciarán. Pero tengan cuidado, que no sea que sus corazones sean seducidos y se desvíen, y sirvan a otros dioses y se prosternen ante ellos. Entonces Elohim estará extremadamente enojado con ustedes, y Él restringirá a los cielos para que no caiga lluvia, y la tierra no dará su producto, serán rápidamente exiliados de la buena tierra que Elohim les ha dado" (11:13 - 17).

Aquí la Torá describe una causa y efecto directos de las acciones de las personas. Esta descripción es bastante instructiva. Por un lado, frecuentemente las personas cuestionan la relación entre las acciones del hombre y el conocimiento de Elohim, y por otro lado, el libre albedrío del hombre. Si Elohim realmente sabe todo lo que fue, es y será, entonces aparentemente el hombre no posee libre albedrío.

Sin embargo, la vida sin libre albedrío es una pesadilla teológica. ¿Cuál es el propósito de la existencia si Elohim está sentado en los cielos moviendo los hilos mientras nosotros bailamos abajo como marionetas? El conocimiento de Elohim está más allá del entendimiento humano, pero si diríamos que Elohim está por encima del tiempo, entonces el problema sería resuelto.

En verdad, el judaísmo ha insistido por milenios que Elohim trasciende el tiempo. El tiempo en sí mismo es una entidad creada y por consiguiente, Elohim, como Creador, está por encima de él. Para Elohim, la siguiente oración sería tanto teológicamente como gramaticalmente correcta: "Elohim sabe ayer lo que hiciste mañana". El conocimiento de Elohim simplemente trasciende el tiempo.

Esto aún nos deja la pregunta del predeterminismo - Elohim moviendo todos los hilos. Una vez vi esta idea descripta de la siguiente manera: la idea del monoteísmo - un Elohim todopoderoso, sugiere que Elohim tiene control sobre todo. Es por eso que la descripción de las marionetas con hilos sería apropiada. El Rambam, con su pasión y lógica, cortó los hilos e insistió en el libre albedrío del hombre.

Ningún hilo mueve al hombre, el hombre tiene elección y es por eso que la vida tiene significado. El hombre controla su propio destino. Los Cabalistas insistieron que en verdad, hay hilos entre el hombre y Elohim, y desde lejos, parecería como si Elohim está moviendo esos hilos. Sin embargo, la realidad es bastante diferente.

No es Elohim quien mueve los hilos, sino el hombre. De alguna manera, la existencia es un teatro cósmico de marionetas. Seguro que fue Elohim Quien creó el escenario, y conectó los hilos, y tiene la habilidad de moverlos como quiere. Pero son nuestras acciones que causan la reacción de Elohim.

Esta idea no debe sonar radical; es el mensaje principal del segundo capítulo del Shemá. Como hemos visto, si el hombre cumple con los mandamientos de Elohim, se forma una relación y Elohim le proveerá al hombre todas sus necesidades. Así también, cuando el hombre se rebela, Elohim responde absteniéndose de darle Sus bendiciones. Esta descripción requiere más explicación: ¿No debería ser esta directa relación más obvia?

¿Por qué nosotros no vemos esta relación en la realidad cotidiana, diariamente y sobre bases individuales?

Para entender esto debemos retornar a la comparación entre los dos primeros capítulos del Shemá.

Hay una distinción fundamental pero sutil entre estos dos capítulos. El primer capítulo está escrito en singular mientras que el segundo capítulo está escrito en plural. El segundo capítulo, el cual habla a la comunidad, habla de la causa y efecto. Es aquí en donde se nos dice que nuestro comportamiento rebelde resultará en la falta de lluvias, y eventualmente, en un exilio.

Uno no puede imaginar una situación en donde llueva para un hombre y no para su vecino. Ciertamente los castigos son comunales. El exilio no es una descripción de cambio meramente geográfico, sino que se refiere al exilio de la Shejiná también.

Esto es obviamente una respuesta al comportamiento comunal; o la presencia de Elohim está entre nosotros, manifestada de la mejor manera en el Templo, o nosotros sufrimos, como comunidad, el dolor del alejamiento de Elohim y Su presencia. Ahora podemos entender mejor el versículo que precede al segundo capítulo del Shemá. La tierra de Israel es descripta como una tierra en donde:

"Una tierra la cual Elohim cuida; los ojos de Elohim están siempre sobre ella, desde el comienzo del año hasta el final del año" (11:12).

Esta descripción parece poco clara. ¿Qué significa que Elohim cuida esta tierra todo el año? Los versículos anteriores contrastan a Israel con Egipto.

"Y que prolonguen los días en la tierra, la cual Elohim juró dársela a sus padres y a la descendencia de ellos, una tierra que fluye leche y miel. Porque la tierra a la cual entran para poseer, no es como la tierra de Egipto, de donde ustedes salieron, en donde sembraron su semilla y la regaron con su pie, como un jardín de vegetales. Pero la tierra, la cual poseerán, es una tierra de colinas y valles que bebe agua de la lluvia de los cielos" (11:9-11).

El estatus especial de la tierra de Israel es manifestado en el hecho de que los ojos de Elohim observan la tierra. Es una tierra que necesita lluvias, una tierra de clima seco. Si no cae lluvia, el hombre tiene que retornar a Elohim y rezar por lluvias. Es la tierra que acerca al hombre a la idea de la Shejiná, forzándolo a tener una relación con Elohim. No es un lugar en donde el agua puede ser cargada desde el Nilo.

Es una tierra en donde la relación simbiótica entre el hombre y Elohim es percibida. Ahora podemos entender por qué esta es la introducción al segundo capítulo del Shemá: si el hombre se comporta correctamente, sentiremos a la Shejiná entre nosotros. Si el hombre ignora a Elohim, el exilió seguirá. Israel es una tierra cuyo aire nos hace sabios, porque es una tierra que demanda de nosotros una relación con lo Divino.

Seguro que Elohim recompensa y castiga a todos los hombres de acuerdo a sus acciones, y la pureza de sus hechos y de su mente. Sin embargo, los temas mayores respecto de la recompensa y el castigo son a un nivel comunal.

Ahora podemos obtener una visión de la naturaleza de la comunidad de Israel. Se nos enseña en muchas fuentes y contextos que todos los judíos son responsables unos por los otros.

"Esto sirve para enseñarte que los grandes son exhortados a ser responsables en lo concerniente a los jóvenes y son castigados por causa de ellos, si fracasan en reprobarlos. De la misma manera dice: 'Y ellos ser tropezarán, un hombre con su hermano' (Levítico 26:37), queriendo decir: uno por la iniquidad del otro. Esto nos enseña que cada uno de Israel es responsable por el otro" (Midrash Rabá Números 10:5).

"Por todas las transgresiones en la Torá él solo es castigado, y aquí él y todo el mundo". ¿Y por todas las transgresiones de la Torá no es todo el mundo castigado, como está escrito: 'Y ellos ser tropezarán, un hombre con su hermano' (Levítico 26:37) - uno por la iniquidad del otro? Y esto nos enseña que cada uno de Israel es responsable por el otro!" (Shavuot 39a).

Este principio de mutua responsabilidad nos enseña que un judío es responsable si otro judío peca. Las acciones negativas de una persona pueden afectar el nivel espiritual del vecino, y en verdad a toda la comunidad. El ejemplo paradigmático de este principio es la malversación perpetrada por Aján:

"Y los hijos de Israel hicieron algo prohibido respecto de la propiedad Divina, pues Aján, el hijo de Carmí, el hijo de Zavdí, el hijo de Zeraj, de la tribu de Iehudá, tomó de las cosas Divinas; y el enojo de Elohim fue despertado en contra del pueblo de Israel… Israel ha pecado, y también transgredieron Mi pacto que Yo les he ordenado; pues ellos han tomado de las cosas Divinas, y también han robado, y también mintieron, y las pusieron dentro de sus propias posesiones. Es por eso que el pueblo de Israel no puede pararse frente a sus enemigos, sino dar la espalda ante sus enemigos, porque fueron maldecidos; y Yo no estaré más con ustedes, a menos que erradiquen al maldecido de entre ustedes. Levántate, santifica al pueblo, y di: 'Santifíquense para mañana, pues así ha dicho Elohim: hay propiedad Divina entre ustedes, Israel; no podrán pararse frente a sus enemigos, hasta que saquen la cosa Sagrada de entre ustedes'" (Iehoshúa 7:11-13).

Un hombre peca y toda la comunidad sufre las consecuencias; más aún, el versículo dice que "Israel ha pecado", lo cual implica que toda la nación es responsable.

Esta idea es explicada por el Taná Debé Eliahu de la siguiente manera: el pueblo judío es comparado a un barco. Si hay incluso un solo hoyo, todo el barco se hunde, no sólo la sección en donde está el hoyo. Algunas autoridades medievales dicen aún más. El principio de responsabilidad mutua también nos enseña que si una persona judía dice una bendición, su amigo puede responder "amén" y se considera como si él mismo hubiese dicho esa bendición. Este principio se aplica cuando la comida es ingerida y los dos comparten de ella; también se aplica en el caso del cumplimiento de mitzvot.

Si un judío hace Kidush, y su amigo no ha escuchado aún el kidush, el primero quien ya ha cumplido con su propia obligación, puede decir kidush otra vez. La explicación normativa es que aparte de una obligación individual de cumplir con los mandamientos, hay una obligación de asegurar que otros cumplan también.

Sin embargo, el Ran explica la idea de la siguiente manera: mientras que el segundo judío no ha cumplido con su obligación, el primero tampoco ha completado la suya. De alguna manera, la obligación de cada judío de decir Kidush es multiplicada por el número de judíos en el mundo. Es por eso que el estado espiritual de un judío afecta a la realidad espiritual de toda la comunidad. Similarmente, cuando Aján pecó, todo "Israel" fue responsable. El Talmud dice que esa no fue la primera vez que Aján hizo algo prohibido:

"Aján respondió a Iehoshúa diciendo: en verdad, yo he pecado en contra de Elohim, el Elohim de Israel, haciendo así y así…". Rabí Asi dijo en nombre de Rabí Janiná: esto enseña que Aján ha transgredido tres veces, dos en los días de Moshé y una en los días de Iehoshúa, pues está escrito: 'Yo he pecado, haciendo así y así…'. Rabí Iojanán dijo en nombre de Rabí Elazar ben Shimón: él pecó cinco veces, cuatro en los tiempos de Moshé y una en los días de Iehoshúa, pues está escrito: 'Yo he pecado, haciendo así y así…'. ¿Y por qué no fueron ellos (los israelitas) castigados hasta esta ocasión? Rabí Iojanán contestó en nombre de Rabí Elazar ben Shimón: porque (Elohim) no castigaba por transgresiones secretas hasta que los israelitas cruzaron el Jordán. Este punto es discutido por los Tanaim: 'Las cosas secretas pertenecen a Elohim, pero las cosas que son reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos por siempre'. ¿Por qué las palabras: lanu u-lebanenu (a nosotros y a nuestros hijos) y la letra "ain" de la palabra "ad" (por) están puntuadas? Para enseñar que Elohim no castigó por las transgresiones cometidas en secreto hasta que los israelitas cruzaron el Jordán" (Sanhedrín 43b).

Este pasaje se refiere a un versículo al final de Devarim:

"Y el enojo de Elohim fue encendido en contra de esta tierra, para traer a ella todas las maldiciones que están escritas en este libro. Y Elohim los desarraigó de su tierra con enojo, y con furia, y con gran indignación, y los llevó a otra tierra, como hasta este día.

Las cosas secretas pertenecen a Elohim, pero aquellas cosas que son reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos por siempre, para que hagamos todas las palabras de esta Torá" (29:26-28).

Rashí explica que no somos responsables por los pecados secretos perpetrados por otros, pero sobre los pecados sabidos tenemos responsabilidad de aleccionar y erradicarlos de entre nosotros. Rashí califica el entredicho, y dice que sólo comenzó después de que los judíos cruzaron el Jordán. Cuando ellos hicieron los juramentos en el monte Guerizim y en el monte Eval, el pueblo de Israel se hizo responsable uno por el otro.

Desarrollo:

A pesar de que la Torá fue entregada en el Sinai, e indiscutiblemente, nos convertimos en una nación cuando salimos de Egipto, la responsabilidad mutua comenzó cuando los judíos cruzaron el Jordán. Fue solidificado cuando ellos estuvieron en el monte Guerizim y en el monte Eval. Esto es porque la responsabilidad mutua está relacionada inseparablemente a la identidad nacional, y para habitar la tierra, es un componente esencial. En ese momento ellos estuvieron obligados a pararse frente a los montes Guerizim y Eval, y reafirmar su compromiso de seguir la Torá entregada en el Sinai. En ese momento la responsabilidad mutua se hizo una realidad.

"Enseñaron nuestros maestros "bendito" en general y "bendito" en particular, "maldito" en general y "maldito" en particular, "para estudiar y enseñar, cuidar y hacer" tienes cuatro, cuatro y otcuatro, tienes ocho, ocho y otros ocho tienes dieciséis. Asimismo, en el Sinai y en las llanuras de Moab, que está escrito: 'Estas son las palabras del pacto que Elohim ordenó a Moshé etc.' y está escrito: 'Y cuidarán las palabras de este pacto etc.', tienes 48 pactos por cada mitzvá y mitzvá.

El principio de la responsabilidad mutua fue enseñado a los judíos cuando cruzaron el Jordán. En nuestra parashá, cuando los judíos estaban parados del otro lado del Jordán, los temas de responsabilidad mutua tenían que ser examinados y entendidos. La tierra tiene mucho más que leche y miel; tiene una capacidad espiritual de acercarnos hacia Elohim, de hacernos sabios. Cuando la responsabilidad comunal es ignorada, nuestra existencia en la tierra es puesta en peligro: resultan estragos espirituales y los resultados para la nación y para cada individuo que compone la nación son desastrosos.

El Talmud, en un increíble pasaje, nos cuenta sobre la destrucción de Jerusalem. La destrucción ocurrió no sólo sobre los malvados que se rebelaron, sino que principalmente sobre los "justos", quienes no intentaron influenciar a los malvados.

Cuando el pueblo estaba en la orilla del río Jordán, preparados para encontrarse con su destino, ellos recibieron una lección de metafísica. Fue la clase de lección que si es aprendida, entendida, e internalizada, hará que nuestra estadía en Israel sea eterna y gloriosa. Es una lección que nosotros aún necesitamos repasar hoy en día.

Shabat Shalom.

Haftarat Ekev

Ieshaiahu (Isaías) 49:14 - 51:3

Esta semana leeremos la segunda de las siete haftarot de consuelo seleccionadas del libro del profeta Ieshaiahu. En los versículos anteriores del libro del profeta, encontramos recordada la histórica función del pueblo de Israel sobre la tierra. Allí es relatado cómo le fue delegada al pueblo de Israel la función de traer luz y libertad a los pueblos del mundo, para construir un camino de paz entre las naciones, que preparará el terreno para un posterior asentamiento del reino de Elohim sobre la tierra.

También Ieshaiahu profetiza acerca del futuro retorno de los hijos de Israel a la tierra de sus antepasados - pues hasta ese momento estarían dispersos por los cuatro rincones del mundo. Cuando ese regreso masivo ocurra, entonces ya no escucharemos más las quejas de la "madre Tzión", que solía decir:

"Dijo Tzión: Me ha abandonado Elohim y mi Señor me ha olvidado" (49:14)

De acuerdo con Rabí Abraham Ibn Ezra (1102 - 1167) la "madre Tzión" representa al conjunto del pueblo de Israel que estaba llorando porque sus hijos - los hijos de Israel - estaban lejos de ella, en el exilio; pero la opinión del Radak (Rabí David Kimji, 1160 - 1235) es que la "madre Tzión", más bien hace referencia a la ciudad de Jerusalem (y en más grandes proporciones - a la tierra de Israel), que quedó desolada sin que la mayoría de sus hijos habiten en ella.

Después de que la "madre Tzión" se ha enterado de que sus hijos volverán a su seno, ya no hay más lugar para su vieja queja. Además, Elohim no tiene el mismo comportamiento que los seres humanos, puesto que:

¿Puede una mujer olvidar a su bebé dejando de ser misericordiosa con el hijo de su vientre? También estos podrán ser olvidados, mas Yo no te olvidaré" (49:15)

Un ser humano, en situaciones extremas puede llegar a olvidar y abandonar algo que antes había querido mucho, pero Elohim no es un ser humano, delante de Él el olvido no tiene lugar.

"He aquí que sobre las palmas (de Mis manos) te he tallado, tus murallas están delante Mío permanentemente" (49:16)

El Rav Mendel Hirsh en su libro "Séder Hahaftarot" nos explica que a través de estas palabras ilustrativas, Elohim le quiere mostrar al pueblo de Israel la centralidad que tiene su lugar en la historia del mundo. Hay una diferencia grande entre la palma de una mano y la mano en sí. La mano representa la acción, el poder de obrar, pero la palma de la mano representa la posesión de cosas, pues a través de ella podemos asir distintos elementos. Elohim le quiso mostrar al pueblo de Israel que entre todas las posesiones que Él cuida en función de la humanidad toda, nosotros ocupamos el lugar más importante.

Las "murallas de Tzión" representan todos los elementos que Elohim nos dió como pueblo para autodefendernos. Esto encierra el aseguramiento de consuelo infinito que recibieron y recibirán todos los que acepten el desafío de cuidar y cumplir la Torá - a pesar de las circunstancias adversas que puedan provocar los distintos tiempos cambiantes. El aseguramiento consiste en que la Torá - el alma de vida de Tzión - jamás será olvidada ni podrá ser malentendida, sino que todo lo contrario, ella será concretizada y todos tendrán conocimiento de ella algún día.

Si prestáramos atención, veríamos lo triste que es la situación del pueblo de Israel respecto de este tema, incluso hasta el día de hoy. Cuán minúsculo es el entendimiento claro de la esencia del judaísmo, incluso entre amplios grupos de judíos y judías con cierto grado de tradición!

Si observáramos qué grado de contrariedad y desconfianza por parte de las personas, encuentran delante de ellos quienes tienen el valor de erguirse en favor de la Torá, entonces se aclararía delante de nosotros el completo entendimiento de este aseguramiento. Entonces llegaría hasta nuestros corazones el llamado del profeta - en nombre de Elohim - de permanecer inamovibles en nuestras convicciones a pesar de los obstáculos, pues si realmente nos levantaremos como una muralla para defender y proteger a Tzión, estaremos bajo la protección de "los ojos de Elohim" - que estarán permanentemente abiertos sobre nosotros.

"Se apresurarán tus hijos (en retornar), (y entonces) tus demoledores y tus destructores, de ti habrán de alejarse" (49:17)

Las palabras "ben" y "bat" ("hijo" e "hija") - de las cuales proviene la palabra "banáij" ("tus hijos") - tienen como raíz las letras "bet", "nun" y "he" (BaNoH), raíz hebrea de la que también proviene el verbo "libnot" que significa "construir". Al hijo se lo llama "ben" pues generalmente los hijos continúan construyendo las acciones que habían empezado a construir sus padres.

Pero lo opuesto de lo constructivo es lo destructivo, y mediante estas palabras - nos explica nuestro autor - Elohim le está transmitiendo a la "madre Tzión" un claro mensaje:

"Desde tu punto de vista, la expulsión de tus hijos al exilio, fue una tragedia, pero esto realmente sería como tú dices si ellos realmente fueran tus hijos, es decir, los continuadores de los pensamientos y del camino de vida que sus padres tenían. Pero verdaderamente, ellos hace mucho tiempo han dejado de ser tus hijos. Ellos han despreciado las cosas que tú les has enseñado cuidar; ellos han odiado las cosas que les has enseñado amar. Ellos han destruido lo que tú has deseado erigir, y han estado a favor de lo que tú les has enseñado despreciar. Ellos no fueron tus hijos sino tus peores enemigos, y de ellos es que te has liberado gracias al exilio. El hecho de que ellos se hayan alejado de ti ha sido tu más grande éxito".

Pero además de la interpretación de nuestro autor, que entiende que el versículo habla de dos personas distintas, como diciendo: "Cuando 'tus hijos', es decir tus constructores, se apresuren en retornar, entonces automáticamente 'tus demoledores y tus destructores' se alejarán de ti", a mí me parece que tal vez las palabras del profeta, también se pueden entender como si estuvieran hablando sobre la misma persona:

"Cuando 'tus hijos', es decir los judíos que están alejados de la Torá y las mitzvot, se apresuren en retornar a ti y a Mí, reconstruyendo sus acciones, entonces 'tus demoledores y tus destructores' se alejarán de ti, pues ya no habrán en ellos malas acciones, que son las que verdaderamente te destruyen como madre".

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