sábado, 24 de julio de 2010

Parashá Ekev

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Resumen Parashá Ekev

La tierra de Israel – la buena tierra.

Entre los muchos mensajes que abarca nuestra parashá sobresalen en forma especial las nostalgias de Moshé por aquel lugar al que no tiene permitido ingresar, la tierra de Israel. La descripción de la tierra prometida cobra en esta sección de la Torá una perspectiva especial, es descrita con toda su intensidad como una "buena tierra", un lugar privilegiado donde "no con pobreza comerás pan" (Devarim 8.9). Pareciera que junto con él nosotros también sentimos el dolor intenso que Moshé sufre, ver la tierra desde lejos... solamente verla.

Así podemos percibir que cada vez que el gran maestro recuerda la tierra de Israel, y así desde el comienzo del libro Devarim, le agrega un atributo singular, simple y profundo "buena"; una vez tras otra menciona la tierra con su atributo descriptivo "buena", como si fuera la única descripción que correspondiera añadir a esta espacio más que físico.

En su discurso último, también nosotros que vivimos lejanos en el tiempo y en el espacio de las planicies de Moav, el lugar geográfico escogido para la despedida de su pueblo, podemos percibir el enraizado amor que Moshé siente por esta tierra, a sus ojos y a los nuestros, "buena".

Del mismo modo que el deseo tan fuerte de Moshé para cruzar tras el Jordán se ve reflejado en sus palabras al comienzo de este libro, cuando declara:

"Por favor, he de pasar y veré la buena tierra... este buen monte y el Líbano" (Devarim 3.25)

En nuestra parashá agrega aun más en su descripción tan detallada de la tierra que podemos ver es sus palabras los atributos eternos que definirán para siempre los límites espirituales de la tierra prometida:

"Porque El Eterno, tu Dios, te traerá a una tierra buena:

Una tierra de arroyos de agua, manantiales y fuentes subterráneas salen en el valle y en el monte.

Una tierra de trigo y cebada, vides, higos y granadas.

Una tierra de aceites de oliva y miel.

Una tierra en la cual no con pobreza comerás pan, en la cual nada te faltará.

Una tierra cuyas piedras son hierro y de sus montes se extrae cobre" (D’varim 8.7-9)

Una sensación de frescura surge de estas palabras y es como si escucháramos el salpicar silencioso de los manantiales, podemos casi contemplar los campos rubios llenos de espigas de trigo extendiéndose de un lado al otro del horizonte. Las vides parecen presentarse frente a nosotros con todo el grosor de su mosto, la miel y las olivas completan un paisaje diáfano y verdoso, lleno de vida; en fin todo un marco de riqueza natural entregado al hombre como presente venido directamente de la mano del Creador por medio de su tierra.

Pero más allá de las descripciones emocionantes, y de las palabras llenas de sentimiento que emanan de estos versículos, podemos profundizar en estos mensajes una exactitud sorprendente. Moshé ha calculado en forma precisa los términos que utiliza como descripción, él no ha pintado con tonos simples las virtudes materiales de la tierra de Israel.

Cada descripción contiene en su interior una intención muy definida, que viene como un eslabón de una finalidad general incluyente: construir una nación con definición territorial dentro de los límites de la tierra de Israel, esta nación tendrá características muy especiales y no solamente será una expresión geográfica, sino que contendrá dentro de si una sociedad estructurada espiritualmente, que proporcionará una felicidad interna en cada uno de los corazones de sus ciudadanos.

Los contenidos espirituales de este grupo humano, tendrán una energía tal que podrán idealmente proyectarse por sobre el universo entero e iluminar sus sectores más recónditos con el rayo penetrante de la sabiduría, y la frescura de los pensamientos morales – este es el desafío.

Por tal motivo la descripción es precisa y concisa: arroyos de agua, manantiales y fuentes subterráneas, pero no se mencionan sus ríos. Las siete especies con las que fue bendecida la tierra de Israel (trigo, cebada, vid, higo, granada, oliva y miel de dátiles), pero no otras frutas que puedan encontrarse en ella abundantemente. En sus montes se descubren solo el hierro y el cobre, mientras que otros metales quedan "olvidados".

Don Isaac Abravanel acota (Comentario a la Torá), por ejemplo, en lo referente a las frutas:

"Es conocido que en la tierra de Israel hay también otras frutas, como manzanas y otras. Pero no mencionó Moshé, nuestro maestro, aquí sino aquellas especies que son las más apropiadas y sanas para el consumo humano; que son el pan y el vino, las uvas y los higos, sobre los cuales el principal de los médicos, Galeno, escribió que ellos son suficientes para el ser humano, si quiere cuidar su salud, y así también el aceite y la miel son muy necesarias para una conducta saludable, y no el resto de las frutas cuya pulpa tiende fácilmente a podrirse"

Moshé solamente nos mencionó los "padres" básicos de la alimentación, al no mencionar en forma intencional el resto de frutas de esta tierra, les recordó a Israel la función básica de la alimentación: mantener al cuerpo y fortalecerlo, de manera tal que pueda el hombre desarrollar como corresponde sus aptitudes espirituales y cumplir su propósito en este mundo.

¿Tener placer de la comida? Ciertamente que si, pero no es una finalidad el comer en si, en especial cuando degenera en una glotonería, a la cual artículos de "fino paladar" en periódicos le dedican tantas palabras y pensamientos. Si bien la gula en todas sus expresiones no es siempre una señal de una sociedad que se desmorona y está perdiendo sus valores y contendidos, pero es un indicador de una pérdida axiológica preocupante.

En relación a los arroyos que Moshé menciona, sin hacer referencia a los ríos, quiso enseñar a las generaciones futuras una lección de fe y confianza en la supervisión divina. Moshé quiso enraizar en los corazones la realidad de esta tierra, que la bendición natural de su producción depende de las lluvias, ellas son las que llenan los arroyos y las fuentes subterráneas, es decir en otras palabras, su producción depende de la bondad del Creador, quien hace caer la lluvia y soplar el viento.

Esta sensación de dependencia representa una verdadera barrera frente al orgullo del actuar humano, esta frena los sentimientos que alimentan la soberbia de quien contempla su trabajo como único resultado de sus esfuerzos y da lugar a que se presente la humildad. Sin que una sociedad valorice la humildad como fundamento de su convivencia será muy difícil, por no decir imposible, ser una luz para alumbrar recóditos y oscuros confines.

Este también es el contenido profundo del hecho que Moshé solo ve en las montañas de esta tierra hierro y cobre, debido a que son metales primarios que el ser humano necesita para su desarrollo material inmediato. De estos materiales se fabrican los implementos de trabajo y los mínimos utensilio domésticos, para el uso y para el confort de la persona; por este motivo los acentúa Moshé. En cambio el oro y la plata son, según palabras de Rambán, lujos.

Objetos de plata, y los adornos de oro, como también las joyas, están al servicio del orgullo de los seres humanos y no de su subsistencia. Estos objetos lujosos contribuyen a la expresión real y tangible de las diferencias entre clases sociales, mostrando el nivel de los privilegiados que ameritaron poseer estos utensilios, incrementando también por otro lado sentimientos de envidia que destruye los corazones de aquellos que codician y desean poseerlos. Estas dos cualidades negativas, el orgullo y la envidia, son dos factores muy rechazados por la Torá ya que destruyen el círculo humano y desmoronan los cimientos de cualquier sociedad.

Los metales que son necesarios para en mantenimiento social se encuentran presentes dentro de la tierra de Israel, mientras que aquellos que traen solo perjuicios no son vistos por Moshé en su descripción de esta tierra, de allí que sobre ella se diga: "nada te faltará". Porque ciertamente quien no persigue el oro y la plata, y vive según las reglas de simpleza que caracterizan a los espíritus elevados, nada le falta, y para aquel espíritu su lugar está dentro de los límites geográficos que enseñen estos elevados principios, como elevado es su espíritu.

"Nada te faltará", es una confianza muy internalizada en el pueblo, e incluso que ocurra que la tierra de Israel caiga en dificultades, carestías y necesidades y la calidad de vida de sus habitantes no sea siempre la óptima, siempre permanecerá una alegría vital básica, una alegría que define realmente lo que es la austeridad.

Estos valores pueden solamente presentarse cuando dentro de un grupo humano, las finalidades estén puestas en ideales de tipo espiritual y no material. De tal modo queda claro uno de los versículos de esta parashá que nos encomienda a bendecir agradecidos al Creador por el pan que hemos comido, realzando nuevamente los contenidos sublimes de nuestra buena tierra:

"Comerás y te saciarás y bendecirás al Eterno, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado" (D’varim 8.10)

Resumen de Haftarat Ekev

Ieshaiahu (Isaías) 49:14 - 51:3

Esta semana leeremos la segunda de las siete haftarot de consuelo seleccionadas del libro del profeta Ieshaiahu. En los versículos anteriores del libro del profeta, encontramos recordada la histórica función del pueblo de Israel sobre la tierra. Allí es relatado cómo le fue delegada al pueblo de Israel la función de traer luz y libertad a los pueblos del mundo, para construir un camino de paz entre las naciones, que preparará el terreno para un posterior asentamiento del reino de D'os sobre la tierra.

También Ieshaiahu profetiza acerca del futuro retorno de los hijos de Israel a la tierra de sus antepasados - pues hasta ese momento estarían dispersos por los cuatro rincones del mundo. Cuando ese regreso masivo ocurra, entonces ya no escucharemos más las quejas de la "madre Tzión", que solía decir:

"Dijo Tzión: Me ha abandonado D'os y mi Señor me ha olvidado" (49:14)

De acuerdo con Rabí Abraham Ibn Ezra (1102 - 1167) la "madre Tzión" representa al conjunto del pueblo de Israel que estaba llorando porque sus hijos - los hijos de Israel - estaban lejos de ella, en el exilio; pero la opinión del Radak (Rabí David Kimji, 1160 - 1235) es que la "madre Tzión", más bien hace referencia a la ciudad de Jerusalem (y en más grandes proporciones - a la tierra de Israel), que quedó desolada sin que la mayoría de sus hijos habiten en ella.

Después de que la "madre Tzión" se ha enterado de que sus hijos volverán a su seno, ya no hay más lugar para su vieja queja. Además, D'os no tiene el mismo comportamiento que los seres humanos, puesto que:

¿Puede una mujer olvidar a su bebé dejando de ser misericordiosa con el hijo de su vientre? También estos podrán ser olvidados, mas Yo no te olvidaré" (49:15)

Un ser humano, en situaciones extremas puede llegar a olvidar y abandonar algo que antes había querido mucho, pero D'os no es un ser humano, delante de Él el olvido no tiene lugar.

"He aquí que sobre las palmas (de Mis manos) te he tallado, tus murallas están delante Mío permanentemente" (49:16)

El Rav Mendel Hirsh en su libro "Séder Hahaftarot" nos explica que a través de estas palabras ilustrativas, D'os le quiere mostrar al pueblo de Israel la centralidad que tiene su lugar en la historia del mundo. Hay una diferencia grande entre la palma de una mano y la mano en sí. La mano representa la acción, el poder de obrar, pero la palma de la mano representa la posesión de cosas, pues a través de ella podemos asir distintos elementos. D'os le quiso mostrar al pueblo de Israel que entre todas las posesiones que Él cuida en función de la humanidad toda, nosotros ocupamos el lugar más importante.

Las "murallas de Tzión" representan todos los elementos que D'os nos dió como pueblo para autodefendernos. Esto encierra el aseguramiento de consuelo infinito que recibieron y recibirán todos los que acepten el desafío de cuidar y cumplir la Torá - a pesar de las circunstancias adversas que puedan provocar los distintos tiempos cambiantes. El aseguramiento consiste en que la Torá - el alma de vida de Tzión - jamás será olvidada ni podrá ser malentendida, sino que todo lo contrario, ella será concretizada y todos tendrán conocimiento de ella algún día.

Si prestáramos atención, veríamos lo triste que es la situación del pueblo de Israel respecto de este tema, incluso hasta el día de hoy. Cuán minúsculo es el entendimiento claro de la esencia del judaísmo, incluso entre amplios grupos de judíos y judías con cierto grado de tradición! Si observáramos qué grado de contrariedad y desconfianza por parte de las personas, encuentran delante de ellos quienes tienen el valor de erguirse en favor de la Torá, entonces se aclararía delante de nosotros el completo entendimiento de este aseguramiento. Entonces llegaría hasta nuestros corazones el llamado del profeta - en nombre de D'os - de permanecer inamovibles en nuestras convicciones a pesar de los obstáculos, pues si realmente nos levantaremos como una muralla para defender y proteger a Tzión, estaremos bajo la protección de "los ojos de D'os" - que estarán permanentemente abiertos sobre nosotros.

"Se apresurarán tus hijos (en retornar), (y entonces) tus demoledores y tus destructores, de ti habrán de alejarse" (49:17)

Las palabras "ben" y "bat" ("hijo" e "hija") - de las cuales proviene la palabra "banáij" ("tus hijos") - tienen como raíz las letras "bet", "nun" y "he" (BaNoH), raíz hebrea de la que también proviene el verbo "libnot" que significa "construir". Al hijo se lo llama "ben" pues generalmente los hijos continúan construyendo las acciones que habían empezado a construir sus padres.

Pero lo opuesto de lo constructivo es lo destructivo, y mediante estas palabras - nos explica nuestro autor - D'os le está transmitiendo a la "madre Tzión" un claro mensaje:

"Desde tu punto de vista, la expulsión de tus hijos al exilio, fue una tragedia, pero esto realmente sería como tú dices si ellos realmente fueran tus hijos, es decir, los continuadores de los pensamientos y del camino de vida que sus padres tenían. Pero verdaderamente, ellos hace mucho tiempo han dejado de ser tus hijos. Ellos han despreciado las cosas que tú les has enseñado cuidar; ellos han odiado las cosas que les has enseñado amar. Ellos han destruido lo que tú has deseado erigir, y han estado a favor de lo que tú les has enseñado despreciar. Ellos no fueron tus hijos sino tus peores enemigos, y de ellos es que te has liberado gracias al exilio. El hecho de que ellos se hayan alejado de ti ha sido tu más grande éxito".

Pero además de la interpretación de nuestro autor, que entiende que el versículo habla de dos personas distintas, como diciendo: "Cuando 'tus hijos', es decir tus constructores, se apresuren en retornar, entonces automáticamente 'tus demoledores y tus destructores' se alejarán de ti", a mí me parece que tal vez las palabras del profeta, también se pueden entender como si estuvieran hablando sobre la misma persona: "Cuando 'tus hijos', es decir los judíos que están alejados de la Torá y las mitzvot, se apresuren en retornar a ti y a Mí, reconstruyendo sus acciones, entonces 'tus demoledores y tus destructores' se alejarán de ti, pues ya no habrán en ellos malas acciones, que son las que verdaderamente te destruyen como madre".

Perla de la Parashá Ekev

"Y debes saber que así como un hombre castiga a su hijo, Hashem - Tu D'os - te castiga a ti" (Devarim 8:5).

Rabí Abraham de Slonim comentó:

Un padre castiga a su hijo si ve que se comportó mal. No para que pague por lo que hizo - pues él está exento de castigo - sino para que se someta. Pero cuando el niño acepte la autoridad de su padre, inmediatamente éste se comportará con su hijo con amor.

Y D'os también se comporta así. Él no te castiga para cobrarse por lo que has hecho en el pasado, sino que al igual que un padre con su hijo, para que te comportes como un buen niño. Y si comenzarás a comportarte bien no te castigará nuevamente y se llenará de misericordia por ti.


sábado, 17 de julio de 2010

Parashá Va´etjanan

----------------------------------- Shabat Najamu

Resumen Parashá Va´etjanan

Continuando con su crítica al pueblo, Moshé le recordó cómo rogó a Hashem Su autorización para cruzar el río Iardén (Jordán). Sin embargo, su pedido fue denegado. En cambio, se le acordó que viera la Tierra Prometida desde la cúspide del monte Pisgá, en tanto Iehoshua era designado para hacerse cargo del liderato en Eretz Israel.

Moshé instó al pueblo a observar escrupulosamente las leyes de D-s. De este modo ellos serían reconocidos por otros pueblos como una gran nación y predominarían a pesar de ser poco numerosos. Además, serían auxiliados por el recuerdo de su experiencia al pie del monte Jorev, donde habían escuchado la voz de D-s proclamando los Diez mandamientos. el Señor no se había aparecido bajo ninguna forma ni figura, y esto debería recordarle al pueblo la prohibición de hacer ídolos de cualquier tipo. En caso de que los hijos de Israel desoyesen esta advertencia en el futuro, serían exiliados y dispersados entre las naciones. Sin embargo, y aún si tal cosa ocurriese, su sincero arrepentimiento los haría ganarse la gracia y el perdón divinos.

Moshé declaró, después, a las tres ciudades de Bétzer, Ramot y Golán, al este del Iardén, como arei miklat (ciudade de refugio) para todo aquél que matase a alguien por accidente.

Moisés repitió, entonces, los Diez Mandamientos, la base del pacto de D-s con Israel. el pueblo congregado ante el monte Sinaí se sintió aterrado por los prodigios que había visto y solicitó a Moshé que le hablara en lugar de Hashem.

Moisés formuló, entonces, el Sh´má (el credo judío principal), que afirma la unidad y unicidad de D-s, al que todos deben amar, y Cuyos mandamientos deben ser transmitidos a las generaciones siguientes.

Sus leyes deben ser recordadas permanentemente por medio de un signo colocado en la mano y en la frente (los t´filín o filactelias), e inscripciones colocadas en las jambas de las puertas (mezuzá) de cada casa.

Moshé previno al pueblo que no olvidase al Señor ni siquiera cuando ya estuviese radicado en la Tierra Prometida y lograse un alto grado de prosperidad. Deberían evitar cualquier forma de idolatría, porque ella conduciría, inevitablemente, hacia su destrucción. Las futuras generaciones deberían ser instruídas enlos mandamientos de D-s e informadas de Sus actos prodigiosos cuando liberó a sus ancestros de Egipto. Moshé les previno, además, acerca de los casamientos con paganos, porque ellos conducirían al abandono de Hashem. Israel es un pueblo santo al que D-s demostró Su amor librándolo de la esclavitud, y es su deber corresponderLe por medio de la observancia de Sus preceptos.

¿Cuál es el Secreto?

Vaetjanan el Hashe vaet hai lemor (en aquel tiempo yo le implore a Hazme)

En una de las tantas comunidades de Eretz Israel, vive una numerosa familia, que llama la atención de todos, porque sus hijos se destacan entre todos los niños, ya sea en la escuela o fuera de ella.


Todos ellos son buenísimos, cada uno y uno, de una forma fuera de lo común, a tal punto, que en la comunidad, cuando hablan de un chico muy bueno, ya saben que se están refiriendo a uno de esta familia.


No solo son excelentes estudiantes y se destacan por su concentración y entrega en la Tefilá, sino que además el Irat Shamaim se ve en sus rostros, quienes los conocen, son testigos del trato respetuoso y humilde que tienen con todas las personas.

Tanto se destacaba esta familia por sus cualidades, y tanto se hablaba de ellos, que llegó a oídos de unos Jajamim que vivían en Bene Berak


Uno de ellos, interesado en saber más detalles, se puso en contacto con el Rab de la comunidad, a quien le preguntó hasta que punto eran ciertos los comentarios que habían llegado a ellos.
Este les contestó que si querían conocer cuales eran los meritos de esta familia, les aconsejaba viajar hasta allí, para comprobarlo con sus propios ojos, si así lo hacían él mismo los esperaría en el Bet Hakneset a las 4 de la mañana


Conociendo a este Jajam, quien siempre que hablaba lo hacía con fundamento, decidieron hacer el viaje que develaría el misterio…

Hicieron los arreglos necesarios, y de acuerdo a lo acordado con el Rab, se encontraron con él faltando cinco minutos para las cuatro de la mañana. Lo siguieron por las escaleras hasta llegar al piso superior, y se acomodaron en el palco de damas, desde donde se podía observar todo lo que pasaba en el sector de los caballeros.


Exactamente a las cuatro de la mañana, se abre la puerta y entra el padre de la familia al lugar.

Era este un abrej que dedicaba todo el día al estudio de la Torá.

Sin imaginarse que lo estaban observando, abrió la puerta del cuarto de limpieza, sacó la escoba y el trapeador… los baldes, trapos, etc.… se remangó, llenó el balde con agua de la canilla, le agregó los productos de limpieza… y se dispuso a comenzar con su diaria tarea de limpiar los pisos.
Limpiaba a conciencia, sin descuidar ningún rincón… ninguna pelusa era pasada por alto… ninguna telaraña se le resistía… comenzó con el pasillo, y siguió con el Bet Hakneset.

- Esta visión nos iluminó los ojos, no podíamos creer lo que veíamos…- Contó luego uno de los presentes
Más aun, luego que el Rab les explicara que esto mismo lo hacía todas las noches. Esta persona asistía al primer minian, pero venia unas horas antes para limpiar, y lo hacia minuciosamente en cada lugar y cada rincón, y quienes llegaban por la mañana a la Tefilá encontraban todo impecable, sin saber quien había hecho semejante trabajo.

- Cuantas veces entramos al Bet Hakneset y lo encontramos no tan limpio, y no le damos importancia, ni siquiera nos fijamos…, por eso una persona que muestra interés por limpiar la casa de Hashem como si fuera la propia, Hashem considera que esta es su casa, y la de sus hijos- reflexionó otro de los asistentes a la reunión.
Pero esto no fue todo…

Apenas terminó de limpiar los pisos, siguió con las bibliotecas, los estantes, hasta llegar a los Sidurim… a esta altura ya caían lágrimas de sus ojos.


Después de recitar una cuantas estrofas de Tehilim, comenzó a hacer una conmovedora Tefilá a Hashem con sus palabras.


-Por favor, Papá de los Cielos!, por favor Papá, ayuda a Jaimke, que se le cure pronto el resfrío, que siempre conserve el interés por el estudio de la Torá, que no tenga ningún impedimento, que se siente y estudie con alegría…, dale fuerza a Moishi, que crezca sano y con fuerza, que el estudio de la Torá le sea fácil y dulce, ayuda a Shloimi a dominar su temperamento, tu sabes como él se esfuerza… y Iehuda… ahh! Iehuda, que siempre conserve su alegría, con la que nos contagia a todos- Y así siguió nombrando a cada hijo y cada hija, pidiendo por cada uno a Hakadosh Baruj Hu con la Tefilá que salía de su corazón.

Era muy emocionante escucharlo. Durante cuarenta minutos le pidió a Hashem que le diera a sus hijos alegría para estudiar Torá, quienes estaban parados allí, escuchaban conmovidos como este padre recordaba y nombraba a cada uno de sus hijos.
Los Rabanim que escuchaban los ruegos de este padre, no podían contener la emoción, y no les quedó ninguna duda de cual era el mérito de esta familia.

Leemos al Rab Nissin Iaguen: Cuan importante es que cada Iehudí dedique cada día unos cuantos minutos para hablar con Hakadosh Baruj Hu. No hacer Tefilá, sino hablar con El, como si estuviéramos hablando con un amigo… Nosotros no tenemos idea, no nos podemos imaginar cuanto Hakadosh Baruj Hu está esperando una palabra nuestra. Tenemos que aprender a hablar con Hashem: "Papá, te necesito", no tener vergüenza, porque El es nuestro papá… El Papá Piadoso.

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Esta es la historia de una persona que siempre se esforzaba por cumplir la Halajá de hacer Tefilá con minian.


Nunca en su vida se había perdido de hacer una Tefilá con minian.

Un día sucedió, que se recostó para hacer un breve descanso, e inexplicablemente, se quedó dormido… cuando se despertó, al mirar la hora y comprobar que eran las dos de la madrugada, de un solo salto, en segundos, estuvo en la calle, no había hecho Arbit


Paró un taxi, y le pidió que lo llevara rápidamente, sin pérdida de tiempo, hasta el Kotel, con la esperanza de encontrar allí un minian… Pero no había nadie… ¿Qué hacer?

En Eretz Israel, hay muchos Bate Kenesiot, llamados Shtiblaj, donde acude mucha gente y se forma un Minian tras otro hasta altas horas de la noche.


Sin perder tiempo, se dirigió a uno de ellos, llamado Sijron Moishe, pensando que quizás allí encontraría un minian.


Al entrar, miró ansioso hacia todos lados, pero la única persona que quedaba era el señor de la limpieza. Aunque ya sabía cual sería la respuesta le preguntó de todas formas: - ¿No hay minian ahora?


-Y… no, ya es tarde, a esta hora no hay nadie.

Desesperado corrió hacia la calle, con la idea de parar a quienes pasaran para pedirles que entraran a completar minian… pero no había nadie, a esa hora estaban todos durmiendo…
Pensaba y pensaba… ¿Qué podía hacer?...


Parado en el medio de la calle, con el corazón oprimido, rogaba a Hashem que lo ayudara…
Mientras estaba absorto en sus pensamientos, pasó un taxi frente a sus ojos. ¡¡Se le ocurrió una idea!! Corrió al teléfono más cercano, tomó una guía telefónica, y buscó una agencia de taxis…


-Agencia de Taxis, buenas noches…


-Buenas noches, necesito que me envíe nueve taxis a esta dirección…, pero tenga en cuenta que todos los conductores deben ser judíos.


Le dio la dirección del Bet Hakneset, y una vez confirmada la reserva, se dirigió hacia allí a esperar que llegaran.

Pronto, comenzaron a llegar uno tras otro, los nueve taxis, sus conductores preguntaron por los pasajeros…el Iehudi los invitó a pasar al interior del Bet Hakneset, una vez allí comenzó a explicarles el motivo de su llamado, tratando de convencerlos de lo importante que era para él cumplir con la Mitzvá de hacer Tefilá con Minian, nunca en su vida se había perdido esa mitzvá, y ahora, había surgido un contratiempo, se había quedado dormido… pero él estaba dispuesto a pagar lo que fuera necesario para remediar esta situación, les explicó fervorosamente como se abren las puertas del Cielo cuando se unen diez hombres para orar al Creador, y como sus ruegos llegan directamente al Trono Celestial…


Concluyendo, les dijo: -Pongan en funcionamiento sus relojes… Yo les voy a abonar lo que marquen los relojes…


-Mire que le va a salir muy caro.


-No importa, ya les dije que estoy dispuesto a pagarlo.- Los taxistas se encogieron de hombros, si él estaba dispuesto a pagarles, no veían motivo alguno para negarse.

Entraron al Bet Hakneset, y comenzaron con la Tefilá, la fuerza y la emoción que ponía esta persona en cada palabra, sumadas a la explicación que les había transmitido con tanta convicción, y con tanto ímpetu, terminaron por conmover a los taxistas.

Finalizó la Tefilá con mucha emoción, agradeciendo a Hakadosh Baruj Hu, todas las bondades que le prodigaba.


Cumpliendo con su compromiso, se acercó a uno de los taxistas para pagarle su deuda, pero este se negó a recibir el pago, con sus palabras había llegado a su corazón, y con su actitud lo había conmovido, solo un Tzadik podía sacrificarse tanto por una Mitzvá.


Este taxista se encargó de convencer a cada uno de sus compañeros, haciéndoles ver que no podían cobrarle a una persona de tal categoría, tan especial… Y así, con cada uno y uno, finalmente ninguno de ellos aceptó recibir el pago…

Dijeron nuestros Jajamim: Moshe hizo 515 Tefilot, el mismo valor numérico de la palabra Vaetjanan (implorar), para que Hakadosh Baruj Hu le conteste…
Imagínense ustedes: 515 Tefilot - no nuestras Tefilot - Tefilot de Moshe Rabenu - ¿Y para qué? Para que Hashem le permita entrar a la tierra de Israel.

El Gaon de Vilna escribe en su libro Aderet Eliahu: Moshe Rabenu hizo 515 Tefilot diferentes, cada una era distinta a la otra, con otra emoción, otro ruego, otro sentimiento…


De todas las Tefilot que hacemos en nuestra vida, ninguna debe ser igual a la otra, no deber ser algo mecánico y monótono, sino que es necesario que se diga con emoción renovada, y cuando de nuestra boca salen las palabras con la intención del corazón, baja abundancia del Shamaim, los Portones se abren y ayudan a la persona a pensar pensamientos correctos en la Tefilá.


Aprendamos de Moshe, que hizo Tefilá una y otra vez, sin perder la esperanza.

Rab Iehuda Ades nos dio un buen consejo, que puede sernos provechoso para nuestra Tefilá:
Dice la Halajá, que cuando uno hace Tefilá, debe poner en su mente que está frente a Hashem. ¿Cómo podemos realmente sentirlo, ya que no lo vemos? Recordemos algún jesed (favor) que nos haya hecho, y podremos sentir, entonces, que verdaderamente estamos frente a El.

Sedienta esta mi Alma:El esfuerzo de estudiar Tora

Extraído de Sedienta está mi alma de Ti

El Talmud, en el tratado Nidá (folio 30b) afirma: "Cuando el bebé está en el seno materno un ángel le inculca y enseña toda la Torá", el Gaón Eliahu z"l de Vilna explica: "Antes de nacer el mismo ángel golpea los labios del pequeño y provoca una amnesia total que deriva en un olvido de todo lo estudiado" [4]. Un aparente contrasentido, pero, como afirma el Rab Iehudá Leib Jasman z"l: "Existe una necesidad de dicha acción corporal en el seno maternal donde todo es espiritual, intelectualmente es muy difícil de entenderlo por eso era necesario el olvido, insertar la contraparte que redefine el concepto de acción; el estudio de la Torá no alcanza como finalidad, todo lo que uno estudia es para aplicarlo, como dice el rezo: "Padre, pon en nuestro corazón entendimiento para comprender y discernir, para percibir, aprender y enseñar, para cuidar, practicar y cumplir todas las enseñanzas implícitas en Tu Torá con amor".

"Cumplir" es el símbolo paradigmático de la acción que proviene de la energía transmitida por la madre, ella estaba en potencia… pero allí estaba, y por eso esa necesidad de enseñarla en dicho lugar, el alma podía haber sido instruida antes de ser ubicada en el vientre materno, pero se hubiese ocurrido eso le faltaría algo... esa energía".

Sobre la bendición mencionada anteriormente el Rab Moshé Alshij z"l explica: "todas las almas presenciaron el trascendental acontecimiento de la entrega de la Torá en el monte del Sinái [5], cada persona captó al Creador con su intelecto, por lo tanto la sensación fue individual, así también su "porción" de Torá recibida posee esa individualidad.

En ese hecho donde se marca una diferencia intelectual entre cada integrante del pueblo ¡todos percibieron ese trascendental episodio! Pues todo fue un "regalo" del Eterno", y esa misma explicación es aplicable a lo dicho por el Talmud, en el tratado Meguilá (folio 6b): "Te esforzaste, encontraste", el término "encontraste" hace alusión a un hecho casual, aunque exista un esfuerzo, una entrega total por parte del ser humano, pero hay que saber que todo es "un obsequio" del Todopoderoso [6]. Así también respecto del bebé, su estudio en este mundo está incluido en el parámetro del "encontraste", como explica el Gaón Eliahu z"l de Vilna: "recuperó lo sabido", pero… ¿por qué así?

La esencia de todo consiste en saber que "todo es un regalo", recuperar lo olvidado; sin una base, aunque sea mínima, sería imposible comprender la Sabiduría Divina pues nuestro intelecto no está preparado para esa tarea, pero sin el "te esforzaste" sería imposible llegar al "encontraste", sin la acción de estudiar es imposible que el Creador abra la mente de la persona y ésta pueda recordar lo sabido.

Y a este concepto se puede añadir lo que explica el Rab Shlomó Volve Shlit"a [7]: "Existen dos elementos que definen cada acto de la vida: La construcción y el florecimiento. El primero constituye la dedicación, el esfuerzo. El segundo "un regalo" del Creador". Uno sin el otro no puede existir, pues aunque alguien concrete el "te esforzaste" necesita de la anuencia del Cielo para que ello ocurra, necesita el "encontraste" producto de la sabiduría Divina.

Y por eso el Midrash mencionado anteriormente (Tanjumá Ekev 6) afirma: "Todo el que estudia Torá y no cumple con lo escrito en ella, mejor hubiese sido que nunca viese la luz del mundo", allí, en el vientre materno, hacia lo mismo que en este mundo: estudiar sin concretar en la práctica ¿para qué salir? Este mundo encierra la demostración del potencial que la persona posee, es el lugar donde surge el: "te esforzarse", para plasmar el: "...cuidarás y las harás...". Y esa constituye la esencia de la máxima citada por el Pirkei Avot (6:4): "Éste es el camino para el estudio de la Torá: Pan con sal comerá y agua racionada beberás, y sobre el suelo dormirás, y vivirás una vida con sufrimientos y en la Torá te esforzarás".

El Rab Iehudá Leib z"l de Gur, el Sfat Emet, declara: "La ración justa es el requisito para adquirir la Torá, quien estudia verdaderamente no debe preocuparse ni ocuparse ni siquiera por sus necesidades mínimas", pues como exhorta el Talmud, en el tratado Berajot (folio 33b): "Todo (proviene del) cielo salvo el temor al Cielo"; y asimismo el Rab Itzjak Meir z"l, el Jidushei Harim, contaba de su santo maestro el Rab Iaacob Itzjak z"l de la cuidad de Pshisja, conocido como el Iehudí HaKadosh, quien cuando tenía hambre comía todo lo que le presentaba sin saber lo que consumía, todo lo hacía con un fin: al llegar el momento del estudio o del rezo todo su pensamiento estaría dedicado a dichos preceptos, esa convicción de que nada existe fuera de lo escrito en el libro que está frente a sus ojos, todo el mundo es como una gran ruina que no trasciende a su interés.

4-Así dicho acto se explica por qué los bebes poseen una "fisura" del labio o la nariz, es allí donde golpea el ángel, y si la persona preguntase: Para los gentiles ¿existe la misma enseñanza en el vientre materno? ¡Si ellos no están obligados al estudio de la Torá! se puede responder de dos maneras: Por un lado ¡Sí! Ellos están obligados deben cumplir con los siete Preceptos universales, por lo tanto es necesario que un ángel también les enseñe. O se podría contestar por otro sendero totalmente opuesto: ellos fueron creados así intencionalmente, para que no exista una notoria diferencia corporal pues si fuese así desaparecería el libre albedrío, ¿quién dudaría de su función? Pero la pregunta más sorprendente es... ¿para qué y qué beneficio existió en enseñar toda la Torá para que luego sea olvidada? ¡Que no se enseñe nada!...

5- Como afirma el Midrash (Shemot Rabá 28:6).


6- El versículo dice: "…Y tú ordenarás a los hijos de Israel que traigan aceite de oliva puro…" (Shemot 27:20), el Rab Iehudá Leib z"l de Gur, el Sfat Emet, expresa: "Por intermedio del la orden del Creador es posible cumplir los Mandamientos Divinos, incluso que la realidad demuestra un hecho distinto, que es el judío quien permite que los Mandamientos existan, ello constituye un error por parte del observador, en realidad la existencia del judío se debe a que él cumple con los Mandamientos Divinos".

Como comentan sobre un judío que no cumplía ningún precepto y se jactaba de ello y preguntaba sarcásticamente: "Si es verdad que ningún judío puede vivir si es que no cumple algún precepto… ¿cómo puede ser que yo esté vivo?" El Rab de su cuidad le contestó: "Verdaderamente estás cumpliendo con un precepto… ¡Tienes hecho el Brit Milá -la circuncisión-!" El irreverente respondió: "Yo no deseé ese precepto, ¡no quiero tener nada que ver con él!". El Rab le preguntó: "¿Me vendes el pago en el mundo venidero por ese precepto?".

"¡Seguro que sí! ¿para qué lo quiero?". En ese preciso instante el descreído murió, era ese precepto quien lo mantenía vivo. El Rab Itzjak Meir z"l, el Jidushei Harim, dice: "las bendiciones que pronunciamos diariamente encierran ese mismo concepto, decimos: "Bendito eres Tú, Señor, Rey del universo que nos has santificado con Tus Mandamientos y nos has ordenado lo concerniente al precepto…", por intermedio de la fuerza dada por la orden Divina nosotros podemos cumplir con Su Voluntad".


7-En su obra Zeriá UBiniam BeJinuj.

Resumen de Haftarat Va´etjanan

El midrash recuerda que hay siete clases de consuelo, y compara al exilio del pueblo de Israel entre los pueblos del mundo, con un rey que fue tomado prisionero junto con sus hijos, sus yernos y todo su pueblo, quedando la reina sola por muchos años. Después de algún tiempo le informaron a la reina que ellos retornarían, y de esta manera, la reina obtuvo consuelo de su sufrimiento.

¿Quién es la reina? La reina es Jerusalem que será notificada prontamente - con la ayuda de Elohim - de que la Divinidad será "liberada", así como también el pueblo de Israel, y esto representa siete consuelos: el retorno de los hijos, las hijas, las nueras, los yernos, sus hermanos, sus hermanas, y finalmente el retorno del rey, es decir del Rey de Reyes.

Este shabat es conocido como el shabat najamú ("consuelen"), puesto que con esta palabra comienza la haftará de nuestra semana:

"Consuelen, consuelen a Mi pueblo! ha dicho vuestro Elohim. Hablen al corazón de Jerusalem y díganle a ella que se ha completado su tiempo (de exilio), que ha sido perdonado su pecado…" (40:1-2)

Aquí el profeta Ieshaiahu le dice al pueblo de Israel que Elohim ha ordenado a todos los profetas que consuelen al pueblo de Israel y lo reconforten, así como también a la ciudad de Jerusalem.

Y esto es lo que quiso expresarnos el profeta Ieshaiahu al decir: "¡Consuelen, consuelen a Mi pueblo!". Él quiso decirnos que nosotros deberíamos consolarnos incluso sólo con la noticia de que Elohim le ha ordenado a él que venga a consolarnos, para que sepamos que nunca más volveremos a ver a los que se ríen de nuestra situación actual, que contradice nuestra esperanza.

Perla de la Parashá Va´etjanan

"No agreguen a lo que Yo les ordeno a ustedes y tampoco sustraigan de eso…" (Devarim 4:2).

Este versículo está dicho respecto de las personas que quieren adaptar la Torá a su idea de vida y no están dispuestos a adaptar su vida a la idea de la Torá.

Y así decía Rabí Israel Meir Hacohen, el Jafetz Jaim:

Estas personas, incluso si su intención es buena, se asemejan a alguien que toma mercadería de la tienda y la tira al río. Todos los que observan a ese hombre piensan que se volvió loco, y yo todavía estoy en duda si está loco o no. Pero una cosa tengo clara y es que ese hombre que está tirando la mercadería al río no es el dueño del negocio y la mercadería no es suya.

Asimismo, quien renuncia incluso a una sola palabra de la Torá - o a una sola letra de ella - está atestiguando mediante su acción que la "mercadería" no le pertenece.

lunes, 12 de julio de 2010

Parashá D´varim

----------------------------------- Shabat Jazón

Resumen Parashá D´varim

La amonestación indirecta.

"En el desierto, en la planicie, frente al mar de las cañas..." (D’varim 1.1)

En este shabat comenzamos la lectura del quinto libro de la Torá, llamado por boca de todos "Devarim" y conocido también como "Mishné Torá" o sea la repetición de la Torá, debido al hecho que se repasan los temas ya enseñados en los otros libros y también se recuerdan los hechos principales que rodearon el viaje de Israel en el desierto.

Giran los acontecimiento sobre un punto relevante, será este libro una especie de despedida que el gran líder del pueblo, Moshé, hará algunos días antes de morir, razón por la cual este libro representa un gran sello que identifica los conceptos mayores que relacionan a Moshé con Israel en tanto el profeta de Hashem.

Un camino muy extenso ha recorrido el líder del pueblo de Israel, Moshé, nuestro maestro, desde los días aquellos que Hashem se dirigió a él con la finalidad de una misión trascendente y Moshé le replicó: "No soy un hombre de palabras..." (Shemot 4.10) hasta el momento este en que se para frente a todo su pueblo y "Estas son las palabras que habló..." (Devarim 1.1) este hombre de "pocas palabras" a todos ellos. Este camino comienza en el abismo cultural y espiritual de Egipto y culmina en las alturas del Sinaí, la entrega de la Torá, abarca un cambia fundamental desde la esclavitud y el periplo en el desierto hasta las conquistas y batallas en los territorios de la Jordania, frente a la tierra de promisión.

"Las palabras que habló" fluyen de su boca, palabras enérgicas y educativas, consoladoras y profundas. En estos momentos de separación, el pasado entero se presenta entre alusiones y recuerdos punzantes, este es el momento de hacer una reflexión interna colectiva, de analizar los logros y los fracasos; no existe momento mejor que este para reforzar la fe de este pueblo y de enraizar en ellos los programas futuros, aquellos que serán los contenidos principales del período de conquista y asentamiento en la tierra de Israel.

También vio Moshé el momento propicio para repasar el sistema completo de los preceptos como tratado monolítico de comportamiento general, y de advertir sobre cualquier posible desviación de los mismos y las consecuencias fatales que conllevan el alejamiento del camino de Hashem: la destrucción y el exilio.

Este es un resumen del libro que termina con la muerte del siervo de Hashem, Moshé, en el monte Nevó.

Este libro desde la perspectiva de su contenido, se divide en tres partes:

1. La primera parte, incluye en su interior un discurso de amonestación moral al pueblo, reprochándole los pecados y los reclamos hechos por ellos en el desierto. Del mismo modo se encuentran pensamientos generales sobre el mundo, el pueblo y la historia, y sobre la tierra de Israel. Esta sección va desde el principio de nuestra parashá hasta el final del capítulo cuatro.

2. La segunda parte, su finalidad principal es volver sobre los preceptos de la Torá que en ciertos casos reciben también explicación y motivo. También los preceptos no encomendados en los libros anteriores se los menciona aquí. Esta parte abarca desde el capítulo quinto hasta el octavo.

3. La tercera parte, corresponde a un "tratado" muy especial, las bendiciones y las maldiciones que son como una espada de doble filo sobre la cabeza de Israel; estos temas que representan las advertencias más palpantes de la Torá ocupan los últimos capítulos de este libro.

Si reflexionamos en la forma que cada una de estas partes comienza veremos relaciones de contenido y de estructura con el resto de los libros del Pentateuco. La primera parte, comienza con la siguiente oración: "Estas son las palabras..." (Devarim 1.1) del mismo modo que comienza el libro de Shemot, "Estos son los nombres de los hijos de Israel..." (Shemot 1.1).

La parte relativa a los preceptos comienza. "Y llamó Moshé a todo el pueblo..." (Devarim 5.1) paralelo a la forma que comienza el libro de Vaikrá "Y llamó a Moshé..." (Vaikrá 1.1). Así también la tercera parte empieza. "Y habló Moshé y los cohanim..." (Devarim 27.9) y esta es como el comienzo del libro Bemidvar: "Y habló Hashem a Moshé" (Demidvar 1.1).

Esto último nos viene a enseñar que en el libro Devarim está resumida toda la historia de Israel como pueblo. Esta historia recibió especial atención en los libros previos, Shemot, Vaikrá, Bemidvar, mientras que en este nuevo libro reciben los hechos del pasado una dimensión distinta, un anhelo y una concentración tal que serán para siempre recordadas por el pueblo y sus líderes.

Si analizamos el primer momento de la historia de Israel nos encontraremos ante aspectos diferentes del pueblo de Israel y reciben una pureza que no se pierde jamás. Veremos en los versículos que desde un principio la capacidad de entender fue una cualidad del pueblo y por este motivo Moshé, en momentos de amonestación, dirige sus acusaciones de manera encubierta, aludiendo a un gran número de circunstancias que se amalgaman con pensamientos e ideas que se concretan.

Así, por ejemplo, en las planicies de Moav se reunió todo el pueblo para escuchar las palabras últimas de este gran líder. Este discurso se trasformó en una especie de diálogo íntimo; desde el corazón del líder del pueblo, hasta cada uno y uno de los miembros del campamento.

En esta larga conversación reveló Moshé mucho de lo que sucede dentro de si mismo, los obstáculos con los que se tropezó y finalmente los pensamientos que ocuparon su atención pocos días antes que su alma se separaré del cuerpo, una serie de asociaciones se presentan en los versículos que aluden a circunstancias mayores y pasadas. Las dificultades con las cuales se tropezó en la conducción del pueblo, quedan claras cuando se declara:

"Como llevaré solo sus molestias, sus cargas y sus discusiones..." (Devarim 1.12)

Las esperanzas de Moshé se distinguen en los pasajes que, después del decreto de no dejarlo ingresar a la tierra prometida; a pesar de todo levemente una sensación que todavía puede ser que amerite ingresar a la tierra percibimos del siguiente pasaje:

"También en contra mía se enojó Dios por causa de ustedes, diciendo... no ingresarás allí" (ibíd. 17).

Pero sobre todo mensaje encubierto, sobresalen las amonestaciones que Moshé expresa frente al pueblo de Israel, en este tema se vale el gran líder de una serie de lugares geográficos que son alusiones a circunstancias de gran contenido espiritual e histórico y así en cada uno de los lugares mencionados está presente un mensaje profundo, un mensaje que se constituye como tal solamente cuando fuera necesario ocuparlo como se declara:

"Estas son las palabras que habló Moshé a todo Israel, al otro lado del Jordán; en el desierto, en la planicie frente al Mar de las cañas, entre Parán y Tofel y Laván, en las explanadas y en los patios del oro"(Devarim 1.1)

Un ejemplo de las asociaciones que traen los nombres geográfico de nuestra parashá está en el hecho que la palabra oro que se encuentra casi al final del versículo, se relacionará con el pecado del becerro de oro, a causa de la multitud de oro que tenían, es decir no es relevante si dentro del versículo hace referencia la palabra en especial a un lugar geográfico conocido, sino el "ruido" que causa el hecho de mencionar el término "oro"; el oro aquí se relaciona con ese otro oro allá. Estas son las palabras de Mosj0nhé, esta es su forma de amonestar.

Resumen de Haftarat D´varim

Yeshayahu 1:1-27

Esta es la última haftará de las “Tres de Aflicción”, y se lee siempre el Shabat antes de Tishá be Av.

El Nueve de Av no fue siempre un día de tragedia. Durante los días del Segundo Templo, se convirtió en un día de gran alegría en el que se celebraba la reconstrucción del Beit ha Mikdash. Cuando el Segundo Templo fue destruido, Tishá be Av recobró su antigua tristeza.

Cada generación en la que no se reconstruye el Templo Sagrado, es como si ella misma lo hubiese destruido. El Profeta Yeshayahu se lamenta, no por la destrucción del Templo, sino por todos los males que acarreó dicha destrucción. Porque no basta con que lloremos por lo que alguna vez fue. Debemos ser conscientes de que tenemos el poder de traer la Redención y la reconstrucción del Beit HaMikdash. Y debemos aprovechar este momento de duelo nacional para analizar nuestros errores y corregirlos.

Perla de la Parashá D´varim

"Estas son las palabras que habló Moshé a todo Israel…" (Devarim 1:1).

El comentarista Rashí nos enseña que mediante estas palabras, Moshé quería reprender al pueblo por todas las veces que se revelaron en contra de D'os, pero la Torá no escribió esas reprimendas en forma clara por el honor del pueblo de Israel.

Comentó un vez el Rav Itzjak Meir de Gur: Moshé Rabenu poseía la fuerza de reprender a toda su generación y también a todas las generaciones siguientes, y es por eso que dice el versículo que Moshé le habló a todo Israel.

Aquella generación no tomó parte activa en el pecado - pues Moshé estaba reprendiendo a los hijos, mas los que habían pecado fueron los padres. A pesar de eso Moshé los reprendió, y mediante sus palabras ellos sintieron como que tenían algo de los pecados de sus padres.

Esto nos viene a enseñar que toda persona, en toda generación, si tan sólo investigara y observara sus acciones seguro que encontraría en su alma un poco - o algo más que un poco - de los pecados que cometió la generación del desierto, y debe arrepentirse por ellos.

domingo, 4 de julio de 2010

Parashá Matot – Mase´i

Resumen Parashá Matot – Mase´i

Las parashiot Matot-Masé junto con la primera parashá del libro Devarim, es decir parashat Devarim, siempre suelen recaer en los sábados intermedios entre el ayuno del diecisiete de Tamuz, que recordamos el pecado del becerro de oro que llevó a la ruptura de las primeras tablas, y el ayuno del nueve de Av, cuando se recuerda la destrucción de los Templos.

Estas fechas encierran un período denominado "Ben Hametzarim", es decir: "entre dos penurias", siguiendo lo declarado en el versículo: "Todos sus perseguidores la han atrapado entre dos penurias" (Ejá 1.3), que representa dentro de la visión de mundo del judaísmo un período de tiempo de mucha dificultad porque las tragedias históricas del pueblo judío se han concentrado precisamente en estas fechas, y por lo tanto las secciones de la Torá que se leen en ellas presentan un significado trascendental para entender el contexto de la historia de Israel.

Desde un punto de vista halájico, incluyendo también un vistazo sobre la sección Devarim, podemos resumir que la parashá Matot contiene el precepto de anular los votos o promesas que una mujer casada ha hecho y el precepto de no profanar las palabras declaradas por una persona y la necesidad de cumplirlas; mientras por otro lado los preceptos de la sección Masé pueden agruparse en temas como las ciudades de refugio, no asesinar a sospechosos que deben o están siendo juzgado, y las reglas referentes a la forma de juzgar a los sospechosos de asesinato, en especial la prohibición de cambiar las penas de muerte por rescates de tipo monetario.

La sección Devarim contiene también prescripciones varias sobre la aplicación de los juicios sobre el pueblo, así se nos advierte de no tomar como juez a una persona que no sea experto en las leyes de la Torá, aunque si lo sea en otras sabidurías, y la advertencia general de no temer aplicar justicia según las leyes de la Torá y no amedrentarse delante de ningún hombre aunque sea fuerte físicamente.

Todos los preceptos que se incluyen en estas secciones de la Torá, se pueden dividir en tres grupos que expresan la completitud de la conducta humana, cuando esta conducta es reflejo de las ideas trascendentales de lo espiritual, así algunas se incluyen en (a) la completitud del alma, otras en (b) la completitud del cuerpo y otras en (c) la completitud de los bienes materiales.

Estos tres grupos se distinguen en el conocido versículo: "amarás al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus bienes"; de tal modo "con todo tu corazón" se refiere a la vida física del cuerpo, "con toda tu alma" expresa las realidades espirituales del comportamiento humano y "con todos tus bienes" como se entiende simplemente nos compromete a servir a Hashem con todo lo material que poseamos. Bajo estos aspectos analizaremos las secciones de la Torá de nuestra semana para resaltar los puntos espirituales que conforman nuestra realidad cotidiana.

Explica el autor de Shné Lujot Habrit (Segunda parte, pag. 76b), también conocido como Shlá Hakadosh, que estas secciones de la Torá que se leen entre los dos ayunos antes mencionados, expresan en sus contenidos las tres dimensiones de los grupos anteriores, así Matot contiene en si una relación con el alma, Masé con el cuerpo y Devarim con los bienes materiales. En nuestro artículo explicaremos los dos primeros que se relacionan con las secciones que se leerán en este shabat.

Matot habla del alma. Así vemos que las promesas que la persona está obligada a cumplir, o que pueden ser anuladas por autoridades expertas en estos temas, se refieren directamente al alma, ya que la capacidad de hablar es una fuerza intelectual que poseemos los seres humanos que procede del alma.

La expresión del habla externa, es decir el lenguaje, es un aspecto que proviene de un lenguaje interno más profundo, esto es lo que distingue a una persona de otro ser vivo y se denomina al ser humano por este motivo el "hablante"; en el resto de los seres vivo existen posibilidades de comunicación e incluso bastante complejas, sin embargo es solo una posibilidad externa que expresa en la mayoría de los animales un sentido instintivo de grupo, mantenimiento, reproducción, etc.

Mientras que entre los seres que llamamos "hablantes" estos mismos mensajes están llenos de contenidos profundos, allí vemos lo humano en esencia, es decir en la comunicación como instrumento del pensamiento, así cuando el texto del libro Bereshit dice que el hombre, cuando Hashem le insufló su espíritu, se transformó en un alma viviente, el traductor arameo vierte "alma viviente" por "un espíritu que habla"; es decir hay una identificación fundamental de lo esencialmente humano con la capacidad de hablar . Por este motivo es de suma importancia que la persona no profane lo que dijo y que cumpla con cuidado y precisión todo lo que ha dicho:

"No profanará su palabra, según todo lo que saque de su boca hará" (Bemidvar 30.3)

Sabemos según las enseñanzas de los maestros de la Torá que la forma física del ser humano representa una imagen de realidades superiores espirituales, así cada miembro de nuestro cuerpo tiene un significado y finalidad espiritual; de tal modo la boca ha sido creada para alabar al Creador, para expresar su sabiduría y comunicarnos con Él por medio de las plegarias, como se declara:

"La alabanza de Hashem hablará mi boca, y bendecirá cada hombre su sagrado Nombre para siempre" (Tehilim 145.21)

Masé habla del cuerpo. El cuerpo es el estuche del alma y fue hecho también a imagen del Creador, por lo tanto cuando alguien asesina a una persona de Israel, del mismo modo que él hizo así se le hará, ya que separó el alma del cuerpo y siendo que el hombre ha sido creado a imagen del Creador, es como si hubiera separado en el mundo superior la vida del alma del cuerpo espiritual, de tal modo para el asesinado no hay descanso porque tal separación ha ocurrido antes de tiempo.

El descanso de un alma que ha sido separada de su cuerpo solo se encontrará cuando el asesino, después de arrepentirse reciba su expiación por medio de las penas capitales que fijó para el caso la Torá.

Hay varios otros caminos por medio de los cuales un alma que ha sido separada de su cuerpo antes de tiempo encuentra reposo, entre los conceptos que sobre este punto nos enseña la Torá en esta parashá está el hecho que si alguien mata a otra persona sin intención, debe retirarse a una ciudad de refugio, donde deberá permanecer debido a que los parientes del muerto podrían buscarlo para vengarse de él, por este motivo, la Torá le permitió al asesino sin intención permanecer en esta ciudad donde estará protegido de la inminente venganza, porque los parientes del muerto no tienen permiso de ingresar a ella.

Según las diversas leyes que este tema presenta, una de las posibilidades que el alma del muerto encuentre descanso ocurre cuando el Kohén Gadol que haya en aquellos días fallece, en tal caso el refugiado en la ciudad puede ya salir de ella libremente, debido a que la muerte del Kohén ha hecho reposar y ha traído a un nuevo equilibrio, el cual se había roto por el hecho luctuoso de una muerte imprevista.

La relación entre el Kohén y esta muerta se establece, según como nos han enseñado los maestros, debido a que las relaciones sociales dentro del pueblo y las múltiples situaciones que concretan las realidades humanas dependen del nivel espiritual de aquellos que dirigen los destinos de Israel, siendo el Kohén Gadol el representante de la espiritualidad dentro del pueblo de Israel, un hecho luctuoso como este asesinato es consecuencia de una descenso en su nivel espiritual, por lo tanto indirectamente es responsable, así su fallecimiento ordenará nuevamente aquello que se desestabilizó.

El Shlá Hakadosh declara además que la lectura de estas secciones y los contenidos de sus temas son precisamente los apropiados para el período histórico que contemplan, pues Israel no pudieron superar los pecados que llevan a la destrucción de estas tres dimensiones, el alma, el cuerpo y lo bienes materiales, y así expresa el maestro:

"Estas tres cosas sacaron a Israel de su tierra, y causaron la muerte de muchos y los que sobrevivieron fueron dispersos en muchos y crueles exilios. Un gran pecado pecó Yerushaliam en estas tres dimensiones: el alma, el cuerpo y los bienes materiales, como lo declaran nuestros maestros: el primer Templo fue destruido por tres pecados, por idolatría, por prostitución y por asesinato. Y desde la destrucción de este primer Templo no lograron corregir estos pecados tampoco durante el segundo Templo... He aquí el pecado de idolatría depende del alma, de manera tal de no pensar que existe ninguna otra divinidad sino Hashem, la prostitución depende del cuerpo porque no existe ningún pecado que el hombre haga que sienta que está presente todo su cuerpo como este; y el asesinato en gran cantidad de casos es consecuencia de la envidia y codicia de los bienes del otro".

Como bien lo dejan ver estas palabras la posibilidad de corregir estas tres dimensiones es un empuje a la reconstrucción de nuestro Templo y a la llegada de la completitud de nuestra realidad.

Resumen de Haftarat Matot – Mase´i

Irmiahu 2:4-28, 3:4, 4:1-2 (sefaraditas)

Esta semana leeremos la segunda de las tres haftarot de desgracia que son leídas entre el ayuno del 17 de Tamuz y el 9 de Av, y en ella encontramos nuevamente duras palabras de reprimenda que el profeta Irmiahu le transmite al pueblo de Israel en nombre de D'os.

"Escuchen la palabra de D'os, Casa de Iaacov, y todas las familias de la Casa de Israel. Así ha dicho D'os: ¿Qué iniquidad han encontrado en Mí vuestros padres, que se han alejado de Mí, yéndose detrás de lo vano, vanalizándose?" (2:4-5).

Al comienzo mismo de la haftará vemos cuál es el motivo de esta reprimenda de Irmiahu. El pueblo de Israel se encaminó "detrás de lo vano", es decir, detrás de la idolatría imperante en aquellas épocas, "vanalizándose", es decir que como consecuencia de esa desviación ellos mismos se convirtieron en seres vanos; vacíos de contenido alguno. Sin embargo, algunos versículos más adelante, el profeta vuelve a explicar cuál fue el pecado del pueblo de Israel:

"Pues dos males hizo Mi pueblo: a Mí me han abandonado - manantial de aguas fluyentes - para excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua" (2:13).

En realidad, parecería ser que no ha sido un solo pecado el que provocó esta reprimenda de D'os, sino que los pecados fueron dos. Sin embargo, vemos que Irmiahu recuerda un pecado solamente, y éste incluso, no es un pecado específico, como por ejemplo la idolatría, sino que es más bien un pecado general: el haberse alejado de D'os. Pero, ¿cuál es el segundo pecado que cometieron los hijos de Israel?

Para responder a esta pregunta, Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán" nos recuerda lo que dice la Torá al final de parashat Kedoshim: "Y seréis consagrados para Mí pues Santo Soy Yo, D'os, y los he separado a ustedes de los pueblos para que sean para Mí" (Vaikrá -Levítico- 20:26).

La diferencia entre el pueblo de Israel y los demás pueblos del mundo radica en que todos los pueblos que habitan sobre la tierra están influenciados por los astros celestiales, pero esto no ocurre con el pueblo de Israel. Por cuanto que D'os tiene influencia directamente sobre ellos enviándoles Su abundancia de bendición mediante Sus emisarios, ellos no necesitan de los astros en absoluto, o en otras palabras: ellos se encuentran por encima de las estrellas.

A partir de este importante principio - dice nuestro autor - podremos comprender mejor lo que ocurrió en el episodio de la torre de Babel así como en el episodio del diluvio - ya que este relato está íntimamente relacionado con el de la Torre de Babel y fue de alguna manera la causa que provocó que aquellos idólatras de la torre de Babel hayan pretendido cerrar las fuentes de los cielos adorando a los ídolos.

Todos sabemos que las aguas del diluvio borraron toda existencia sobre la faz de la tierra. Explicando cómo fue que D'os provocó que caiga el diluvio, dicen Nuestros Sabios en el Talmud:

"…Por cuanto que ellos cambiaron sus acciones, D'os cambió el orden de la creación y tomó dos estrellas de la constelación 'Kimá', y trajo un diluvio sobre la tierra" (Rosh Hashaná 11b).

El Talmud también nos enseña cuál fue el pecado que ellos cometieron para que D'os haya decidido castigarlos de esa forma:

"Estudiaron Nuestros Maestros: La generación del diluvio se enorgulleció por toda la bondad que les dispensó el Santo - bendito es Él…" (Sanhedrín 108a).

Para castigar a la generación del diluvio, D'os envió tanta abundancia de bendición a los hombres, que los astros celestiales - intermediarios entre D'os y los pueblos - no pudieron soportar toda esa bendición, y por decirlo de alguna manera, se desmoronó una parte del cielo.

Al decir que "D'os cambió el orden de la creación y tomó dos estrellas de la constelación 'Kimá', y trajo un diluvio sobre la tierra", Nuestros Sabios quisieron explicar que por la calidad de la abundancia de la bendición Divina, esas dos estrellas se apartaron del lugar en el cual habían sido dispuestas, y como consecuencia de eso, todos murieron bajo las aguas.

Más tarde, la gente de la torre de Babel quiso evitar que este fenómeno ocurra nuevamente, y por eso le dijeron a D'os que se aparte de ellos, ya que no deseaban conocer Su camino:

"Dijeron: ¡Vamos! Construyamos para nosotros una ciudad y una torre [es decir, un ídolo], que su cúspide llegue hasta el cielo [es decir, que la cúspide y la causa de todo - D'os - se quede en los cielos, lejos de nosotros], y nos haremos de fama, para que no nos dispersemos por toda la tierra" (11:4).

Puesto que D'os no se encuentra en un lugar donde hay idolatría, ellos pretendieron provocar que D'os se aleje del mundo mediante la adoración de un ídolo. Ellos pensaban que de esa manera los astros se comportarían normalmente y nunca más a las personas les llegaría algo malo de ellos.

Pero D'os arruinó sus planes confundiendo sus lenguas, y específicamente, por cuanto que ellos desearon que D'os se quede arriba, en los cielos, como una clara respuesta a su desafío, nos dice la Torá que D'os dijo: "Descendamos y confundamos allí su idioma para que no entienda nadie el idioma de su prójimo. Los dispersó D'os de allí sobre la faz de toda la tierra y dejaron de construir la ciudad" (11:7-8).

Ahora, volviendo a nuestra haftará, podremos entender mejor qué es lo que le quiso decir el profeta Irmiahu en nombre de D'os al pueblo de Israel:

"Pues dos males hizo Mi pueblo: a Mí me han abandonado - manantial de aguas fluyentes - para excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua" (2:13).

Por cuanto que el pueblo de Israel quería que D'os haga reposar Su espíritu sobre ellos, ellos comenzaron a adorar a los ídolos, ya que ellos pensaban que de esta forma podrían hacer descender hasta ellos la bendición de los astros.

Mas el profeta Irmiahu les dijo que se equivocaron y los reprendió a ellos por los dos pecados que cometieron - "Pues dos males hizo Mi pueblo"; el primero: "a Mí Me han abandonado - manantial de aguas fluyentes", es decir, que ellos no buscaron realmente la verdadera abundancia de la bendición Divina mediante el camino del cumplimiento de Su voluntad; y el segundo: que buscaron "excavarse para ellos pozos; pozos fracturados que no retienen el agua", es decir que además se desviaron en pos de las fuerzas de la idolatría, fuerzas que por sí mismas no contienen ni retienen la bendición, y este error fue el mismo que cometieron las personas en la época del diluvio.

Perla de la Parashá Matot – Mase´i

"Habló Moshé a los jefes de las tribus de los hijos de Israel diciendo: Esta es la cosa que ordenó D'os: Cuando un hombre formule un voto a D'os o haga un juramento… que no profane su palabra, como todo lo que sale de su boca deberá hacer" (Bamidvar 30:2-3).

Al comienzo de esta parashá, la Torá se refiere a las leyes de los votos y los juramentos mediante los cuales la persona se puede auto-prohibir formalmente algo que la Torá no le prohibió hacer, o puede auto-obligarse a hacer formalmente algo que la Torá no le obligó realizar.

La persona tiene el poder de convertir mediante su voto algo mundano en algo de santidad, porque cuando la persona cuida su boca, esa boca se convierte en un elemento de santidad. Así como en el Templo los utensilios de santidad tenían el poder de santificar las ofrendas que eran dispuestas en ellos, así también las palabras que salen de la boca de la persona que es cuidadosa en no profanar su habla, tienen el poder de santificar algo mundano.

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"Habló Moshé a los jefes de las tribus de los hijos de Israel diciendo: Esta es la cosa que ordenó D'os: Cuando un hombre formule un voto a D'os o haga un juramento… que no profane su palabra, como todo lo que sale de su boca deberá hacer" (Bamidvar 30:2-3).

Al comienzo de esta parashá, la Torá se refiere a las leyes de los votos y los juramentos mediante los cuales la persona se puede auto-prohibir formalmente algo que la Torá no le prohibió hacer, o puede auto-obligarse a hacer formalmente algo que la Torá no le obligó realizar.

La persona tiene el poder de convertir mediante su voto algo mundano en algo de santidad, porque cuando la persona cuida su boca, esa boca se convierte en un elemento de santidad. Así como en el Templo los utensilios de santidad tenían el poder de santificar las ofrendas que eran dispuestas en ellos, así también las palabras que salen de la boca de la persona que es cuidadosa en no profanar su habla, tienen el poder de santificar algo mundano.


Jazak Jazak.......