lunes, 10 de mayo de 2010

Parashá Bamidbar

Resumen Parashá Bamidbar

(Números 1:1 - 4:20)


B’midbar (y no como se lo mal llama Bamidbar) es nombrado en español "Números", ya que en algún punto se ocupa del censo ordenado por H de los mayores de veinte años dentro del pueblo de Israel. Pero en resumen, y acorde a su apelativo hebreo, se centra en los acontecimientos durante la prolongada travesía de los hebreos por el desierto, tras su salida de Egipto, su defección de los altos ideales prometidos, y su quejumbrosa vagancia de cuarenta años.

Pero, H también ordena el establecimiento del campamento alrededor del Ohel Mohed (Tienda de Reunión); la consagración de los leviim para el culto divino; la observancia para todas las generaciones del acontecimiento de Pésaj. Ya preparándose para el final de sus días, Moshé designa como su sucesor a Ieoshúa. H lucha (a través de los brazos del hombre, como por otros medios) las guerras del pueblo contra sus enemigos, y promete éxito en la conquista de los bastiones de la tierra de Canaán.

Durante el segundo año del éxodo de Egipto, Moshé y Aharón recibieron orden de HaShem de contar a todos los israelitas varones cuyas edades oscilaban entre los veinte y los sesenta años. Estos varones quedaron sujetos a cumplir el servicio militar. El censo reveló que seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres estaban disponibles para cumplir sus deberes en el ejército.

La tribu de Leví fue excluida del censo general a causa de su misión especial en el Mishkán (Santuario).

Debía mantenerse el orden y la disciplina en todo momento, ya fuera que los israelitas estuvieran acampados o en marcha. El campamento fue dispuesto en forma de cuadrilátero, con el Mishkán en el centro, protegido en sus cuatro lados por las tiendas de los leviím. Las doce tribus fueron divididas en cuatro grupos, cada uno de los cuales tenía el nombre de su tribu principal, y todas éstas formaban el cordón exterior. Iehudá, junto con Isajar y Zevulún, estaban ubicados en el lado oriental del campamento; Reuven, Shimón y Gad acamparon en el lado sur, Efraím, Menashé y Biniamín se ubicaron en el extremo occidental, y Dan, Asher y Naftalí en el área norte. Durante los viajes de la nación, el grupo liderado por Iehudá marchaba al frente, seguido por Reuvén, Efraim y, en la retaguardia, Dan. Algunos comentaristas sostienen que todo el conjunto se movilizaba como un cuadrilátero, conservando la misma forma que tenía cuando estaba acampado.

Originalmente, los primogénitos habían sido elegidos por Di-s para cumplir los servicios sagrados. Después de cometido el pecado de éiguel hazahav (becerro de oro), esta codiciada tarea fue asignada a los leviím, quienes se habían mantenido fieles al Señor en todo momento. En consecuencia, Moshé recibió orden de encomendar a los levitas el servicio del Mishkán bajo la supervisión de Aharón y sus hijos. El censo efectuado reveló que había un total de veintidós mil trescientos leviím.

A cada una de las familias levíticas - Guershón, Kehat y Merari - le fue asignada una tarea aparte en el servicio del Mishkán. Los guershonim, en el lado occidental, eran responsables del transporte de las cubiertas del Mishkán. Los kehatim, acampados en el lado sur, transportaban el Arca, el Shulján, la Menorá y los mizbeijot (altares).

Los miembros de Merari, situados en el lado norte, tenían la responsabilidad de transportar las tablas, los pilares, las clavijas y los cubos del Mishkán. Los miembros de Kehat fueron advertidos de que no debían tocar y ni siquiera mirar los objetos sagrados, que eran cubiertos por Aharón y sus hijos antes de ser trasladados. Eliazar, hijo de Aharón, era el supervisor general del Mishkán, cuidando en particular la provisión de aceite para las lámparas, el incienso, la minjá continua y el aceite de unción. Esto es parcialmente analizado en la Parashá siguiente.

- Extraído del libro "Lilmod ULelamed" de Edit. Yehuda. -

Resumen de Haftarat Bamidbar

Para la lectura de la haftará de esta semana ha sido escogida una sección del libro del profeta Oshea, perteneciente al libro de Teré Asar (los doce profetas que por ser sus libros de pequeñas dimensiones han sido juntados en uno solo).

"Y será el número de los hijos de Israel como la arena del mar que no será medida ni contada, y será que en lugar de que les sea dicho a ellos: 'Ustedes no son Mi pueblo', será dicho de ellos: 'Hijos del D'os viviente'" (2:1).

Así comienza nuestra haftará, y Nuestros Sabios en el Talmud aprendieron de este versículo que está prohibido contar a judíos incluso para una mitzvá, por ejemplo para saber si hay 10 judíos en la sinagoga.

Rabí Meir Simja Hacohen de Dvinsk (1843 - 1926) en su libro "Méshej Jojmá" pregunta: ¿Por qué Nuestros Sabios no aprendieron esto del versículo de parashat Vaishlaj cuando Iaacov le reza a D'os: "Y Tú dijiste, haré el bien contigo y convertiré a tu descendencia como la arena del mar que no será contada por su gran número" (Bereshit 32:13)?

Explica nuestro autor que cuando los hijos de Israel están unidos unos con otros, ellos se asemejan al polvo de la tierra que cuando está en su lugar natural no tiene ninguna importancia especial y pasa desapercibido. Pero a diferencia del polvo de la tierra, la arena está compuesta por muchos pequeños granitos.

Antes de concebir a sus doce hijos, Iaacov quería que ellos difundieran su idea sobre la Divinidad y que ésta se esparciera entre todos los pueblos del mundo. Y es por eso que D'os le había asegurado a Iaacov: "Y será tu descendencia como el polvo de la tierra" (Bereshit 28:14), pues todos los pueblos del mundo verían la gloría del pueblo de Israel al servir en conjunto al D'os Único, así como el polvo de la tierra permanece junto y unido en un sólo lugar.

Pero después de que Iaacov los concibió y vió que su descendencia esparciría su idea de la Divinidad, él tuvo miedo de que ocurriese lo opuesto: que sus hijos se entremezclen con los otros pueblos asimilándose a sus culturas y creencias y anulándose entre ellos al igual que el polvo de la tierra, y por eso Iaacov le pidió a D'os: "Sálvame de mi hermano…" (Bereshit 32:12), para que su descendencia no se asimile, sino que quede siempre separada de los demás pueblos.

Y por eso Iaacov le dijo a D'os en su rezo: "Y Tú dijiste… será tu descendencia como la arena del mar" (Bereshit 32:13) a pesar de que D'os le había asegurado que su descendencia sería como el polvo de la tierra, pues Iaacov le estaba pidiendo a D'os que a pesar de que hayan entre sus hijos separaciones e incluso que hayan algunos judíos que tuvieren sólo el apellido, de todas formas él le imploraba a D'os que los demás pueblos no los destruyan y que su descendencia sea como la arena - que es como un muro de contención ante las olas del mar. Iaacov le pidió a D'os que cuando los pueblos del mundo quieran venir en contra de sus hijos, como las olas del mar sobre la costa, incluso los más bajos de Israel se unan en su contra para protegerse.

Pero esto puede ocurrir sólo cuando ellos son contados en conjunto, estando todos juntos, es decir, en la orilla del mar. Pero contar una parte de ellos, requiriendo para ello separar a algunos individuos está prohibido, así como nos enseña aquí el profeta Oshea al decir que la descendencia de Israel: "no será medida ni contada", contando a cada individuo por separado.

Y por eso dijo el profeta: "Y será el número de los hijos de Israel como la arena del mar que a pesar de que está compuesta por pequeños granitos separados, todos juntos pueden anular la acción de las olas del mar sin asimilarse, y por eso termina el profeta diciendo: "y será que en lugar de que les sea dicho a ellos: 'Ustedes no son Mi pueblo', será dicho de ellos: 'Hijos del D'os viviente'".

Perla de la Parashá Bamidbar

"Habló D'os a Moshé en el desierto del Sinai…" (Bamidvar 1:1)

Esta semana comenzamos a leer el libro de Bamidvar, llamado comúnmente "Números", pero literalmente: "En el desierto".

En la parashá anterior, Bejukotai, el libro de Vaikrá finalizó diciendo: "Estas son las mitzvot que ordenó D'os a Moshé…" (Vaikrá 27:34).

Y el hecho de que inmediatamente después comienza el libro de Bamidvar viene a insinuarnos que para estudiar Torá uno tiene que asemejarse a un "midvar", es decir que la persona debe ser "modesta como un desierto", pues sólo así podrá adquirir los conocimientos de la Torá.

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