lunes, 12 de abril de 2010

Parashá Tazria – Metzorá

Resumen Parashá Tazria – Metzorá


Al comienzo de esta parashá la Torá nos enseña algunas leyes correspondientes a la mujer que dio a luz, y nos dice que después del parto ella queda impura, ritualmente hablando, por algunos días, al igual que una mujer que recibe su periodo.


Al finalizar su periodo de impureza, las mujeres se purifican sumergiéndose en una mikvé (baño ritual), y en la época del Bet Hamikdash, ellas debían traer un korbán (sacrificio) en señal de agradecimiento por el hermoso regalo que Boré Olam les concedió.


Cuando la mujer recibe su periodo, ella también se considera impura, y durante este tiempo la pareja tiene prohibido mantener cualquier contacto físico. Para que la mujer pueda purificarse en la mikvé, la halajá exige esperar siete días completos desde que finaliza el periodo.


A este periodo de impureza la Torá lo denomina: "Nidá", y cualquier mujer que haya tenido una pequeña mancha de sangre se considera nida, incluso por muchos años después de haberla tenido, hasta que haya esperado siete días "limpios", y se haya sumergido luego en la mikvé.


Mucha gente nos dice: "¿Por qué motivo la Torá prohibe que me acerque a mi mujer en esta situación?"."¿En qué nos beneficia esta prohibición?¡Esto es perjudicial porque provoca un alejamiento en la pareja!".


Antes de comenzar a responder y analizar este tema, tenemos que partir de la base de que todo lo que nos ordena la Torá es para nuestro bien, aunque no lo veamos tan claramente.
Cuando decimos que todas las mitzvot de la Torá son para nuestro bien no estamos transmitiendo un mensaje meramente teórico, sino que estamos afirmando que Hashem nos creó de manera maravillosa y nos instruyó cómo vivir en Su mundo para obtener el mejor y mayor beneficio de él. Es imposible pensar que todas las maravillas del mundo, y en especial esa obra grandiosa que es el ser humano, fueron creados para ser perjudicados.


Los beneficios que tiene la pareja cumpliendo este precepto son muchos y variados.
En primer lugar, al cumplir esta mitzvá la pareja goza de una constante renovación que le hace valorar mejor lo que tiene. Toda persona sabe que cada acción o actividad en la vida, tiene que ser realizada en una medida determinada para que sea buena. De lo contrario, por más que el objetivo que él persigue sea bueno, terminará por perjudicarlo.
Por ejemplo, si la persona come dulces con un límite determinado, disfrutará día a día de esos dulces sin mayores problemas, pero si durante todo el día él comerá dulces, no sólo que su salud se perjudicará, sino que terminará aborreciendo los dulces. Y lo mismo ocurre en todos los terrenos de la vida.


Otro ejemplo podemos encontrarlo en la música. Por un lado, la música es algo muy importante en la vida de la persona. Una fiesta sin música no será tan agradable y emotiva como lo será estando acompañada de buenas melodías. Pero por más hermoso que sea disfrutar de la buena música, si ella escuchará música desde la mañana hasta la noche, llegará un momento en el que se sentirá aturdido y pedirá un poco de silencio. Esta es la naturaleza del ser humano, y en base a ella hay que saber de qué manera dirigir nuestros pasos.


Volviendo a nuestro tema, durante gran parte del mes la pareja vive una vida marital en la cual se intercalan lo físico con lo espiritual, intelectual y emocional. Al cumplir las leyes de la pureza familiar, a partir del momento en que la mujer recibe su periodo, la pareja tiene la oportunidad de valorarse mutuamente demostrando que el amor que siente uno por el otro no depende solamente de lo físico.


Este es un periodo en el que la unión de la pareja se debe desarrollar mediante una extensa comunicación que permite obtener un conocimiento profundo de la parte emocional y sentimental del otro, afianzando así el lazo marital. Cumpliendo este precepto, el matrimonio vive una constante renovación, ya que su vida matrimonial funciona con los límites correspondientes.


Esto también ayuda a mantener la fidelidad de la pareja, ya que al no "cansarse" uno del otro - sino por el contrario, al mantener despierto el deseo - no hay necesidad de ir a buscar alguna nueva aventura fuera del hogar. Entonces, ese aparente alejamiento es en realidad un verdadero acercamiento.


Pero existe un beneficio adicional para la mujer que cumple las leyes de nidá. Al mantenerse físicamente separada de su marido, ella está cuidando su salud, pues según los especialistas, quien no mantiene relaciones maritales durante su periodo menstrual y los siete días subsiguientes, disminuye en forma drástica las posibilidades de tener cáncer de útero, así como se ha comprobado en estadísticas realizadas en los Estados Unidos durante las últimas décadas, y que fueron confirmadas por el doctor M. Vaimberg - ex director del sanatorio Har Sinai de Nueva York - lugar en el cual la mayoría de las pacientes son mujeres observantes que se rigen por las leyes de la Torá.


Sin embargo, estos beneficios que la persona obtiene tanto en el área emocional y de pareja, así como respecto de su salud física, al cuidar la mitzvá de la pureza del hogar, no deben ser más que "un incentivo más" para comenzar a cumplirla, pues verdaderamente esta mitzvá es de hecho una de las piedras fundamentales de todo el judaísmo, y no debemos olvidar que al cumplir las mizvot de la Torá el provecho más grande que obtenemos es hacer la voluntad del Creador.

Resumen de Haftarat Tazria – Metzorá

En haftarat Metzorá nos encontramos con una situación difícil. Ben Hadad - el rey de Aram, había sitiado la ciudad de Shomerón (ciudad capital del reino de Israel), y como consecuencia de esto la ciudad padeció una fuerte hambruna. En esas circunstancias, el precio de la poca comida que había en la ciudad había llegado hasta sumas siderales, y es por eso también que el pueblo de Israel sufría.

Sin embargo, no todo estaba perdido. Un día, el profeta Elishá (s. VII a.e.c.) dijo - en nombre de D'os - que al día siguiente los precios bajarían considerablemente y que una seá (medida determinada) de harina costará un siclo, así como también dos seot de cebada.

Cuando uno de los ministros del rey escuchó esto, se burló de las palabras del profeta - ya que él no creía que D'os haría milagros de tal magnitud con el pueblo (o no entendía cómo los haría). Al escuchar sus burlas, el profeta Elishá le contestó que él verá con sus propios ojos el milagro de que los precios de los alimentos bajarán mucho, mas él no podrá comer de esos alimentos.

Con esta pequeña introducción nos alcanza para comprender el contenido de haftarat Metzorá:

"Y cuatro hombres estaban leprosos en la entrada del pórtico, y dijo un hombre a su prójimo: ¿Por qué nosotros estaremos sentados aquí hasta que muramos?" (7:3).

Ellos estaban apartados de la gente a causa de su afección (véase nuestro comentario a la parashá) pero también sufrían por la carencia de alimentos. Es por eso que pensaron que era preferible ir hasta el campamento del enemigo en lugar de esperar en la entrada de la ciudad, ya que tal vez existía la posibilidad de que el ejército del rey de Aram los deje con vida y les dé alimentos.

Al llegar al campamento, ellos encontraron que los soldados abandonaron todas sus pertenencias y se retiraron, habiendo abandonado tanto ropas como alimentos. El texto nos cuenta que esto ocurrió como consecuencia de que D'os hizo que ellos escucharan grandes ruidos, como de un enorme ejército que venía en su contra, y ellos pensaron que el pueblo de Israel se alió con otros ejércitos para atacarlos.

En ese momento aquellos cuatro hombres retornaron a la ciudad de Shomerón para avisarles a los habitantes de la ciudad que el enemigo se había retirado, y que también habían dejado muchos alimentos. Entonces:

"Salió el pueblo y saquearon el campamento de Aram, y una seá de harina estuvo a un siclo y dos seot de cebada a un siclo, como había sido la palabra de D'os" (7:16).

La profecía de Elishá se había cumplido y los precios bajaron increíblemente. Pero lo que todavía no nos queda claro es por qué el Santo - bendito es Él, quiso que el anuncio de esa buena nueva al pueblo de la ciudad de Shomerón, sea hecho a través de aquellos metzoraim (mal traducido: leprosos), ya que como es sabido, la tzaráat era una enfermedad mediante la cual D'os castigaba a quienes hablaban lashón hará (chusmerío).

Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán" responde a esta pregunta a través de las palabras de Nuestros Sabios en el Talmud:

"Dijo Rabí Iojanán: El hijo de David (Mesías) sólo vendrá en una generación totalmente meritoria o totalmente culpable…" (Sanhedrín 98a).

Aparentemente estas palabras del Talmud no son comprensibles para nosotros, pues es lógico que si toda la generación será meritoria ellos serán redimidos por el Creador, pero si toda la generación es culpable ¿por qué D'os los redimiría?

Sin embargo, nuestro autor nos dice que a pesar de que existe la posibilidad de que el pueblo de Israel peque mucho, hasta el punto de merecer la destrucción como consecuencia de sus malos actos, de todas maneras, D'os nunca nos destruirá cumpliendo así con lo que le aseguró a nuestro patriarca Abraham, al prometerle que Él jamás cambiará a su descendencia por ningún otro pueblo sobre la faz de la tierra. Es por eso que el Santo - bendito es Él, está "obligado" a redimir al pueblo de Israel antes de que éste sea totalmente culpable, mereciendo su destrucción.

Y es por este mismo motivo que cuando los judíos estuvieron en Egipto casi en el grado más alto de impureza, D'os los salvó. Y esto también es lo que D'os nos quiso enseñar en parashat Tazría a través de las leyes del metzorá, ya que a pesar de que un pelo blanco en sí es señal de impureza, si "…todo se ha tornado blanco, puro es" (Levítico 13:13).

Y es por eso que para enseñarnos esta misma idea, D'os quiso que esos hombres metzoraim les hagan saber a los habitantes de Shomerón que Él les proveyó de alimentos. Y lo mismo había ocurrido respecto de Moshé, pues vemos que en el momento de la salida de Egipto, D'os le encomendó a Moshé la misión de liberarlos, y cuando Moshé le dijo a D'os "Pero he aquí que ellos no me creerán y no escucharán mi voz" (Shemot -Éxodo- 4:1) él fue castigado con la lepra, para enseñarle que a pesar de que ellos no son merecedores de la salvación, D'os de todas maneras los salvará, por el motivo que explicamos.

Sin embargo, volviendo a la haftarat Metzorá, vemos que no solamente se cumplieron las palabras del profeta Elishá respecto de lo que les había asegurado a los habitantes de la ciudad, sino que también se cumplió lo que le había dicho al ministro del rey. El rey había puesto a ese ministro como guardián en la entrada de la ciudad, y él estaba allí cuando el pueblo salió desaforadamente en busca de alimentos…

"Y fue así para él, el pueblo lo pisoteó en la entrada y murió" (7:20).

Él quedó aplastado bajo la gente, y se cumplieron de esa manera las palabras del profeta Elishá que le había dicho que él verá cómo los precios bajarán por la abundancia de alimentos, mas él no podrá consumirlos.

El Ralbag (Rabí Leví Ben Gereshón, 1288 - 1344) nos dice que mediante este relato, se nos quiere enseñar "que no corresponde que las personas contradigan y no crean en las palabras de los profetas, ya que vemos lo que le ocurrió al ministro por no creer que pasaría lo que había dicho Elishá, que se iba a abaratar la comida. Finalmente él vió todo ese milagro mas no pudo comer, como le había dicho el profeta. Y ese es el castigo que se merecía: ver que verdaderamente se concretizaron las palabras del profeta sin poder obtener ningún beneficio de aquella bondad" (Toelet Nro. 31 - al final de Melajim II, cap. 12).

En otro orden de cosas, éste es el último versículo de haftarat Metzorá y es raro que la haftará finalice de esta manera, ya que la regla general es que nunca se concluye un libro o una lectura, con versículos que encierran algún tema negativo.

Pero el autor del libro "Avodat Israel" nos dice que la causa de esto es que el ministro ofendió al profeta Elishá burlándose de él y también se rió de D'os (Quien retribuye a los hombres de manera similar a la mitzvá o al pecado), y es por eso que quien seleccionó los versículos del libro de Reyes que deberán ser leídos como haftarat Metzorá, quiso dejar este versículo como el último de la haftará, para que las personas no entiendan que él murió de casualidad o de una manera natural, sino que murió por su propio pecado - aunque aparentemente las causas de su muerte fueron totalmente circunstanciales.

Perla de la Parashá Tazria – Metzorá

"Y ordenará el cohen que desalojen la casa antes de que él vaya a observar la zona dañada, para que no se impurifique todo lo que está en la casa, y después irá el cohen a observar la casa" (Vaikrá 14:36).

La tzaráat (una suerte de plaga que venía a causa del pecado) podía aparecer en la casa del pecador o en sus ropas o en su piel. Este versículo nos enseña cómo la Torá se preocupa por el dinero de las personas, puesto que cuando el cohen declararía impura a la casa, cualquier elemento que estuviese en ella automáticamente quedaría impuro.

Pero al permitir que el dueño de la casa afectada la vacíe de todos los elementos que ella contenía antes de que el cohen la impurifique, la Torá deseó evitar que las personas tengan pérdidas económicas (por más pequeñas que fueren).

Rashí basado en el Midrash Sifre

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