domingo, 13 de junio de 2010

Parashá Jukat

Resumen Parashá Jukat

Después de la muerte de Aharón, el pueblo de Israel entró en un estado de intranquilidad colectiva, el proceso que habían vivido durante estos treinta y ocho años comenzaba a sufrir una serie de acondicionamientos nuevos que no siempre pudieron ser internalizados por el grueso de la comunidad.

La desaparición del hombre de la paz, de Aharón el Kohén Gadol, fue un golpe duro y profundo que despertó comportamientos que habíamos casi olvidado, así nos relata la Torá:

"Y viajaron desde el monte Hor por el camino del Mar Suf para rodear la tierra de Edom, y quedó abatido el ánimo del pueblo por el camino" (Bemidvar 21.4)

Rashí nos declara que fue el abatimiento que sintieron en el momento que comenzaban a rodear el Mar Suf, debemos previamente recordar que el camino más corto por medio de la tierra de Edom no lo podían realizar porque los edomitas amenazaron con guerra si cruzaban por sus tierras, por este motivo decidieron hacer un ruedo, "Ellos dijeron: estábamos cerca de ingresar a la tierra, y ahora retrocedemos, así retrocedieron nuestros padres y permanecieron en el desierto treinta y ocho años hasta este día"; este fue el abatimiento que amargó su espíritu y así esta sensación de frustración comenzó a afectar también las características morales que habían sido celosamente guardadas por esta generación, y nuevamente el delito personal y social de la maledicencia se presentó:

"Y habló el pueblo contra Dios y contra Moshé diciendo: ¿Por qué nos sacaste de Egipto para morir en el desierto? Aquí no hay ni pan ni agua, y ya estamos hartos de este pan insustancial" (Ibíd. 5)

Según las glosas arameas de Onkelos la queja en contra de Hashem y de Moshé, se distingue en su enunciado, de tal modo él traduce: "y se quejó el pueblo contra la voluntad de Hashem y contra Moshé contendieron diciendo..." Por un lado hay una rebeldía en contra de la palabra de Hashem y además un reclamo ya escuchado antes sobre el hecho de haber salido de Egipto y por este motivo encontramos que nuestros maestros nos enseñan en el Midrash: "los que hablaron fueron los miembros del pueblo que quedaban del decreto que debían todos morir en el desierto, estos no tenían tranquilidad y no soportaban sus propias vidas" (Bemidvar Raba 19.21); y aunque el decreto de muerte fue sobre todo el pueblo mayor de veinte años, en el último año y como anticipo a la gran alegría de ingresar a la tierra de Israel, Hashem le perdonó la vida a quince mil personas (Tosafot Baba Batra 121ª).

Los comentaristas explican cual fue el contenido de la rebeldía en contra de Hashem, según la opinión de Or HaJayim a pesar que ellos sabían que todos los detalles de su conducta están regidos por Hashem, y por ende Moshé no realiza absolutamente nada de motu propio, incluso así se quejaron y comenzaron a buscar una excusa para mostrar su amargura y descontento, el comienzo de la marcha rodeando el Mar Suf era el momento apropiado. Como consecuencia de este pecado decide Hashem enviarles un elemento muy significativo para manifestar la profundidad del error:

"Y envío Hashem contra el pueblo a las serpientes y víboras... entonces vino el pueblo delante de Moshé y dijeron: pecamos cuando hablamos en contra de Hashem y en contra tuya, reza delante de Hashem para que nos quite a las serpientes y rezó Moshé por el pueblo" (Ibíd. 6-7)

Desde el texto podemos distinguir el castigo doble que recayó sobre ellos, así declara Or Hajayim: "Desde el punto de vista que Israel hablaron en contra de Moshé, enraizaron su pecado hablando también contra Hashem, por este motivo les mandó aquello que se originó de su pecado, así escribimos en otros lugares que de una trasgresión se deriva un dañador".

El factor que determina el castigo en este caso específico, gira en torno a la naturaleza del error en el que incurrieron, por este motivo el dañador que resultó de esta maledicencia fue la serpiente, que simboliza dentro de los conceptos de la Torá la primera demostración de un hablar negativo, crítico y mordaz, así como lo relata la Torá en el libro Bereshit.

En el Talmud Taanit 8ª se relata la siguiente fábula: "En el futuro, se reunirán los animales frente a la serpiente y le dirán: entendemos que el león pisa y come, que el lobo caza y trae a su presa a su guarida y después la come (ciertamente tienen placer de su caza y comida), pero tú, serpiente: ¿Qué placer tienes cuando muerdes y matas? (pues finalmente no come a sus víctimas).

Les respondió la serpiente: "no hay ventaja para el hablador" (Kohélet 1.11)" Es decir la serpiente contesta que esto mismo ocurre con las personas que hablan mordazmente de los demás, que no tienen ningún beneficio de este comportamiento; esto último es la explicación simple del relato; sin embargo Or Hajayim entiende que el placer que tiene la serpiente, morder, se reserva para aquellos que hablan mal de los otros: "la explicación de su respuesta es, existen especies de pecados que de ellos salen especies de daños que están en el pecado mismo".

Bajo esta perspectiva se explica el hecho de las serpientes en el desierto como una consecuencia de la expresión mal intencionada del pueblo, de tal forma se distinguen dos aspectos derivados del pecado, por un lado una entidad llamada "serpiente" (najash) y por otro una segunda entidad llamada "víbora" (seraf); es decir este pecado conlleva sobre si la idea de la superficialidad, característica básica de la adivinación (en hebreo serpiente y adivino provienen de la misma raíz y por lo tanto están íntimamente conectados), el juzgar livianamente a los demás, sin profundizar en los temas para buscar el motor regulador la acción humana, es el dañador manifiesto que se desprende de una serpiente espiritual, cuyo paralelo en la realidad tuvo lugar en el desierto. Mientras que el segundo concepto indica destrucción, consumir, es decir se relaciona con las consecuencias de un discurso mal intencionado, o sea es un dañador que "quema" el alma (el término "seraf" indica tanto quemar, como una especie de víbora).

Agrega además el comentarista que ambos aspectos en el castigo corresponden al paralelismo presente; cuando se expresa con el nombre de "serpiente" se refiere al castigo por haber hablado mal de Moshé; mientras que con el nombre de "víbora" se expresa la gravedad del hecho de haberse revelado contra el Creador.

La reacción propia de Moshé no se hizo esperar y potencializó todo su vigor como un hombre de plegarias, así inmediatamente comenzó a rezar para quitar las serpientes que atacaban al pueblo. Sin embargo y aquí vemos una desviación de las soluciones y enmiendas que encontramos en los acontecimientos, aquellos cargados de reproches, la respuesta de Hashem es que Moshé debe construir una víbora y ponerla sobre la punta de una asta, para que las personas que la miren, miren hacia arriba, como símbolo del lugar donde cada uno de nosotros debe invocar la ayuda divina, es decir el cielo.

No obstante, en el momento de realizar el mandato de Hashem, vemos a Moshé que construye una serpiente de cobre (najash), y no una víbora (seraf) como había sido dispuesto a priori. Cabe ciertamente responder el motivo que llevó a Moshé a realizar este cambio, así podremos comenzar a adentrarnos en las profundidades del alma de los seres humanos.

Or Hajayim dice:

"Me parece, según lo que expliqué, que los castigó Hashem con serpientes y víboras; correlativo a los dos pecados que hicieron, hablar mordazmente de Hashem y de Moshé. Por este motivo viene una respuesta de Hashem que le dice: Haz para ti un serafín, aquí está aludido para Moshé que debe tratar de fabricar una serpiente de manera tal que estén aludidas en una las dos transgresiones..."

Si observamos las dos características de la maledicencia, tal como la hemos estudiado supra, en la construcción de la serpiente de cobre quedan cubiertos los motivos de tan extraño mandato, por un lado la serpiente viene a manifestar la enmienda que se debe hacer para corregir el haber hablado negativamente de Moshé, y así bajo la figura del gran legislador queda establecido la profundidad de su pensamiento; mientras que la víbora enseña los valores que se deben adquirir para lograr una tranquilidad verdadera dentro de un marco social y corrigen la triste realidad de la blasfemia, es decir hablar no correctamente del Creador.

Resumen de Haftarat Jukat

Shofetim (Jueces) 11:1-33

En la parashá de la semana habíamos leído acerca de las primeras guerras que liberó el pueblo de Israel en su camino hacia la tierra de Israel, en contra de Sijón - el rey de Emor, y Og - el rey del Bashán. Es por eso que para la lectura de la haftará de esta semana ha sido escogido un pasaje del libro de los Jueces por su conexión con la parashá, pues aquí leemos acerca de la guerra que liberó Iftaj en contra del pueblo de Amón, que alegaba que el pueblo de Israel le había quitado su tierra muchos años antes (cosa que no fue verdad).

Antes de que el pueblo de Israel designe a Iftaj como su representante, encontramos que el texto nos dice que por una disputa determinada Iftaj tuvo que irse de su tierra:

"E Iftaj de Guilad era una valiente combatiente… Y se escapó Iftaj de sus hermanos y se asentó en la tierra de Tov…" (11:1,3).

El lugar en el que Iftaj se asentó se llamaba "la tierra de Tov" - "éretz tov" en hebreo. Algunos comentaristas dicen que Tov era el nombre de un hombre poderoso que dejó que Iftaj se asentara en sus tierras.

Sin embargo, en el Talmud Ierushalmi (Sheviit 6:1) encontramos una opinión que dice que este nombre se refiere a un área que está fuera de los límites de Israel, y la palabra "tov" que significa "bueno", fue usada para referirse a este área porque en la diáspora no es necesario separar el diezmo de las cosechas.

Sin embargo, esto parece muy extraño. Si D'os nos aseguró que la tierra que Él nos dió era una buena tierra, ¿no es una contradicción referirse de esta manera a la diáspora? El entendimiento de este versículo basado en la opinión del Talmud Ierushalmi aparentemente implica que el resto del mundo es realmente mejor que la tierra de Israel! ¿Esta expresión no es un insulto y una señal de ingratitud después de que recibimos la tierra de Israel?

Una pregunta más: ¿Cómo puede ser considerado bueno estar exento de los mandamientos de D'os cuando nosotros nos entristecemos si se nos niega la posibilidad de cumplir un mandamiento? La Torá y los mandamientos son el regalo más grande que D'os nos ha dado. Ellos son nuestra vida y no se puede obtener un verdadero bienestar sino cumpliendo con la voluntad de D'os y obedeciendo sus mandamientos!

El mandamiento del diezmo, en particular, es muy preciado para nosotros. Mediante su cumplimiento nosotros somos merecedores de las bendiciones de D'os en nuestra tierra y se nos otorga buenas cosechas y prosperidad. Entonces, ¿cómo puede ser considerado bueno estar exento de la obligación de diezmar nuestra cosecha?

Es por eso que algunos comentaristas entienden que esta opinión del Talmud Ierushalmi se refiere a un lugar específico fuera de la tierra de Israel que era particularmente fértil. Pero respecto de la Tierra de Santidad uno no puede decir que un área es buena y la otra no lo es, pues realmente todas las zonas de la tierra de Israel son buenas.

Si la persona cumplirá correctamente los mandamientos de D'os él será bendecido en todo lugar que se encuentre. Pero si él no cumplirá Sus mandamientos ningún área será buena para él. Dentro de la Tierra de Santidad todo depende de los actos de la persona.

Pero fuera de la Tierra de Israel los actos de la persona no tienen tanta influencia sobre las bendiciones que ella recibirá, pues su vida está un poco más sometida a las leyes de la naturaleza, y la providencia personal de D'os sobre él se ve en algún sentido reducida. Y es por eso que respecto de la diáspora sí se puede decir que una zona es mejor que otra. (Basado en el libro Lev Aharón citado en el Ialkut Meam Loez).

Perla de la Parashá Jukat

"Esta es la ley: cuando una persona muera en una tienda…" (19:14)

Más allá del sentido literal de este versículo, los Sabios comentan que la Torá nos aconseja que cuando una persona estudie Torá (la ley) en una Casa de Estudio (en una tienda), debe hacerlo de manera tal que parezca como si ella “murió”, es decir que no interrumpa su estudio por nada.

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