domingo, 28 de agosto de 2011

Parashá 48 Shof´tim

Parashá 48 Shof´tim (D´varim 11: 26 – 16: 17)

Tema: “¿Podemos Crees en las palabras de nuestros sabios?”

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (11:26 - 12:10): Moshé Rabenu le explica al pueblo que delante de ellos tienen el camino de la bendición o de la maldición. Son recordadas las mitzvot de destruir todos los lugares donde se practicaba la idolatría, de ofrecer los korbanot (sacrificios) sólo en el lugar que D'os elegirá y la prohibición de tener altares privados.

Segunda aliá (12:11 - 28): D'os escogerá el lugar donde se ofrecerán los sacrificios. Leyes referentes a la consumición de carne.

Tercer aliá (12:29 - 13:19): Moshé les advierte que no se desvíen en pos de la idolatría, y que no agreguen mitzvot a la Torá y tampoco disminuyan de ellas. Es recordada la prohibición de escuchar a falsos profetas o familiares o seres queridos que intenten desviarnos del camino de D'os. La obligación de destruir a la ciudad que se haya pervertido totalmente detrás de la idolatría.

Cuarta aliá (14:1 - 21): No podemos hacer determinadas acciones como señal de luto por la muerte de un ser querido. Los animales que está permitido comer. Los pescados permitidos para el consumo. Las aves permitidas para el consumo.

Quinta aliá (14:22 - 29): Las leyes de los diezmos. Las leyes de la shemitá (año sabático de la tierra).

Sexta aliá (15:1 - 18): Leyes relacionadas con los esclavos y la caducación de deudas. Leyes de la tzedaká (caridad) y del préstamo de dinero sin interés.

Séptima aliá (15:19 - 16:17): Algunas leyes sobre los primogénitos de los animales. Moshé le recuerda al pueblo que cuide las fiestas de Pésaj, Shavuot y Sucot, incluyendo todas las mitzvot relacionadas con ellas.

Introducción:

Moshé procedió a repasar las normas necesarias para asegurar las condiciones de una sociedad civilizada.

En cada ciudad debían nombrarse jueces y funcionarios locales, y la justicia debía ser administrada correcta e imparcialmente. En consecuencia, un juez tenía prohibido mostrar parcialidad o aceptar sobronos. Si un juez local encontrara un caso muy difícil de resolver, debía derivarlo a una autoridad superior, es decir, a los cohanim y la Suprema Corte, con asiento en el Santuario. Su decisión era definitiva y la negativa a acatarla podía ser castigada con la muerte.

El pecado de idolatría, determinado luego de una amplia investigación, era castigado con la muerte por apedreamiento. El acusado no podía ser condenado por el testimonio de un solo testigo. Se requerían por lo menos dos, los cuales eran los primeros en llevar a cabo la ejecución.

Moshé vaticinó que llegaría el tiempo en quelos judíos desearían que los gobernara un rey, como ocurría con otras naciones. Cuando esto suciediera, el rey debería ser un israelita nativo elegido por Di-s. No debería abusar de su poder para acopiar muchos caballos, mantener un harén o acumular grandes riquezas, y tendría que escribir una copia de la Torá, de modo que fuera temeroso de Di-s y observante de la Ley.

Después de enumaerar los presentes que debían recibir los sacerdotes para su sostén, Moshé dispuso que si un cohén de otra ciudad llegara al Santuario, se le permitiría oficiar junto con los demás cohanim y obtener parte de los obsequios que estos recibían.

La Torá prohibe todas las formas de superstición y "magia" practicadas por un adivino. Israel no tenía necesidad de recurrir a tales trucos pues el Señor le proveería de inspirados profetas surgidos de entre los propios israelitas. Ellos debían comunicarles la voluntad de Di-s. Los falsos profetas que hablaran en nombre de ídolos debían ser castigados con la muerte. El falso vidente podía ser descubierto al no cumplirse sus predicciones.

La remoción de un mojón para ampliar una propiedad era considerada robo. Antes de que alguien pudiera ser convicto de un crimen, su acto criminal debían ser confirmado por dos testigos, por lo menos. Si se descubría que un testigo había levantado falso testimonio, debía recibir el castigo destinado a la víctima inocente.

Los israelitas no debían atemorizarse antes de entrar en batalla contra un enemigo poderoso, pues el Señor los protegería. Tres categorías de hombres estaban exceptuados del servicio militar: el que recién habían construido una casa y aún no la había inaugurado; el que habían plantado un viñedo pero no había alcanzado a disfrutar de su producción, y el recién casado.

Antes de atacar una ciudad hostil, Israel debía tratar de negociar una entrada pacífica, en cuyo caso los habitantes se convertirían en sus subordinados. Sólo si este intento pacífico fracasara, podía emprenderse la guerra. Si Israel venciese, todos los hombres del ejército enemigo serían ejectuados, pero sus mujeres e hijos serían dejados con vida. No debían destruirse los árboles frutales durante un asedio si había otros alimentos disponibles, a fin de que continuaran beneficiando a los nuevos habitantes de la ciudad conquistada.

Si se encontraba en el campo el cuerpo de una persona asesinada y no se podía descubrir al asesino, la responsabilidad por el asesinato recaía sobre la ciudad más cercana a la escena del crimen. Como expiación, los jueces y ancianos de la ciudad, actuando en nombre de los demás habitantes, debían sacrificar una vaquilona joven en un valle no cultivado po rel que pasaba una corriente de agua. Entonces debían lavarse las manos en presencia de cohanim, atestiguar que de ningún modo eran responsables por el asesinato y rezar solicitando el perdón del Señor. -Extraído del libro "Lilmod ULelamed" de Edit. Yehuda-.

Desarrollo:

En la parashá de esta semana encontramos diversos temas sobre los cuales podríamos extendernos, pero en esta oportunidad nos dedicaremos específicamente a uno de ellos: la creencia en las palabras de Nuestros Sabios.

Mucho es lo que se puede hablar acerca de la importancia y la necesidad de la Torá Oral, es decir, toda la tradición que D'os le enseñó a Moshé Rabenu en el monte Sinai y que fue transmitiéndose en forma oral de maestro a alumno de generación en generación - hasta que finalmente fue compilada en los distintos libros de Nuestros Sabios (la Mishná, el Talmud, la Tosaftá, la Baraitá, los distintos Midrashim, etc.), pues sin sus enseñanzas no podríamos entender muchas partes de la Torá escrita.

Por citar uno de los muchos ejemplos posibles, traeremos el caso de la conocida mitzvá de los tefilín, llamados en español 'filacterias', y que son ni más ni menos que unas cajitas cuadradas de cuero, pintadas de negro, que en su interior contienen varios pasajes de la Torá escritos sobre pergamino, y que se ajustan a la cabeza y al brazo mediante tiras que también son de cuero pintado de negro. ¿Quién no sabe lo que son los tefilín?

La mitzvá de los tefilín figura cuatro veces en toda la Torá - dos veces en el libro de Éxodo y dos en Deuteronomio - y estos son los versículos:

"Y será para ti una señal sobre tu mano y un recordatorio entre tus ojos, para que esté la Torá de D'os en tu boca, pues con mano fuerte te ha sacado D'os de Egipto" (Shemot - Éxodo- 13:9).

"Y será una señal sobre tu mano, y totafot entre tus ojos, pues con mano fuerte nos ha sacado D'os de Egipto" (Shemot 13:16).

"Y estarán estas palabras que Yo te ordeno hoy en tu corazón… y las atarás - como señal - a tu mano, y serán como totafot entre tus ojos" (Devarim -Deuteronomio- 6:6 y 8).

"Y ustedes pondrán estas palabras Mías, en su corazón y en su alma, y las atarán - como señal - a vuestras manos, y serán como totafot entre vuestros ojos" (Devarim 11:18).

Si quisiéramos comprender el significado de estos versículos sin la interpretación de Nuestros Sabios nos sería imposible, pues vemos claramente que para saber realmente lo que es "una señal sobre tu mano", o "un recordatorio entre tus ojos", o para comprender lo qué significa la palabra "totafot", estamos obligados a recurrir a la tradición oral, transmitida de generación en generación a través de los Sabios del pueblo de Israel.

Pero por cuanto que Nuestros Sabios nos explicaron que estos versículos hacen referencia a la mitzvá de los tefilín, ahora entendemos qué son esas señales, esos recordatorios y esos totafot. Sin embargo, todavía debemos estudiar dónde es que los tefilín deben ser colocados, y aunque aparentemente es muy fácil responder a esta pregunta siguiendo las palabras del versículo, aquí se complica mucho la compatibilidad entre la Torá Escrita y la transmisión oral de Nuestros Sabios, como explicaremos a continuación.

Si nos atenemos literalmente a las palabras de estos versículos entenderemos que sin ningún lugar a dudas, uno de los tefilín debe ser colocado sobre la mano y el otro entre los ojos, pero para nuestra sorpresa no es esta la opinión de Nuestros Sabios en el Talmud:

"¿Cómo sabemos que los tefilín se deben colocar en la parte alta de la cabeza?

- Pues estudiaron Nuestros Maestros: 'entre tus ojos' - se refiere a la parte alta de la cabeza.

- Tú dices que se refiere a la parte alta de la cabeza, pero tal vez se refiere [a que debes colocártelos] 'entre tus ojos' realmente?

- Está escrito aquí [respecto de los tefilín]: 'entre tus ojos' y está escrito en otro lugar [de la Torá, respecto de otro tema]: '…ni se rasuren entre vuestros ojos…' (Devarim 14:1), y así como sabemos que allí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar [pues en ese lugar sí hay cabello, pero entre los ojos realmente no hay cabello para rasurar], asimismo aquí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar" (Menajot 37b).

En primera instancia alguien podría alegar que es muy difícil comprender y aceptar las palabras del Talmud, pues ellas contradicen claramente lo que está escrito en la Torá, ya que de acuerdo con las enseñanzas de los Sabios debemos colocarnos los tefilín de la cabeza sobre los ojos, es decir, en el lugar donde comienza a crecer el cabello, pero la Torá nos dice claramente que debemos colocarnos los tefilín entre los ojos, y a pesar de que podemos y debemos aceptar las palabras de Nuestros Sabios transmitidas mediante la Torá Oral cuando algo no está suficientemente aclarado en la Torá Escrita, ¿cómo podremos nosotros - judíos creyentes en la Torá - cumplir las palabras del Talmud, abandonando lo que está escrito claramente en la Torá? (Y más aún, ¿esta contradicción no demostraría que las palabras del Talmud y toda la tradición oral son de dudosa credibilidad?).

La respuesta a esta difícil pregunta, es un simple: "No". Quien quiera o pueda afirmar que algo que dijeron Nuestros Sabios - de bendita memoria, contradice a la Torá escrita, simplemente se está equivocando. Pero no es que esta afirmación es incorrecta por definición solamente, porque debemos creer ciegamente en las palabras de la tradición oral, sino simplemente porque Nuestros Sabios sabían a la perfección toda la Biblia y su idioma: el "lashón hakódesh" (la lengua sagrada) - idioma muy diferente del hebreo moderno, en su significado y uso.

Un simple ejemplo de esto que acabamos de explicar, es lo que encontramos anteriormente respecto del lugar en la cabeza donde los tefilín deben ser colocados. ¿Cómo aprendió el Talmud que el lugar de los tefilín de la cabeza no es "entre los ojos" realmente? Estudiando un versículo que aparece en nuestra parashá, y que a continuación transcribiremos en forma completa, pero antes recordemos el pasaje del Talmud nuevamente:

"Está escrito aquí [respecto de los tefilín]: 'entre tus ojos' y está escrito en otro lugar [de la Torá, respecto de otro tema]: '…ni se rasuren entre vuestros ojos…' (Devarim 14:1), y así como sabemos que allí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar [pues en ese lugar sí hay cabello, pero entre los ojos realmente no hay cabello para rasurar], asimismo aquí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar".

El versículo completo de nuestra parashá recordado en este pasaje del Talmues el siguiente:

"Ustedes son hijos de D'os; no se rasguen ni se rasuren entre vuestros ojos, por un muerto" (Devarim -Deuteronomio- 14:1).

En este versículo encontramos dos temas que fueron unidos en una sola oración. Primero, vemos que en la Torá y el judaísmo todos los componentes del pueblo de Israel son llamados "los hijos de D'os", a diferencia de otras religiones que consideran que sólo uno fue el hijo de D'os (además de que fue matado!). Y el segundo tema del versículo, es la prohibición de dos costumbres de duelo y dolor por la desaparición de algún ser querido, que eran acostumbradas por las personas de aquellas épocas.

La primer costumbre consistía en que quien estaba doliente por alguien, se rasgaba la piel de su cuerpo, demostrando así su gran dolor por esa pérdida, y la segunda costumbre era que también ellos rasuraban completamente la parte del cuero cabelludo que estaba por encima de la frente, dejándola totalmente sin cabello. Sin embargo, la Torá prohibió totalmente estas costumbres paganas.

En cuanto a la comprensión del texto se refiere, a pesar de que está escrito: "ni se rasuren entre vuestros ojos, por un muerto", evidentemente es imposible entender que la prohibición consiste en rasurarse totalmente el pelo que tenemos entre los ojos - ya que allí no hay pelo!, y necesariamente el entendimiento correcto y literal del versículo es como explicamos anteriormente, que está haciendo referencia al rasuramiento del cabello que se encuentra por encima de los ojos, es decir por encima de la frente.

Conclusión:

Ahora que entendimos este versículo de nuestra parashá, las palabras de Nuestros Sabios del Talmud brillan con una singular belleza delante nuestro por la verdad que encierran, pues así como aquí es imposible entender que "entre vuestros ojos", se refiere a que está prohibido rasurarse a la altura de los ojos, de la misma forma debemos comprender los versículos que al hablar de los tefilín dicen: "entre tus ojos".

Gracias a las enseñanzas de la Torá Oral podemos comprender correctamente y en forma simple lo que la Torá Escrita expresó respecto de los tefilín. No tenemos ninguna necesidad de explicar que al escribir: "entre tus ojos", la Torá se refirió al lugar de la cabeza donde se origina el nervio óptico o explicaciones similares que lo único que hacen es perjudicar al verdadero entendimiento de la belleza de la Torá, pues Nuestros Sabios nos han enseñado que en la Torá la expresión: "entre los ojos", verdaderamente significa: "sobre los ojos", y cualquier pregunta que se nos pueda despertar, no es otra cosa más que el fruto de nuestro desconocimiento de la Torá y su lenguaje.

Es por eso que nunca debemos dudar de las enseñanzas de Nuestros Sabios, aunque la lógica que ellas encierren sea incomprensible para nosotros, pues la fuente de la cual ellas provienen se remonta directamente hasta la revelación Divina en el Monte Sinai. De lo único que debemos dudar es de nuestro limitado entendimiento sobre una ilimitada sabiduría.

Haftarat 48 Shof´tim Ieshaiahu (Isaías) 51: 12 - 52: 12 (Sefaradim)

En la lectura de la haftará de esta semana leeremos la cuarta de las siete profecías de consuelo para el pueblo de Israel, extraídas del libro del profeta Ieshaiahu.

"Yo, Yo soy Quien os consuela. ¿Quién eres tú, que temes del ser humano que morirá y del hijo del hombre que se asemeja a la hierba?" (51:12)

"Yo soy el mismo, no cambié. Yo soy Quien os consuela, y deben saber que este consuelo es verdadero y duradero, pues proviene de Mí. Pero debo preguntarte a ti, pueblo de Israel: ¿Quién eres tú, que temes del ser humano que morirá y del hijo del hombre que se asemeja a la hierba? Tú eres quien ha cambiado. Ya no te reconozco. Cuando te saqué de la tierra de Egipto confiabas solamente en Mí y no temías de pueblo alguno, pero ahora tú temes del hombre, de un ser humano que su vida es tan efímera como la de un vegetal, que hoy está húmedo y con vida, pero mañana estará seco totalmente.

"Dos (desgracias) he aquí que te han ocurrido, ¿quién te consolará?, el robo y el quebrantamiento, el hambre y la espada, ¿con quién te consolarás? (51:19)

El profeta Ieshaiahu nos recuerda aquí los sufrimientos que padeció el pueblo de Israel, y le dice: "¿quién te consolará?", pues no quedó nadie que pueda consolar al pueblo, ya que todos se han levantado en su contra y él ha quedado solitario.

Además, al final del versículo le dice: "¿con quién te consolarás?", porque no sólo que nadie puede venir a consolar a Israel, sino que ningún pueblo puede servir de consuelo para Israel, ya que ninguna otra nación ha sufrido las penurias que Israel vivió.

A pesar de que el profeta dice que dos cosas malas le han ocurrido al pueblo, vemos que en el versículo son recordadas cuatro cosas: "el robo y el quebrantamiento, el hambre y la espada". Los comentaristas nos explican que los conceptos "el hambre y la espada" son la explicación de "el robo y el quebrantamiento", pues el quebrantamiento fue la consecuencia del hambre, y el robo fue producido por la espada de los ejércitos que atacaron al pueblo.

Sin embargo, Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán", nos explica que en realidad el profeta está haciendo referencia a dos distintas clases de pecados.

El primer tipo de pecado viene como consecuencia de la riqueza, y tiene lugar cuando el hombre que acumula bienes se enaltece y se desvía en pos de lo vano y lo necio para satisfacer todos sus deseos. Y esta clase de pecado evidentemente no tiene relación con la gente pobre.

Pero hay otra clase de pecado que sí puede tener relación con el pobre, y tiene lugar cuando todos los pensamientos acerca de su situación lo llevan a pensar que la suerte en este mundo depende de los astros, olvidándose de que D'os dirige el mundo. Y por cuanto que esta clase de pensamientos son la base para la herejía, en consecuencia, él termina adorando algo que no es D'os.

Pero en una sola persona (o en un sólo pueblo) es ilógico que se encuentren estas dos clases de pecados, pues ellos son la consecuencia de dos situaciones distintas y opuestas.

Sin embargo, el pueblo de Israel en la época del Primer Templo de Jerusalem realmente cometió dos pecados que demuestran una contradicción: por un lado, ellos se desviaron del camino recto y mantuvieron relaciones sexuales con mujeres que les estaban prohibidas para satisfacer sus deseos - y como explicamos, este pecado tiene relación con los ricos - y por otra parte ellos transgredieron la prohibición de la idolatría - y este pecado tiene relación con los pobres - ¿y cómo puede ser que un pueblo (o una persona) tenga una conducta tan irracionalmente contradictoria?

Por eso, el profeta Ieshaiahu - en nombre de D'os - amonestó a los hijos de Israel diciéndoles: "Dos (desgracias) he aquí que te han ocurrido". Ieshaiahu les dijo a ellos que específicamente dos fueron las desgracias que les sobrevinieron, pues ellas fueron las consecuencias de sus dos clases de pecados.

Shabat Shalom.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Jueces y Policías instituirás para ti en todas las entradas de tus ciudades…" (Devarim 16:18).

El lenguaje de este versículo es extraño ya que las palabras "para ti" aparentemente son innecesarias, pues la Torá podría haber dicho simplemente: "Jueces y Policías instituirás en todas las entradas de tus ciudades…". ¿Por qué la Torá enfatizó que los jueces y los policías que debemos instituir deben ser para nosotros?

De aquí podemos entender que la Torá quiere que cada uno de nosotros sea verdaderamente justo y que no tenga dos formas de "hacer justicia", una siendo permisivo con uno mismo, y otra siendo riguroso y exigiéndole a los demás. La Torá quiere que así como juzgamos a los demás también nos juzguemos a nosotros mismos.

(Basado en el libro Toldot Iaakov Iosef).

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Parashá 48 Shof´tim

Parashá 48 Shof´tim (D´varim 11: 26 – 16: 17)

Tema: “¿Podemos Crees en las palabras de nuestros sabios?”

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (11:26 - 12:10): Moshé Rabenu le explica al pueblo que delante de ellos tienen el camino de la bendición o de la maldición. Son recordadas las mitzvot de destruir todos los lugares donde se practicaba la idolatría, de ofrecer los korbanot (sacrificios) sólo en el lugar que D'os elegirá y la prohibición de tener altares privados.

Segunda aliá (12:11 - 28): D'os escogerá el lugar donde se ofrecerán los sacrificios. Leyes referentes a la consumición de carne.

Tercer aliá (12:29 - 13:19): Moshé les advierte que no se desvíen en pos de la idolatría, y que no agreguen mitzvot a la Torá y tampoco disminuyan de ellas. Es recordada la prohibición de escuchar a falsos profetas o familiares o seres queridos que intenten desviarnos del camino de D'os. La obligación de destruir a la ciudad que se haya pervertido totalmente detrás de la idolatría.

Cuarta aliá (14:1 - 21): No podemos hacer determinadas acciones como señal de luto por la muerte de un ser querido. Los animales que está permitido comer. Los pescados permitidos para el consumo. Las aves permitidas para el consumo.

Quinta aliá (14:22 - 29): Las leyes de los diezmos. Las leyes de la shemitá (año sabático de la tierra).

Sexta aliá (15:1 - 18): Leyes relacionadas con los esclavos y la caducación de deudas. Leyes de la tzedaká (caridad) y del préstamo de dinero sin interés.

Séptima aliá (15:19 - 16:17): Algunas leyes sobre los primogénitos de los animales. Moshé le recuerda al pueblo que cuide las fiestas de Pésaj, Shavuot y Sucot, incluyendo todas las mitzvot relacionadas con ellas.

Introducción:

Moshé procedió a repasar las normas necesarias para asegurar las condiciones de una sociedad civilizada.

En cada ciudad debían nombrarse jueces y funcionarios locales, y la justicia debía ser administrada correcta e imparcialmente. En consecuencia, un juez tenía prohibido mostrar parcialidad o aceptar sobronos. Si un juez local encontrara un caso muy difícil de resolver, debía derivarlo a una autoridad superior, es decir, a los cohanim y la Suprema Corte, con asiento en el Santuario. Su decisión era definitiva y la negativa a acatarla podía ser castigada con la muerte.

El pecado de idolatría, determinado luego de una amplia investigación, era castigado con la muerte por apedreamiento. El acusado no podía ser condenado por el testimonio de un solo testigo. Se requerían por lo menos dos, los cuales eran los primeros en llevar a cabo la ejecución.

Moshé vaticinó que llegaría el tiempo en quelos judíos desearían que los gobernara un rey, como ocurría con otras naciones. Cuando esto suciediera, el rey debería ser un israelita nativo elegido por Di-s. No debería abusar de su poder para acopiar muchos caballos, mantener un harén o acumular grandes riquezas, y tendría que escribir una copia de la Torá, de modo que fuera temeroso de Di-s y observante de la Ley.

Después de enumaerar los presentes que debían recibir los sacerdotes para su sostén, Moshé dispuso que si un cohén de otra ciudad llegara al Santuario, se le permitiría oficiar junto con los demás cohanim y obtener parte de los obsequios que estos recibían.

La Torá prohibe todas las formas de superstición y "magia" practicadas por un adivino. Israel no tenía necesidad de recurrir a tales trucos pues el Señor le proveería de inspirados profetas surgidos de entre los propios israelitas. Ellos debían comunicarles la voluntad de Di-s. Los falsos profetas que hablaran en nombre de ídolos debían ser castigados con la muerte. El falso vidente podía ser descubierto al no cumplirse sus predicciones.

La remoción de un mojón para ampliar una propiedad era considerada robo. Antes de que alguien pudiera ser convicto de un crimen, su acto criminal debían ser confirmado por dos testigos, por lo menos. Si se descubría que un testigo había levantado falso testimonio, debía recibir el castigo destinado a la víctima inocente.

Los israelitas no debían atemorizarse antes de entrar en batalla contra un enemigo poderoso, pues el Señor los protegería. Tres categorías de hombres estaban exceptuados del servicio militar: el que recién habían construido una casa y aún no la había inaugurado; el que habían plantado un viñedo pero no había alcanzado a disfrutar de su producción, y el recién casado.

Antes de atacar una ciudad hostil, Israel debía tratar de negociar una entrada pacífica, en cuyo caso los habitantes se convertirían en sus subordinados. Sólo si este intento pacífico fracasara, podía emprenderse la guerra. Si Israel venciese, todos los hombres del ejército enemigo serían ejectuados, pero sus mujeres e hijos serían dejados con vida. No debían destruirse los árboles frutales durante un asedio si había otros alimentos disponibles, a fin de que continuaran beneficiando a los nuevos habitantes de la ciudad conquistada.

Si se encontraba en el campo el cuerpo de una persona asesinada y no se podía descubrir al asesino, la responsabilidad por el asesinato recaía sobre la ciudad más cercana a la escena del crimen. Como expiación, los jueces y ancianos de la ciudad, actuando en nombre de los demás habitantes, debían sacrificar una vaquilona joven en un valle no cultivado po rel que pasaba una corriente de agua. Entonces debían lavarse las manos en presencia de cohanim, atestiguar que de ningún modo eran responsables por el asesinato y rezar solicitando el perdón del Señor. -Extraído del libro "Lilmod ULelamed" de Edit. Yehuda-.

Desarrollo:

En la parashá de esta semana encontramos diversos temas sobre los cuales podríamos extendernos, pero en esta oportunidad nos dedicaremos específicamente a uno de ellos: la creencia en las palabras de Nuestros Sabios.

Mucho es lo que se puede hablar acerca de la importancia y la necesidad de la Torá Oral, es decir, toda la tradición que D'os le enseñó a Moshé Rabenu en el monte Sinai y que fue transmitiéndose en forma oral de maestro a alumno de generación en generación - hasta que finalmente fue compilada en los distintos libros de Nuestros Sabios (la Mishná, el Talmud, la Tosaftá, la Baraitá, los distintos Midrashim, etc.), pues sin sus enseñanzas no podríamos entender muchas partes de la Torá escrita.

Por citar uno de los muchos ejemplos posibles, traeremos el caso de la conocida mitzvá de los tefilín, llamados en español 'filacterias', y que son ni más ni menos que unas cajitas cuadradas de cuero, pintadas de negro, que en su interior contienen varios pasajes de la Torá escritos sobre pergamino, y que se ajustan a la cabeza y al brazo mediante tiras que también son de cuero pintado de negro. ¿Quién no sabe lo que son los tefilín?

La mitzvá de los tefilín figura cuatro veces en toda la Torá - dos veces en el libro de Éxodo y dos en Deuteronomio - y estos son los versículos:

"Y será para ti una señal sobre tu mano y un recordatorio entre tus ojos, para que esté la Torá de D'os en tu boca, pues con mano fuerte te ha sacado D'os de Egipto" (Shemot - Éxodo- 13:9).

"Y será una señal sobre tu mano, y totafot entre tus ojos, pues con mano fuerte nos ha sacado D'os de Egipto" (Shemot 13:16).

"Y estarán estas palabras que Yo te ordeno hoy en tu corazón… y las atarás - como señal - a tu mano, y serán como totafot entre tus ojos" (Devarim -Deuteronomio- 6:6 y 8).

"Y ustedes pondrán estas palabras Mías, en su corazón y en su alma, y las atarán - como señal - a vuestras manos, y serán como totafot entre vuestros ojos" (Devarim 11:18).

Si quisiéramos comprender el significado de estos versículos sin la interpretación de Nuestros Sabios nos sería imposible, pues vemos claramente que para saber realmente lo que es "una señal sobre tu mano", o "un recordatorio entre tus ojos", o para comprender lo qué significa la palabra "totafot", estamos obligados a recurrir a la tradición oral, transmitida de generación en generación a través de los Sabios del pueblo de Israel.

Pero por cuanto que Nuestros Sabios nos explicaron que estos versículos hacen referencia a la mitzvá de los tefilín, ahora entendemos qué son esas señales, esos recordatorios y esos totafot. Sin embargo, todavía debemos estudiar dónde es que los tefilín deben ser colocados, y aunque aparentemente es muy fácil responder a esta pregunta siguiendo las palabras del versículo, aquí se complica mucho la compatibilidad entre la Torá Escrita y la transmisión oral de Nuestros Sabios, como explicaremos a continuación.

Si nos atenemos literalmente a las palabras de estos versículos entenderemos que sin ningún lugar a dudas, uno de los tefilín debe ser colocado sobre la mano y el otro entre los ojos, pero para nuestra sorpresa no es esta la opinión de Nuestros Sabios en el Talmud:

"¿Cómo sabemos que los tefilín se deben colocar en la parte alta de la cabeza?

- Pues estudiaron Nuestros Maestros: 'entre tus ojos' - se refiere a la parte alta de la cabeza.

- Tú dices que se refiere a la parte alta de la cabeza, pero tal vez se refiere [a que debes colocártelos] 'entre tus ojos' realmente?

- Está escrito aquí [respecto de los tefilín]: 'entre tus ojos' y está escrito en otro lugar [de la Torá, respecto de otro tema]: '…ni se rasuren entre vuestros ojos…' (Devarim 14:1), y así como sabemos que allí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar [pues en ese lugar sí hay cabello, pero entre los ojos realmente no hay cabello para rasurar], asimismo aquí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar" (Menajot 37b).

En primera instancia alguien podría alegar que es muy difícil comprender y aceptar las palabras del Talmud, pues ellas contradicen claramente lo que está escrito en la Torá, ya que de acuerdo con las enseñanzas de los Sabios debemos colocarnos los tefilín de la cabeza sobre los ojos, es decir, en el lugar donde comienza a crecer el cabello, pero la Torá nos dice claramente que debemos colocarnos los tefilín entre los ojos, y a pesar de que podemos y debemos aceptar las palabras de Nuestros Sabios transmitidas mediante la Torá Oral cuando algo no está suficientemente aclarado en la Torá Escrita, ¿cómo podremos nosotros - judíos creyentes en la Torá - cumplir las palabras del Talmud, abandonando lo que está escrito claramente en la Torá? (Y más aún, ¿esta contradicción no demostraría que las palabras del Talmud y toda la tradición oral son de dudosa credibilidad?).

La respuesta a esta difícil pregunta, es un simple: "No". Quien quiera o pueda afirmar que algo que dijeron Nuestros Sabios - de bendita memoria, contradice a la Torá escrita, simplemente se está equivocando. Pero no es que esta afirmación es incorrecta por definición solamente, porque debemos creer ciegamente en las palabras de la tradición oral, sino simplemente porque Nuestros Sabios sabían a la perfección toda la Biblia y su idioma: el "lashón hakódesh" (la lengua sagrada) - idioma muy diferente del hebreo moderno, en su significado y uso.

Un simple ejemplo de esto que acabamos de explicar, es lo que encontramos anteriormente respecto del lugar en la cabeza donde los tefilín deben ser colocados. ¿Cómo aprendió el Talmud que el lugar de los tefilín de la cabeza no es "entre los ojos" realmente? Estudiando un versículo que aparece en nuestra parashá, y que a continuación transcribiremos en forma completa, pero antes recordemos el pasaje del Talmud nuevamente:

"Está escrito aquí [respecto de los tefilín]: 'entre tus ojos' y está escrito en otro lugar [de la Torá, respecto de otro tema]: '…ni se rasuren entre vuestros ojos…' (Devarim 14:1), y así como sabemos que allí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar [pues en ese lugar sí hay cabello, pero entre los ojos realmente no hay cabello para rasurar], asimismo aquí se está haciendo referencia a la parte alta de la cabeza, al lugar donde se puede rasurar".

El versículo completo de nuestra parashá recordado en este pasaje del Talmues el siguiente:

"Ustedes son hijos de D'os; no se rasguen ni se rasuren entre vuestros ojos, por un muerto" (Devarim -Deuteronomio- 14:1).

En este versículo encontramos dos temas que fueron unidos en una sola oración. Primero, vemos que en la Torá y el judaísmo todos los componentes del pueblo de Israel son llamados "los hijos de D'os", a diferencia de otras religiones que consideran que sólo uno fue el hijo de D'os (además de que fue matado!). Y el segundo tema del versículo, es la prohibición de dos costumbres de duelo y dolor por la desaparición de algún ser querido, que eran acostumbradas por las personas de aquellas épocas.

La primer costumbre consistía en que quien estaba doliente por alguien, se rasgaba la piel de su cuerpo, demostrando así su gran dolor por esa pérdida, y la segunda costumbre era que también ellos rasuraban completamente la parte del cuero cabelludo que estaba por encima de la frente, dejándola totalmente sin cabello. Sin embargo, la Torá prohibió totalmente estas costumbres paganas.

En cuanto a la comprensión del texto se refiere, a pesar de que está escrito: "ni se rasuren entre vuestros ojos, por un muerto", evidentemente es imposible entender que la prohibición consiste en rasurarse totalmente el pelo que tenemos entre los ojos - ya que allí no hay pelo!, y necesariamente el entendimiento correcto y literal del versículo es como explicamos anteriormente, que está haciendo referencia al rasuramiento del cabello que se encuentra por encima de los ojos, es decir por encima de la frente.

Conclusión:

Ahora que entendimos este versículo de nuestra parashá, las palabras de Nuestros Sabios del Talmud brillan con una singular belleza delante nuestro por la verdad que encierran, pues así como aquí es imposible entender que "entre vuestros ojos", se refiere a que está prohibido rasurarse a la altura de los ojos, de la misma forma debemos comprender los versículos que al hablar de los tefilín dicen: "entre tus ojos".

Gracias a las enseñanzas de la Torá Oral podemos comprender correctamente y en forma simple lo que la Torá Escrita expresó respecto de los tefilín. No tenemos ninguna necesidad de explicar que al escribir: "entre tus ojos", la Torá se refirió al lugar de la cabeza donde se origina el nervio óptico o explicaciones similares que lo único que hacen es perjudicar al verdadero entendimiento de la belleza de la Torá, pues Nuestros Sabios nos han enseñado que en la Torá la expresión: "entre los ojos", verdaderamente significa: "sobre los ojos", y cualquier pregunta que se nos pueda despertar, no es otra cosa más que el fruto de nuestro desconocimiento de la Torá y su lenguaje.

Es por eso que nunca debemos dudar de las enseñanzas de Nuestros Sabios, aunque la lógica que ellas encierren sea incomprensible para nosotros, pues la fuente de la cual ellas provienen se remonta directamente hasta la revelación Divina en el Monte Sinai. De lo único que debemos dudar es de nuestro limitado entendimiento sobre una ilimitada sabiduría.

Haftarat 48 Shof´tim Ieshaiahu (Isaías) 51: 12 - 52: 12 (Sefaradim)

En la lectura de la haftará de esta semana leeremos la cuarta de las siete profecías de consuelo para el pueblo de Israel, extraídas del libro del profeta Ieshaiahu.

"Yo, Yo soy Quien os consuela. ¿Quién eres tú, que temes del ser humano que morirá y del hijo del hombre que se asemeja a la hierba?" (51:12)

"Yo soy el mismo, no cambié. Yo soy Quien os consuela, y deben saber que este consuelo es verdadero y duradero, pues proviene de Mí. Pero debo preguntarte a ti, pueblo de Israel: ¿Quién eres tú, que temes del ser humano que morirá y del hijo del hombre que se asemeja a la hierba? Tú eres quien ha cambiado. Ya no te reconozco. Cuando te saqué de la tierra de Egipto confiabas solamente en Mí y no temías de pueblo alguno, pero ahora tú temes del hombre, de un ser humano que su vida es tan efímera como la de un vegetal, que hoy está húmedo y con vida, pero mañana estará seco totalmente.

"Dos (desgracias) he aquí que te han ocurrido, ¿quién te consolará?, el robo y el quebrantamiento, el hambre y la espada, ¿con quién te consolarás? (51:19)

El profeta Ieshaiahu nos recuerda aquí los sufrimientos que padeció el pueblo de Israel, y le dice: "¿quién te consolará?", pues no quedó nadie que pueda consolar al pueblo, ya que todos se han levantado en su contra y él ha quedado solitario.

Además, al final del versículo le dice: "¿con quién te consolarás?", porque no sólo que nadie puede venir a consolar a Israel, sino que ningún pueblo puede servir de consuelo para Israel, ya que ninguna otra nación ha sufrido las penurias que Israel vivió.

A pesar de que el profeta dice que dos cosas malas le han ocurrido al pueblo, vemos que en el versículo son recordadas cuatro cosas: "el robo y el quebrantamiento, el hambre y la espada". Los comentaristas nos explican que los conceptos "el hambre y la espada" son la explicación de "el robo y el quebrantamiento", pues el quebrantamiento fue la consecuencia del hambre, y el robo fue producido por la espada de los ejércitos que atacaron al pueblo.

Sin embargo, Rabí Iehonatán Aibshitz (1690 - 1764) en su libro "Ahavat Iehonatán", nos explica que en realidad el profeta está haciendo referencia a dos distintas clases de pecados.

El primer tipo de pecado viene como consecuencia de la riqueza, y tiene lugar cuando el hombre que acumula bienes se enaltece y se desvía en pos de lo vano y lo necio para satisfacer todos sus deseos. Y esta clase de pecado evidentemente no tiene relación con la gente pobre.

Pero hay otra clase de pecado que sí puede tener relación con el pobre, y tiene lugar cuando todos los pensamientos acerca de su situación lo llevan a pensar que la suerte en este mundo depende de los astros, olvidándose de que D'os dirige el mundo. Y por cuanto que esta clase de pensamientos son la base para la herejía, en consecuencia, él termina adorando algo que no es D'os.

Pero en una sola persona (o en un sólo pueblo) es ilógico que se encuentren estas dos clases de pecados, pues ellos son la consecuencia de dos situaciones distintas y opuestas.

Sin embargo, el pueblo de Israel en la época del Primer Templo de Jerusalem realmente cometió dos pecados que demuestran una contradicción: por un lado, ellos se desviaron del camino recto y mantuvieron relaciones sexuales con mujeres que les estaban prohibidas para satisfacer sus deseos - y como explicamos, este pecado tiene relación con los ricos - y por otra parte ellos transgredieron la prohibición de la idolatría - y este pecado tiene relación con los pobres - ¿y cómo puede ser que un pueblo (o una persona) tenga una conducta tan irracionalmente contradictoria?

Por eso, el profeta Ieshaiahu - en nombre de D'os - amonestó a los hijos de Israel diciéndoles: "Dos (desgracias) he aquí que te han ocurrido". Ieshaiahu les dijo a ellos que específicamente dos fueron las desgracias que les sobrevinieron, pues ellas fueron las consecuencias de sus dos clases de pecados.

Shabat Shalom.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Jueces y Policías instituirás para ti en todas las entradas de tus ciudades…" (Devarim 16:18).

El lenguaje de este versículo es extraño ya que las palabras "para ti" aparentemente son innecesarias, pues la Torá podría haber dicho simplemente: "Jueces y Policías instituirás en todas las entradas de tus ciudades…". ¿Por qué la Torá enfatizó que los jueces y los policías que debemos instituir deben ser para nosotros?

De aquí podemos entender que la Torá quiere que cada uno de nosotros sea verdaderamente justo y que no tenga dos formas de "hacer justicia", una siendo permisivo con uno mismo, y otra siendo riguroso y exigiéndole a los demás. La Torá quiere que así como juzgamos a los demás también nos juzguemos a nosotros mismos.

(Basado en el libro Toldot Iaakov Iosef).

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