sábado, 25 de junio de 2011

Parashá 39 Jukat

Parashá 39 Jukat (B´midbar 19: 1 – 22: 1)

Tema: “La Muerte”

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (19:1-17): Las leyes de la vaca rojiza. La purificación de quienes estuvieron en contacto con cadáveres.

Segunda aliá (19:18 - 20:6): La muerte de Miriam y la sed del pueblo.

Tercera aliá (20:7-13): El pecado de Moshé y Aharón, y el decreto de D’s sobre ellos.

Cuarta aliá (20:14-21): El pedido al pueblo de Edóm y su rechazo.

Quinta aliá (20:22 - 21:9): La muerte de Aharón. La guerra contra el Kenaanita. La queja del pueblo y el castigo de las serpientes.

Sexta aliá (21:10-20): Otros desplazamientos y acontecimientos de Israel. La canción de Israel.

Séptima aliá (21:21 - 22:1): Las guerras en contra de los reyes Sijón y Og.

Introducción:

En parashá Jukat encontramos una nueva versión de un episodio algo conocido por nosotros de las parashot anteriores. Todo tipo de quejas tuvo el pueblo de Israel en el desierto en contra de D’s y en contra de Moshé, y aquí vemos una queja en contra del man (maná) que recibían del cielo todos los días de la semana, con excepción del shabat, ya que el día viernes recibían dos raciones.

Realmente, ¿cómo nos sentiríamos nosotros si comiéramos durante cuarenta años, todos los días la misma comida? Bueno, la respuesta a esta pregunta es justificable y entendible, pero cuando la pregunta gira alrededor de una comida que no tenía siempre el mismo gusto sino que tomaba el gusto que deseaba saborear quien la ingería, la respuesta no es tan obvia. Veamos los versículos:

"Habló el pueblo en contra de D’s y de Moshé: ¿Por qué nos han hecho ascender de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay alimentos y tampoco hay agua, y nuestra alma está asqueada del alimento ligero. Y envió D’s a las serpientes quemadoras y mordieron al pueblo, y murió mucha gente del pueblo. Fue el pueblo a Moshé y dijeron: Hemos pecado pues hablamos en contra de D’s y en tu contra, reza a D’s y que quite de nosotros a las serpientes. Y rezó Moshé por el pueblo. Le dijo D’s a Moshé: Haz para ti una (serpiente) quemadora y ponla sobre un asta, y ocurrirá que todo aquel que fue mordido, la mirará y vivirá. Hizo Moshé una serpiente de cobre y la puso sobre un asta, y ocurría que si mordía la serpiente a un hombre, éste miraba a la serpiente y permanecía con vida" (21:5-9).

El maná tenía la propiedad de ser aprovechado totalmente por el cuerpo, y por eso ellos no tenían la necesidad de hacer sus necesidades todo el tiempo que lo ingirieron. Esa es la razón por la cual lo llamaron el "pan ligero". Pero por algún motivo (que no trataremos en esta oportunidad) esta situación les preocupaba, y ellos se quejaron en contra de D’s y de Moshé, y su castigo fue ser mordidos por serpientes que tenían un veneno tan poderoso, que ellos sentían que un fuego los consumía por dentro, y por eso la Torá las llama las "serpientes quemadoras".

Más allá de otros detalles del texto, llama la atención la forma que D’s eligió para que se curen. Hasta tal punto esto es curioso que Nuestros Sabios, se refirieron en la Mishná a este caso y otro similar:

"'Y ocurría que cuando Moshé levantaba su mano prevalecía Israel, pero cuando bajaba su mano prevalecía Amalek' (Shemot -Éxodo- 17:11). ¿Acaso las manos de Moshé hacían la guerra o dejaban de hacerla? Esto viene a informarte que todo tiempo que Israel observaba hacia arriba, sometiendo su corazón a su Padre Celestial, ellos ganaban, y si no, eran derrotados. Algo parecido encontramos: 'Haz para ti una (serpiente) quemadora y ponla sobre un asta, y ocurrirá que todo aquel que fue mordido la mirará y vivirá' (Bamidvar -Números- 21:8). ¿Acaso la serpiente mata o la serpiente cura? Esto viene a informarte que todo tiempo que Israel observaba hacia arriba, sometiendo su corazón a su Padre Celestial, ellos eran curados, y si no, se deshacían…" (Rosh HaShaná 3:8).

El Rav Eliahu Dessler en su libro "Mijtav Meeliahu" (quinta parte, págs. 145-146), nos dice que estos dos ejemplos - es decir, lo que ocurrió en la guerra contra el pueblo de Amalek y en el episodio de las serpientes - nos enseñan acerca del poder de obrar en el corazón de la persona que tienen la imaginación y la ilustración. Sin estos dos elementos sería imposible fortalecerse y concentrarse para acercar hasta nuestras almas y nuestro sentimiento todas las enseñanzas espirituales que estudiamos a diario, puesto que nuestros corazones están lejanos de cualquier realidad espiritual diferente a las cosas que nos rodean durante todas las horas del día.

Es por eso que aquí la Torá resaltó mucho el tema de la ilustración y la imaginación. Cuando Moshé elevaba sus manos hacia los cielos, provocaba que el pueblo de Israel se dé cuenta de que no debía observar sólo al pueblo de Amalek - que en ese momento estaba luchando contra ellos, sino que debía observar dónde comenzaba la raíz espiritual de ese pueblo de Amalek, es decir, que ellos debían observar en las fuerzas espirituales del corazón del hombre - ya que toda consecuencia está precedida de una causa.

Asimismo, D’s le ordenó a Moshé Rabenu que coloque la serpiente de cobre en un lugar alto, para despertar el corazón del pueblo para que medite sobre la verdadera razón de lo que allí estaba ocurriendo, sobre la raíz espiritual de la serpiente; para que no se dejen llevar solamente por la fantasía natural que ellos tenían delante de sus ojos.

Por eso D’s le dijo a Moshé respecto de la serpiente de cobre que debía hacer: "y ponla sobre un asta". En el Tanaj (Biblia), la palabra "nes" que traducimos aquí como "asta, mástil", generalmente significa: "lugar alto, elevado", y por eso este término es generalmente utilizado con la connotación de: "milagro", pues también el milagro es algo que se encuentra por encima de todo lo que acostumbramos ver conocido con el nombre de "naturaleza".

Mediante esta acción se le estaba insinuando al pueblo de Israel que ellos debían elevarse para comprender que a pesar de que alguien que está en un nivel bajo puede pensar que los milagros son fenómenos que no tienen nada en común con el curso natural de las cosas, alguien que está en un nivel espiritual más elevado debe comprender que en verdad los milagros ocurren a diario y están totalmente conectados y comunicados con la realidad cotidiana.

Desarrollo:

La parashá Jukat comienza enseñando sobre la Pará Adumá, la vaca roja, el rito practicado para purificar a aquellos que han estado en contacto con el muerto. La Pará Adumá es uno de los mandamientos más oscuros, y sirve como un prototipo de lo que es el "jok" - la clase de mandamiento que trasciende el entendimiento humano: No sólo es la respuesta - la Pará Adumá - difícil de comprender, sino que la causa - la muerte - está también finalmente más allá del entendimiento humano.

En esta parashá, la muerte es presentada no meramente como una respuesta ritual, sino que de alguna manera es el tema principal de la parashá. Miriam y Aharón murieron en esta parashá y Moshé recibió la sentencia de muerte. Al leer entre líneas, las muertes de muchos otros también pueden ser vistas, pero antes de explorar entre las líneas veamos el texto:

"Los hijos de Israel, toda la congregación, llegó al desierto de Tzin en el primer mes y el pueblo permaneció en Kadesh. Allí Miriam murió y allí fue enterrada. No había agua para la congregación, y ellos se juntaron alrededor de Moshé y Aharón" (20:1 - 2).

El Talmud deduce de este versículo que el agua que tomaban los hijos de Israel en el desierto existía por mérito de Miriam, y con su fallecimiento el mérito del agua se disipó también.

Rabí Iosef hijo de Rabí Iehudá dijo: tres buenos líderes han surgido en Israel, llamados Moshé, Aharón y Miriam, y por ellos, tres buenas cosas fueron otorgadas [al pueblo de Israel], llamadas el manantial, la columna de nube y el maná. El manantial, por el mérito de Miriam; la columna de nube, por el mérito de Aharón; el maná, por el mérito de Moshé. Cuando Miriam murió el manantial desapareció, como está escrito: 'Y Miriam murió allí', e inmediatamente sigue el versículo 'no había agua para la congregación'; y retornó por el mérito de los otros dos (Moshé y Aharón). (Talmud Taanit 9a).

El pueblo estaba claramente muy preocupado. Esta no es la primera vez que la nación se acerca a Moshé a quejarse sobre la falta de provisiones. Ni siquiera es la primera vez que una queja es registrada sobre la falta de agua. Aquí, sin embargo, hay una sutil diferencia. Retornemos al texto:

"Y el pueblo discutió con Moshé, y habló, diciendo: 'ojalá hubiésemos muerto cuando murieron nuestros hermanos ante D’s! ¿Para qué nos has traído a toda la congregación de D’s al desierto, para morir nosotros y nuestros animales allí? ¿Y para qué nos has sacado de Egipto para traernos a este lugar malo? Este no es lugar de siembra, o de higos o de viñedos o de granadas; ni siquiera hay agua para tomar" (20:3 - 5).

Esta letanía de quejas has sido escuchada anteriormente; fueron usadas diferentes palabras o imágenes pero fue dado el mismo mensaje: Egipto era mejor que esto. El pueblo extrañaba su lugar de nacimiento. Las dificultades fueron olvidadas, y sólo quedaba la nostalgia por la casa de su juventud.

Pero esta descripción fue de alguna manera imprecisa, puesto que esta es una nueva generación. La mayoría de estas personas nunca vieron Egipto!! Muy calladamente, sin fanfarrias, los cuarenta años de de ambulación por el desierto, prometidos en la parashá de Shelaj, habían pasado. Esta nueva generación, nacida en el desierto, no tenía nada por lo cual sentir nostalgia. Estas personas no deberían haber sufrido de ninguna "mentalidad de esclavos", puesto que ellos nacieron libres. La muerte de Miriam tuvo lugar cuando el decreto de los cuarenta años ya había vencido. Rashí alude a esto en su comentario:

"Toda la congregación": toda la comunidad (intacta), porque aquellos que tenían que morir en el desierto ya perecieron, y estos (los que quedaron) fueron apartados para vivir" (Rashí 20:1).

Miriam había muerto; Aharón y Moshé pronto seguirían. Más aún, toda la generación de los que nacieron en Egipto y fueron esclavos, cualquiera de edad de más de 20 años, había muerto. La Torá no mencionó los años que pasaron, sino que la última fecha mencionada en el texto es casi 40 años antes de los eventos descriptos en este pasaje. Quizás este es el significado de por qué la parashá comienza con el antídoto para la muerte: esto no es una discusión teórica, o una ley que se aplica ocasionalmente. Esta es una situación que ha acontecido en todo hogar. Una generación entera se ha perdido - ha muerto.

Y sin embargo, los hijos hablan igual que los padres hablaron. Quizás esto no nos debería sorprender; los hijos frecuentemente imitan a sus padres, incluso si su contexto personal ha sido alterado. Ellos cuestionaron a Moshé respecto de la sabiduría del éxodo: "¿por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este lugar malo?". Por supuesto que estas personas, en su totalidad, no vieron nunca Egipto, ni fueron sacadas de allí, pero ellas internalizaron el sufrimiento de sus familias.

La observación de que una nueva generación surgió nos ayudará a entender el episodio central de la parashá: la indiscreción de Moshé con la roca, el acto que llevó a la sentencia de muerte a Moshé y a Aharón.

Moshé y Aharón se dirigieron a D’s por ayuda; D’s respondió con la siguiente orden:

"Y D’s habló a Moshé diciendo: 'Toma la vara, y reúne a la congregación, tú y Aharón tu hermano, y hablen a la piedra a vista del pueblo, y ella dará agua. Toma del agua de la piedra, y la darás a la congregación y a su rebaño para que tomen'. Moshé tomó la vara de ante D’s, como se le ordenó: Moshé y Aharón reunieron al pueblo frente a la roca. Él dijo a ellos 'Escuchen ahora, rebeldes, ¿sacaremos agua de esta roca para ustedes?'. Moshé levantó su mano y golpeó la roca con su vara dos veces; una gran cantidad de agua salió y ellos le dieron al pueblo y a su rebaño de tomar" (20:6 - 11).

Una lectura rápida no produce nada excepcional; esta es la clase de evento que ha sido común en el desierto; el pueblo se queja, Moshé se dirige a D’s, Quien resuelve el problema, pero señala las deficiencias del pueblo. Sin embargo, aquí la conclusión contiene un cambio; en lugar de señalar el fracaso de la comunidad, D’s reacciona:

"D’s dijo a Moshé y Aharón: 'Puesto que no creyeron en Mí para santificarme a ojos de los hijos de Israel, no liderarán al pueblo hasta la tierra que Yo les he dado. Estas son las aguas de la contienda (Me Merivá), por las cuales los hijos de Israel discutieron con D’s, y (Él) fue santificado allí'" (20:12 - 13).

La reacción de D’s es sorprendente: Moshé y Aharón han fracasado en su misión, y en consecuencia la entrada, la conquista y el establecimiento en la tierra será sin ellos. Ellos no cruzarán el Jordán; el pueblo de Israel quedará con una meta más allá de su alcance. Pero, ¿cuál fue el pecado? La Torá no dice claramente lo que ellos hicieron; sino que la Torá parece referirse a la causa: 'Puesto que no creyeron en Mí para santificarme a ojos de los hijos de Israel'. Los comentarios no están unificados en su entendimiento de la real ofensa cometida por Moshé y Aharón.

De acuerdo a Rashí, el problema fue el haber golpeado a la roca en lugar de hablarle, pero esta "respuesta" trae una cantidad de preguntas: primero, si el problema fue que golpearon la roca con la vara, ¿por qué este procedimiento fue aceptado en episodios anteriores?

"Se quejó el pueblo con Moshé y dijeron: danos agua para que bebamos. Les dijo Moshé: ¿Por qué se quejan conmigo? ¿Por qué están probando a D’s? Pero el pueblo estaba sediento de agua y se quejó contra Moshé. Dijo: ¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado, de sed? Y Moshé imploró a D’s, diciendo: ¿Qué haré yo con este pueblo? Ellos están dispuestos a apedrearme. Y D’s dijo a Moshé: 'Pasa delante del pueblo y toma contigo de los Ancianos de Israel, y tu vara con la cual golpeaste el río toma en tu mano y ve. He aquí, Yo estaré ante ti allí cerca de la roca en Jorev, y golpearás la roca, y agua saldrá de ella, para que el pueblo beba. Y Moshé lo hizo ante los ojos de los Ancianos de Israel" (Shemot 17:2 - 6).

Inmediatamente después del éxodo, el pueblo pidió agua; allí D’s le pidió a Moshé que llevara su vara y golpee la roca. En nuestro episodio, D’s sólo le dijo a Moshé que traiga su vara, pero no le dijo que golpee la roca. Uno puede intentar defender a Moshé diciendo que las instrucciones de D’s fueron de alguna manera engañosas, al ordenarle a Moshé traer la vara si no la iba a usar, especialmente si la vara fue, de hecho, usada en otra ocasión similar. Pero esta defensa no puede estar en la cara de las instrucciones de D’s, las cuales deben ser llevadas a cabo exactamente, sin ninguna desviación. Sin embargo, el castigo que resultó de esto parece ser excesivo.

Hay un segundo problema con esta visión: ¿Por qué fue castigado Aharón? Él no golpeó la roca; sólo Moshé lo hizo. "Moshé levantó su mano y golpeó la roca con su vara dos veces". Aharón aparentemente no participó del pecado en sí; ¿por qué él tendría el mismo castigo? Quizás Moshé y Aharón discutieron el tema y juntos concluyeron que había que golpear a la piedra dos veces.

El Rambam opina que el pecado fue el enojo de Moshé reflejado en su respuesta al pueblo. Un gran hombre no debe permitir que su enojo lo acapare en ninguna circunstancia. Otra vez, el rol de Aharón parece cuestionable. De acuerdo al Rambam, la frase "escuchen ahora, rebeldes, ¿sacaremos agua de la roca para ustedes?" fue un acto de enojo. Del texto mismo, no está claro si Moshé o Aharón dijeron estas palabras. Quizás aquí Moshé actuó y Aharón habló, como fue en el acuerdo hecho en la zarza ardiente. El único problema con esta resolución, es que el Rambam explícitamente dice que fue Moshé el que habló. Entonces, otra vez, el rol de Aharón y su responsabilidad están en cuestionamiento.

De la misma manera Rashí en su comentario al Talmud dice:

"Por el pecado de decir '"escuchen ahora, rebeldes", él (Moshé) fue castigado y no se le permitió entrar a la Tierra de Israel" (Rashí Sanhedrín 101b, ver Rashí Bamidvar 31:21).

De acuerdo con esta visión el rol de Aharón en el pecado, y por consecuencia su castigo, parecen difíciles de entender.

Los comentarios más místicos, desde el Rambán en adelante, señalan que el haber golpeado la roca dos veces fue el pecado: la roca tendría que haber sido golpeada una sola vez. Lo lógico era que la roca tenía que ser golpeada una sola vez para emanar agua de ella. La segunda vez fue para garantizar que la corriente de agua continúe, un tema que sólo surgió con la muerte de Miriam. Moshé y Aharón estaban preocupados porque el agua no correría; el segundo golpe aseguraría que el agua esté sostenida.

Me gustaría sugerir una solución diferente, basada en varias enseñanzas del Rab Meir Simja de Dvinsk en su comentario "Meshej Jojmá".

El libro Meshej Jojmá nota una aparente interrupción en D’varim. Moshé da una advertencia de las consecuencias de la idolatría, y él agrega:

"… y D’s se enojó conmigo por ustedes y juró que yo no cruzaré el Jordán y no entraré a la tierra…" (D’varim 4:21).

Después de esto Moshé vuelve al tema del momento y continúa hablando sobre la idolatría.

"Pero yo moriré en esta tierra, yo no cruzaré el Jordán; pero ustedes si cruzarán, y poseerán la buena tierra. Tomen precauciones, no sea que se olviden del pacto de D’s, el cual Él hizo con ustedes, y hagan escultura o imagen alguna, lo que les ha ordenado D’s. Puesto que D’s, fuego que consume es, D’s que retribuye.

Cuando hayas tenido hijos e hijos de hijos, y hayas envejecido en la tierra y hayas dañado y hayas hecho esculturas y hayas hecho mal a ojos de D’s, para enfurecerlo…" (D’varim 4:22 - 25).

El Meshej Jojmá sugiere:

"La sabiduría más elevada estaba preocupada, no sea que cuando el pueblo entre a la tierra las personas tratarían a Moshé como una deidad" (Meshej Jojmá D’varim 4:15).

La razón por la cual no le fue permitido a Moshé entrar a la tierra, fue que esta generación que creció en el desierto y presenció milagros increíbles, corría el riesgo de ver a Moshé como algo más que un ser humano. Quizás ellos hubieran pensado que los milagros venían de Moshé y no de D’s. Si aplicamos esta visión a nuestro pasaje, encontramos que después de que Moshé golpeó la roca, D’s pronuncia:

"Puesto que no creyeron en Mí para santificarme a ojos de los hijos de Israel, no liderarán al pueblo hasta la tierra que Yo les he dado."

El problema es que Moshé y Aharón no santificaron a D’s suficientemente; sino que Moshé y Aharón dieron la impresión que el milagro vino de ellos. Seguramente esta no fue la intención de ellos, pero fue el resultado de sus acciones. El propósito de que Moshé saque agua de la roca fue mostrar que D’s es la fuente de todos los milagros. El daño fue hecho, y ellos no pudieron liderar a "este pueblo", a esta generación en particular, dentro de la tierra de Israel.

Si este es el caso, Aharón no era diferente que Moshé. Su estatus a ojos del pueblo era similar. Como resultado de esto, ni Aharón ni Moshé pudieron entrar a la tierra. Por su lado, Moshé tendría que haber entendido el problema inherente de la percepción de santidad en algo que no sea D’s. Recordamos que cuando Moshé bajó de la montaña con las Tablas de Piedra - la Palabra de D’s tallada en la piedra por la "mano" de D’s - al ver la celebración alrededor del becerro de oro, destruyó las Tablas, y de acuerdo con el Talmud, D’s aprobó:

"¿Y cómo sabremos que D’s dió su aprobación? Porque esta dicho: 'que has roto' (asher shibarta): Resh Lakish dijo: (iasher kojejá sheshibarta) 'todas las fuerzas para ti [felicitaciones] por romperlas'" (Talmud Shabat 87a).

El Meshej Jojmá explica que así como el pueblo había errado, pensando que a través del becerro de oro podían crear una relación con D’s, Moshé temió que transformasen la Tablas en algo que contenía divinidad por sí mismo, independiente de D’s. En otras palabras, si ellos ya habían adorado al becerro hecho de oro, ellos podían ciertamente terminar adorando a las Tablas que fueron hechas por D’s mismo. Esta observación explica por qué le fue ordenado a Moshé hacer las segundas Tablas, con sus propias manos, y no por medio de la mano de D’s, puesto que D’s estaba de acuerdo con su análisis (ver Meshej Jojmá Sh’mot 32:19).

"Y D’s le dijo a Moshé: 'esculpe para ti dos tablas de piedra como las primeras; y escribiré sobre estas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas, las cuales has quebrado" (Shemot 34:1).

Esta explicación es apoyada por otro comentario del Meshej Jojmá, en nuestro pasaje en Bamidvar. El Meshej Jojmá nota la interesante frase:

"Y D’s habló a Moshé diciendo: toma la vara, y reúne a toda la congregación, tú y Aharón tu hermano, y habla a la piedra a vista del pueblo".

¿Qué quiere decir "habla a la piedra a vista del pueblo"? La implicación es hablar para que las personas puedan ver, y no - como esperaríamos - en función de que el pueblo escuche. Por supuesto, hubo otro momento donde D’s habló para que las personas vean: en la Revelación en el Sinaí.

"Y todo el pueblo vió los sonidos y los truenos, y el sonido del shofar, y la montaña humeando; y cuando las personas vieron esto, ellos se estremecieron y se alejaron. Y dijeron a Moshé: habla con nosotros, y escucharemos, pero que D’s no hable con nosotros, para no morir" (Sh’mot 20:15:16).

Conclusión:

Esta fue una nueva generación, que no estuvo presente o que era demasiado joven para apreciar la Gran Revelación. Esta nueva generación pronto entraría a la tierra. D’s quería darles una nueva revelación, pero en lugar de ser una revelación clara y visible de D’s, Moshé y Aharón causaron que el pueblo simplemente vea otro milagro. Moshé y Aharón se hicieron ver más impresionantes, pero privaron a la generación que entraría a la Tierra de Israel, de su propia revelación. Al hacer esto, Moshé y Aharón crearon una situación en la cual ellos mismos no podían entrar a la tierra; su "castigo" no fue excesivo, fue meramente el resultado de sus propias acciones.

¿Cuál fue la motivación de Moshé para tomar este curso de acción? Rashí y el Rambam señalaron el enojo como la causa. Por otro lado, podemos decir que cuando Moshé escuchó a esta generación quejarse de manera muy similar a la de la generación anterior, él comenzó a considerar la educación que estos hijos habían recibido de sus padres: si habían heredado el cinismo, las quejas y la actitud de rebeldía, entonces ellos también debían haber recibido algunas características positivas. Quizás Moshé sintió que la experiencia colectiva en el Sinaí había sido efectivamente comunicada, y esta generación no necesitaba otra experiencia colectiva. De acuerdo al Meshej Jojmá, Moshé fue privado de entrar a la tierra de Israel, pero no porque su pecado lo hizo no merecedor; sino que lo opuesto. Moshé era demasiado grande para esta generación. Ellos eran incapaces de entender la pureza del espíritu, la modestia, la grandeza de Moshé. Ellos no tenían conciencia de que el hombre puede alcanzar semejante nivel. D’s deseaba que esta generación sea elevada, para tener el mérito de tener líderes como Moshé y Aharón.

Desafortunadamente, inconscientemente, Moshé y Aharón frustraron ese plan. Ellos, también, morirían en el desierto, y esta nueva generación tendría que entrar sin ellos a la tierra de Israel. En verdad, Moshé y Aharón nunca entraron a la tierra. La nación entró sola, bajo la conducción de Iehoshúa en lugar de Moshé; sí, Iehoshúa fue un gran hombre, pero no era Moshé, y nos quedamos con una pregunta intrigante: ¿qué hubiese pasado si Moshé hubiese entrado con ellos, si Moshé los hubiese liderado?

Mientras que estas preguntas hipotéticas pueden ser tentadoras, podemos decir una cosa con certeza:

El tema de la muerte, el cual penetra esta parashá, hubiese sido considerablemente limitado si Moshé y Aharón hubiesen actuado de diferente manera, y si el pueblo hubiese sido merecedor de tenerlos a ellos como líderes.

Shabat Shalom.

Haftarat Jukat Shof’tim (Jueces) 11: 1– 33 (Sefaradim)

En la parashá de la semana habíamos leído acerca de las primeras guerras que liberó el pueblo de Israel en su camino hacia la tierra de Israel, en contra de Sijón - el rey de Emor, y Og - el rey del Bashán. Es por eso que para la lectura de la haftará de esta semana ha sido escogido un pasaje del libro de los Jueces por su conexión con la parashá, pues aquí leemos acerca de la guerra que liberó Iftaj en contra del pueblo de Amón, que alegaba que el pueblo de Israel le había quitado su tierra muchos años antes (cosa que no fue verdad).

Antes de que el pueblo de Israel designe a Iftaj como su representante, encontramos que el texto nos dice que por una disputa determinada Iftaj tuvo que irse de su tierra:

"E Iftaj de Guilad era una valiente combatiente… Y se escapó Iftaj de sus hermanos y se asentó en la tierra de Tov…" (11:1,3).

El lugar en el que Iftaj se asentó se llamaba "la tierra de Tov" - "éretz tov" en hebreo. Algunos comentaristas dicen que Tov era el nombre de un hombre poderoso que dejó que Iftaj se asentara en sus tierras.

Sin embargo, en el Talmud Ierushalmi (Sheviit 6:1) encontramos una opinión que dice que este nombre se refiere a un área que está fuera de los límites de Israel, y la palabra "tov" que significa "bueno", fue usada para referirse a este área porque en la diáspora no es necesario separar el diezmo de las cosechas.

Sin embargo, esto parece muy extraño. Si D’s nos aseguró que la tierra que Él nos dió era una buena tierra, ¿no es una contradicción referirse de esta manera a la diáspora? El entendimiento de este versículo basado en la opinión del Talmud Ierushalmi aparentemente implica que el resto del mundo es realmente mejor que la tierra de Israel! ¿Esta expresión no es un insulto y una señal de ingratitud después de que recibimos la tierra de Israel?

Una pregunta más: ¿Cómo puede ser considerado bueno estar exento de los mandamientos de D’s cuando nosotros nos entristecemos si se nos niega la posibilidad de cumplir un mandamiento? La Torá y los mandamientos son el regalo más grande que D’s nos ha dado. Ellos son nuestra vida y no se puede obtener un verdadero bienestar sino cumpliendo con la voluntad de D’s y obedeciendo sus mandamientos!

El mandamiento del diezmo, en particular, es muy preciado para nosotros. Mediante su cumplimiento nosotros somos merecedores de las bendiciones de D’s en nuestra tierra y se nos otorga buenas cosechas y prosperidad. Entonces, ¿cómo puede ser considerado bueno estar exento de la obligación de diezmar nuestra cosecha?

Es por eso que algunos comentaristas entienden que esta opinión del Talmud Ierushalmi se refiere a un lugar específico fuera de la tierra de Israel que era particularmente fértil. Pero respecto de la Tierra de Santidad uno no puede decir que un área es buena y la otra no lo es, pues realmente todas las zonas de la tierra de Israel son buenas. Si la persona cumplirá correctamente los mandamientos de D’s él será bendecido en todo lugar que se encuentre. Pero si él no cumplirá Sus mandamientos ningún área será buena para él. Dentro de la Tierra de Santidad todo depende de los actos de la persona.

Pero fuera de la Tierra de Israel los actos de la persona no tienen tanta influencia sobre las bendiciones que ella recibirá, pues su vida está un poco más sometida a las leyes de la naturaleza, y la providencia personal de D’s sobre él se ve en algún sentido reducida. Y es por eso que respecto de la diáspora sí se puede decir que una zona es mejor que otra. (Basado en el libro Lev Aharón citado en el Ialkut Meam Loez).

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Esta es la ley: cuando una persona muera en una tienda…" (19:14)

Más allá del sentido literal de este versículo, los Sabios comentan que la Torá nos aconseja que cuando una persona estudie Torá (la ley) en una Casa de Estudio (en una tienda), debe hacerlo de manera tal que parezca como si ella “murió”, es decir que no interrumpa su estudio por nada..

Por el Rav Yosef Meyer Medresh.

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domingo, 19 de junio de 2011

Parashá 38 Koraj

Parashá 38 Koraj (B´midbar 16: 1 – 18: 32)

Tema: “¡Rebelión!”

Resumen:

Nuestra parashá habla de los siguientes temas:

Primera aliá (16:1-13): La revuelta de Kóraj y su asamblea. Moshé intenta convencerlos de que desistan de su plan.

Segunda aliá (16:14-19): El intento de Kóraj. La presencia Divina aparece.

Tercera aliá (16:20 - 17:8): D’s le ordena a los hijos de Israel que se alejen de esos hombres. La tierra abre su boca. La queja del pueblo en contra de Moshé y de Aharón.

Cuarta aliá (17:9-15): La plaga en el pueblo de Israel.

Quinta aliá (17:16-24): La prueba para los hijos de Israel. El florecimiento de la vara de Aharón.

Sexta aliá (17:25 - 18:20): D’s previene a Aharón y a sus hijos. Los regalos para los sacerdotes.

Séptima aliá (18:21-32): Los regalos de los levitas.

Introducción:

"Fue Kóraj hijo de Itzhar hijo de Kehat hijo de Leví, y Datán y Avirán hijos de Eliav, y On hijo de Pélet, hijos de Reubén. Se levantaron delante de Moshé, junto con hombres de los hijos de Israel - doscientos cincuenta, jefes de la congregación, llamados a la asamblea, hombres de fama" (16:1-2).

Mucho se ha hablado de la parashá de Kóraj y también mucho se ha escrito acerca del peligro de la "majlóket", es decir, de la discordancia, la controversia y las disputas - en el sentido negativo de estos términos.

Ya Nuestros Sabios, nos han advertido que existen dos tipos de majlokot. La primera es la majlóket "leshem shamáim" - es decir, una controversia motivada por una buena intencionalidad, que persigue una finalidad productiva y que es expresada de acuerdo a las normas aceptadas en la sociedad, y la otra: "sheló leshem shamáim" - donde no siempre las intenciones son ciento por ciento puras y donde se utilizan otros canales de expresión no tan aceptados por las personas civilizadas. Dicen Nuestros Sabios en la Mishná:

"Toda disputa que es leshem shamáim finalmente perdurará, mas la que no es leshem shamáim finalmente no perdurará. ¿Cuál es la majlóket que es leshem shamáim? La majlóket de Hilel y Shamái. ¿Y la que no es leshem shamáim? La majlóket de Kóraj y toda su asamblea" (Avot 5:18).

Pero dejando de lado por esta vez este tema, si tratáramos de analizar en profundidad el texto bíblico, no nos sería fácil entender cuál fue el objetivo específico de Kóraj. Veamos algunos de los versículos:

"Se congregaron en contra de Moshé y en contra de Aharón y les dijeron a ellos: Suficiente para ustedes! Pues toda la congregación son consagrados y entre ellos está D’s, y ¿por qué ustedes se enaltecen sobre la congregación de D’s?" (16:3).

Aquí parecería ser que Kóraj y su grupo buscaban derrocar tanto a Moshé como a su hermano Aharón, pero sigamos adelante:

"Le habló (Moshé) a Kóraj y a toda su congregación diciendo: Por la mañana informará D’s quién es de Él y al consagrado acercará a Él, y a quien elija acercará a Él" (16:5).

Ahora, viendo la respuesta de Moshé a Kóraj, la imagen no está tan clara. Nótese la inusual repetición en este versículo, ¿ellos alegaban en contra de una, dos o tres personas? Pero sigamos adelante:

"Y te ha acercado a ti y a todos tus hermanos los hijos de Leví junto contigo, ¿y ustedes pretenden también el sacerdocio?" (16:10).

Aquí vemos que Moshé lo critica a Kóraj ya que, al parecer, él reclamaba el sacerdocio, es decir que quería ser Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) en reemplazo de Aharón, el hermano de Moshé.

Al comienzo de la parashá el comentarista Rashí (Rab Shlomó Itzjaki, 1040 - 1105) nos dice que toda esta parashá está muy bien explicada por Nuestros Sabios en el Midrash de Rab Tanjumá, y realmente, tal vez esta sea la llave que necesitábamos para acceder al entendimiento de este enigmático episodio. Citaremos algunas partes del comentario de Rashí, que tiene su origen en este Midrash:

"(Kóraj) se fue al otro lado, separándose de la asamblea para apelar en contra del sacerdocio… ¿Y qué vio Kóraj para enfrentarse a Moshé? Tuvo celos de la jefatura de Elitzafán hijo de Uziel, pues Moshé lo había designado jefe de los hijos de Kehat por mandato de D’s. Dijo Kóraj: 'Eran cuatro hermanos en la familia de mi padre… Amram era el primogénito, y tomaron sus dos hijos poder: uno es rey (Moshé) y el otro Sumo Sacerdote (Aharón). ¿Quién corresponde que tome el segundo lugar sino yo, que soy hijo de Itzhar, el segundo hijo de Amram? Pero él (Moshé) designó como jefe al hijo del menor de los hermanos! Yo voy a oponerme en su contra e invalidaré sus decisiones'…".

Ahora entendemos más. Los hijos de Kehat fueron cuatro, como está escrito: "Y los hijos de Kehat: Amram, Itzhar, Jevrón y Uziel…" (Shemot 6:18), y Kóraj entendió que el lugar que le correspondía a él había sido usurpado. Se necesitaba un jefe para los hijos de Kehat, pero en vez de ser elegido Kóraj, que era el hijo de Itzhar, el segundo de los hijos de Kehat, tomó el poder Elitzafán, el hijo del menor de los cuatro hijos de Kehat: Uziel. Eso era algo humillante para Kóraj y empezó a tener celos de Elitzafán, tantos celos llegó a tener que juntó coraje y decidió hacer una revuelta para defender sus "legítimos" derechos.

Lo que todavía no se entiende es que tenía que ver Aharón Hacohén en todo esto - ya que Rashí había explicado que Kóraj quería objetar en contra del sacerdocio. ¿Es que Kóraj pensaba que había algún tipo de acuerdo entre Elitzafán y Aharón? ¿Ellos organizaron un complot en su contra?

Rab Shabetái Meshorer (1641 - 1718) en su explicación al comentario de Rashí llamado "Sifté Jajamim" responde a esta pregunta, y de sus palabras podemos obtener un gran aprendizaje.

Él explica que si Moshé le hubiera dado a Kóraj la jefatura de los hijos de Kehat, realmente él no hubiera pretendido el sacerdocio de Aharón, pero por cuanto que Moshé se la entregó a Elitzafán el hijo de Uziel, Kóraj terminó alegando concretamente no sólo por la jefatura sino incluso por el sacerdocio de Aharón.

A través del relato del episodio de Kóraj y su asamblea, la Torá no nos quiere enseñar solamente un capítulo más en la historia de nuestro pueblo. Ella nos está enseñando lo terrible que es la midá (característica) de los celos y el desastre que puede provocar en la persona que no los controla. Dijeron Nuestros Sabios en la Mishná: "Rab Elazar Hakapar dice: Los celos, el deseo y la búsqueda de honor, sacan a la persona del mundo" (Avot 4:28), y como vemos en nuestra parashá, las palabras de esta Mishná no son simplemente un ejemplo o una parábola.

Por cuanto que al comienzo Kóraj decidió provocar una majlóket en contra de Elitzafán hijo de Uziel, finalmente él no sólo deseó apelar por el puesto de Elitzafán sino por "toda la banca". Él terminó alegando no sólo por la jefatura de los hijos de Kehat sino que incluso objetó por algo sobre lo que no tenía derecho alguno: el sacerdocio de Aharón Hacohén!

Pero no nos debemos asombrar de esto, ya que así sucede generalmente con las personas que padecen la enfermedad de los celos. Ellos siempre creen que tienen suficientes motivos para justificar sus sentimientos, y a veces, hasta sus acciones.

En Pirké Avot, Rabí Elazar Hakapar ya nos adelantó cuál es el final de las personas como Kóraj y sus compañeros: salirse del mundo. Aunque su cuerpo se encuentra entre nosotros, estas personas sienten que no pueden vivir con otros seres humanos, pues siempre encuentran un motivo para sentirse mal por lo que el otro tiene. Ellos siempre desearían que la tierra los tragase antes de sentirse como ellos se sienten, y realmente esto fue lo que ocurrió con Kóraj: como vemos más adelante en nuestra parashá, la tierra lo tragó a él y a todo lo que él poseía.

Otra característica - más dolorosa aún - de esta enfermedad, es que ellos sienten celos de lo que los otros poseen, incluso cuando ellos tienen más que los otros. Como se cuenta ilustrativamente acerca de un hombre muy celoso al que le dijeron que él podría recibir lo que pidiese - sin importar lo que fuere, pero con la única condición de que otra persona recibiría el doble. No importa lo que él pidiese, su prójimo recibiría el doble.

Este hombre pensó acerca del tema muy seriamente. Si él pedía cien dólares, el o recibiría doscientos. Si él pedía mil, el otro recibiría dos mil. Si él pedía un millón, su amigo recibiría dos millones! ¿Cómo él podría soportar esto? Qué hacer! Pensó una y otra vez, hasta que lo decidió. Dijo: 'Quiero que me saquen un ojo! Eso es lo que quiero!'.

Sea Su voluntad ayudarnos a controlar nuestros malos instintos, y que nos cure pronto pronto de todas nuestras enfermedades. Amén.

Desarrollo:

La caída en el liderazgo recordada en la parashá de la semana pasada es seguida por una directa y completa rebelión en contra de Moshé, Aharón y D’s en la parashá de Kóraj. El negativo reporte de los espías, los mismos hombres a los cuales les fue confiado el liderazgo, causaron que las masas reevalúen si continuar o no bajo el liderazgo de Moshé. Este mal uso del poder trajo calamidad sobre las masas.

En la parashá de esta semana, Kóraj toma ventaja del descontento del pueblo. El momento es oportuno - y él ataca. ¿Quién era Kóraj? ¿Qué lo motivó a hacer esto? ¿Qué tenía planeado? Una revisión del episodio nos ayudará a entender estos temas.

Primero, consideremos la estrategia de Kóraj:

"Tomó Kóraj - el hijo de Itzhar, hijo de Kehat, hijo de Leví - y Datán y Aviram - los hijos de Eliav, y On - el hijo de Pelet, hijos de Reubén, hombres. Y ellos se levantaron en contra de Moshé, con algunos del pueblo de Israel, doscientos cincuenta príncipes de la asamblea, regularmente convocados a la congregación, hombres de renombre" (16:1-2).

Su movimiento inicial fue incitar a varias partes de la población que se sentían privadas del derecho a votar, particularmente de la tribu de Reubén: si alguien sintió que su posición había sido comprometida, ese fue Reubén. Ellos eran, después de todo, los primogénitos de Iaakov. De acuerdo a esto, el reinado, la kehuná (el derecho a ser cohanim - sacerdotes) y la doble herencia debía haber sido para ellos.

Pero estos privilegios les fueron sacados por Iaakov, y les fueron dados a Iehudá, Leví e Iosef respectivamente. Es por eso que en su movimiento inicial Kóraj manipula a los líderes de Reubén para que se le unan a su rebelión.

Luego nosotros vemos el argumento que él usa:

"Y ellos se juntaron en contra de Moshé y en contra de Aharón y les dijeron: 'ustedes tomaron demasiado para sí mismos, puesto que toda la comunidad es sagrada, y D’s está entre ellos. ¿Por qué se elevaron por sobre la comunidad de D’s?'" (16:3).

El comentario de Rashí sobre su queja es instructivo:

'Ustedes tomaron demasiado para sí mismos': ustedes tomaron demasiada grandeza para sí mismos.

'Porque toda la comunidad es sagrada': todos escucharon los sonidos en el Sinaí emanando del Cielo.

'¿Por qué se elevan por encima de la comunidad de D’s?': si tomaste el reinado para ti mismo, no debías haberle dado a tu hermano el sacerdocio… (Rashí 16:3).

¿Cuál es el orden de Kóraj? Por un lado, él correctamente señala que toda la nación estuvo en el Sinaí. Esto provee la base para reclamar que el liderazgo puede pertenecer a cualquiera de ellos. Mientras que este argumento es ciertamente populista, y puede quizás darle a él un apoyo aún más grande, lo puede llevar a la anarquía, puesto que finalmente su argumento lleva a la conclusión de que no hay necesidad de un líder en absoluto: Ningún individuo debe ser puesto sobre un pedestal por encima de otros. Quizás el liderazgo debe estar basado en la rotación, creando 'una nación de camaradas - todos para uno y uno para todos'. A pesar del gran mensaje, Rashí indica que Kóraj mismo no creía en las palabras que sacó de su boca, puesto que él dice:

"'¿Por qué te elevas por encima de la comunidad de D’s?': si has tomado el reinado para ti mismo, no debías haberle dado a tu hermano el sacerdocio…" (Rashí 16:3).

El texto es poco claro respecto de quién es atacado: ¿es Moshé su enemigo, o Aharón? Aquí Kóraj parece decir: 'podemos hacer que todo se olvide si están de acuerdo en compartir un poco de la fortuna'.

Kóraj quería poder. Él creyó encontrar una manera para alcanzar su meta: atacar a Aharón. Aharón era la conexión débil, puesto que había sido culpable en la tragedia del becerro de oro. ¿Por qué él tenía que ser recompensado y convertirse en el Cohen Gadol? ¿Por qué no se buscaba un personaje más simpático para servir como Cohen Gadol, digamos… Kóraj?

En realidad, este ataque fue en contra de Moshé y, verdaderamente, en contra de D’s.

"La razón por la cual Kóraj se negó a permitir que la pelea sea compuesta por la intervención de Moshé fue porque él no había entrado en ella por una causa verdaderamente religiosa, y porque él tenía un escaso respeto por la gloria de D’s, y se negaba a reconocer Su poder creativo. Cuando Moshé percibió que él así lo había puesto afuera de la escena, él se "enfureció" (Números 27:15). Él se "enfureció" porque no podía formar parte de la discusión; él estaba "muy enfurecido" porque ellos negaban el poder creativo de D’s. Kóraj negaba este poder completamente, tanto en la esfera de arriba como en la de abajo, como está insinuado en la frase: 'cuando ellos se levantaron en contra de D’s' (Números 26:9)" (Zohar, Bereshit pág. 17a-b).

"Moshé dijo a los Levitas: 'si Aharón mi hermano ha tomado el sacerdocio por propia iniciativa, ustedes hubieran hecho bien en indignarse en contra de él. Sin embargo, esto fue dado a él por D’s, a Quien pertenece la grandeza, el poder y la soberanía, entonces cualquiera que se levante en contra de Aharón, ¿no se estará levantando en contra de D’s?' De acuerdo a esto está escrito: 'Y respecto de Aharón, ¿quién es él que susurra en contra de él? (ibid)'" (Midrash Raba Números 18:9).

Es D’s, no Moshé, quién elige. Quizás al puntualizar que toda la nación estuvo en el Sinaí Kóraj demuestra rechazo al liderazgo de Moshé, puesto que Moshé difiere de toda la nación en el hecho de que él no sólo estuvo parado en el Sinaí, sino que ascendió a la montaña y trajo la Torá con él.

La táctica de Kóraj parece menos que directa; quizás él entendió que un ataque directo en contra de Moshé iba seguramente a fracasar. Sin embargo, si Moshé hubiese aceptado las demandas de Kóraj sobre el sacerdocio, la propia posición de Moshé hubiese sido irreparablemente comprometida, y el camino a su retiro hubiese sido pavimentado.

¿Qué fue lo que corrompió a Kóraj? ¿Qué causó su negación a la autoridad de D’s? Los Midrashim y la tradición cabalística sugieren varias explicaciones sobre el fracaso de Kóraj. Una explicación describe a Kóraj como un hombre rico quien, a no diferencia de otros hombres de gran fortuna, deseaba poder:

"Encontrarás que hay riquezas que dañan a sus poseedores y otras riquezas que los mantienen en buen estado. Como un ejemplo de riquezas que dañan, toma el caso de Kóraj quien era más rico que todo Israel y del cual está escrito: 'entonces ellos, y todo lo que les pertenecía fueron tragados vivos por la tierra' (Números 16:33)" (Midrash Rabá Éxodo 21:3).

Otras fuentes indican que Kóraj se sintió humillado por Moshé por haberle afeitado su cabeza (mientras lo preparaba para su servicio como Levita), una sugerencia que también explica el origen del nombre Kóraj - que significa calvo.

"'Tomó Kóraj…': implica que él tomó su sotana y fue a pedir consejo a su esposa. Cuando D’s dijo a Moshé: toma a los levitas de entre los hijos de Israel y purifícalos. Y así harás a ellos para purificarlos… que una navaja pase por toda su carne (ibid 8:6), Moshé hizo esto con Kóraj. Éste caminó así entre los israelitas y no lo reconocieron. Ellos le dijeron: '¿quién te hizo esto?'. Él les dijo: 'Moshé lo hizo. Aún más, él me amarró de las manos y los pies y yo fui apartado y me dijo: 'he aquí, que tú estás puro!'. Luego él trajo a su hermano Aharón y lo trató como una novia y lo hizo sentar en la Tienda de Reunión!' Instantáneamente, los enemigos de Moshé comenzaron a incitar a Israel en contra de él diciendo: 'Moshé es rey, su hermano Aharón es el Cohen Gadol, y sus hijos son cohanim! El cohen toma terumá, el cohen obtiene diezmos, el cohen obtiene 24 regalos! (Midrash Rabá - Números 18:4).

En mis notas en la parashá de Bereshit, yo cité la opinión del Arizal, quien compara a Kóraj con Caín, notando los celos ciegos y autodestructivos que cada uno protagonizó en contra de quienes no estaban dispuestos a batallar. De alguna manera, la primera "discusión" entre Caín y Hével fijó el escenario espiritual para la discusión indiscutiblemente más famosa del Jumash: la discusión entre Kóraj y la dirigencia. Yo noté en esa discusión el paralelo lingüístde "la tierra abrió su boca" (Bereshit 4:11) para tragar la sangre de Hével y la "midá kenegued midá" (castigo acorde al pecado) así como también que la tierra tragó a Kóraj y sus hombres (D’varim 11:6). Mientras que este paralelo necesita ser estudiado y considerado, otros aspectos de la personalidad de Kóraj y sus tácticas también son merecedoras de ser estudiadas.

Hemos visto elementos de vanidad, megalomanía, arrogancia y autoengaño en la personalidad de Kóraj, y demagogia y manipulación en sus argumentos. Sin embargo, y no como los espías en la parashá precedente, Kóraj no era un personaje marginal. Él era un líder de su tribu, al cual se le había confiado la función de cargar el Arca del Pacto:

"Nuestros Sabios dijeron: 'Kóraj era extremadamente sabio, y él estaba entre los que cargaban el Arca'" (Bamidvar Rabá 18:3).

Entonces, ¿qué fue lo que llevó a este hombre a que se desvíe, y permita que tantos defectos se manifiesten en él? Quizás podemos contestar esta pregunta al notar una peculiaridad sobre Kóraj. A pesar de su habilidad para juntar apoyo de varias partes de la población, en su propia casa él no era exitoso. La Torá nos dice en el próximo censo:

"Y los hijos de Kóraj no murieron" (Bamidvar 26:11).

Aparentemente, los hijos de Kóraj no siguieron las enseñanzas de su padre. Ellos llevaron el Arca con dignidad. Los Salmos 42, 44, 45, 46, 47, 48, 49, 84, 85, 87, 88 son atributos a los descendientes de Kóraj. El Midrash enseña que uno de los profetas más famosos, Sh’muel, fue descendiente de él:

"Dijeron Nuestros Sabios: … para que no diga (Kóraj) 'Sh’muel descenderá de nosotros y por él yo me salvaré'" (Bamidvar Rabá 18:15)

En otra sección el Midrash dice:

"Y Kóraj que era un hombre inteligente - ¿qué razón tenía para hacer semejante tontería? El ojo de su mente lo desvió. Él vió que una descendencia distinguida emanaría de él, particularmente Sh’muel, cuya importancia equivale a la de Moshé y Aharón; cómo podemos entender del texto: Moshé y Aharón entre Sus sacerdotes, y Sh’muel entre ellos que aclaman Su Nombre (Salmos 99:6), y de entre sus descendientes se formarán 24 divisiones de levitas de los cuales todos profesarán bajo la influencia del Espíritu Sagrado; como está escrito: Todos ellos fueron los hijos de Hemán (Crónicas 25:5). Él discutió: '¿es razonable que, puesto que tanta grandeza está destinada a emanar de mí, yo quede en silencio? Sin embargo, él no vió correctamente. De hecho sus hijos se arrepintieron y fue de ellos que la distinguida descendencia emanó. Sin embargo, Moshé sí lo vió. La razón, entonces, de por qué Kóraj fue suficientemente tonto como para ponerse en peligro fue porque él escuchó de Moshé que todos caerían y uno de ellos escaparía; así como está escrito: 'Y será que el hombre que D’s escoja será sagrado'" (Midrash Rabá Bamidvar 18:8).

Kóraj creía en su superioridad en el área de la descendencia, puesto que él sabía que grandes líderes espirituales descenderían de su línea, mientras que de la línea de Moshé habría una descendencia menos impresionante. La Torá y el Midrash hablan frecuentemente sobre la progenie de Moshé. Kóraj, por otro lado, se consideró a sí mismo merecedor del rol de liderazgo por los descendientes que surgirían en el futuro. De hecho, los hijos de Kóraj eran individuos superiores - así como está evidenciado por su negación a seguir a su padre y por su propia visión de su misión sagrada de llevar el Arca. Kóraj mismo percibió la grandeza de ellos, pero en su camino torcido, él transformó la santidad de ellos en una justificación para rebelarse. Sus hijos, por supuesto, se apartaron de la discordia provocada por su padre y siguieron dedicándose a Moshé, Aharón y a D’s.

Esta visión nos permite apreciar el argumento que usó Kóraj: 'porque toda la comunidad es sagrada y D’s está entre ellos' - una declaración verdadera. Rashí sugirió que Kóraj se refería al momento en que toda la comunidad estaba parada en el Sinaí, pero el Rab Tzadok HaCohen de Lublin sugirió un entendimiento diferente al entendimiento de Rashí. Mientras que Rashí señala el pasado, el Rab Tzadok entiende que la referencia de Kóraj es expuesta sobre el futuro.

Los judíos son verdaderamente una nación sagrada, y D’s está entre ellos, pero la santidad del pueblo y la manifestación de D’s en la comunidad crecerá increíblemente cuando los judíos logren alcanzar cumplir con su misión colectiva. Cuando Kóraj habla del Sinaí y la Revelación, él ve a la comunidad en términos idílicos. Para Kóraj, el futuro es ahora; D’s está entre ellos. Pero esta perspectiva tiene sus riesgos: si el futuro es considerado, entonces los descendientes de Kóraj son claramente más significativos que los de Moshé. Son los descendientes de Kóraj que cargarán el Arca, serán los mensajeros y los Profetas de D’s. Entonces se torna apropiado que Kóraj, y no Moshé o Aharón lidere. El error de Kóraj, su mal entendimiento de las necesidades espirituales de la nación, fue trágico. En lugar de gloria, Kóraj encontró desesperación y enemistad.

Conclusión:

De acuerdo al Midrash, Janá la madre de Sh’muel sirve como el poder espiritual que saca a Kóraj de las profundidades:

"Los Rabinos dijeron: Aun así la compañía de Kóraj se hundió y descendió incluso hasta lo más bajo, hasta que Janá se levantó y rezó por ellos: 'el Señor mata, y da vida; Él tira al pozo y saca de él' (Sh’muel I 2:6)" (Midrash Rabá Génesis 98:4).

Irónicamente, Sh’muel, el descendiente más notable de Kóraj, apoyó el liderazgo en su generación. Él directamente fue responsable de ungir a los dos primeros reyes de Israel. Él no intentó usurpar el reinado y así obtener poder para sí mismo; sino que él fue un sirviente fiel de D’s. Shaúl, el primer rey de Israel, fue ungido por Sh’muel, y sólo los propios pecados de Shaúl causaron la pérdida del trono. Sh’muel inició la dinastía Davídica con el ungimiento de David. Así, mientras que la haftará de esta semana contiene muchas alusiones a nuestra parashá, la principal asociación es la línea marcada entre Sh’muel y Kóraj, y las sorprendentes diferencias en sus actitudes y comportamientos.

El error de Kóraj fue creer que el liderazgo es el resultado del intelecto, riqueza y poder. La idea judía de liderazgo es tomar responsabilidad, y servir como un intermediario de D’s. Sh’muel entendió esto. Kóraj no lo entendió.

Kóraj clamaba que D’s estaba entre las personas. Por supuesto, él no se equivocó. Al Rab de Kotzk se le preguntó una vez: '¿Dónde está D’s?'. Él respondió: 'Donde sea que lo dejemos estar'. La presencia de D’s es una pregunta del espíritu del hombre, no de la existencia de D’s. Los hijos de Kóraj también entendieron esto; en uno de los rezos más poderosos en los Salmos ellos piden:

"Para el director. Maskil de los hijos de Kóraj: Así como un carnero anhela por los saltos de agua, así mi alma te anhela a Ti - D’s. Mi alma está sedienta de D’s, del D’s viviente. ¿Cuándo apareceré ante D’s? Mis lágrimas fueron mi pan día y noche, mientras ellos me dicen todo el día, ¿dónde está tu D’s?" (Salmos 42:1-4).

En este pasaje profundo nosotros entendemos por qué Kóraj tenía una razón para estar orgulloso, pero sus descendientes eran un poco distintos que él. Ellos sabían que D’s estaba entre ellos, ellos buscaban y deseaban sentir y experimentar a D’s en niveles más y más grandes. Ellos fueron honrados al cantar en el Templo; quizás ellos no tenían el papel de protagonistas especiales - ese papel era reservado para el Cohen Gadol - pero ellos estaban contentos con su rol, cantando palabras poderosas, las cuales unidas a melodías estremecedoras, evocaban imágenes conmovedoras. Sus palabras, las cuales eran la herencia positiva de Kóraj, nos inspiran hasta este día. A diferencia de Kóraj, quien insistió que D’s está entre todos nosotros, sus descendientes cantaron canciones describiendo cómo el hombre debe desear a D’s, buscar a D’s y colmarse de amor por D’s.

"Para el director. Maskil de los hijos de Kóraj: Así como un carnero anhela por los saltos de agua, así mi alma te anhela a Ti - D’s. Mi alma está sedienta de D’s, del D’s viviente.

Shabat Shalom.

Haftarat Kóraj Sh’muel Alef 11: 14 – 12: 22 (Sefaradim)

Para la lectura de la haftará de esta semana ha sido escogido un pasaje de la primera parte del libro del profeta Sh’muel (s. IX a.e.c.):

"Le dijo Sh’muel al pueblo: Vayamos a Guilgal, y renovemos allí el reinado" (11:14).

En los acontecimientos que precedieron a este relato vinos que cuando envejeció el profeta Sh’muel, los hijos de Israel le pidieron que designe un rey para que los juzgue a ellos, como normalmente sucede con cualquier pueblo - que cada uno tiene su rey. Sh’muel invistió a Shaúl como rey sobre Israel, pero hubieron quienes lo despreciaron ya que no pensaron que él podría hacer mucho como rey, puesto que provenía de la tribu de Biniamín - una de las más pequeñas tribus del pueblo de Israel.

Más tarde hubo guerra contra el pueblo llamado Amón y Shaúl ganó la batalla provocándoles una gran caída. Cuando el pueblo vió que D’s estaba con Shaúl y la salvación Divina vino a través de él, todos lo aceptaron como rey y es por eso que aquí, al comenzar nuestra haftará, Sh’muel convocó al pueblo a renovar de alguna manera el reinado de Shaúl.

Pero el profeta Sh’muel les advierte a los hijos de Israel que sigan por el camino de D’s ya que en caso contrario, el castigo recaerá sobre ellos, y también los reprende porque desearon tener un rey sobre ellos, al igual que los otros pueblos:

"Incluso ahora, párense y vean esta gran cosa que D’s hace ante sus ojos. ¿Acaso no es ahora el tiempo de la cosecha del trigo? Yo llamaré a D’s y Él enviará truenos y lluvias, y sabréis y veréis que es grande el mal que habéis hecho ante los ojos de D’s, al pedir para ustedes un rey" (12:16-17).

Basado en los comentaristas clásicos, Rab Sh’muel Ierushalmi en el "Ialkut Meam Loez" nos explica la intención del profeta Sh’muel en estas palabras al pueblo de Israel:

En la tierra de Israel, el trigo es cosechado alrededor del mes de Junio. Aproximadamente desde Mayo hasta Septiembre tiene lugar la estación seca, en la cual las lluvias o los truenos son muy infrecuentes. De hecho, en el caso extraordinario de que las lluvias caigan durante este período, este hecho es considerado como una maldición puesto que los cultivos se verán damnificados.

Al pedir lluvias durante el tiempo de la cosecha del trigo y habiendo D’s respondido a su rezo, Sh’muel demostró a la nación cuán innecesario era el requerimiento de un rey. Mientras que D’s respondía inmediatamente a los rezos de Sh’muel - sin importar cuán inusuales éstos podían ser - ellos no tenían la necesidad de que un rey los rescate y los proteja de cualquier supuesta amenaza, y si ellos hubieran pedido a Sh’muel que rece para salvar al pueblo de Israel de sus enemigos, D’s hubiese escuchado sus rezos.

Es interesante notar que el Profeta Sh’muel decidió pedirle a D’s una señal que representaba una maldición, y no una salvación. Pero lo que Sh’muel deseaba, era mostrarle al pueblo que D’s siempre ayuda al hombre a seguir el camino que él mismo haya decidido seguir, ya sea un camino bueno, es decir acorde con la voluntad Divina para el hombre, o malo, al elegir el camino de los pecados y las transgresiones.

Él le quiso mostrar al pueblo que el hecho de que D’s haya decidido escuchar su pedido al concederle a ellos un rey, no significaba que D’s estaba demostrando Su aprobación al requerimiento de ellos. Él les mostró que al responder a su demanda, D’s sólo les estaba facilitando el viaje por el camino que ellos mismos escogieron transitar, pues así como D’s aceptó la plegaria de Sh’muel de enviar lluvias fuera de la estación, Él también aceptó el pedido del pueblo de nombrar un rey, aún si ésta no era Su voluntad.

Pero no debemos equivocarnos, no sólo respecto de cosas que son siempre negativas esta enseñanza es correcta. El pedido del Profeta Sh’muel de que llueva fuera del tiempo de las lluvias, también debe ser entendido como una alusión al hecho de que hay veces que es el momento inapropiado para hacer algo, a pesar de que otras veces es correcto hacerlo. Mientras que en el momento oportuno, es una mitzvá nombrar a un rey, el pueblo debía entender que se equivocó al pedir un rey en el momento inapropiado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Perla de la Parashá -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

"Y envió Moshé a llamar a Datán y a Aviram…" (B’midbar 16:12).

Después de que Kóraj y su gente se revelaron en contra de Moshé y de Aharón, Moshé les había dicho en el versículo 6 y 7 que al día siguiente cada uno tome un incensario, coloque en él fuego y luego disponga allí incienso para comprobar quien es el elegido de D’s. Entonces, ¿por qué Moshé mandó a llamar a Datán y Aviram ese mismo día?

Responde el Midrash Tanjumá citado por Rashí: para enseñarte que si hay una majlóket (disputa o discusión) no hay que continuarla sino que debemos tratar de terminarla lo antes posible, pues a pesar de que Moshé les había dicho que tomen los incensarios al día siguiente, él buscó arreglar la situación de la mejor manera posible ese mismo día.

Por el Rav Yosef Meyer Medresh.

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